BOB Y YO ……….Segunda Parte…………Por MAPMAKER
BOB Y YO ……….Segunda Parte…………Por MAPMAKER
Nada más de estar solos empezaba a olisquearme el culo y a empujarme para que me pusiera en cuatro patas.
Su placer comprobado era quedar acoplado a mi culo como si fuera su perra, así que era lo más habitual aparte que me acostumbré a disfrutar de la enorme presión que causaba en mi apretado ano la formidable bola que se le formaba en la base de su verga.
Me gustaba sentirme sometido, dominado por su poderoso miembro, enganchado sin poderme zafar.
El insaciable placer que me producía los estremecimientos y las convulsiones de su pene al expeler la leche dentro de mí, me hacían venir una y otra vez. Gozaba al poder recibir toda aquella energía y verlo satisfecho de darme tanta verga.
En una ocasión lo crucé con una labradora; el dueño se sorprendió con la certeza que tuvo al meterle el pene y la manera posterior de descargarle toda su esperma; la acopló haciéndola chillar y luego permaneció sobre ella descargándole toda su leche, se desmontó quedando acoplados hasta que el pene se le puso flácido y salió de la vagina.
Una sola monta y no quiso más; de esa copula salieron posteriormente ocho lindos labradores.
Durante el resto de ese día, se mostró ansioso e impaciente. Esa noche en mi habitación me incito a ponerme en cuatro; me empezó a culear con rabia, como si me reprochara hecho de haberlo cruzado con la labradora.
Primero, me metio la verga sin la merme el culo; él siempre me lamía el orificio metiéndome la punta de la lengua para lubricarme, prácticamente me obligó a ponerme en cuatro patas, se subió sobre mí y me lo introdujo de un envión meneándose con un frenetismo nunca visto.
Se meneo hasta quedar cansado, luego se volteó tratando de sacar la verga a la fuerza, para hacerme daño, pero yo soporté, apreté mi esfínter lo más que pude impidiendo que el nudo saliera forzado y me desgarrara el ano.
Me arrastró hasta que logré arrinconarlo en una esquina, allí cansado, depositó toda su leche en mí interior hasta que se le desmayó la verga; no pude venirme, su actitud me causó temor.
No había pasado mucho tiempo cuando empezó a empujarme con el hocico hacia la alfombra nuevamente; yo sumisamente obedecí.
Nuevamente montó sobre mi espalda y me penetró sin contemplación, hasta que los testículos impidieron que me penetrara más.
A los pocos segundos el nudo llegó a su máximo volumen; se desmonto y empezó a arrastrarme con fuerza por toda la habitación; sentía que mi ano iba a explotar pero lo contraje lo más que pude y no lo dejé salir.
El piso de baldosas fuera de la alfombra estaba resbaloso, mojado por los jugos emanados, Bob estaba con la lengua afuera, jadeante, nuevamente se cansó de arrastrarme; dejó que la leche fluyera dentro de mí y que su miembro se relajara hasta abandonar mi orificio.
Se tendió a mi lado y yo empecé a acariciarlo. Le sobé la cabeza, el lomo y me fui acercando a su miembro, comencé a sobárselo hasta que sentí que empezaba a reaccionar y saque la punta fuera de su funda, al conseguir esto, empecé a mamárselo al tiempo que le masajeaba las bolas; sentí que contrajo su cuerpo hacia delante y me di cuenta que estaba listo nuevamente.
Fui a la cocina trayendo clara de huevo en un recipiente, tomé un poco untándome en las nalgas y en el orificio anal, camine hacia la alfombra donde me puse en cuatro patas, Bob me miró levantándose y dirigiéndose hacia mí; comenzó a lamer la clara de huevo hasta llegar a mi ano; extendí la mano hacia atrás palpando su miembro que estaba semi erecto.
Montó sobre mi, empujé la funda de pelos hacia atrás desenfundándole la verga, la dirigí hacia mi ano y el vino a mi encuentro; me balanceé hacia atrás meneándome hasta conseguir que me penetrara.Una, dos, tres metidas de la punta en mi ojete…..
Al sentir que el nudo estaba creciendo fuera de mi culo, se impulsó logrando una penetración fantástica, enfundándomela toda; sentí aquel nudo desplazando los bordes de mi ano, penetrando hasta que las bolas impidieron que me llenara más, inicio sus rápidas embestidas al tiempo que soltaba los chorros de semen; lo sentí jadear sobre mi nuca por los estertores de la venida.
De mi pene salieron chorros de semen.
Esta vez no luchó para sacármela a la fuerza, continuó meneándose, agitado, cansado posado sobre mi espalda; así hasta que su verga flácida abandono mi culo.
Le di media hora de descanso, durante ese tiempo lo acariciaba y le hablaba; pasada la media hora me coloqué sobre la alfombra en cuatro patas nuevamente y lo llamé. Bob vino a mí nuevamente colocándose sobre mi espalda, tanteé la punta de su pene dirigiéndola a mi orificio.
Comencé a pajearlo hasta sentir que empezaba a menearse y se le engrosaba la base de la verga, cuando esto sucedió la puse en la entrada de mi culo y Bob empezó a luchar tratándome de penetrarme, la carnosa bola estaba muy crecida y no lograba superar la apretada entrada; Bob se aferró a mis caderas al sentir con desesperación que no podía introducir completamente la enorme verga dentro de mi cuerpo.
Sentí el resbaloso nudo patinar en mi esfínter tratando de atravesar su umbral; me relaje, coloqué mi torso y mi cara sobre la alfombra y con mis dos manos abrí mis nalgas lo más que pude y de pronto sucedió; las embestidas combinadas con la lubricación lograron que el enorme nudo rebasara el apretado anillo.
La triunfante verga rebasó el apretado orificio sumergiéndose en las profundidades de mi cuerpo.
Un doloroso placer me invadió, fue la verdadera desvirgación. Me vine sin masturbarme.
Al parecer Bob sintió igual placer ya que no dejaba de menearse; continuó inundándome con su semen; no sé cuántas veces me corrí pero fue fantástico.
Así quedamos desmadejados, temblorosos; como pudo, se desmontó pasando su pata sobre mis nalgas y quedamos acoplados como perro y perra.
El miembro palpitante de Bob continuó dentro de mi culo; su leche fluyendo en mis entrañas, disminuyendo el tamaño del enorme nudo; esta vez no trato de sacármelo dejo que disminuyera poco a poco para que saliera fácilmente.
Al salir dejó mi ano entreabierto, manando líquido lechoso.
Doce años duro Bob, al cabo de los cuales murió plácidamente.
De esos doce años disfrutamos ocho. Nunca más he disfrutado del placer de ser acoplado por un perro.
Ahora en mi soledad aún recuerdo las culeadas que me daba, mi esfínter se contrae y he tenido que hacerme buenas pajas mientras recuerdo a mi hermoso labrador.
2 respuestas
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