Por

septiembre 9, 2025

187 Vistas

septiembre 9, 2025

187 Vistas

La esposa de mi hermano

0
(0)

Cuando conocí a la que sería la esposa de mi hermano, yo era muy pero muy joven. Tenía diecinueve años y ella, veintitrés. Recuerdo que llegó a una cena familiar con mi hermano, vestida de blanco, con un vestido que se ceñía a sus curvas como si hubiera sido pintado sobre su piel. Su nombre era Clara. Tenía el cabello oscuro, largo y liso, y unos ojos verdes que parecían guardar secretos ancestrales. Desde el primer momento, supe que estaba perdido.

Mi hermano, siempre tan práctico, tan ocupado en sus negocios, no parecía notar la electricidad que recorría el aire cada vez que ella y yo cruzábamos una mirada. En aquella época, yo escribía poesía a escondidas, versos torpes sobre mujeres que no me miraban. Pero Clara… Clara me miró. Y en sus ojos, encontré un desafío que me obligó a crecer.

Los años pasaron. Ellos se casaron, tuvieron hijos, construyeron una vida juntos. Yo me convertí en un hombre, fundé mi empresa, tuve mis propias conquistas. Pero ninguna mujer lograba borrar su imagen de mi mente. Era como una sombra elegante que se movía entre mis sábanas, susurrándome al oído en las noches más solitarias.

Hasta que llegó el verano pasado. Mi hermano viajó a Alemania por negocios, y Clara se quedó en Madrid con los niños. Una tarde, fui a visitarlos con la excusa de llevar regalos a mis sobrinos. Los pequeños jugaban en el jardín, y ella me invitó a tomar una copa de vino en la terraza. El sol se ponía sobre la ciudad, tiñendo todo de naranja y oro.

Estábamos solos. El aire olía a jazmines y a deseo reprimido. De repente, sin mediar palabra, me dijo: «Siempre he leído tus poemas, Manuel. Los que publicas bajo seudónimo». Me quedé helado. Nadie lo sabía. «¿Y qué opinas?», logré preguntar, con la voz un poco quebrada. Ella sonrió, y fue una sonrisa lenta, cargada de malicia. «Opino que escribes como un hombre que sabe exactamente cómo hacer gritar a una mujer».

Esa fue la chispa.

 

La agarré de la mano y la llevé al interior de la casa, a su habitación, donde el fantasma de mi hermano parecía observarnos desde las fotos en la mesilla. No hubo rodeos. La empujé contra la pared y besé su cuello con una urgencia animal. Ella gimió, y sus manos se enredaron en mi pelo, tirando con fuerza. «Siempre he querido hacer esto», confesó entre jadeos.

Le quité el vestido—despacio, como desenvainando un arma sagrada—y quedó expuesta ante mí. Sus pechos eran tal y como los había imaginado: redondos, firmes, con pezones oscuros que endurecieron bajo mis dedos. Me arrodillé y los besé, mordisqueándolos con suavidad antes de chuparlos con avidez. Ella arqueó la espalda y gritó mi nombre, una palabra que nunca había sonado tan obscena.

La llevamos a la cama—la cama que compartía con mi hermano—y allí la desnudé por completo. Mi boca recorrió cada centímetro de su cuerpo: el vientre, los muslos, ese lugar húmedo y oculto que olía a jardín después de la lluvia. Cuando enterré mi lengua en su clítoris, sus gemidos se volvieron salvajes. «¡Manuel, no pares!», suplicaba, mientras se retorcía entre las sábanas.

La penetré con una ferocidad que nos sorprendió a ambos. Su interior era cálido, ajustado, como si me hubiera estado esperando toda la vida. Cada embestida era una venganza contra los años de silencio, contra las miradas robadas y los versos nunca dichos. Ella me arañaba la espalda, mordía mi hombro, y me jalaba el pelo para besarme con frenesí. «Eres mío», le gruñí al oído, y ella asintió, con lágrimas en los ojos. «Siempre lo he sido».

Acabamos exhaustos, sudados, entrelazados en una cama que ya nunca volvería a ser la misma. Al despedirme, me dijo: «Esto no puede volver a pasar». Pero ambos sabíamos que mentía.

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Deja un comentario

También te puede interesar

EL ARCOÍRIS DE VERO

anonimo

08/03/2015

EL ARCOÍRIS DE VERO

Mientras leía...

anonimo

25/08/2022

Mientras leía...

Cuarentena [M23] [H27]

anonimo

21/11/2022

Cuarentena [M23] [H27]
Scroll al inicio