Por
Anónimo
Tuve relaciones con mi amigo que en secreto era mi fan
Tengo este amigo de la prepa que siempre ha sido mi compinche. La semana pasada fui a su departamento para maratonear Harry Potter como en los viejos tiempos. Entre chelas, botanas y risas, las horas volaron hasta que el alcohol empezó a hacer de las suyas.
Noté cómo su mirada se posaba en mí más de lo usual, cómo sus «accidentales» roces se volvían más frecuentes. Hasta que soltó la bomba: con voz entrecortada, me confesó que había descubierto mi perfil secreto en esa app donde vendo contenido hot.
¡Qué vergüenza, por Dios! Me mostró en su teléfono todas las fotos y videos que le había vendido sin saber que era él. «Nunca había visto un cuerpo tan perfecto», me susurró mientras se acercaba, y sus palabras me encendieron como una cerilla. Antes de que pudiera reaccionar, ya tenía una mano en mi pecho y su boca sobre la mía. No mentiré: estaba tan caliente que le ayudé a quitarme la ropa.
Me tumbó en el sofá y se lanzó a explorar mi cuerpo como si memorizara cada curva. Cuando llegó a mis piernas, sus dedos apartaron la tela de mi tanga y su lengua empezó a trabajar con una habilidad que me hizo gemir como loca. ¡Joder, casi me hace perder el control ahí mismo!
Luego, sin avisar, me penetró con una fuerza que me dejó sin aliento. Cada embestida era más intensa, más animal. Los golpes del sofá contra la pared seguramente alertaron a medio edificio, pero a mí solo me importaban sus manos apretando mis caderas y sus labios mordisqueando mis pezones.
Acabamos exhaustos, sudados y enredados. Tan destrozada quedé que no pude ni levantarme. Esa noche dormimos abrazados, completamente desnudos, con su erección presionando mis nalgas incluso en sueños. Al despertar, supe que nuestra amistad ya nunca sería la misma… y la verdad, me encantó.



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