Soy una mujer de 26 años, casada hace 2. Soy rubia, ojos azules, cuerpo perfecto, y un rostro de portada. Me casé con un hombre muy rico 10 años mayor que yo, quien viaja entre 15 y 20 días al mes.

Quería hacer algo más por mi cuerpo que ir al Gym cada día y busqué un entrenador personal que ofrecía sus servicios en el Gym.

Quedamos en vernos y al conocerlo me sentí muy atraida por el. De hecho fue algo muy intenso, sentí que me sonrojaba y le coqueteé abiertamente. El también se sintió muy atraido por mi. Lo contraté de inmediato y al irse no sabía si había hecho bien, pero deseaba verlo.

A las 6 am fuimos a correr, el me hizo poner unos shorts muy cortos y una blusa con sujetador, corrimos por un parque donde tomamos un sendero solitario. El iba tras de mi y me detuve. Vi que miraba mi trasero y me calenté mucho. Al pararse me pegué a él y el me abrazó. Nos besamos con pasión, nunca me habían atraido los hombres negros, pero este me volvía loca. Me comportaba como una perra en celo. El me tomó por las caderas y yo me empiné abrazandome a su cuello, era muy alto y fuerte. Nos besamos y el me dió el beso más delicioso que había sentido en mi vida, empezamos a tocarnos y él me agarró los glúteos divinamente, gemi de placer y agarré su sexo. Era enorme y grueso. Pasaron dos personas pero eso no me impidió seguirlo besando y tocando. Luis me llevó tras unos matorrales y allí mismo me hizo el amor. No se cuantos orgasmos tuve. Desde ese día he copulado diariamente con el, lo que me vuelve loca. Luis me da los orgasmos más intensos que jamás haya tenido, y su semen es depositado en mi cuerpo 3 a 4 veces cada día.

Mi esposo viaja mucho, pero ahora no me siento sola