Por

Anónimo

enero 24, 2013

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Toda una señora

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La persona que en algún momento lea esto se dará cuenta, que su aventura loca aun cuando no lo pensara tuvo un testigo presencial, a ella la llamaré Marcela, para ocultar su nombre, a el no hace falta ocultarlo. Los hechos sucedieron asi.

A pesar de que tenia baño en mi casa, por costumbre algunas veces iba hacia la caña para realizar mis necesidades fisiológicas, eran algo asi como las 5 de la tarde de un dia jueves, bajaba hacia la parte baja entrando a San José, junto al puentecito que cruza la pista, casi donde empiezan los pinos, era tal mi prisa que no pude adentrarme mucho y casi me senté a un par de metros dentro de la caña. Estaba en esa tarea, cuando vi que por la esquina del la loza bajando por el estadio hacia la caña también, apareció Marcela, de seguro va al mismo propósito mio me dije, porque algunas veces la había visto recurrir a la caña asi como yo, al parecer no tenían baño aun en casa, no le di mayor importancia cuando la vi que mientras lentamente avanzaba miraba hacia atrás y hacia todos lados, no fue para mi nada sospechoso hasta que desapareció de mi vista, cuando enseguida por allí donde había bajado Marcela apareció nuestro conocido amigo Titá, este huevón, , está siguiendo a Marcela me dije entre mi, pero al recordar la actitud de Marcela, una duda se metió en mi, estoy loco o que, me dije otra vez, cuando al minuto Tita desapareció detrás por donde había desaparecido Marcela, por la esquina bajo el estadio junto a la caña.

Marcela es una señora ya entrada en edad, casi 50 años creo yo, con hijos y marido obviamente (no puedo detallar más porque no quiero que se haga evidente de quien se trata, es un secreto entre ella yo y Tita que de sobra sabemos nunca dirá nada)

La duda y mi mente algo pervertida me dijeron que tal vez Titá no estaba siguiéndola como a veces acostumbra hacer, y si ella quiere que lo siga, o la esta llevando a propósito, me dije en mi mente. todos sabemos que la pinga de Titá lo han visto todos en San José y claro que más de una mujer quisiera comerse una pinga como esa, pero de Marcela era difícil de pensar, mi pinga aun sin proponérmelo por el solo pensamiento se paró enseguida. Me limpie enseguida y excitado como me había puesto, Salí, y mirando disimuladamente hacia un lado y otro de la pista, aun cuando alguien estuvo entrando a San José en su bicicleta, y otra moto venia llegando algo lejos, tratando de que pareciera natural entre a la caña al otro lado de la pista, justo al cuartel donde por la parte superior, junto al estadio, había desaparecido Marcela seguido de Tita.

Ya dentro de la caña considerando que el tamaño de la caña sobrepasaba apenas mi estatura, lo más sigiloso posible y con la prisa de la excitación que me decía que tal vez mis sospechas fueran ciertas, avance adentrándome más mientras mis oídos casi biónicas trataban de captar hasta el más mínimo sonido, los nervios casi me traicionaban, de pensar que si mi sospecha era falsa podía quedar mal parado y hasta tener problemas o acaso ser acusado de mirón, pero mi morbosidad fue superior y seguí hasta que llegue a la calle que divide el primer cuartel pegado al estadio, algo protegido por algunas matas de caña junto a la acequia de regadío, verifique si había alguien por allí, al no ver a nadie Salí hacia la calle y pegándome un poco al cuartel afine más mis oídos, mi instinto detectivesco, me decía que según mis sospechas ese segundo cuartel seria el elegido, cerca a al estadio, era imposible, por lo que determine que tenía que ser más de medio cuartel hacia abajo, como estaba en ese momento casi en medio, me dirigí hacia abajo, entre la tierra me pareció ver unas huellas que no sabía si eran o no pero confiando en mis instintos seguí los que entraban unos sucos más abajo, era lógico que si la intención de Marcela era lo que yo me imaginaba se adentraría lo más posible, rogué al cielo porque mis sospechas fueran ciertas, mientras casi con sigilo militar un par de surcos más abajo por donde entraban las huellas avance metro a metro casi rampando, cada metro que avanzaba quedándome quieto agudizaba mis oídos, una, dos, tres, cuando a la cuarta claramente escuche más adelante el sonido de la caña cuando es rozado por algo o alguien, me quede quieto, de pecho sobre el surco, no sobre el lomo, miraba hacia de donde había venido el sonido y nada, mi corazón se aceleró y casi perdia la respiración por el temor que hasta mi respiración fuera oído y espantara lo que más convencido imaginaba, avance unos cinco metros más cuando claramente escuche un sonido que no podría detallar, pareció gemido, un quejido o algo no tan claro que acelero aun más mis latidos, estaba convencido, ese sonido por lo menos yo lo había alcanzado a descifrar y sacar mis conclusiones y dar ya por ciertas mis sospechas.

Me quede quieto unos segundos, acaso dude pero completamente decidido y ya sin temor a nada, pero más sigiloso aun avance casi como una serpiente hasta donde el bullicio, mezcla de sonidos inentendibles, se fue acentuando, por fin mis ojos después de hurgar entre la no muy tupida caña alcanzaron a divisar, dos figuras, allí estaban, hundí mi cara sobre el suelo al descubrirlos por fin a unos 10 metros de distancia más o menos, claro que eran ellos, en tres segundo levantando mi mirada y con mi palpitación un poco más pausada busque y encontré rápidamente que dos surcos más abajo por donde había entrado se encontraban los dos, agudice esta vez mis ojos, que claramente los identificaron, entre la obstrucción de una y otra hoja un par de metros más adelante encontré la ubicación perfecta, echado sobre el mismo surco eleve mi cabeza y cual binoculares encontré el punto perfecto, Tita estaba sentado sobre el suelo y Marcela encima de Tita sin mucha prisa bajaba y subía, la falda de Marcela obstruía mi visión de ambos sexos pero era evidente que tenía la pinga incrustada en su concha, el short de Tita estaba hacia un lado y sentado con gestos extraños en su cara algo sucia parecía más asustado que feliz, Marcela manejaba la situación, meneándose de un lado al otro sentada completamente sobre la pinga de Titá, aunque casi estaban de costado hacia donde yo estaba, podía notar claramente como se mordía los labios y entrecerraba los ojos una y otra vez, su quejido mezclado con gemidos apenas audibles se podía escuchar apenas, subía y bajaba sin miran hacia atrás. Tita miraba hacia la espalda de Marcela, mientras sus manos se apoyaban en el suelo mientras Marcela seguía bajando y meneándose buscando mayor o mejor penetración, en un momento se quedó quieta y llevo su mano evidenciando que la pinga de Tita se le había salido, de seguro tomo la pinga en sus manos para dirigirlo nuevamente a su concha, cerrar sus parpados fuertemente y morder sus labios demostraron que nuevamente la pinga entraba en su interior, se sentó completamente hasta que sus nalgas que apenas podía ver se juntaron con las piernas desnudas de Titá, en ese momento lleve mi mano a mi pinga que quizá más dura que la de Tita casi reventaba, ni modo solo alcance a acomodármelo mientras mis ojos no perdían ni un segundo tremendo espectáculo jamás soñado. Era lógico pensar que no era su primera vez, aunque Marcela miraba a uno y otro lado por momentos no lo hacía con mucho susto, mmm,mmm,mmm era lo que más se oía mientras sus labios seguían apretados para no gemir con fuerza, sabía que no podía gritar libremente, en esos pensamientos estaba cuando vi Marcela que acomodándose la falda se hizo de lado sin ponerse de pie completamente, en cuclillas giro colocándose de cara a Tita y mirando la cara asustada de Tita tomo en sus manos la brillante pinga de Titá que por su tamaño no podía estar completamente parado, su mano se perdió sobre la pinga lo frotaba degustando en sus manos eso que le estaba dando placer, con más fuerza que delicadeza casi se lo estrujaba mientras más miraba la pinga que a Titá, este sintiendo el gusto por el frotamiento entreabría grotescamente la boca esbozando una mueca más rara que excitante.

Pingon, que rica pinga tienes � la escuche decir claramente �

Quieres cacharme más, quieres más �le preguntaba mientras tita sintiendo su pinga estrujada no podía cerrar la boca.

Entendí que no adoraba esa pinga solo lo deseaba, y aunque parecía querer destrozarlo con ambas manos ahora, se estaba muriendo por volver a comérselo

Que pinga, me dije a mi mismo, claro que era una buena pinga, yo ya le envidiaba y claro que también envidiaba la concha que se estaba comiendo, unas ganas inmensas de descubrirlos me dieron y pedir porque no el precio de mi silencio, pero caí en la cuenta que aun no había terminado el espectáculo y quería saber que más pasaría me hizo decidir seguir espiando desde mi escondite.

Inclinándose un poco más olisqueo la pinga de Titá casi rozando con su nariz esa brillante pinga, pero no se animo a chupárselo, entendí que hasta allí no se atrevía, ahora, tomándolo de la mano, lo hizo parar y sin soltarle la tiesa pinga se puso de espalda, miro para uno y otro lado y al no encontrar sus ojos intrusos, inclinándose siempre de espaldas llevo su trasero hacia Tita, miro otra vez a los lados y ahora si se levantó la falda, de costado siempre hacia mí, pude contemplar la blancura de sus nalgas y sus muslos, Tita bajando la mirada, casi sin mucha convicción poso sus manos sucias sobre sus espalda a la altura de la cintura, como prestándose a culear sobre esa posición.

Rápidamente el trasero de Marcela busco la penetración, la pinga en su mano dirigió directamente hasta el agujero de su concha, el gesto de Tita fue más gracioso cuando alcanzo a meter su pinga otra vez en esa concha hambrienta, mmm, mmmmmm, más largo fue esta vez el quejido y su trasero se junto a la pelvis de Titá

Cáchame, cáchame, alcanzo a decir muy despacito, empuja, empuja, siguió diciendo

Creo que Tita entendió el pedido y empezó a dar sus empujones desacompasados con el movimiento de Marcela,

Aamm, aamm, parecía que ese sonido salía de la boca de Titá mientras daba sus empujones

Mmmm, mmmmm, decía más Marcela, que se seguro disfrutaba como loca, sus labios se apretaban más y más acallando sus gemidos y gritos.

En eso la pinga de Titá creo que por un empujón indebido quedo colgando fuera de la concha de Marcela.

Aammmm, alcanzo a decir sintiéndose abandonada por semejante animal

Marcela se puso de pie, volvió a revisar con su mirada hacia uno y otro lado, otra vez cogió la pinga de Tita y con igual modo anterior ahora con más fuerza y ganas se lo frotaba

Tita esta vez alcanzaba a abrir más la boca sintiendo la fuerza de las manos de Marcela en su pinga, llevo una de sus manos hacia debajo de su falda y hurgo entre su intimidad, no lo entendí en ese primer momento, pero lo que su mano o sus dedos hacían en esos momentos lo descubrí en pocos segundos, casi sin soltar la pinga otra vez se puso de espaldas a Titá, levanto una vez más su falda dejándome ver sus piernas y nalgas, y sin esperar más volvió a acercar su trasero, la mano que sujetaba la pinga se encargo de frotarlo a lo largo de toda su hendidura, dos o tres recorridos desde arriba hacia abajo luego lo detuvo a punto de introducírselo otra vez, sus labios apretujados casi mordidos por ella misma y sus ojos cerrados me dieron la clara luz que esta vez la pinga apuntaba a meterse por su culo, aja, caí en la cuenta que había preparado un poco ese agujero con sus dedos cuando metió su mano bajo su falda, putasa, me dije a mi mismo, en verdad lo era y mientras ella se comía la pinga de Tita la mía casi reventaba y tenía empapado mi calzoncillo, mis ojos no perdían ahora más aun tremendo espectáculo.

Aammmmm, mmmmmm, alcanzo a decir Marcela mientras parte de la pinga de Tita alcanzo a desaparecer en medio de sus nalgas, aaammm, dijo mientras volviendo la mirada atrás posó su mirada en la cara de Tita quien en ese momento dibujaba una mueca cada vez más rara, mescla de dolor placer o que sabía yo, lo miro y tal vez en silencio le agradeció por el placer que de seguro una vez más le estaba regalando, entonces su mano que sujetaba hasta ese momento la pinga se soltó y fue a posarse a la cintura de Titá y ni bien estuvo ubicado allí, más que empujarlo hacia ella lo sujeto para que no se moviera pues en ese momento su trasero busco apretarse contra la pelvis de Tita, aaahmmmmm, su gemido se escuchó esta vez más fuerte porque la pinga de Tita se había perdido completamente en su culo, Marcela bajo la cabeza adolorida y complacida por tener toda la pinga de Titá en su culo, levanto la mirada y sus ojos casi desviados me mostraron que no se le hacía fácil tener esa pinga dentro, ahora se movió de un lado a otro tratando de acomodar esa pinga en su interior, empujó un par de veces, mientras su mano suelta fue y tomando una de sus nalgas la abrió para darse un poco de comodidad y darle mayor confort al trozo de carne en su interior.

Eran unas grandes ganas que tenía de salir y ocupar el lugar de Tita, y considerando que Marcela a pesar de sus años estaba cachable no pude más que contenerme por el deseo de terminar de ver tremendo espectáculo.

Titá con su manos en la espalda de Marcela crispaba sus ojos y abría a cada arremetida de Marcela que empujaba cada vez con más fuerza, ah, ah ah, era más o menos lo que Titá profería, no sé si era más dolor que placer lo que sentía al tener su pinga entrando y saliendo en ese culo que de seguro apretaba su pinga, y casi a mi pedido telepático Marcela se apartó una vez más de Titá dejando colgado la pinga de Titá que se vio grotescamente inmenso y embadurnado mescla de jugos propios del lugar donde había estado metido, Marcela tomo una vez tomo con su mano la pinga de Titá y ahora si se deleito estrujándolo, Titá boquiabierto solo se dejo hacer, Marcela tomo entonces una carga de saliva en su mano y froto aún más la pinga que sabía que volvería a metérselo, ahora soltando la pinga de Titá lo obligo mientras bajito le decía que se sentara sobre el suelo, sin mucho convencimiento Titá en pocos segundos estuvo ya sentado, poniéndose de cuclillas Marcela tomo una vez más la pinga tiesa ahora volviéndose de espaldas a Tita levanto una vez más el vestido y manteniéndolo ahora sui sobre la altura de su cintura tomo con una mano la pinga de Titá y se lo dirigió a la entrada de su culo una vez más, ahora la visión que yo tenía era mucho más clara sus nalgas blancas estaban expuestas y todo la dimensión de sus piernas, y arrecha como estaba sin perder tiempo se metió la pinga entera en su culo, sus nalgas descansaron sobre las piernas y pelvis de Titá, mientras esta vez abría la boca de placer, se removió en círculos y de un lado para otro acomodándoselo en su interior y con más placer gemía con mayor ímpetu pero siempre muy despacio tragándose sus ganas de gritar y mordiéndose con fuerza los labios, empezó a subir y bajar y podía ver como la pinga de Tita aparecía y se perdía con cada embestida, la boca de Tita ya no podía abrirse más y empezó a respirar más fuerte y con más fuerza, ella volvió la mirada sin dejar de moverse y vio la expresión de Titá que soportaba el peso del trasero de Marcela, esta acelero más y revoleando su cabello y cabeza de un lado para otro se había vuelto loca mientras subía y bajaba. En eso Tita dio un gritito raro que jamás oído en ninguna parte y empezó a estirarse en su lugar mientras se removía en su lugar, su boca y sus ojos se desviaron casi a la misma vez Marcela dejos de subir y bajar y al igual que Tita se comenzó a remover con desesperación, sus gemidos se acrecentaron y se hizo evidente que Tita le estaba llenando el culo de leche, era un espectáculo que jamás ni en las miles de películas porno había visto ni vería jamás, Marcela arqueaba su cintura sin dejarse de removerse sobre la pinga de Tita que de seguro estaba descargando leche en su interior en eso, se quedó quieta y elevando su cabeza casi echándolo atrás se mordió fuertemente los labios y enseguida dejo escapar un aaaahhhhhhhhhh lastimero y callado que la delato, se estaba viniendo con la pinga de tita enterrada en el culo de Titá, mientras continuo removiéndose ahora más despacio, en un minuto más se quedó quieta al igual que Tita que de seguro al haber empezado primero a vaciarse ya había derramado toda su leche.

De pronto con una prisa inesperada. Tal vez volviendo a la realidad Marcela se levantó y tomado el paquete de papel higiénico y sentándose rompiendo un buen trozo metió su mano se limpió rápidamente hasta tres veces mientras casi ni miraba a Titá que habiendo tomado su pinga lo estrujaba en su cabeza como tratando de sacar la última de gota de leche que podía aun tener, vaya pinga que se había comido Marcela, me dije, que cachera, dije también, en mi lugar empalmado y empapado como estaba había desistido en descubrirlos, no me di valor y me resigne a haber visto un gran espectáculo porno en vivo y en directo

Marcela se reacomodo la falda se lo sacudió, reacomodo su cabello, con papel higiénico se limpió el poco sudor de su frente y cara y mientras Tita lo miraba aun sentado empezó a caminar por donde seguro había entrado y en segundo desapareció. Tita se levantó entonces y sin limpiarse siquiera se colocó su sucio short y detrás de Marcela se fue lentamente. Yo sin poder contenerme me levante y en segundos estuve allí en el mismo lugar y mientras miraba el lugar y recordaba lo visto me saque la pinga y me corrí una paja magistral que termine derramando un lago de leche que termino cayendo sobre los papales con los que Marcela se había limpiado el culo y la concha.

Fue un pajazo riquísimo que por ahora me satisfizo, luego de ello Salí por mismo lugar por donde ellos habían salido y ya no los encontré

Dispuesto a estar atento a que volviera a repetirse una situación como la de hoy me fui y aunque he tratado de vigilar a Marcela y Tita no he podido volver a encontrarlos y aunque no pierdo la esperanza sigo vigilándolos y tarde o temprano estoy seguro les volveré a contar una historia similar y les aseguro que si vuelvo a encontrarlos esta vez nada ni nadie me detendrá y Marcela tendrá que ser mia.


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2 respuestas

  1. nindery

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