Actualmente soy un hombre de 40 años, casado y con dos niños.

Pero esta historia es acerca de mi primera vez que me hicieron una nena.

Contaba yo con 14 años y viajamos en familia al pueblo de mi abuela. En ese lugar vivian familiares y varios de mis primos de mi edad, entre los 15 y 21 años.

Yo siempre fui muy solitario y casi no tenía amigos, debido a la férrea disciplina de mi abuela, con quien yo vivía debido a la muerte de mis padres.

En cuanto llegué mis primos me aceptaron. Me dio tanta alegría pertenecer a un grupo y nos pusimos a jugar futbol toda la tarde.

Luego de jugar futbol nos metimos a la casa y me fui a bañar. Claro, yo me bañaba desnudo. Pero no sabia que dos de mis primos, Emery y Héctor (de 17 y 18 años) también se meterían a bañarse.

Me puse nervioso cuando los vi entrar al baño y desvestirse, pero se quedaron en calzoncillos.

Se sorprendieron de verme sin ropa y creo que pensaron que intencionalmente los esperaba así.

Al fin entraron a la ducha y se les notaba una gran erección en sus penes, los cuales yo no dejaba de verlos, porque la mia no fue nunca tan grande.

Emery se metio bajo la regadera mientras yo ya me enjabonadaba y Hector se ofreció a enjabonarme la espalda, lo cual yo acepté.

En un momento el bajo su manos y empezó a tocarme el trasero, poco a poco para ver mi reacción. Debo decirles que me gustó ser el centro de atención, ya que poco a poco sus manos se fueron quedando en mis nalgas, las cuales el acariciaba al principio de forma muy tranquila pero le fue subiendo intensidad.

Emery, mientras tanto ya me acariciaba mi pecho, y cuando sentí ya me tenían hincado en la ducha.

Cuando abrí los ojos tenía la verga de Emery espléndida y grande frente a mi. Me puse mucho más nervioso. Yo ya habia visto películas porno donde la chica abría grande la boca y el tipo le rellenaba con toda la verga, y ella deliciosamente se la chupaba.

Instintivamente abrí la boca y Emery me zampó ese gran pedazo de carne, tanto que me dió una arcada con la que casi vomito.

Hector me seguía acariciando la nalgas y uno de sus dedos ya rondaba por mi ano, acariciándolo suavemente (eso me excitaba mucho).

Emery me puso de nuevo el pene en la boca y yo se lo empecé a lamer de arriba hacia abajo, cosa que le gustaba porque empece a gemir de forma muy queda para que nadie, afuera escuchara. Hector ya le habia puesto seguro a la puerta.

Héctor, con la lubricación del jabón ya me metía un dedo y jugueteaba dentro de mi culo. Luego sentía que me metía otro. Y luego de unos minutos un tercero. Los tres dedos los metía y sacaba mientras yo le daba sexo oral a mi otro primo.

Estaba fuera de mi mismo, no sabía porque estaba haciendo todo eso. Pero me gustaba. Era el centro de atención.

En un momento Héctor me sacó los dedos y se sentó en el suelo de la bañera. Me jaló e hizo que me sentara en su verga. Poco a poco fui sintiendo como ese gran pedazo de carne se daba paso entre mis entrañas. Me estaba cogiendo un macho. Héctor tenía una verga de casi 21 cms. (luego con el tiempo se la llegué a medir), y por unos minutos me la fui introduciendo hasta que la tenía completamente dentro. Toda su verga la tenía dentro de mi ano.

No les miento que me dolía y ardía mucho. Pero él me decía que me tranquilizara y respirara despacio que al final me gustaría mucho. Y tuvo razón.

Luego de unos minutos el dolor empezó a ceder y el placer se me empezó a dar, mientras a Emery le seguí chupando y lamiendo su enorme pedazo de carne.

Héctor empezó a moverme para que subiera y bajara, haciendo que su pito entrara y saliera de mi culo, primero de forma pausada y tranquila y luego, de una forma más fuerte.

Mientras que sentía la cabeza de la verga de Emery la cual recorría con mi lengua, le chupaba su pene; Hector mientras estaba gozando con mi culo.

Pasamos varios minutos en esa posición hasta que Hector empezó a gemir y sentí que se puso tenso y de pronto un chorro caliente llenaba mi recto. Era su semen.

Emery tambien llegaba y luego de un bufido acabó en mi boca, el cual llenó con su leche de macho. El me dijo que me la tragara. Era la primera vez que yo saboreaba el jugo de un hombre, y me gustó mucho. Me costó un poco tragármela toda pero lo hice, aunque escupí un poco.

Me levanté de Héctor y toda su lefa empezó a salir y resbalarse por mis piernas.

Ellos estaban muy cansados pero los miré muy contentos.

Terminaron de bañarse y luego de agradecerme salieron.

Yo me lave lo mejor que pude y me masturbé con lo que había sucedido.

Estaba muy seguro que no iba a ser la última vez. Aunque el agujero me ardía mucho, encontré en el baño una crema que me alivió mucho.

Les contaré luego lo que sucedió con mis otros primos.