Violada por un Pastor Alemán
Tenía 16 años, cuando me adentre de lleno en el mundo de la zoofilia, pese a que desde los 10 años había entrenado a mi perrita maltes Bunny y después a su hija Candy para que me lamieran la punta de la polla mientras me hacia una paja, no consideraba eso zoofilia en realidad. Yo ya era una putita hecha y derecha y en mi vida cotidiana nadie lo notaba, no soy afeminado, y en esos tiempos tenía un cuerpo celestial, talla 28 y con buena musculatura, hacía mucho ejercicio practicaba la escalada y clavados en plataforma de tres metros, en verdad la natación no me apasionaba pero me permitía rasurar mi cuerpo sin ser cuestionado.
Tenía una vieja amiga. Selene que vivía en Valle Dorado y su familia viajaba constantemente a Villa Hermosa, pues tenían negocios allá. Y un día me pidió que cuidase a su perro ya que la familia pasaría todo el verano en Villa Hermosa; me dejo llaves de su casa y el encargo de pasar cada dos días para alimentar al �Napoleón�
Mi vida sexual estaba muy estancada, mi único consuelo se encontraba en los objetos que me metía en el ano, ahora ya tenía algunos vibradores y a mis perritas Bunny y Candy.
El primer día fui a dar de comer al Napoleón que era un pastor alemán de buena talla y nada amistoso, de hecho me atemorizaba un poco, el perro era muy dominante, mientras preparaba su comida el muy cabrón me orino, como dejando claro quien mandaba ahí, en otra ocasión me intentaba montar, lo que en un principio me pareció molesto, pronto se volvió gracioso y después comencé a acariciar la idea de dejar que el Napoleón me follara. En lugar acudir cada dos días alimentaba al Napoleón diariamente, ya había husmeado todas las recamaras de la casa de mi amiga, ya que Selene tiene tres hermanas. Me probé todas las minifaldas que me encontré y por supuesto ropa interior, vestida con la ropa de mi amiga y sus hermanas bajaba a la cocina, me encantaba sentir la verga del Napoleón en mi espalda, mis piernas y mis nalgas por debajo de la falda mientras estaba preparando sus alimentos.
A la semana, un sábado por la mañana, llegue a casa de Selene, no eran más de las 9 am ya que salí a correr y aproveche para dar de comer al perro.
En esta ocasión probaría mi teoría, Todos los machos son violadores en potencia, solo necesitan una oportunidad y estar muy excitados, eso saca nuestro lado animal.
Candy estaba en celo y antes de salir de casa la cargue y restregué su sexo en mi ano, le introduje el dedo con cuidado en su vagina y ella se dejo, es algo que hacía con cierta frecuencia solo que ahora había un propósito más. Deje que se mojara mucho y le introduje un dosificador para medicina pediátrico tipo jeringa, succione sus jugos, unos 3 cm cúbicos termine de llenar la jeringa con un poco de agua y después me lo metí en el ano y descargué, dejando un poco para untarme por todos lados. Sabía que ese día sería muy distinto, entre a la casa y como era costumbre el perro entro tras de mí, me dirigí a la recamara de Selene hasta donde el Napoleón me siguió muy excitado. Le cerré la puerta en la cara y me di a la tarea de vestirme con ropa de Selene. Encontré su falda de primaría verde escocesa con tablillas, me la puse en el acto y aun que apretada me quedó, fantasee por ahí mirándome al espejo de cuerpo entero. Abrí la puerta y de pronto el perro se acercó y metió su hocico en mi entrepierna. Me olfateaba y me lamia el culo, casi metía su lengua en mi anito que estaba palpitante, su nariz estaba fría y húmeda. Trataba de montarme y no lograba nada pues me encontraba de pie. Pensé, si me pongo en cuatro me va a coger, yo no sabía que pensar, creía ilusamente que podría controlarlo y permitir que solo me metiera la puntita. Pero quería que me violara no que fuese consensado, así que me dedique a preparar su comida, él se acercaba metía su hocico por debajo de la falda, me intentaba montar y yo lo alejaba a empujones o con el pie.
Napoleón estaba a punto de explotar. Pensé que ya estaba en su punto, caminé al comedor, me puse en cuatro y apenas lo hice la bestia se me abalanzo, me monto y comenzó a envestirme, tenía las bragas de Selene y no podía penetrarme, pero era tal la fuerza de sus envestidas que podía sentirlo casi hasta mi ano, como pude me baje las bragas y sentí esa verga dura y húmeda impactar arribita de mi ano de inmediato sentí que me impactaba abajito del ano, pensé �ya casi lo tienes y en ese instante. Grite Napoleooooon..!!! HAY!!! NOOOO� QUITATE, me había clavado ese hierro candente hasta lo más hondo de mis entrañas me bombeaba a una velocidad nunca antes vista, intente quitarme pero me tenía agarrado de la cintura con sus patas con mucha fuerza, sus uñas me rasguñaban las caderas y el estomago, me penetraba con una furia y una violencia únicas, miraba por debajo y veía mi pene duro rebotar en mi vientre, pronto el dolor se transformó en placer. Napoleón jadeaba y respiraba en mi oído, yo le gritaba �Así chiquito así, cógeme soy tu perrita, mas, mas ahh ahh rico� Como su perrita resistía las envestidas y trataba de no caerme el ano me ardía y podía ver chorros de semen y sangre correr por mis piernas. Termino y se quitó lamiendo su pene y mi ano alternadamente, fue una experiencia única, me acerque a su verga que seguía dura roja y no dejaba de soltar chisguetes de semen y comencé a chupar, su sabor era muy distinto al de los hombres pero no era malo, lo succione hasta la última gota, al terminar me dolía mi culito muchísimo, así que me quede acostada junto al Napoleón, con la falda enrollada en mi cintura, las bragas a media pierna ,la cadera y el vientre arañados y el culito ardiendo y palpitando, pronto me quede dormida.
Después de una hora me levante, en Napoleón me miro de reojo pero no se movió; al primer paso las bragas se deslizaron por mis piernas hasta el suelo, me acomode la falda y me dirigí al baño, me dolía muchísimo mi culito, mire el reloj y apenas eran las 11 de la mañana.
Fui a la cocina y le di de comer al Napoleón después de todo se lo merecía, y debía estar muy cansado. Apenas escucho la comida en su plato se levantó, bebió agua y comió mientras yo lo miraba, apenas termino e intento montarme de nuevo, yo no quería porque me dolía mucho pero, él era quien mandaba, me mordía los tobillos, me brincaba encima, me montaba y me aventaba , en cuanto me tiraba trataba de montarme, yo me ponía de pie y me gruñía y aventaba de nuevo, me dirigí a un sofá y me aventó de la espalda con sus patas delanteras, caí de nuevo y me intente poner de pie apoyándome en el sofá, sentía su polla en mis piernas y ahora no traía bragas, apenas me estaba poniendo de pie cuando:� Agggg, haaaa�. Napoleón nooo, por favor, me duele no quítate� de nuevo me tenía bien ensartada me follaba a gran velocidad, el dolor ahora era muchísimo, mordí un cojín y me entregue por completo a los instintos animales de mi nuevo violador. Lloraba y gemía mientras el Napoleón me envestía cada vez con más fuerza, de pronto sentí cada vez más dolor era como si trataran de meterme una pelota de tenis en el culo, de pronto ya tenía esa bola en mi anito, la mezcla de dolor y placer era exquisita e inexplicable, Napoleón intento bajarse y se dio vuelta dándome un tirón que me arranco lágrimas y un grito de dolor que debieron escuchar todos los vecinos, el perro caminaba y me jalaba del culo, estaba pegada a él como una perrita, apretaba mi culito con fuerza para no dejarlo ir, de pronto dio un jalón y se escuchó un �plup� como una botella vino espumoso, yo caí en el suelo y él se dedicó a lamer su polla, me acerque a él y le di una mamada riquísima hasta dejarlo seco.
Me vestí, y me fui caminando como pude a casa, mi culito me dolía a horrores, pero me sentía satisfecha y feliz. Sentía que todo el mundo me miraba como si pudieran oler que me había follado un perro. Mi amiga regresaría en 5 semanas y yo pensaba aprovecharlas al máximo. Las siguientes semanas las aproveche para ser una perra en vez de una puta, aprendí mucho con Napoleón y logre abotonarme muchas veces, y he de confesar que ahora pienso que toda aquella que crea que es una puta no sabe nada de sexo hasta que no se la haya follado un perro, es algo único e inigualable 100% recomendable.
3 respuestas
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