En la mañana del 9 de enero de 2020, cuando cumplía 50 años de edad, aún acostada en mi cama, me puse a pensar en lo que había hecho hasta ese momento. Y brevemente llegue a la conclusión de que ya había cumplido con mis deberes, pues ya era una persona jubilada que vivía sola en mi casa, dado que era soltera, sin hijos y los  únicos familiares que tenía eran 2 hermanos menores, que ya se habían casado y por cuestiones de su trabajo se habían ido a vivir a España. Por ese lado me puse feliz, pues ya no tenía pendientes; sin embargo, recordé que aún tenía un sueño de vida. Y de inmediato me levante, me puse frente al espejo, mi apariencia era de una persona de 35 años, delgada, alegre y sin pensarlo mucho, me fui a bañar, me maquille y me vestí con ropa de mujer: vestido rojo, que me quedaba a la altura de las rodillas, medias transparentes, peluca, brasier, explantes y tacones altos y me vi fijamente en el espejo nuevamente y vi a una mujer, cuyas piernas aún eran bonitas. Y al verme así, tome la decisión de cumplir el sueño que tenía desde mi niñez y que no era otro más que vivir como mujer. 

          Efectivamente, desde que tenía 10 años de edad supe que me atraían los hombres, pues me gustaban mucho 2 compañeros de la escuela. Asimismo, cuando iba en segundo de secundaria, aprovechaba cuando estaba sola en casa y me ponía ropa de mi mamá, me gustaba mucho sentir el aire en mis piernas. Y cuando estaba en el último año de la prepa, que tenía 18 años, un día le pedí a una amiga que trabajaba en una estética, que me maquillara, lo hizo y me acompaño a caminar por un parque, cerca del metro Hidalgo y desde ese día, seguido me vestía de mujer, cuando podía y salía a caminar por las calles cercanas a ese metro, y fue que conocí a un señor de 45 años aproximadamente, con quien salí en algunas ocasiones, y con el perdí mi virginidad. Y desde ese tiempo tuve el sueño de hacer vida de mujer, solo que por cuestiones de la vida, ya no pude lograrlo. Sin embargo, al verme aún simpática, delgada y con piernas bonitas, tome la decisión de hacer realidad mi sueño y vivir en adelante como mujer, aunque para eso tenía que cambiarme de residencia. 

          De inmediato busque en internet algunos cuartos que se rentarán precisamente por zonas cercanas al metro Hidalgo, saque los números de teléfono de algunos y al comunicarme y concertar citas, quedó bien claro que yo era una mujer trans. Y me incline por acudir primero al lugar en el que el encargado me dijo que me fuera lo más sexy que pudiera. Así que me puse un vestido rojo que me quedaba a media pierna, pantimedias negro transparentes, tacones altos de color rojo, peluca, lencería, explantes, joyería de fantasía y me maquille en una estética. Tome un taxi, pase a mi casa por 2 maletas grandes con ropa y cosas personales y de allí nos fuimos rumbo a los lugares donde estaban los cuartos.

          En el trayecto, el taxista fue muy platicador conmigo, me hablo de sus planes, de sus gustos, me comentó que le gustaban las  mujeres trans (seguramente se dio cuenta que yo era una) y de alguna forma eso me dio confianza y por eso le pedí que si me podía acompañar a ver los cuartos, a lo que me dijo que si. Aún no llegábamos cuando me pidió permiso para pararse en un Oxxo para comprarse algo, así que nos paramos un poco y también me compro un café. De regreso me pidió que le hablara de mi, así que brevemente le dije cuáles eran mis planes y me dijo: “te va a ir bien, pues eres muy guapa y tienes muy bonitas piernas. Lastima que estés en la parte de atrás”. Y agradecí y añadí “si gustas me paso enfrente” y me respondió que si. Así que me senté a su lado y me volvió a decir “tienes piernas muy bonitas” y puso su mano en mis muslos, y me fue acariciando hasta que llegamos, y yo me sentí soñada. 

          Cuando llegamos al lugar, Pedro, así se llama el taxista, me ayudó a bajar del auto y me tomó del brazo. Me acompaño a ver 3 cuartos y me dijo que me convenía más uno que estaba en un edificio frente a un parquecito, estaba amueblado, barato y tenía un balcón. Nos pusimos de acuerdo en todo y firmamos el contrato, era un encargado. Acto seguido Pedro fue por mis maletas, y cuando regreso me dijo muy amablemente “linda ya estás en tu casa. Te va a ir bien, tienes muy bonitas piernas. Puedo buscarte para conocerte” a lo que respondí dándome un beso en la mejilla y diciendo que si. Me senté en la cama y se sentó a mi lado, poniendo su mano en mis piernas y acariciándomelas. En eso sonó su teléfono y al verlo me dijo que se tenía que retirar. No me quiso cobrar lo que era y al despedirse me tomó por la cintura y me besó los labios. Nos dimos nuestros números y se retiró. 

          Al quedarme sola, me vi frente al espejo y me gustó la mujer que vi, descanse un poco y luego fui al Oxxo a comprar lo básico, agua, pan, leche, café, etc., en el camino me saludaron algunos hombres y cuando llegue, el encargado del local se presentó conmigo y me llevó la bolsa y me dijo que contara con el. Luego, como yo estaba muy cansada, me quite la ropa, solo me quede con un short, una blusa larga, chanclas y me puse a arreglar las cosas. Esa misma noche, antes de dormir me llamo Pedro para desearme linda noche y para invitarme a desayunar al día siguiente. A lo que acepte. Luego pensando en que iniciaba una nueva vida a los 50 años, como mujer trans., me dormí emocionada y porque no decirlo, deseando mostrar mis piernas a los hombres, hormonarme y tener pechos grandes y ser mujer de algún hombre. 

          En mi siguiente relato les contaré como me ha ido en mi nueva vida. Mi nombre es Priscila.