
Por
Anónimo
LO HAGO CON MIS OTROS TRES PIMOS
En unas vacaciones que tuve cuando tenía 14 años en el pueblo de mi abuela, mis 6 primos (entre los 15 y 21 años me hicieron su nena).
Luego de ese primer día de sexo con Emery, Héctor y Rafael hizo que me gustara ser la atención de mis primos porque los atraía más que las mujeres del pueblo. Por ejemplo Emery (17 años) todos los días por la mañana en que juntos ibamos al negocio de su familia a trabajar (era un requisito que todos hicieran algo productivo) aprovechaba para jalarme a un lote baldío en donde hubo en algún tiempo una construcción, pero que solo quedaban unas paredes. Allí, casi siempre como a las 6:30 de la mañana nos escondíamos y el se recostaba parado sobre una pared, yo me hincaba frente a él y le acariciaba el paquete sobre el pantalón. Me daba cuenta como le gustaba ya que siempre la verga tomaba grandes dimensiones. Luego de un rato, le bajaba el pantalón y los calzoncillos e iniciaba mi deleite de darle la mejor de las mamadas. Eso lo hice por cinco semanas, prácticamente todos los días.
Le lamía suavemente los huevos peludos que tenía. Le pasaba mi lengua desde la base hasta la punta, una y otra vez. Le lamía toda la verga. Luego se la chupaba poco a poco, desde la punta hasta la base de esa maravillosa verga. Emery se aguantaba de gritar por todo lo que gozaba. Con el tiempo aprendí a meterme toda la verga en la boca, hasta la garganta. Eso lo dejaba sumamente excitado. Cómo era posible que un joven de 14 años se metiera una verga de 19 cms. hasta que los huevos tocaban mi barbilla. Pasaba unos segundos en que hacía movimientos de tragar que le daban a su verga un masaje que al le encantaba y a mi tambien. Solo de pensar en esas imágenes me excito mucho.
Le hacia una buena mamada como en 20 o 25 minutos hasta que el me decía que iba a acabar. Me sacaba un poco su instrumento y me dejaba esa roja cabeza en la entrada de mi boca. El me pedía que sacara un poco la lengua en donde recibía toda su leche. Le encantaba mirar como iba callendo todo su semen en mi boca y yo lo iba ingiriendo poco a poco hasta que me lo tragaba todo. Luego, le chupaba la verga otro rato para limpiarsela bien y trataba de tragarme todos los restos. Luego nos arreglabamos y nos ibamos a trabajar. Eso era de todos los días, de lunes a sábado. Y como les ponía en otra historia, casi todas las noches llegaba a mi cuarto para que se lo volviara a hacer. El se volvió adicto al sexo oral que yo le daba. Solo unas cuantas veces me cogió por el culo.
Un día a Emery lo habian mandado a acompañar a uno de mis tios. Mis otros tres primos, Edgar, Fidel y Arturo, me acompañaron hacia el negocio familiar, y sin sospechar yo ellos habian hecho un plan. Luego lo supe. Ellos nos habían seguido un par de veces cuando nos metiamos al lote baldio con Emery, y se dieron cuenta de lo que hacíamos.
Pues ese día al pasar por el lote baldío, Arturo dijo que porque no entrabamos allí. Yo me puse muy nervioso porque nunca pense que ellos supieran algo.
Total, nos escabullimos al lote baldío y los tres se recostaron sobre la pared y empezaron a acariciarse el paquete. Arturo me dijo: «Primo, ya sabemos lo que te gusta desayunar todos los días. Y como no esta Emery para que te de tu leche, nosotros te la vamos a dar».
Entre nervios, miedo y excitación me hinqué frente a ellos y fuí abriendo el pantalón de Arturo, el más grande, y le saqué su verga. Era bastante larga y gruesa y la empecé a mamar. Mientras Edgar y Fidel se sacaban las suyas. Ellos se pusieron a la par de Arturo y mientras le daba placer oral a éste, masturbaba a los otros dos. Les movía la verga de arriba hacia abajo y les acariciaba los huevos. Ellos no esperaban eso. Parecía tener mucha experiencia.
Durante varios minutos fui alternando el espectáculo. Mientras tenía una deliciosa salchicha masculina en la garganta, acariciaba y enloquecía a las otras con la mano.
En un momento Arturo dijo: «Bien, me lo voy a coger» Desde que Héctor me lo había hecho en el baño el primer día, ya no había tenido una verga metida por el culo. Al principio no quería pero la excitación y la fuerza de ellos no me permitieron escapar.
Ya iban preparados. Arturo saca un botecito en donde tenía una crema lubricante y se la aplicó en el nabo y luego con un dedo me lo empezó a pasar por el ojete, luego de bajarme el short y el calzóncillo. Sentía que me metía uno, dos y tres dedos. Los mantenía un momento dentro y luego los sacaba despacio. Los volvía a meter lentamente y los sacaba. Eso me excitaba mucho y les aumentaba la mamada a los otros dos.
En eso Arturo dijo: «Esta listo».
Se colocó detrás de mi y estando yo en cuatro inició a introducirme el pene por el ano. Poco a poco fui sintiendo como me rellenaba el culo con esa fantástica verga. Hasta que la metió por completo. La sacó y repitió de nuevo todo.
Yo estaba a mil. Arturo empezó a bombear al principio muy despacio y luego me empezó a cabalgar con mucha fuerza y violencia. Me pega fuerte en las nalgas y me decía: «Movete puta» «Que rico culo me estoy cogiendo», «Me estoy chimando a una putita» «Vamos Juanita, sos la mejor puta». Esas palabras increiblemente me excitaban.
Luego de un rato, Fidel y Edgar me dijeron que ellos iban a acabar y yo les dije que me acabaran en la boca. Ellos se sorprendieron y parece que los excitó mucho más. Así los dos me dieron grandes chorros de semen que yo tragaba diligentemente. Me encantaba el semen. Su sabor, su textura. La leche de hombres es deliciosa.
Arturo al darse cuenta de todo no pudo más y acabó dentro de mis intestinos. Ellos no alcanzaban a darse cuenta toda la capacidad putana que tenía.
Luego de eso nos arreglamos y nos fuimos.
Por cierto, no fue la última experiencia que tuve. pronto volveré a escribirle.
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3 respuestas
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