A mis 15 años de edad era una de las chicas más listas de la clase, en cuanto a físico se refiere siempre había mejores opciones que yo, pero tenía un par de tetas decentes y un culo bien marcado.

Yo salía de mis clases de piano por la noche, al estar a media hora de camino a casa siempre iba andando desde los 13 años de edad. Nunca me había pasado nada de regreso, además de que sabía defenderme llegado el caso.

Aquella noche era una de esas cálidas noches, de las que da gusto dar un pequeño paseo, por lo cual me relajé y me puse mis cascos para escuchar algo de música mientras volvía a casa. De pronto, notaba algo raro el ambiente, sentía como si alguien me estuviera siguiendo, así pues aceleré el paso, pero sentía que estaba aún detrás mío, así que fingí ir a atarme los cordones para ver si me seguían, fue entonces que se me tiró un chaval encima y con cinta americana me ató la boca, yo estaba tratando de gritar, pero paré cuando me dijo que si estaba gimiendo tran pronto.

Me sentí avergonzada de lo que me dijo, pero aún así estaba asustada, mis pulsaciones estaban a mil por hora. Y más cuando me bajó el pantalón, sentí como mi cinturón cedía y tras este mis pantalones. A la par me estaba manoseando las tetas, ahí si que estaba gimiendo, según él como una buena puta. Se me quedó mirando el culo, me puse roja. Entonces comenzó a azotarme en mi culito.

Posteriormente se la sacó para frotarla, yo no paraba de llorar sin poder hacer nada, me había atado de manos y pies. Me tenía para él sin posibilidad alguna de escapatoria, así pues ahí comenzó a violarme. Yo era virgen y él se encargó de desvirgarme casa parte, hasta la boca, que fue cuando me escuchó suplicar que parase. Pero no paraba, estuvo así por una hora, hasta que me dejó ahí, atada, desnuda, solo pudiendo soltar gemidos y llena de semen.

Al cabo de un cuarto de hora un compañero de piano me encontró ahí, llorando y sin poder hacer nada. Avisó a la policía y me dijo que ya estaba.