diciembre 25, 2018

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Soy trans soy Valeria y esta es mi historia parte 2

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Mi madrastra Mariela aunque con problemas mentales de no poder tener hijos y desear una niña me creo en una linda chica. Crecí con ella, pues mi padre falleció cuando yo era una niña, la veía como mi madre real, así que siempre me dirigí a ella como mama. Ella era una mujer alta, muy femenina y decidida de lo que quería en esta vida. Era joven 30 años, de cuerpo voluptuoso, tés muy blanca, se maquillaba tan linda, cabello negro a los hombros, ella me inculco hacer ejercicio, así que su cuerpo estaba bien formado, unas piernas y tobillos grandes, caderas sobresalientes, glúteos fuertes y redondos, ella al ponerse tacones y presentarse en un sitio intimidaba a la gente, pues era una mujer sumamente atractiva.

Después de lo sucedido con el chico malo de las maquinitas, decidí contarle a mi madre, la manera que me había manoseado, le conté cada detalle, hasta la manera que me miro cuando supo que tenía pene, claro no le conté sobre por qué motivo estaba en ese sitio sobre Alejandro mi crush, pero si todo lo malo del vago. Ella al igual que yo se preocupó mucho pues nadie sabía que era hombre y no pueden saber, ni escuela, ni amigos, ni conocidos, así que mi madre, abrió su agenda en su cel, cancelo unas citas.

Mariela – ahora yo pasare por ti, todos los días a la salida te esperare en el auto justo a la entrada.

Lo dijo preocupada pues si la gente supiera nuestro secreto, tendríamos que cambiar de escuela y se va a hacer mucho lio, nadie debía saber y al primer comentario mi madre tendría que intervenir.

Así que toda la semana mi vida se tornó aburrida de la casa a la escuela y luego a mi casa, apenas en el recreo podía ver a Alejandro mi gran amor, pues me mantenía enamorada, él era un niño y solo nos mirábamos pero ninguno de los dos se atrevía a hablar, yo solo deseaba que se acercara a mí de nuevo, verlo me hacía olvidar todos los problemas, lo miraba con tanta frecuencia que él lo sentía, lo observaba cuando jugaba deportes con sus amigos, y solo le echaba porras a él, sus amigos de pronto le hacían burla porque yo siempre estaba presente para animarlo y sonreírle, pero no me importaba era la única manera de que supiera que yo existía, el me motivaba a ir con gusto al colegio.

No fue hasta unas semanas con mi madre esperándome en la entrada junto con otros señores que Salí con mi ropa de gimnasio y mi mochila, la i desde lejos, ese día me percate como la miraban los mismos maestros, sin descaro se le quedaban viendo a su trasero, los alumnos más viejos también y otros padres trataban de hacerle platica, pero ella al ser tan calculadora y fría, solo se dedicaba a alejarlos e ignorar las miradas lascivas de toda la gente, ese día observando la gente y mi madre, justo en la papelería concurrida cruzando la calle, vi al chico malo de las maquinitas el que me manoseo, estaba recargado en la pared fumando un cigarrillo, su mirada me intimido tanto pues no la quitaba de encima, me veía y se notaba que sabía mi secreto, al percatar que yo lo note este sonrió y me mando un beso, lo que me hizo bajar la mirada e ir corriendo con mi madre, Mariela me tomo de la mano y me llevo a paso rápido al coche. No conté nada a mi madre pues si le dijera seguro va y lo amenaza delante de todos, haciéndome pasar vergüenzas, al verlo ese día, me di cuenta que siempre estaba ahí a la salida, trataba de hacerme la despistada, solo entre miradas veía su reacción, cada día miraba a mi madre con más atención, pues ella gustaba vestir entallada, y sus caderas, tacones realmente altos, cabello suelto y lentes negros llamaban la atención fácilmente, el chico malo paso de mirarme a mí y torno su vista a Mariela mi mama!

En un fin de semana normal, tratando de olvidar todo y ya un poco superado el asunto del  chico malo, decidí ir al centro comercial, pues quería comprar unos tenis y ropa, ese día me vestí muy linda, unos jeans ajustados a la cadera, tenis casuales sin calceta, un top y una chamarra cerrada que dejaba ver mi ombligo sutilmente. Cada día me sentía más una señorita, ya no era la niña de antes, así que me dispuse a divertirme, subí al bus con toda la actitud, entre al centro comercial, mire todas las tiendas existentes, la rompa me encanta! Así que me probé cientos de blusas, faldas, vestidos, compre varias, entre a la zapaterías hasta que vi los que realmente quería, unos lindas sandalias de plataforma, el señor que atendía con corbata y prieto me seguía por toda la tienda, me sentía incomoda pues como si me fuera a robar algo, lo miraba feo cada que podía pero este no se largaba, hasta que le pedí unos de mi talla este lo tomo me pidió esperara sentada y se fue al almacén. Para cuando regreso con la caja yo me sentía emocionada pues era justo lo que buscaba, quería verme cada día más femenina y más linda, esas sandalias mostrarían mis pequeños pies, serian mi primer calzado de plataforma, quería verme como mi mama, tan linda y sensual.

El señor que me atendía, abrió la caja saco la sandalia derecha, yo extendí mi mano para tomarlo, pero él se incoó frente a mí, no sabía que estaba pasando lo único que escuche de esa persona fue.

 – permítame señorita.

Puso mi pie en su pierna y comenzó a desabrochar mi tenis, yo le pedía de favor que yo podía hacerlo, pero el insistió, me apene tanto estaba roja como tomate, también por que llevaba caminando horas y aparte no tenía calcetas, mi pie estaba un poquito sudado, varias veces le dije que no, pero su determinación me hacía retroceder, no sabía decir que no!

Fue cuando me quito el tenis, yo me tape la cara de vergüenza, sentía el aire frio en mis pies como si estuvieran un poco húmedos de sudor, entre abrí mis dedos que cubrían mi rostro para ver la expresión del señor al sentir mi pie, yo me sentía sucia, pero al parecer a él no le importó, tomo mi tobillo lo levanto un poco y fue deslizando la sandalia hasta encajar el asa a mi dedo gordo y mi dedo índice del pie, pensé que había terminado pero rápidamente tomo el otro repitiendo la misma operación, yo ya sentía más alivio pues el señor para mí era un profesional y aunque nunca habían hecho algo así, pensé que sería un extra de atención a mi persona, esta vez ya no tapaba mi rostro solo veía hacia otras partes viéndolo de reojo, el señor parecía disfrutar, acariciar mis pies, olerlos, mirarlos.

Señor – lista señorita, entraron justo a la medida, camine un poco mire como se sienten.

Valeria – gracias. Dije apenada, para enseguida ponerme en pie, se veían muy lindos, di unos pasos, di una vuelta, sabía que el vendedor me miraba pero su vista estaba enfocada solo en mis pies, no le tome importancia, me pare de puntitas, como la sandalia era de plataforma al hacerlo mostré toda la planta de mis pies. Se veían muy bien con mi outfit.

Valeria – me los llevo! Dije encantada, me hacían sentir grande y mis piernas largas y sexys.

No fue incomodo hasta que el vendedor dijo – tienes pies muy lindos, debería lucirlos más señorita.

Lo mire y le agradecí y le pedí que me gustaría llevarlos puestos.

El señor me volvió a sentar se arrodillo delante mío me tomo el tobillo y lo levantó para quitar el precio y la etiqueta, yo pose mis manos sobre el asiento para no rime para atrás, pero esta vez sentía como acercaba mis pies ya más frescos cerca de su rostro, sentía su respiración entre mis dedos, por un momento pensé que estaba oliéndolos, hizo lo mismo con mi otro pie, lo levantó más de lo normal, no podía despegar el precio y den}pronto exhalo aire un poco desesperado, sentí la corriente cálida ente mi pie y mis dedos, me dio risa y como escalofrió recorrió toda mi espalda, me apene y di una dulce risa cubriendo mis labios.

Señor – está bien señorita?

Valeria – sí, muy bien. Le dije sonriéndole como si su servicio hubiera ganado mi confianza.

El señor guardo mis tenis viejos en la caja, se cobró, me dio su tarjeta y acercándose me dijo –por favor regrese cuando guste, puede agregarme al whatsapp para mandarle el calzado más novedoso. Me acompaño a la salida, me abrió la puerta.

Me despedí con una linda sonrisa y una extraña sensación, pues aunque parecía ser muy profesional, no podía olvidar la manera en que me toco, sentir el aliento cálido en la planta de mis pies, Salí de ahí complacida pensando en agregarlo en cuanto llegara a casa.

Ya dispuesta a ir a casa, iba de salida, solo me detenía en momento a ver los accesorios un momento, fue cuando sentí alguien detrás mío, y entre el reflejo de la vitrina vi que era el chico malo de las maquinitas, me quede paralizada con las bolsas en mis manos, no pude moverme, baje mi mirada y justo a la altura de mi oído escuche.

Chico malo – hola princesa, me recuerdas?

Yo solo me quede callada con la mirada agachada, no quería hablar con él, no quería verlo, no quería nada de él.

El chico me dijo – me llamo brayan por cierto y se tu secretito, me extrañaste? Se acercó más a mí tomándome de la cintura con su palma al costado de mi pierna, hizo presión a mi glúteo con su pulgar.

Yo trate de quitarme y para que nadie mirara tape con mis bolsas mi cadera y parte de mis glúteos, no quería que nadie viera, solo quería irme.

Brayan se acercó un poco más se inclinó a la altura de mi mejilla y me dijo – no quieres que nadie sepa tu pequeño secreto cierto? Que ricas nalgas tienes. Pues entre las bolsas posiciono su mano en mi glúteo lo rodeo todo con su mano, y sentía como me lo levantaba y me empujaba un poco hacia la vitrina.

Su mano paso a rodear mi cintura hasta ponerla en mi abdomen y mi ombligo, de pronto metía un dedo por debajo de mi jean, yo me quite bruscamente, por un momento ya enfadado de tenerlo encima de mí.

Valeria – quítate, no me toques idiota! Con cara de enojo enfadada.

Brayan reacciono frunció en seño e invadiendo mi espacio personal me dijo – le vas a decir a tu mama que mañana no pase por ti, yo te llevare a tu casa porque vamos a hacer un trabajo para la escuela entendiste! Para después antes de que pudiera negarme, plantarme un beso brusco, sentí sus labios y su aliento a cigarro, me rodeo con su brazo y me junto a él haciéndome abrir mis labios, el no perdió el tiempo, rápidamente sentí su lengua en mi interior, me lamia con tanta euforia, buscaba mi lengua, sentía sus labios y su beso baboso, yo con los ojos abiertos incrédula que mi primer beso seria de esa manera, me quite y me fui corriendo sin mirar atrás.

Al siguiente día lunes a la salida, me pare afuera y me espere un momento pues mi madre no iba a llegar, cumplí con mi promesa, en eso alguien me saludo, pensé que sería el chico malo Brayan, pero no! Era Alejandro, actué como tonta y lo salude, con toda mi amabilidad le pregunte que necesitaba, él me dijo que no entendía algo en matemáticas, le iba a decir que yo menos pero pues no podía dejar pasar esa oportunidad que me estaba dando, le dije que lo estudiaríamos juntos, no sé cómo le iba a hacer, pero tenía que aprenderlo para podérselo aplicar, yo toda feliz platicando hasta que llego el vago y justo delante de Alejandro dijo.

Brayan – nos vamos?

Alejandro se quedó como tú que quieres?

La situación me tenía intranquila así que me despedí de Alejandro le di un besito en la mejilla, y sentí su aroma, me gustó tanto.

Ese día llegamos a casa con el tipo, abrí el portón, pudo ver los autos de lujo de mi madre, después abrí la puerta de la casa, Brayan rápido pregunto si mi madre estaba en casa. Yo le respondí que sí y le advertí que era una mujer con poca paciencia, le puse en claro que no intentara nada.

Este en vez de asustarse se emocionó, entramos a la casa, mi madre en la cocina acomodando la despensa, yo grite que ya estaba en casa, a lo que me respondió, pero Brayan no dudo en asomarse yo lo jaloneaba, para que nos fuéramos a la sala, no quería que mi madre viera a ese vago, Brayan observo a mi madre un buen rato mientras ella se inclinaba, se ponía ágatas, se paraba de puntitas acomodando todo, se notaba en su rostro la perversión y el deseo que tenía a las maduras.

Lo jalonee hasta llevarlo a la sala, le advertí que no hiciera cosas estúpidas, ya estaba molesta por lo sucedido, mi madre apareció nos vio discutiendo, pregunto si todo estaba bien, yo rápidamente sin saber mentir le dije que haríamos un trabajo.

Mi madre sospecho rápidamente, pues el chico no parecía de primer grado, se veía sucio y sin uniforme, se veía extraño.

Mariela – bueno, estaré arriba, cualquier cosa Valeria me gritas. Barriendo al chico, para después subir.

Mientras subía Brayan no quitaba la mirada de su trasero, la miraba como imaginando mil cochinadas – tu mama esta deliciosa Valeria, como quisiera tenerla ágatas.

Yo lo detuve y le di un jalón de cabello, pues me molesto que se dirigiera a ella de esa manera, este reacciono fuimos a la sala, saque mi tarea y me puse a hacerla, paso un rato Brayan se quedó tan silencioso descansando en el sofá, solo me observaba, tenía una mirada como incrédula, confundido de que por que una chica real de carne y hueso tiene pene, sentía su mirada en mi entre pierna, me recorría a mis pechos y mis piernas. Hasta que se acercó como para verme más de cerca, yo seguía haciendo tarea, trataba de no hacerle caso. Hasta que sentí su mano ponerse en mi rodilla, subiéndola poco a poco, yo le dije en voz baja que se detuviera, pero él me amenazo con contar mi secreto a toda la escuela,  me mantuve en silencio haciendo lo mío ya no me podía concentrar. Y su mano subía y subía entre mis muslos, sentía sus calientes dedos, acariciarme y antes de que pudiera seguir tocándome le dije.

Valeria – por favor Brayan, no lo hagas te lo pido, no quiero perder mi virginidad de esta manera y menos con alguien como tú. Se lo dije con mis ojos llorosos, se lo implore.

Brayan – no mi amor, no te voy a penetrar, ninguno de tus agujeros, estate tranquila solo quiero sentir esto una última vez.

Y comenzó a frotar mi pequeño pene, sentía como me masturbaba por encima de mis bragas, me apretaba mis testículos y me dolía un poco me hacía gemir de dolor.

Brayan – ya vi que te gusta te masturben, ya se puso durito tu penecito. Seguía frotando, y lo saco por un lado de mis bragas, ya para ese momento lo pelaba todo.

Así siguió masturbándome, me recostó en el sofá, yo estaba excitada y quería que se detuviera pero sentía tan rico sentir otra mano que no era la mía tocarme, solo se dedicó a acariciar mi pene, lo apretaba de pronto con dureza, pero después lo hacía despacio, lento, rápido.

Cuando abrí mis ojos por un segundo pude ver mi falda ya hasta mi cintura, mis piernas un poco abiertas y mi pene cerca de su rostro, vi como escupió a mi parte más íntima y lo seguía estrujando y no soporte más, con mis manos aferradas al sofá, me sentí como una gata y mis uñas encajadas, comencé a eyacular como nunca, sentí que salió mucha cantidad de semen, espasmos en todo mi cuerpo seguido de un agotamiento que me dejo respirando por la boca tumbada en el sofá, Brayan se acercó a mí, me beso la mejilla tiernamente, acerco su mano a mi labios.

Brayan – abre tu boquita, te vas a comer tu propio semen.

Yo cerré mi boca y moví mi cabeza en señal de no! El de pronto me foro, cubrió mi boca y mi nariz cometiéndome con el peso de su cuerpo, me dejo así un minuto, hasta que le comencé a pegar en señal de que no podía respirar. Me soltó y yo comencé a respirar desesperada cuando sentí algo espeso entrando por mis labios semiabiertos, mi propio semen en mi boca, entraba por completo, lo pude saborear, era dulcecito, era casi líquido, el sabor al saber que era mío no me disgusto tanto, y comencé a tragarlo lentamente, con pequeños sorbos mezclado con mi saliva.

Brayan – buena niña, ahora limpia mi mano. Susurro.

Yo comencé a lamer la palma de su mano, limpie sus dedos, cambie el semen que tenía en sus manos por saliva mía. Me quede ahí mirándolo incrédula.

Este chico de pronto se paró limpio su mano en su pantalón se burló de mí y se largó.

Yo me acomode la ropa, guarde mis cosas, me cerciore que ya se había ido y me encerré en mi cuarto.

A partir de esa ves, algo en mi despertó, siempre que me masturbo me como mi semen, lo saboreo y me sabe tan delicioso, no sé en qué tipo de persona pervertida me esté convirtiendo o si solo sea algo pasajero de la pubertad.

Continuara…

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3 respuestas

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