El papá de mi amiga me descubrió el punto G (y ahora soy adicta)
Todo empezó cuando fuimos a su casa por el cumple de mi amiga. Yo llegué con ese short que me queda como pintura y el viejo no dejaba de mirarme. Normal, ¿no? Pero esta vez, en vez de hacerse el digno, me arrinconó en la cocina:
«Siempre me pregunté cómo se sentiría ese culito apretado», me dijo mientras su mano bajaba DISIMULADAMENTE a apretarme una nalga.
Yo, en modo «soy una perra pero con clase», le solté: «Pues pregúntele a su hija qué tal me quedan los tangas, don».
¡Y EL VIEJO SE RIÓ! Acto seguido, me pasó su número escrito en un billete de 50 (sí, literal me pagó por puta antes de cogerme).
La primera vez fue rápido: su cama matrimonial, yo en cuatro como buena arrepentida, él con ese pito grueso que no prometía nada bueno. Dolió, sí, pero acabé con el culo rojo y la curiosidad de saber «qué más hay».
PERO AYER…
El señor me citó en un motel (¡obvio!) y esta vez fue OTRO LEVEL.
Paso 1: Me hizo acostar boca arriba y me comió el culo como si fuera un mango maduro (¡ÑAMI!)
Paso 2: Sus dedos me abrieron TAN despacio que hasta me daba pena lo mojada que estaba
Paso 3: Cuando por fin me lo metió, fue moviéndose como si bailara salsa en mi culo (¡1, 2, 3… 5, 6, 7!)
Paso 4: Yo gritando «¡SÍ, VIEJO, DAME ESE PITO!» como si no hubiera mañana
Y CUANDO ACABAMOS…
El muy cabrón me dejó temblando, con el culo palpitando y una sonrisa de «ya te tengo enganchada». ¡Y DIOS, TENÍA RAZÓN!
Ahora:
Veo porno anal como si estudiara para examen final
Tengo 3 juguetes en mi carrito de compras (sí, hasta un consolador de 20cm)
Le rogué como perra en celo que me vuelva a dar (y el viejo dice «cuando quieras, hija» con esa voz que me derrite)
Moraleja: Si el papá de tu amiga te mira raro, CORRE… o prepárate para descubrir que el cielo está en tu trasero.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.