mayo 23, 2020

2426 Vistas

mayo 23, 2020

2426 Vistas

Crecen las magnolias

0
(0)

Salí temprano del trabajo con un poco de inquietud, sentía un profundo calor que me sofocaba desde adentro, así que decidí entrar a un café para tomar una limonada. En la barra no había nadie, así que me acomodé muy cerca de la caja para beberla apresuradamente y salir lejos hacia ningún lugar determinado. Después de saludar y pedir lo que quería, el cajero cobró y me entregó el recibo mientras gritaba con voz firme sin ser escandaloso – Por favor, dos limonadas, pero muy rápido porque tenemos prisa – Me sentí sorprendida pensando que se había equivocado, revisé mi factura y sólo había cobrado una. Subí la mirada y el joven me se había quedado mirando. Al ver la expresión de interrogación que yo tenía, no tardó en responderme.

– Las cosas buenas se contagian –

– ¿La sed le parece cosa buena? –

– La sed no, pero me contagia un calor muy íntimo que usted despide y siento que le viene desde muy adentro – El chico me dejó tan en mi sitio que no se me ocurrió nada para responder. Me sentía descubierta. Me trajo la limonada y se bebió la suya, lentamente como yo. Lo miraba de soslayo y no hallaba que decir. Pensé entonces que estaba pasando con migo y recordé mi tratamiento. Entonces un poco mejor ubicada en mis circunstancias decidí preguntarle. –

– ¿Qué piensa usted que me sucede?

– ¿No estará tomando usted algún medicamento? –

– Ahora que lo menciona estoy tomando un nuevo medicamento a base de estrógenos, somos varios que participamos en el experimento, gracias a su perspicacia ahora entiendo mejor lo que me está sucediendo –

– Le voy a dar un consejo. Escúcheme con atención. Al final de este pasillo hay una puerta de vidrio. Allí, por un precio solidario podrá pasar todas las horas que quiera por el mismo precio para disfrutar de un baño turco, un sauna, o como le llamen. Cuando salga relajada agradecerá mi consejo, luego pasará por acá que yo le invito una cervecita –

El chico es alto y muy bien parecido. Su piel es blanca. Alto, corpulento, fuerte, viril y con la sonrriza bonita de la gente que no hecha trampas.

– Le dí las gracias y me dirigí al sauna diciéndole – Así será –

El lugar es muy limpio y ordenado. Está bastante solitario. Después de registrarme me entregaron una toalla con una tela de sábana para amarrarla a mi cintura como si fuera un guayuco. Una llave con un número para guardar mi ropa, un par de chinelas y una pastilla de jabón. En una sala contigua está un vestuario y una sala de duchas.

Por un lado me pasa un tipo desnudo saludando muy amistoso – Buenas tardes, bienvenido al sauna, hoy está muy tranquilo, estamos solos los dos – Le respondo con lo mínimo que podría hacer para mantenerlo a la raya, sin dejar a un lado mi educación – Muchas Gracias – Pero con un gesto en la mano sin detenerme a mirarlo. Confieso que ver la imagen un culo peludo moviéndose entre las duchas del sauna nunca me atrajo para nada, pero por primera vez durante este proceso inducido por el tratamiento de hormonas, percibo que los hombres están actuando de manera diferente con migo, quizás porque me perciben delicada. Primero el joven de la cafetería y ahora la forma peculiar como me mira el tipo que tan amablemente me saludó. No, deben ser apreciaciones subjetivas mías, deseos reprimidos que de alguna manera no quiero asumir. Los hombres que siempre han pasado desnudos a mi lado, jamás se han portado como este tipo, si los he mirado es porque se han colocado frente a mí, y siempre me mantengo natural como si estuvieran vestidos. Termino de colocar mis cosas en el casillero. Siento como si alguien estuviera llamando. Es ese tipo alto, fuerte, y diría que musculoso, hombros anchos, con facciones que recuerdan a los gitanos de las películas. Lo sorprendo que está tranquilo mirando mis nalgas y al parecer tenía rato buceándome mientras me desvestía. Pero me hago el desentendido, como si no lo hubiera notado. Paso por su lado sin ni siquiera voltear a mirarlo y me meto en la última ducha del pasillo. Disfruto del agua refrescante, cierro la llave y me enjabono todo el cuerpo. El jabón se me resbala entre las manos y me inclino para recogerlo. De pronto siento que abren la llave de la ducha que está detrás de mí. Y allí está el tipo goloso mirando mis nalgas de nuevo. Ahora recibe el chorro de agua mostrándome algo muy bien proporcionado que sostiene con las dos manos. Trato de no mirar otra vez hacia abajo. Lo miro a los ojos con cara de desprecio. Ahora baja su mirada sorprendido, tal vez, por lo hinchados que tengo mis tetillas, yo diría que ya no con la misma gula con que miraba mis nalgas, su expresión sugiere la sorpresa. Ahora caigo en cuenta de que por fin están haciendo su trabajo las hormonas con mi cuerpo. Pienso que tal vez se deba a algún olor que despido desde este calor que me sale de adentro. He dejado que ese tipo me mire demasiado. Sospecho que de alguna forma me ha atraido la forma atlética de su cuerpo. No puedo evitar volver mi vista hacia abajo y me asusto al contemplar que lo tiene completamente erecto. Es un hermoso palo lo que tiene entre sus manos, pero que busque a otro para masturbarse. Empiezo a a sentir un rechazo natural hacia ese tipo, no me gusta el acoso. Así que decido salir lo antes posible de aquí. Sin ni siquiera secarme salgo inmediatamente para dejarlo solo, sin poder sacar de mi mente la reacción de mis hormonas al contemplar a ese muérgano tan bien dotado considerándome presa fácil.

De pronto me encuentro envuelto en esta inmensa nube de vapor, todo está muy oscuro en la sala principal, el calor es intenso. Me mantengo refugiado durante más de quince minutos. Pronto me siento un poco sofocado pero no podía encontrar la puerta de la salida. De pronto se abre la puerta, y puedo ver al tipo de nuevo, siento el pálpito de que me está buscando y huyo hacia una sala más pequeña y más oscura donde hay varias personas conversando. No encontrando espacio para mí en ese lugar, me marcho hacia otra sala contigua. De pronto me tropiezo con alguien muy fuerte y estoy a punto de caer al piso por el resvalón, pero con un reflejo sorprendente me sostiene por la cintura, prácticamente me eleva del suelo, y cuando me siento a salvo es porque me tiene abrazado sosteniéndome entre sus brazos.

Mis pies están todavía en el aire, me sujeto cruzando mis brazos sobre su cuello. Mientras me percato de mi situación tan peculiar, y observo a lo lejos al tipo del episodio de la ducha que se aproxima, entonces le digo al oído al tipo que no me suelta – Muchas gracias, pero por favor no me suelte todavía porque estoy a punto de desmayarme. Realmente mi corazón palpita acelerado, y él lo siente porque yo también estoy sintiendo el suyo.

– ¿No te habrás lastimado? – Me responde también en voz baja. Su voz me suena muy familiar, trato de ver sus rasgos y es entonces cuando logro identificar de quien se trata. Lo único que se me ocurre decirle es decirle – Vaya que bueno que eres tú. Estaba un poquito avergonzado. Siento mucho miedo, y te repito que  no me vayas a soltar todavía – Es que estoy adherida como una hembra a un pecho peludo que al contacto con mis senos, me producen una pasiva sensación de seguridad. Ya estamos abrazados por tiempo suficiente para acariciarnos. Me está colocando poco a poco más cerca del piso hasta que mis pies hacen contacto. Me siento realmente confortada.

– Gracias, muchas gracias por haberme salvado, ahora soy yo quien te debe la cerveza –

De pie y separada de su cuerpo puedo apreciar con mis ojos su robusto pecho, mis manos se quedan enganchadas en sus hombros. Lo miro con esfuerzo para visualizar mejor su rostro. Coloca su frente sobre la mía, me suelta de las caderas y me toma por las mejillas; y como si nada, coloca sus labios sobre los míos. Cerré la boca para ofrecer un poco de resistencia, craso error. El hombre desistió de la idea de besarme. Así que recosté mis mejillas sobre su pecho disfrutando enormemente la sensación de toda su virilidad tan cerca de mi cuerpo. Tiernamente me toma por una mano para conducirme a la salida. Afuera hay una piscina atemperada, un barra, unas mesas y al fondo unas sillas de extensión con una mesita para colocar las bebidas.

– Mejor estamos aquí que en el cafetín de afuera – Le digo como para comenzar a conversar. El joven hace una seña con las manos simulando las alas de un ave, y en seguida llega el mesonero con dos cervezas del Águila.

– Después de este doble encuentro tan grato, ni siquiera nos hemos presentado, Yo soy Joao Da silva, estudiante de medicina que ayudo durante algunos ratos libres en el negocio de papá. ¿ Y tú a que te dedicas –

– Soy Mariano Gozález. Encantado de conocerte, sobre todo en estas circunstancias en que me salvaste. Estudié arquitectura y trabajo en una agencia de publicidad haciendo dibujo publicitario y diseñando ambientes para filmar cuñas para el cine y la televisión –

Se me queda mirando en el pecho, con una mirada totalmente distinta al pesado de las duchas. Sin embargo siento un poco de pudor, y parece que me nota un poco de rubor que pronto se me disipa, quizás al escuchar sus palabras – El tratamiento te asienta muy bien. Tu piel se siente muy suave y tus senos florecen hermosos como los de una adolescente. Espero que estés disfrutando mucho tu proceso de feminización – La inteligencia de este joven me tiene atrapada. No es tan solo esa virilidad lo que lo hace atractivo, posee la mayor belleza que puede exhibir un hombre, su inteligencia. Hablamos de muchas cosas. Tomamos varias cervezas, finalmente me habló de él, de sus estudios, del poco tiempo que disponía para entretenerse, pero que le gusta mucho la idea de convertirse en médico. Que está comenzando un posgrado en cirujía y quiere dedicarse al tema de la reasignación de género.

– Entiendo que hay muchas personas que no se sienten confortables con el género cuyos rasgos externos lo identifican –

– ¿Te refieres a mi caso? –

– Presentas todos los síntomas de los pacientes que están viviendo ese proceso, he visto de cerca varios casos. Con frecuencia muchos se arrepienten –

– El caso mío es muy particular. Proviene de la pubertad. Mi madre preocupada por mi reducida estatura y mi poca disposición para salir a la calle a patinar, a pasear en bicicleta o a jugar pelota como los demás hijos de nuestros vecinos. Yo pasaba horas leyendo novelas, preparando recetas que veía en la televisión. Fue en el momento cuando comencé a usar su máquina de coser para arreglarme a la moda la los uniformes del liceo cuando me suministró una medicina que estaba de moda en los laboratorios farmacológicos. Un golpe vitamínico con un elevado porcentaje de estrógenos, que lejos de hacerme crecer, estimuló el incremento de mis rasgos femeninos. Recientemente tuve la oportunidad de encontrar medicamentos a base de componentes semejantes a los de aquella pócima mágica, y me siento tan bien dejando fluir todo lo femenino que ha permanecido reprimido en mí. Me quedo callada y satisfecha de haber encontrado alguien a quien poder contarle esta tensión interna que he sufrido y que de alguna manera me libera compartirlo contigo –

– No tienes porqué agradeceme, conque podamos vivir esa experiencia juntos es suficiente, si algún día llegas a ser Mariana, serás para mí el mismo ser humano tan sensible y cariñoso, o cariñosa, como prefieras que te trate – Quedó el ambiente con un silencio tan agradable, tan lleno de paz que a ninguno de los dos nos hizo falta decir palabra alguna. Una sensación de confianza compartida, una  amistosa muy íntima relación se está generando entre los dos. Nos miramos, nos sonreímos, me toma de las manos y me las acaricia. Llegado el momento hace otra seña en el código que comparte con el mesonero y antes de que llegue, me preguntó si yo sabía nadar.

– Siempre he querido aprender pero me da mucho miedo –

– ¿Y si yo te enseño a flotar primero lo intentarías? –

– Contigo encantada – No termino de hablar cuando el mesonero nos trae dos bañadores. Joao se lo pone y se lanza al agua y me espera bajo la escalera para recibirme. Yo me lo coloco con más parsimonia mientras el me contempla desde el agua. Cuando comienzo a bajar, lo hago lentamente. Me doy cuenta el ángulo desde donde me mira y me produce una emoción muy agradable pensar que me este mirando las nalgas sintiendo algún deseo. Por fin estoy en el agua pero mis pies no tocan fondo.

– ¿Está muy hondo? –

– Eso no importa porque estoy muy cerca de tí – Efectivamente. Sus brazos están sujetados a los barrotes de la escalera por debajo de mis axilas. Su cuerpo me cubre como un manto, pero abajo siento un bulto y me suelto una mano para acariciarlo. Mientras trato de meter la mano por dentro del bañador, justo cuando comienzo a deslizar mi mano acariciando primero su barriga, casi simultáneamente me responde con sus labios mordelones haciéndome cosquillita en el lóbulo de la oreja. Lo siento grueso y vigoroso. El tipo es todo un amor.

– Lo primero que debes aprender es a respirar. Debes agarrarte de esta orilla y haces lo mismo que yo. Cuando estás afuera tomas aire por la boca cuando estás dentro del agua, es cuando empiezas a bajar siempre soltando lentamente el aire por la nariz. De esta manera no te entra nunca el agua y te ambientas al los cambios entre una y otra dimensión –

– ¿Dos dimensiones? –

– Cierto, la dimensión líquida y la aérea –

– Contigo no siento miedo, creo que ahora si voy a aprender muy rápido –

– ¿Estás tan familiarizada con el agua y tienes suficiente confianza con migo para que practiquemos un ejercicio de salvamento? Es muy sencillo, solo debes relajarte muy bien y tener en cuenta de que cuando saque la cara del agua coges aire y mientras la tengas dentro del agua expulsas el aire por la nariz –

Todo sucede muy rápido, Joao me cruza desde atrás con su brazo, me dice al oído que suelte mis manos y me relaje mientras camina con migo hacia el centro, me levanta por las caderas para enseñarme a flotar. —  Ahora voy a nadar contigo sostenida con un brazo mientras te llevo haciendo remos con mis pies y el brazo que me queda libre — 

Llegamos a la orilla en un santiamén. Tan pronto me saca del agua me pide que me quede en posición horizontal mientras se coloca frente a mí para suministrarme respiración de boca a boca.

– ¿Que tal si entramos otro rato al sauna? Me ayuda caballerosamente a levantarme, y tomados de la mano, entramos a darnos otro baño de vapor. Adentro nos sentamos en un cuarto muy oscuro que está al fondo. Me sienta en sus piernas como a una niña. Me dice al oído lo feliz que se siente por haberme conocido. – Me encantan esos retoños de magnolia que hacen resaltar toda la mujer que se te está escapando para fuera. Es una metamorfosis muy hermosa la que estás viviendo. Quiero que me permitas estar a tu lado durante el proceso – Salimos hacia las regaderas para refrescarnos los cuerpos, nos tomamos otra cerveza y nos volvimos a meter al baño de vapor. Nos abrazamos de nuevo, lo más emocionante es sentir como se va aproximando a mi regazo para llenarme de besitos regados por cada uno de mis senos. Lo máximo es justo cuando presiona levemente mi pezón entre sus labios y siento su lengua traviesa deslizarse por la punta. Primero uno y luego el otro. La toalla que precariamente tenía ajustada a la cintura se cae quedando tan cerca su cuerpo desnudo que comienzo a percibir la antorcha encendida de su virilidad tan cerca de mí, que con un movimiento reflejo lo acerco mucho más y más, para probar como se siente al contacto con mi cuerpo. Me toma por la cintura para estrecharme. Es un proceso delicioso la forma como lentamente va subiendo sus manos hacia mi espalda para acariciarme. Lentamente me va acariciando de arriba a abajo con mucha ternura. Pero al sentir sus gruesas manos sobre mis nalgas no puedo resistir la tentación de encontrarme con sus labios. Al penetrar su lengua tan grande dentro de mi boca que mientras entra y luego sale, aprovecho y le hago un huequito con los labios, y comienza a penetrar su lengua lentamente en el orificio que le he hecho con la boca, es entonces cuando me dice al oído – Así te la voy a meter por el culito antes de hacerte mía. Con mi mano comienzo a palpar eso tan grande y tan grueso que me está prometiendo, me imagino a su lengua entrando por abajo como la siento arriba y me enloquezco tanto que me voy en un intenso orgasmo acariciando este caliente, grueso, vigoroso y erecto miembro que en un futuro no muy lejano irá entrando poquito a poquito hasta lo más profundo de mí.

Las dos manos no me alcanzan para recorrerlo con mis manos debido a las dimensiones. Así que decido ayudarme con mis labios y comienzo a besarlo con ternura. Hinchada y apetitosa entre mis labios, pero no alcanza a meterla completa dentro de mi boca, porque ya se está chorreando tibia toda su leche sobre mi cara, y termino estrechándolo contra mi pecho para que termine de como u buen jardinero, con la manguera entre sus dos preciadas magnolias.

ESTA HISTORIA ESTÁ EN PLENO DESARROLLO, PRONTO CONTINUAREMOS INFORMANDO.

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

3 respuestas

  1. haldewh

    Mеet аrоused lovers with hard bonеrs – http://gay.analsex4.fun

  2. haldewh

    Listо pаra fоllаr cоn un «oso» caliente еsta nоche? – http://gay.analsex4.fun

  3. helenx

    Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt

Deja un comentario

También te puede interesar

FUI LA NENA DE MIS PRIMOS

anonimo

21/02/2014

FUI LA NENA DE MIS PRIMOS

Por jugar a ser una putita.me converti en uns

anonimo

13/09/2014

Por jugar a ser una putita.me converti en uns

Haciendo las paces con la ciudad

dlacarne

20/02/2023

Haciendo las paces con la ciudad
Scroll al inicio