Tenía mucho tiempo que se había ido el papá de Alfonso y ya no me llamaba ni me respondía. Por su parte el hermano de Alfonso se dio cuenta que solo le gustaban los hombres así que también se había marchado, por lo que ya vivíamos nuevamente solos Alfonso y yo.

         Mi vida con Alfonso ya era muy simple y aburrida, por lo que me sentía desesperada e incómoda, pues solo aseaba la casa y atendía la cafetería, ya no sabía que hacer para llamar su atención, pues por más que lo provocaba con mi forma de vestir, de comportarme, de tratarlo e incluso de ofrecérmele, no me hacía caso, ya ni me tocaba. Por eso, a veces solo me limitaba a verme en la galería de fotos y soñar despierta.

          Debido a la falta de atención por parte de mi hombre y a la necesidad de tener sexo, un martes acudí a ver al terapeuta que me había atendiendo con anterioridad, para exponerle mi caso y pedirle ayuda, para ver que podía hacer para que Alfonso me volviera a atender sexualmente. Y me sugirió que hablara con él para que me explicara la causa de su proceder. Asimismo, que le dijera que fuéramos a verlo para que pudiera hablar con ambos. 

          Esa misma noche, antes que llegara Alfonso, me vestí lo más seductora que pude, tanga, liguero, brasier  y mini medias, todo en color negro y una bata de color rojo, pero transparente. Cuando llego, de inmediato fui a su encuentro y lo abracé y besé; sin embargo, el solo me abrazó, y le pedí que habláramos, sin haber tenido éxito ya que me dijo que ya se dormiría, porque estaba  muy cansado, pero que si iría conmigo a ver al terapeuta el sábado.

          Los dos días siguientes no lo vi para nada, no fue a la cafetería ni a su casa. Sino, que hasta el viernes llego a la cafetería, como a medio día, me dio una caja y me dijo “sube, ponte la ropa que traigo y baja conmigo”. Así lo hice, me puse tanga de hilo dental, liguero, brasier (color rojo) y medias negras transparentes, un vestido muy corto y escotado. Cuando baje, vi que Alfonso estaba platicando con un hombre y una mujer. Me acerqué a él y me pidió que fuéramos a su casa, nos acompañaron sus amigos, él me besó y me condujo a la recámara y allí me dijo. “Prepárate, no te pongas nerviosa porque te vamos a coger pero esta vez vamos a grabar para sacar un video y lo podamos ver cuando queramos”. A lo que le respondí dándole un beso en los labios.

       Cuando salimos de la recámara, sus amigos estaban viendo la galería de fotos. Nos dirigimos a la sala y allí me cubrió  los ojos con una mascada y sentí como los 3 me tocaban por todas partes, me retiraron las prendas que tenía, me besaban, me lamían los senos, las piernas, mis partes íntimas, me mordían los pezones, me nalgueaban y me metían su pene, tanto por la boca como por enmedio de las nalgas. Yo estaba muy excitada y contenta, puesto que después de un largo tiempo sin sexo, ahora 2 hombres me cogian y una mujer me toqueteaba, me pusieron en varías posiciones, me mordían y me nalgueaban, etc.. Me tomaron fotos y videos, con la ropa que traía puesta, en lencería y desnuda. Cuando terminamos, tenía semen tanto en la cara como en el ano, en la vagina y en las piernas. También tenía mucha saliba en los senos, en las piernas y en las nalgas. Alfonso me quito la prenda que cubría mis ojos y nos sentamos todos. Alfonso sirvió unas copas y platicaron un rato, acerca del video y las fotografías que me habían tomado, entre otras cosas, yo estaba totalmente desnuda, y el amigo de Alfonso se sentó junto a mi y me agarró las piernas. Posteriormente se despidieron y se marcharon. 

          Al quedarnos solos Alfonso me dio una bata negra transparente, me tomó del brazo y me dijo “vamos al billar”, me llevo a su auto y rumbo a los billares me llevo mamandole la verga, y desde que bajamos del coche hasta que llegamos a la mesa de billar me llevó agarrada de las nalgas y metiéndome un dedo, y solo me quitó la ropa y me subió a la mesa volviendome a coger, haciéndome gemir y gritar fuerte, mientras los hombres que estaban allí le hachaban porras e incluso me tomaron fotos y video siendo penetrada. Luego de regreso en la casa nos acostamos a dormir. 

          Al día siguiente acudimos con el terapeuta y me sorprendí al escuchar a Alfonso decir “no veo porque se queja esta puta. Si bien no la he tocado últimamente, ella puede revolcarse con cualquiera pues es solo una puta a la que tengo por caridad. No es mi esposa y no siento nada. Ya me la cogi y puedo mandarla a la chingada cuando quiera” y yo sólo respondí “si no me ibas a querer porque me convertiste en mujer”. Pero mi pensamiento estaba en lo feliz que fui al haber sido cogida por 2 hombres y también en público.

          Al salir del consultorio del terapeuta Alfonso me dejo en la casa y se fue a la cafetería. Y allí fue cuando agarré mis cosas personales, las fotos mías de la galería y el video. Y me fui a buscar vivienda, llegando a una vecindad donde renté un departamento barato y esa misma noche salí a pararme en la esquina de la calle donde vivía, decidida a trabajar como puta, pensando en ganar dinero para vivir y recibiendo placer al mismo tiempo que colmando la necesidad de ser cogida. Llevaba puesta una micro faldita, una blusita muy escotada, tacones muy altos, mini medias negras, liguero y tanga. Y no tardo mucho en llegar mi primer cliente, que se trataba de un hombre como de 40 años, fornido, vestido formal, quien me llevó  una calle obscura y allí se la mame con mucho entusiasmo y alegría, y cuando me penetro,  fuertemente, gemí, grite y aullé fuertemente, lo que fue de su agrado, quedando tan satisfecho y contento con mi trabajo, que me dio más dinero de lo acordado y me pidió verme seguido, a lo que le respondí “cuando gustes amor, ya sabes donde está mi oficina”. Y así fue mi debut como puta de profesión.