
Por
Anónimo
Fin de semana de ensueño
Antes de iniciar mi narración, aludiré brevemente a una anterior, para darle más claridad y coherencia a la actual. Pues bien, cuando tenía 13 años ya me vestía como mujer y a esa edad tuve al único novio que he tenido, que trabajaba como albañil en la unidad que hicieron atrás de la casa de mis padres. Él me hizo suya a esa edad y desde ahí fue que inicie mi tratamiento de feminización. Fuimos pareja durante tres años y como se tuvo que ir a trabajar a otra ciudad ya nos dejamos de ver, y aunque nunca terminamos formalmente, de hecho así fue porque ya nunca me busco ni me llamo. Me dolió mucho porque lo amaba y lo sigo amando y me dejo muy enculada, dado que me enseñó a ser hembra, prepararle los alimentos, asear su ropa, obedecerlo, ser cariñosa y sumisa y atenderlo sexualmente, como una puta a su hombre, dado que me cogio casi diario durante el tiempo que anduvimos, y ya terminamos como tres años de no vernos.
Tenía 19 años, ya era una mujer transexual en todos los aspectos, dado que mi cuerpo y mi rostro ya reflejaban mi yo interno, es decir, ya parecía mujer, puesto que las hormonas y las cirugías ya mostraban el resultado, pues tenía piernas torneadas, senos grandes, piel tersa, cabello largo, facciones faciales finas, cintura pequeña, cadera más ancha, glúteos abultados, manzana pequeña, voz más delgada. Mi forma de vestir era muy sexy o putisexy, vestidos cortos y escotados, faldas, minifaldas, shorts, tacones altos, zapatillas bajas, tenis, medias y pantimedias, leggins, lencería y joyería, además de las fragancias y perfumes y maquillaje. Y en mi forma de ser era coqueta, alegre, sensible, algo tímida, juguetona, cariñosa, cachonda, leal, sumisa y obediente. Trabajaba en él área de limpieza de un hotel y vivía cerca, como a 10 minutos caminando del cuartito donde vivía, cercano al metro Canal de San Juan.
Pues bien, era un viernes que salí de trabajar como a las 09 de la noche, pasaron por mi unas amigas porque habíamos quedado de ir a la disco spartacus, que es para travestís y trans., llegamos como a las 10.30 de la noche y nos sentamos en una mesa de abajo, ellas salieron a bailar entre ellas mientras yo me quede sentada y allí estaba cuando un mesero me llevó una cerveza y me dijo que el señor de una mesa me la invitaba, así como a ir a su mesa. Me paré y fui a donde estaba él para darle las gracias; sin embargo, al verlo de frente me llevé una gran sorpresa, pues se trataba de mi primo Cesar. Yo me quede sin habla y paralizada mientras él me miraba de pies a cabeza diciéndome “que sabrosa te ves prima. Te va bien ese atuendo. Ven siéntate aquí”. Me agarró por la cintura y me condujo a sentarme con él. De inmediato me agarró las piernas y me empezó a platicar muchas cosas, entre ellas, que le gustaba mucho, que las mujercitas como yo lo enloquecíamos. Sacó su celular y me tomó varias fotografías. Yo llevaba puesto un vestido muy corto y escotado, entallado de color negro, tacones altos, mini medias negras transparentes con rayita atrás, liguero y tanga. Después de un rato, ya nos pusimos a platicar y aunque empezamos raro, luego ya nos agarramos confianza y me invitó a ir a otro sitio, así que me llevo a un hotel. Cosa que agradecí porque tenía muchas ganas de que me cogiera, puesto que mi primo está muy guapo.
En el hotel de inmediato nos abrazamos y nos besamos, él me metió mano por todas partes, me manoseó, me nalgueo, me lamió las bubis y el ano y la vagina, me penetro con mucha fuerza y me gustó mucho porque cuando me metía la verga no podía contenerme y gemía y gritaba fuerte así “aaaahhhhh aaaaiiii aaahhhh ….” y eso lo prendía y me daba nalgaditas. Cuando terminamos, me hecho sus mocos dentro de mi cola, y se acosto arriba de mi. Me dijo “estas muy buena prima. Coges sabroso, se ve que te enseñaron a ser una buena puta”, respondí agradeciéndole sus palabras y su forma de haberme cogido. Y en eso le hablo su esposa. Me dio risa y le dije “córrele xq te pegan”, él se sonrió y me dijo “que bien que materializamos el refrán -a la prima se le arrima-“. Y se retiró. Yo me quede a dormir.
Al día siguiente, fui a desayunar a un Sanborns, como a las 9 de la mañana, luego me fui a trabajar, y vi a un hombre muy guapo que se hospedó, no lo reconocí; sin embargo, cuando le llevé un servicio de toallas, me quede helada, era mi ex. Ambos nos reconocimos y me abrazó y me besó luego luego, caricias que yo correspondí y me dijo “estas muy bonita, te quiero mucho”. Yo reaccioné y recordé como me había dejado y le dije “aquí están las toallas que pediste y si me quisieras no me hubieras dejado”. Me dijo “cuando termine tu horario de trabajo ven, te invito a tomar un café y platicar@. Yo me retire.
Trabaje ya inquieta y si bien tenía mucho coraje, era más grande el amor que sentía y los deseos de verlo, de abrazarlo y de hacer el amor con él. Así que cuando termine de trabajar fui a mi casa para vestirme lo más puta que pude, dado que quería seducirlo, me puse un vestido negro, muy corto y escotado, medias negras, liguero, brasier y tanda de hilo dental en color rojo, etc., y fui a buscarlo. Al abrirme la puerta, tan pronto me vió, me abrazó y me besó, me agarró las nalgas y me puse de rodillas para sacar su pene y lamerlo y mamarlo, luego me levante y lo tiré en la cama y yo me subí arriba de él para que viera y agarrara mis pechos, los lamió y mordió y luego me volteo y se subió sobre mi, puso mis piernas sobre sus hombros y empezó a empujar su verga dentro de mi una y otra y otra vez, haciéndolo con mucha energía de tal forma que no pude contener el silencio y empecé a gemir y gritar fuerte así “aaaahhhh aaaaiiii aaaahhh …” terminó dentro de mi y platicamos hasta quedar dormidos, pero toda la noche me estuvo agarrando las piernas y las chichis.
A la mañana siguiente, al despertar, me volvió a coger y luego fuimos a desayunar. Me platico porque no me había buscado pero que si lo aceptaba que me fuera a vivir con él, dado que vivía solo en Villahermosa. Me pidió que lo pensara y que él proximo mes que viniera le resolviera. Después pasamos el resto del domingo muy contentos, viendo tele, platicando, besándonos y cogiendo. Y así todo el tiempo hasta la noche que se tuvo que despedir.
Por eso fue un muy bonito fin de semana, ya que me entregué a mi primo y me reencontré con mi novio.
Una respuesta
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