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Anónimo

septiembre 19, 2024

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La historia de como me convertí en una mujer trans

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        Mi nombre femenino es  Karla  Flores, tengo 29 años, soy una mujer trans, mido 1.60 metros de estatura, peso 55 kg., mis bubis son de 450 cc., trabajo como secretaria de un despacho jurídico-contable en la Ciudad de México. Me gusta vestir con faldas y vestidos cortos, entallados de preferencia, shorts, tacones altos, medias, tangas, ligueros, etcétera. Soy seria, sexy, coqueta, alegre tímida y cariñosa con mi hombre.

       Desde pequeña supe que había nacido para ser mujer, solo que por un error de la naturaleza mi cuerpo era de varón. Ello porque tenía un padrastro muy dominante (me fascinaba ver como sometía a mi mamá) una madre muy sumisa y obediente, 4 hermanas mayores, 2 de ellas ya casadas. Por lo que para mi era normal ver ropa femenina por todas partes, a mi madre y a mis hermanas enseñar las piernas. A  sus varones agarrarlas, acariciarlas, mandarlas y someterlas. De ahí empezó mi gusto por usar ropa femenina, la cual me ponía cuando me quedaba sola. Aquí debo agregar que me gustaba mucho como mi padrastro me trataba, como me daba órdenes, sobretodo desde que un día me descubrió vestida de mujer.

    Cuando iba en quinto de  primaria entró un niño nuevo a mi salón y desde un principio me gustó mucho, ya que lo veía muy guapo, pero además, era muy dominante, muy posesivo, muy mandón porque quería que todo se hiciera como él quería, me recordaba mucho a mi padrastro. Por otra parte, ya en la secundaria, me empezaron a gustar mucho mas los niños y los hombres, solo que nunca externe nada por temor a tener problemas con mi familia; sin embargo, se dio la oportunidad de que todos los miércoles me iba a quedar sola en mi casa, porque le cambiaron el horario de su trabajo a mi mamá, mis hermanas casadas se fueron a vivir a su depa cada una con mis cuñados, y de mis dos hermanas solteras, una salía con su novio los miércoles y ya llegaba muy noche y la otra entró a trabajar y mi padrastro siempre llegaba muy noche de su trabajo. Y fue precisamente que todos los miércoles vestía de mujer en mi casa y me maquillaba, usaba tacones altos, dado que me sentía más cómoda y feliz así y quería aprender a maquillarme y caminar con tacones altos. 

          Cuando por fin pude caminar con tacones altos y más o menos me maquillaba bien, decidí salir a la calle vestida de mujer, así que me puse un vestido color beige que me quedaba hasta las rodillas, pantimedias transparentes, brasier con relleno, todo me lo puse en la casa y arriba de ello un pants muy holgado y playera larga, llevaba una bolsa de trapo negra donde llevaba los tacones altos, el kit de maquillaje, toallas desmaquillantes, perfume y joyería de fantasía. Así me fui en una combi (pecera), y me bajé por metro velódromo, allí cerca hay un deportivo, y por las canchas de fútbol hay unos baños y precisamente en esos baños me metí, rápido me quite la ropa masculina y me puse los tacones, me maquille, me puse perfume y la joyería y así salí del deportivo, caminando como la niña que quería ser. Me subí a una pecera rumbo al metro San Antonio Abad, en la parte del copiloto, y al pagar y bajarme, ya en la base de las peceras, el chofer me acarició la mano y me guiñó un ojo, lo que me gustó. Me subí al metro y fui a pino Suárez, saliendo me senté en una banca de un parquecito, y un joven me hizo la plática mientras miraba insistentemente mis piernas. Para mi fue una aventura muy excitante. De regreso me metí rápido al mismo deportivo y me puse la ropa de niño y me desmaquille, regrese a mi casa muy contenta.

       Fue precisamente un miércoles cuando mi padrastro me sorprendió cuando estaba vestida de mujer, pues yo llegue de la escuela e hice mi misma rutina, me quite el uniforme, me di un baño y me puse la ropa femenina, ese día mi puse un vestido de likra color negro, que me llegaba a media pierna, tacones altos, pantimedias color juvenil natural, brasier con relleno, y me maquille. Posteriormente calente mi comida y cuando estaba lavando los trastes escuché la voz de mi padrastro que me decía “que linda te vez Karla, tienes unas piernas muy bonitas y qué decir de tus nalgas, voltea para ver tu carita”. Yo me volteé muy asustada y nerviosa, y por la impresión de verlo me quede muda. Él al verme siguió hablando, me dijo “estas más bonita que tu mamá. Ven, acércate a mi”. Fue cuando reaccioné y le dije “perdóname por favor papá, ahorita me visto” y me dijo “no me digas papá, si a caso, dime papacito, o amor, y no no te quites esa ropa, mejor sírveme de comer y siéntate a mi lado”. Yo le volví a decir que me iría a cambiar y le servía de comer; sin embargo, me agarró fuerte por los hombros y me puso frente a él (como lo hacía con mi mamá) y me dijo “no dire nada, pero te quiero vestida así cuando yo quiera, por lo pronto todos los miércoles cuando yo llegue ya debes estar así para atenderme, por lo pronto dame de comer y siéntate a mi lado”, me dio una nalgada y fui a servirle la comida, le arrime tortillas y me senté a su lado, y mientras comía me agarró las piernas y me las acariciaba. Cuando termino de comer me dijo que lavara los trastes y mientras yo los lavaba el se paró a mi lado y me acariciaba las nalgas, me subía el vestido y me besó y mordió las nalgas y me dijo “te ayudaré a ser mujer, pero me obedecerás en todo”, me dio otra nalgada directamente en mis nalgas mientras tenía el vestido arriba de mi cintura y se retiró de la casa. 

      A partir de ese día mi padrastro me empezó a tratar muy diferente, delante de mi familia me trataba normal, pero ya me decía que lo acompañara a más lugares, y cuando estábamos solos siempre me quería vestida de mujer, con vestidos cortos, minifaldas, shorts, pues le gustaba mucho agarrarme las piernas, me sentaba en sus piernas mientras acariciaba las mías y también mis nalgas, me besaba los labios, me agarraba los pechos, etc., debo decir que mientras estuve en la secundaria y en la preparatoria nunca me cogio ni tampoco abuso de mi, por el contrario, me cuidaba mucho, me besaba y acariciaba y me llevo con unas amigas suyas que eran prostitutas, quienes me enseñaron a maquillarme mejor, a caminar como mujer y sentarme y cruzar las piernas con cierta coquetería. Y una vez que aprendí a maquillarme y vestirme mejor me llevaba vestida así a muchos lugares, como cines, parques, cafeterías, reuniones con sus amigos y me presentaba como su novia, aunque sabían que era casado. Y esa forma de tratarme fue lo que hizo que me enamorara de él, pues era muy dulce, simpático y protector conmigo, pero me sometía con rudeza cuando era necesario. 

       Efectivamente, por su forma de tratarme mi padrastro me enamoré de él y por eso le tuve mucha confianza y le pedí desde que iba en la prepa, que me consiguiera hormonas para volverme mujer, cosa que hizo ante tanta insistencia mía. Durante mi estancia en la secundaria y preparatoria conocí a más compañeros y aunque unos me gustaban y me atraían mucho, lo cierto es que me interesaba más mi padrastro, pues ya estaba muy enamorada de él y por eso me gustaba mucho que me agarrara y acariciara. Incluso, yo ya deseaba que me cogiera. 

          En efecto, ante mi insistencia mi padrastro me llevó a una clínica donde hacen tratamientos de cambio de sexo, y de esa forma inicie con mi tratamiento. Me acompañaba a todas las citas, me ayudaba con todo, tanto médicamente como con mi familia, soportaba mi cambiante estado de animo, dado que en la medida que avanzaba el tratamiento hormonal, en un lapso de muy corto tiempo cambiaba mi humor, de estar feliz me enojaba por cualquier cosita, asimismo me deprimia y lloraba. 

    Cuando por fin salí de la preparatoria, mi cuerpo ya parecía de mujer, pues la grasa se había distribuido en mayor cantidad en mis senos y glúteos, mi piel ya era más tersa y fina, mi masa muscular había disminuido considerablemente así como mis fuerzas, mis piernas ya estaban más torneadas y femeninas, y mi voz era más aguda, etc. 

      Cuando cumplí 18 años, mi padrastro me invitó a cenar, y como yo ya parecía mujer y deseaba que me cogiera, me puse un vestido rojo muy corto y escotado, medias negras transparentes, liguero, brasier, tacones altos, joyería de fantasía, me maquille muy bien y me puse perfume. Al verme me abrazó y me besó los labios, al tiempo que me agarraba y acariciaba las nalgas. Y yo le dije “olvida la cena amor, quiero ya ser tu mujer, cojeme cojeme, quiero sentirte dentro de mi” y él me respondió “con gusto reina, también deseo tener tu cuerpo, saborear tus nalgas y tus chichis”. Me besó los labios y me llevó a un hotel, donde me hizo su mujer. 

         En efecto, rumbo al hotel, me llevaba abrazada por la cintura y de cuando en cuando me agarraba y acariciaba las nalgas, cuando llegamos, desde que entramos me metió un dedo en mi ano y así me llevo hasta el cuarto, donde me empezó a besar y me agarró las chichis, luego me quito el vestido y me quede solo en lencería, siguió agarrandome toda toda y yo me puse de rodillas para mamar su enorme verga. Acto seguido me acosto en la cama y se subió arriba de mi y empezó a empujar una y otra y otra vez, haciéndome gritar y gemir fuerte, primero de dolor y luego de placer, así “aaahhhh, aaaaiiiii aaaahhhhh aaassssiiiii aaaahhhh …”. Cuando termino de cogerme sentí como entraban sus líquidos dentro de mi. Mis fuerzas me abandonaron así como la razón. Luego se acostó arriba de mi, agarrandome y mamandome las bubis, así como mordiéndomelas y a partir de ese día me convertí en la amante de mi padrastro. 

          

 

          

          

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Una respuesta

  1. helenx

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