MI VECINA SE FOLLA A MI PERRO Publicado por pedrongo el 22/09/2022 en Zoofilia

"Una escena de zoofilia en el portal de mi casa."

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Todos los días saco a pasear a mi perro pequinés. Muchas veces, cuando voy de regreso a casa, me cruzo con mi vecina y me paro a conversar con ella. No sé qué le ocurre a mi mascota, que desde hace ya un tiempo, cuando ve a mi vecina se vuelve loco hociqueando su chochete. Se excita como si fuese la primera perra que hubiera conocido.

 

Es verdad que mi vecina siempre se ha comportado excesivamente efusiva con mi perro. Nunca le molesta que se le acerque a husmear su zona intima; al contrario, parece que le encanta. Siempre lo acaricia con mucho deseo, sobre todo, cerca de la zona genital. Aunque lo hace con disimulo, ya la he cazado rozando su pito erecto alguna vez. Su cara de placer le delata en ese instante.

 

Una noche saqué al perro y justo cuando yo salía del portal me encontré con mi vecina en el rellano del portal. Justo en ese momento, me acordé de una cosa que había olvidado en casa. Tuve que pedirle el favor de si se podía quedar un momento con mi perro hasta que bajara.

Ella, totalmente encantada, asintió.

 

Subí a casa y, casualmente, cuando ya iba a bajar, me llamaron por teléfono. Me entretuve un poco hablando y cuando ya terminé decidí bajar por las escaleras para no demorarme más. Estaba casi llegando al portal cuando, de repente, empecé a escuchar una serie de gemidos y ladridos. Mi sospecha era cierta; había tensión sexual y se estaba resolviendo. Sigilosamente me paré al final de la escalera, donde a través de la barandilla podía ver con claridad toda la escena de zoofilia.

 

Ella llevaba una corta minifalda a rayas, elegida como para la ocasión, y la tenía subida por encima de la cintura con todo su chochete al aire. Estaba sentada de espalda a la pared, con las piernas bien abiertas. Podía contemplar como ella sujetaba a mi perro, mientras este lamía su coño como si fuera un hueso. La lengua de mi perro se teñía de su blanquecino flujo vaginal. Su cara era de placer extremo. Con una mano sujetaba su cabeza y con otra lo masturbaba, mientras gemía con más fuerza.

 

Se corrió dos veces y al ver que mi perro tardaba en correrse lo agarró fuerte y se metió su pito hasta el fondo. Bastó con meterse el pito unos segundos para que mi perro diera un pequeño ladrido de placer y se corriera como un animal dentro de su coño.

 

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