Ya todos mis primos me habían metido su deliciosa verga en mi ano.

Yo en ese tiempo tenía catorce años y había ido a pasar mis vacaciones al pueblo de la familia de mi abuela.

Ya teníamos un mes por esos lugares y por diferentes situaciones, mis primos Rafael (15), Emery (17), Héctor (18), Fidel (18), Edgar (19) y Arturo (21) me habían penetrado por el culo y les había hecho sexo oral, tragándome toda su deliciosa leche.

Pero ese día, los seis se confabularon para cogerme entre todos.

Los adultos, muy temprano por la mañana, habían salido a la fiesta de un pueblo cercano. Nos habían dejado a cargo de Arturo.

Él, y el resto de mis primos me dijeron primero que me tenía que quedar bien limpia (me llamaban Juanita cuando tenía sexo con ellos) y que me pusiera ropa sexy. Conseguí un sostén transparente, me hice unas colas en el cabello, me puse una tanga y una mini falda negra. Además, para mayor inspiración me puse unas medias con sujetadores.

Solo me vieron y se empezaron a acercar. Ellos ya estaban desnudos viendo una película pornográfica cuando entré a la habitación. Me fui acercando a cada uno, y sin que me lo pidieron les fui mamando sus deliciosas vergas, una por una hasta que todas se pusieron como piedra. Ya tenía tres semanas de experiencia de estar mamando verga. Ya podía tragarme toda la verga de mis primos, sobre todo la de Edgar que medía casi 21 cms de largo. Yo ya podía, controlando la respiración tragando semejante monstruo. Su cabeza la sentía en la garganta y disfrutaba mucho esos momento.

Yo ya estaba muy excitado, no me excitaba que me penetraran o que me la metieran en la boca hasta el extremo. No. Me excitaba que yo, un «hombre» excitaba a otros hombres, sin ser mujer. Yo tenía esa capacidad y ese control.

Luego de estar chupando como por 30 minutos, Arturo me bajó mi tanga, y me empezó a lamer todo el ano, para lubricarlo. Eso si me excita. Y los demás se turnaban para que les chupara sus hermosos palos.

Llegó un momento en que Arturo se sentó en el piso y me pidió que yo mismo me ensartará su grande y deliciosa verga en mi orificio. Poco a poco me fui sentando en ese maravilloso lugar, claro con la ayuda de un lubricante que teníamos. Hasta que sentí sus peludos huevos rozándome las nalgas. Era increíble. Su enorme nabo estaba completamente dentro de mis tripas. Fue una sensación celestial. Yo mismo fui cabalgando ese enorme corcel. Entraba y salía. Entraba y salía.

Mientras todo esto ocurría les seguía mamando sus vergas a mis otros primos, de uno en uno o de dos en dos.

Yo era el centro de toda esta locura. Esto era lo que más me excitaba.

Luego de un rato, sentía como todo mi recto se inundaba de la leche de Arturo. El bufaba de lo cansado que estaba. Espere un momento. Despacio deje salir su verga de mi culo y toda su leche volvió a caer en su morcillosa verga. Me voltié y empecé a lamer de nuevo su talega tragandome toda la leche que podía. Esto nunca lo había hecho y excito por lo visto a mis primos, incluso a Arturo que volvió a tener ese pene a pie de guerra de nuevo.

Mis primos no perdieron tiempo. Edgar, el mas dotado, aprovechó mientras le mamaba el miembro a Arturo y me ensartó su estaca hasta los más profundo. Tenía 21 cms de carne prensada en mi orificio. En ese momento le chupaba la verga a Arturo y tenía masturbando a Rafael y Emery como mis manos. Hector me estrujaba los senos con fuerza mientras Fidel se masturbaba sentado en el sillón viendo la película porno sin perder de vista la escena que teníamos en la habitación.

En un momento, Arturo me dijo que Fidel necesitaba acción. Me saqué todas las vergas de encima y me senté en la dura verga de mi Fidel, quien no se perdió un momento y me empezó a besar los senos mientras me manoseaba las nalgas.

En ese momento sucedió lo más memorable del día. Aun con la verga de Fidel llenándome el culo, Héctor se acercó con su verga bien parada y con esta llena de lubricante sentí que quería meterse en mi ano también. No creia lo que sucedía. Iba a tener dos miembros viriles en mi culito. Me agaché y pare las nalgas lo más que pude para que Hector me penetrara, mientras Fidel ya lo hacía. Luego de unos minutos sentí entrar la cabeza de la verga de Hector hasta que entró casi toda. Pueden imaginarse. Dos vergas, dos hermosas vergas, dos deliciosas vergas estaban dentro de mi culo, bombeándome sin parar. No se cuanto tiempo estuvieron así, fueron 15, 20 o 30 minutos. Cogiendome ambas vergas hasta que Fidel me dijo que no aguantaba más, y sin sacarme el pene de Héctor me moví para esperar en mi boca todo el SEMEN de Fidel, el cual tragué con mucho gusto. Me encanta el sabor del semen. Desde el primer momento fue un deleite tragar la leche de un hombre.

Héctor no paro de cogerme mientras tanto y esperaba que alguien mas tomara el lugar de Fidel. Arturo lo hizo.

El tiempo fue pasando durante ese día. Durante casi seis horas estuve chupando penes de a uno y de a dos, mientras otras vergas se introducían en mi culo, de a uno y de a dos.

Al final creo que me tragué como medio litro de semen y mis primos me cogieron como diez veces cada uno. Acabaron en mi culo varias veces y eso lo lubricaba más.

Creanme que terminé exhausto, desnudo pero muy feliz.

Luego de todo me bañe y al fin me pude masturbar. Todo el resto del día estuve con el culo al rojo vivo, pero vivo.

Espero que les haya encantado este relato real.