Follada por un maduro
Hay cosas que pasan sin explicación, suceden espontáneamente que cuando te das cuenta, vives inmersa en tal cuestión que te has difícil de discernir e explicar. Es difícil de explicar, pues cómo lo explicarías, no hay una forma grata de llegar y contarla sin que seas juzgada.
Esa sensación me provocó ese hombre, su nombre es Pablo, un chofer del colectivo urbano qué pasa por la escuela donde estudiaba, poco agraciado, con mirada lasciva y sin descaro hacía las niñas que en particular usan minifalda, pues se le iban los ojos sobre sus piernas, sobre los pechos y lo hacía sin ningún descaro.
Pronto me percate que se fijaba mucho en mi en los días que usaba falda ajustada del uniforme, eso no pasaba cuando portaba mi uniforme de educación física que constaba de pants y playera o ni siquiera me dirigía la mirada cuando usaba jeans, aunque estos fueran ajustados. Tenía una fantasía con las piernas descubiertas de las chicas, de eso no tenía dudas, empece a sentir incomodidad cuando miraba a las demás chicas, por algún deseo oscuro que me poseía solo deseaba que ese hombre me mirara a mi, que me dedicara sus miradas hacía mi escote, hacía mis piernas y que solo se fijara en mi. Me causaba un enorme placer que me hacia mojar mi entrepierna cuando eso pasaba, me encantaba que ese hombre me mirara. Empece a corresponder a su lascivia, pues cuando tomaba el colectivo movía mi falda sutilmente, para que el pudiera ver el interior de mis piernas y si el asiento de adelante estaba desocupado lo tomaba para que en el transcurso del camino, pudiera mostrarle mis piernas sin en el más mínimo cuidado, me di cuenta que ajustaba su retrovisor y lo conducía justo donde pudiera ver mis piernas, era un mar de lujuria el que sentía en mi entrepierna, pues llegaba empapada de mis jugos a casa.
Pronto, ese juego entre el chofer del colectivo y yo, dejo de ser suficiente, quería mas y el deseo de tenerlo entre mis piernas me perturbaba dejándome intranquila que esperaba con ansias el día que eso pasara. Sin más, cierto día, planee no entrar a clases, tenía que cogerme a ese hombre, no quería esperar más. Así que como cada día, me dispuse a ir a la escuela, antes de salir de casa, me bañe pensando en lo que pasaría ese día al declararle mi deseo hacía ese hombre, me puse la misma falda que robaba su atención, me sentía tan cachonda que pensé en no usar ropa interior pero en su lugar me use una tanga diminuta y acomode una blusa semi-transparente de botones, siempre la uso como parte de mi uniforme escolar, solo que esta ves la usaría sin la blusa de tirantes blanca con la que siempre lo acompañaba.
Al subir al colectivo, para mi suerte, solo iba un señor sentado al final del colectivo, era tan pervertido que no quito la mirada de mis piernas y con descaro hizo una sonrisa, cuando pague la tarifa, toco sutilmente mis mano acariciandola como siempre lo hacía, ese gesto me ponía hot durante todo el camino. Como lo planee, le dije — «Tenga, espero pueda considerarlo» — le deje una hoja de mi cuaderno que decía “Quiero tener sexo con usted”. Al sentarme, se volteo a mirarme y pude notar esa misma mirada llena de morbo que lo caracterizaba, quería que ese hombre me hiciera suya de la forma más sucia posible, lo necesitaba, imaginaba ese momento mientras me tocaba en la penumbra de mi cuarto y mi cuerpo no resistía explotar en un orgasmo provocado por mi mano que ocultas en mi cabeza imaginaba que era el miembro de ese hombre.
En seguida, tomo un lápiz de color y escribió detrás de la nota que le di, se paró de su asiento y me devolvió la nota, al acercarse rozó su pierna con la mía, volteo su mirada hacía el escote que se hacía con los botones de arriba de mi blusa desabrochados y deposito la nota ahí, ese hombre sabía que me tenía a su disposición, sabia que haría lo el que me pidiera, ese gesto sucio me puso más caliente de lo que estaba. La nota acompañada de una letra poco legible decía “No te bajes del colectivo, te daré una cogida que jamás olvidaras”.
El colectivo avanzo, la gente subía y bajaba en sus respectivos destinos, después de 30 min, llegamos al final de una avenida que conectaba mi escuela y doblo hacía un callejón solitario sin salida, se aparcó, cerro las puertas del colectivo y me llevo hasta le final de los asientos del colectivo. Lejos de darme miedo de estar sola con ese hombre poco agraciado y desconocido, me sentía feliz y caliente. Mi inocencia esperaba que ese hombre fuera tierno conmigo, que empezara con un beso tierno y profundo para empezar, en cambio me jaló del brazo poniéndome detrás de mi, podía sentir su respiración sobre mi hombro y su aliento de comida callejera que me llego cuando este paso su lengua por mi mejilla hasta la comisura de mi labio, su mano mano jugueteaba con mi rajita anal por debajo de mi falda mientras que con la otra mano trataba de esculcar por delante de mi vulva, sin ser sutileza alguna me manoseaba por delante y por detrás de mi coño, tomo mis manos y las llevo hasta la pared del colectivo propiciando a que parara mi culo hacía donde el estaba. lo mire y con sus gestos llenos de lujuria se agacho levanto mi falda y de un solo movimiento jaló mi tanga rompiendo el elástico que la unía, rompió el otro lado de la tanga en mi pierna, con fuerza jaló el pedazo de tela provocándome un ardor al recorrer mi coño con el que usó al jalar la prenda, la olió dibujando en su cara una enorme satisfacción de tener a una colegiala ahí dispuesta a ser tomada por el.
Me jaló nuevamente hacía él, llevando su mano a mi vulva, con fuerza empezó a estimularme sin parar al momento que llevo su boca a la mía y me beso mordiendo mis labios tan fuerte que me hizo sangrar un poco. Tal fue mi desconcierto que no esperaba tal reacción de ese hombre hacía mi, que me dio miedo de seguir, pero no pude hacer nada. Me giro para quedar detrás de el, me empujo la espalda para empinarme sobre el grupo de asientos, del golpe caí sobre el grupo de asientos, con un pie separo mis piernas, me asuste pero no pude hacer nada, en seguida se bajo el pantalón y salto su verga llena abundante vello y de un movimiento acerco la punta de su miembro hacía mi coño y me penetro, estaba desorientada y temerosa pero no me quitaba lo excitada que tenía la vulva que un movimiento me metió su verga llenando el interior de mi cavidad, empezó con movimientos lentos e incremento la velocidad con la que me penetraba, sentía panza rozando mi trasero cada que me metía todo su miembro. De pronto, empezaron a salir pequeños gemidos de mi boca mientras me penetraba con más intensidad, no ví el tiempo pasar hasta en mi cuerpo empezó a estremecerse provocándome un orgasmo, al mismo tiempo sentí sus sucias manos sobre mis nalgas apretándome con una fuerza que me causo dolor y pude sentí un liquido caliente que inundaba mi interior viniendo se dentro de mi. Sin decir nada, se acomodo su pantalón y se separo de mí, fue hasta su asiento, no me dijo más y yo, solo arregle mi falda y mi blusa, limpie el semen que se escurría por mis piernas y me quede en los asientos traseros. En un momento que subió gente al colectivo aproveche a bajarme y tome un taxi hacía mi casa, me sentía sucia aún con semen de ese hombre en mi interior.
Volví a toparme con ese hombre en la misma ruta camino a al escuela, pero desde aquel encuentro me miraba indiferente. Fue una experiencia muy abrumadora para mi.
2 respuestas
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