Por

Anónimo

septiembre 7, 2018

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Gesa PT III - Oportunidades

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Llegó el lunes, como de costumbre fui el primero en la oficina, bueno quizás a excepción de la gente de limpieza, quienes estaban por retirarse. Me dirigí a la primera habitación a la izquierda, abrí la puerta topándome de frente a mi escritorio, me senté y comencé con mis actividades, a paso lento debo admitir ya que esperaba con emoción la llegada de Gesa. Pasaron los minutos y mis compañeros iban llegando uno a uno, “Buenos días” decían todos como regla general. El reloj marcaba veinte para las nueve, cuando tocaron la puerta, sabía que era ella, porque a pesar de tener llaves de todas las puertas en la oficina, prefería tocar la puerta antes que meter la mandó en su bolso para buscar sus llaves. Cuando escuché un “Hola chicos, buenos días” recorriendo el pasillo pude confirmarlo, Pronto pasó frente a mi puerta con dirección a su oficina, levantando la mano para saludarme con su cotidiano “Buenos días” mientras me sonreía, de manera que le respondí de la misma forma, llevaba unos jeans ajustados y una blusa azul cielo a botones con olanes en el cuello y hombros, su maquillaje a pesar de no ser abundante, estaba bien hecho, y llevaba el cabello con una trenza que empezaba en el borde de nuca . Ahora sabía que estaba realmente enamorado de esa mujer.  

 
Al poco tiempo, el compañero que compartía lugar conmigo llegó finalmente, me saludó con apatía y se sentó en el escritorio paralelo al mío, por mi parte me concentré en terminar mis cosas, tratando de abandonar la idea de intentar hacer algún movimiento con mi jefa, aunque cada vez que pensaba en ello, la idea tardaba en disiparse. Así pasaron las horas, hasta llegar el momento del almuerzo. Como era lunes, no era mi costumbre prepararme algo de comer, por lo que generalmente comía en alguna fonda, así que antes de salir de la oficina, me acerqué al despacho de Gesa,  como usualmente hacía le informaba que iba tomar mi hora de comida, y que si necesitaba algo, tenía mi número. Ese día pasó sin incidentes, y aunque la mayor parte del tiempo me debatía entre intimar o no con Gesa en la oficina, la mayor parte del tiempo terminaba por abandonar la idea, de manera que el resto de la semana nuestra interacción fue muy poca, hasta que llegó el jueves. 

 
Yo me encontraba haciendo algunos archivos del personal, muy temprano, nuevamente era el primero en llegar, cuando tocaron la puerta, pensé que se trataba de Gesa, aunque era muy extraño que ella llegara temprano. no tardé en dirigirme a la puerta y encontrarme con ella y su tradicional “buenos días” entró en el edificio y pude apreciar su cuerpo ceñido en un vestido de tirantes gruesos color blanco, que era un poco holgado, tenía un escote discreto que dejaba ver parte de sus hermosos pechos, y dejaba ver la mitad de sus carnosas piernas, llevaba el pelo suelto y su ligero maquillaje de costumbre, con unas zapatillas de tacón bajo. Cerré la puerta tras ella, solo para dirigirme a mi escritorio. Sin embargo, ella me tomó por el brazo. 
 

  • Oye – me llamó – ¿Pasa algo? –  La pregunta me tomó por sorpresa. 

  • ¿Que? No nada ¿Por qué lo preguntas? – Mi interés era genuino. 

  • Pues no es que me evites, pero ya no me buscas tan seguido – Me dijo 

  • ¿Ah sí? No lo había notado, bueno he tratado de distanciarme un poco es verdad, pero es con el fin de no hacer que sospechen nada – se rio un poco. 

  • Tonto, como si no supieran que me llevo bien contigo – Me golpeo el hombro – Me llevo bien con todos, así que no seas “precavido” que lo único que conseguirás es que piensen que estás molesto conmigo – 

  • Bueno… – Lo pensé por un momento – Tienes razón, aunque aparte de eso… – Me encogí en hombros. 

  • ¿? – Me miró intrigada. 

  • Aparte de eso, pienso que si estoy mucho tiempo cerca tuyo… no puedo asegurar que pueda mantener el control sobre mí – Me miró como si le hubiese contado un chiste y comenzó a reír. 

  • Así que es eso – Lanzaba carcajadas – ¡ay, muchacho! – Me abrazó – Tranquilo, pasará lo que tenga que pasar – Me dijo con voz suave. 

  • ¿No te preocupa que nos atrapen? – Pregunté  

  • Por eso debes encontrar buenas fachadas –  

  • Ah, es mi responsabilidad – 

  • Si quieres comer del fruto prohibido, si – Me susurró, y me quedé sin decir nada – Vamos a trabajar por el momento – Me besó la mejilla. 

De esa manera comenzó mi jornada laboral, el resto del día transcurrió con naturalidad, y debido a mi carga de trabajo apenas y pude pensar en ventanas para ver a Gesa. 

No fue hasta las 2 de la tarde, mientras mis compañeros se preparaban para ir a comer, que un grito nos asustó a todos, provenía de la oficina de Gesa, al principio dudé un poco, pero cuando de nueva cuenta escuché a Gesa gritar furiosamente mi nombre, corrí a su oficina. Pude notar la cara de consternación en mis compañeros, ella no era de las personas que se alteran con facilidad, y menos de las que gritan. Así que algo muy malo debí cometer para que me llamara de esa forma.  

Entré en su oficina, tan pronto como puse un pie adentro, gritó nuevamente, “¡Cierra la puerta!” seguí sus órdenes enseguida y le miré desde la puerta,  tenía una mirada dura y fría que no había contemplado jamás de forma que me mantuve inmóvil por unos segundos, hasta que su rostro comenzó a transformarse, a un mueca bastante chistosa, debido a su impulso por contener la risa, se llevó las manos a la boca tratando de evitar reírse, mientras su cuerpo se movía presa de su descontrol. Pasaron varios minutos hasta que logró reponerse, se levantó y se me acercó. 

  • Te asusté – Preguntó riendo ligeramente – 

  • Ya lo creo – Respondí. 

  • Tranquilo, ya que estabas tan tenso decidí darte una mano, pero no será así siempre, tenlo en cuenta – Y acto seguido comenzó a besarme – Ahora vamos a hacer que te olvides de ese susto – Dijo mientras desabrochaba mi cinturón y bajaba mi cierre – Esto es por dejarte con las ganas el viernes –  

Enseguida se arrodilló frente a , rápidamente tomó mi falo con su mano derecha haciendo con ella una ligera paja y con la izquierda masajeaba mis testículos, sus manos estaban cálidas y suaves por lo que la paja que me brindaba era agradable, pero mi verga estaba pidiendo a gritos su boca, aquel húmedo y suave lugar que ya había probado una vez y que moría por usar una vez más. La miré con su vestido blanco escotado, que dejaba parte de sus hermosos pechos a la vista. Ella me miró, y solo con mi mirada pudo notar que necesitaba su boca. 

  • ¿Siempre eres tan apresurado? – Me preguntó mirándome fijamente – Paciencia – dijo acercando su rostro poco a poco a mi miembro. 

De un momento a otro, besó con delicadeza la punta del glande, viniéndome corrientes de placer por todo el pene. Nuevamente repitió la acción, dándome otro ligero beso en la punta, esa mujer era malvada, me estaba derritiendo por ser devorado por ella, pero su plan no era ese, de manera que quise tomar un rol más dominante tomándola por la nuca y tratando de encajarle todo mi sexo en su garganta, pero antes de que pudiera empujarla contra mí, volteó la mirada, de forma que mi pene golpeó con su mejilla. 

  • Ey, esa mano – Me susurró apartando mi mano de su nuca, levantándose y acercándose a mi cara sin soltar mi miembro ni dejar de pajearlo – Yo te la voy a mamar, no te vas a simplemente masturbar con mi boca, de acuerdo – Sentenció 

  • Pero Gesa,  yo… –  

  • ¿“Shh” Quieres que la meta a mi boca o no? – Pregunto autoritariamente, dejándome sin palabras – Muy bien ahora, déjame hacer mi trabajo, te aseguro que te va a agradar –  

Nuevamente se arrodilló, dejó de pajearme, dejando mi falo enfundado en el prepucio, así mismo, besó la punta con delicadeza, una y otra y una vez más. 

  • Bien, parece que has entendido, ahora es momento de consentirte – 

Posó sus labios ligeramente sobre la punta e hizo la suficiente presión como para poder retirar el prepucio lentamente a la par que mi glande iba entrando en su cavidad.  Ese fue un ligero alivio, pero aún estaba a tope y esa mujer iba a su propio ritmo. Era aliviador y doloroso al mismo tiempo. Cuando hubo ingerido todo mi glande y una pequeña parte del tronco, comenzó jugar con su lengua con el frenillo, dándole ligeras lamidas rítmicas, solo para retirarse y mirarme fijamente. 

  • Tienes cara de querer follarme la boca – Lamió parte del tronco con lentitud – Pero trata de ser un niño bueno quieres – Dijo con un tono pausado y casi susurrado. 

De nueva cuenta introdujo tímidamente mi pene en su cavidad,  la abrió lo suficiente como para que solo sintiera la presión de sus dos labios cuando se hubo cerrado completamente, solo para retirarse recorriendo lentamente el resto de mi pene,  hasta llegar a la punta, propiciando lentas y constantes lamidas por toda la corona, y el frenillo, mientras masajeaba mis testículos, poco a poco fui recuperando la calma, aunque aún conservaba las ganas de cogerle la boca desesperadamente, sin embargo sus constantes lamidas comenzaron a tomar ritmo, siendo un poco más rápidas, y con su constante masaje comenzaba satisfacer mi erección, mi pene entró en ella nuevamente, esta vez alcanzó poco menos de la mitad de mi falo, lo lamió diligentemente y comenzó a retirarse mientras dejaba un ligero rastro de saliva en mi verga, se detuvo en la punta, sus labios quedaron yuxtapuestos al borde de mi miembro, hasta que volvió a ingerir la mitad de mi pene, repitiendo la misma operación, una y otra vez, tomado un poco más de velocidad. Lo hacía como ordeñándomemostrándome la dirección en la que mi leche saldría eventualmente, finalmente su boca me abandono, únicamente para repetir sus sensuales lametones, su mano que hasta ahora había estado estática, evitando que el prepucio le obstruyera su paleta, comenzó a pajearme con ligera rapidez, parando la mamada, abriendo su boca lo suficiente para mostrarme su lengua rosada, mientras me miraba con suma pasión. Tenía una cara realmente hermosa. El ritmo de su mamada había aumentado lo suficiente como para que dejara de pensar en tomarla y mover mis caderas contra ella, de manera que, con mi mente algo despejada, pude notar como su rostro era realmente adorable, y lo había sido durante toda la mamada. Mientras ingería mi miembro, sus ojos permanecían cerrados, no paraba ver mi falo cuando éste abandonaba su cavidad, y cuando no lo estaba haciendo me estaba mirando a los ojos directamente, me acababa de percatar que su precioso rostro era parte fundamental de su mamada, creía que, si bien era bastante bien actuado, era parte de su “técnica” pues dudaba que Gesa realmente terminara tan excitada por dar una mamada, aunque fuera así de sensual. No me importaba que fingiera un poco, pues todo su acto era realmente deleitable. 

Por el resto de su mamada me concentré en su rostro siguiendo y disfrutando cada uno de sus gestos, adoré deformar su cara cuando mi verga entró de un lado de su boca y chocó con su mejilla interna, haciendo presión en esta. Me encantó como dulcemente recogió con su lengua el delgado hilo de saliva que mantenía unida su boca a mi pene. 

Su mamada aumentaba de ritmo y eventualmente terminó ingiriendo más de la mitad de mi pene. Estaba mirándome fijamente cuando me decidí por llevar mi mano a su mejilla y acariciarla, disminuyó el ritmo hasta que eventualmente se detuvo, retrocedió liberando mi falo, y su mirada permanecía atenta en mí, de pronto su lengua buscó mi dedo índice llevándolo a su boca, lamiendo lentamente como lo hacía con mi verga. 

  • ¿Aun quieres masturbarte con mi boca? – Preguntó dulcemente. 

Me sentí tentado a no responderle, embestir su boca, y correrme finalmente en su garganta, pero aun en contra mía, la tomé de la barbilla y ligeramente la acerqué a mi glande. 

  • No, prefiero que me la mames – Respondí finalmente 

  • ¿Ah sí? – Me sonrió con sensualidad. 

Entonces su boca ingirió nuevamente mi miembro, poco menos de la mitad, pero en lugar de que sus manos tomaran la posición habitual, se las llevó lentamente los gruesos tirantes de su vestido, comenzando a removerlos lentamente, primero cayó el derecho, poco después el izquierdo, de manera que sin abandonar mi verga tomó la copa de su escote y lo bajó , dejando a la vista su sujetador igualmente blanco, se llevó las mano a la espalda, y lo desabrochó. Dejó que cayera por sus brazos mientras sus hermosos pechos quedaban al descubierto. Se veían preciosos sus melones tambaleantes presos de la gravedad. Sus manos regresaron mis piernas, pude sentir como su cavidad se llenaba de saliva, poco a poco fue ganando terreno en mi vega hasta pasar la mitad y un poco más allá, se detuvo ahí por un momento, de esa manera trató de lamer todo hasta que finalmente se retiró dejando mi verga ligeramente ensalivada, se ergio sin levantarse, de manera que sus pechos quedaron a la altura de mi pene, yo miraba encantado la escena que estaba por avecinarse.  Gesa tomó sus dos melones y con ellos presionó mi pene, agitó ligeramente sus pechos, dándome una rusa, pero sólo fue por un corto tiempo, porque poco a poco me apretujo contra la puerta, lo necesario para que sus pechos se mantuvieran abrazando mi verga, se dispuso a lamer y mamar lo poco que desde esa posición podía ingerir, de esta manera el ritmo de su mamada era lenta pero el morbo de tener sus tetas rodeando mi verga era gigantesco. 

No duró más de un par de minutos en esa posición cuando volvía a mamar de la forma que lo hizo anteriormente, intercalando entre paja, boca y lengua, sin olvidarnos de su hermosa cara. Estaba gozado aquello, hasta que decidí que ya era tiempo de soltar mi leche en ella, de modo que le miré a los ojos por un rato 

  • Gesa… – Dije solamente 

Ella pareció entenderlo, ya que liberó mi verga de la presión de sus labios, abriendo la boca lo suficiente como para apuntar con mi verga directo a ella, comenzó a pajearme con velocidad,  eventualmente su mano izquierda buscó mis testículos, y de cuando en cuando regresaba a mamar el tronco, hasta que finalmente estaba a tope, susurre su nombre mientras ella acercaba su boca lo suficiente para recibir toda mi corrida, y por fin, explote, y vaya que lo hice, cinco chorros cayeron directamente en su lengua y un sexo se resbalo por su labio inferior. Cuando notó que mi falo estaba seco, lo metió en su boca, limpiando los restos de semen, sin embargo, cuando terminó, se levantó y enseguida se dirigió al baño de su oficina para escupir mi lefa. Yo me reponía de aquel tremendo orgasmo, y para cuando ella regreso, yo me encontraba subiéndome los pantalones. 

  • Te gustó – Me preguntó abrazándome del cuello y regalándome un beso, yo aproveche que no se había subido el vestido para manosearle las tetas. 

  • Me encantó – Le respondí un ligeramente agitado, aunque estaba decepcionado, pues pensé que ella se iba a tragar mi leche. 

  • Que gusto. ahora te toca a  inventar nuestra coartada, recuerda que estaba muy muy enojada contigo – Rio – Vamos a trabajar – Dijo mientras comenzaba a acomodarse su vestido 

Al poco rato salí de su oficina, increíblemente mis compañeros regresaban de su almuerzo, me senté a disfrutar de todas las sensaciones que había experimentado, cuando escuche que mi compañero volvía a su escritorio y a Gesa decir por el pasillo “Regreso chicos voy a comer” mientras salía presurosa a la calle. 

De repente noté que mi compañero se me quedaba mirando extrañamente, creo que tenía curiosidad por saber que paso, pero no sabía cómo entablar la conversación. Finalmente se decidió. 

  • Oye, ¿Qué ha pasado, porque te regañó? – Preguntó directamente 

  • Oh, bueno, pues… – Trataba de pensar rápido – Creo que no di de baja a una persona en el sistema y seguíamos pagando su seguro – Mentí 

  • Solo eso – Preguntó incrédulo – No era para tanto, y pensé que se llevaba bien contigo – Resolvió. 

  • Pues ella es amable con todos, y como soy su ayudante directo piensa que la responsabilidad es mía, aunque era su trabajo revisarlo – Dije un poco nervioso 

  • Pues si de hecho tienes razón, digo al menos con lo que es buena onda con todos, lo otro como que no es toda tu culpa, pero yo creo que es así, ha de ser de ese tipo de mujeres que anda de piquete de cola con todos y tus espaldas habla mal de ti – Dijo y realmente me sorprendí de su sinceridad, puesto que aún seguía siendo su asistente y podía decirle que estaban hablando mal de ella, por lo que no se si tomo confianza o era muy estúpido – Bueno se le perdona porque está bien buena, no tiene mucho culo, y como que eso de ser madre le hizo ganar unos kilos al final, no crees – Escupió. 

  • Ah sí, eso creo – Me miró 

  • ¿Que no piensas que esta buena? – Insistió  

  • En realidad, prefiero evitar esas preguntas – Dije tratando de terminar la conversación 

  • Si no fuera porque es bien sabido que tienes una ex en la empresa diría que eres gay – Sentenció finalmente. 

  • Para nada – Dije volviendo a mis labores, ahora entendía que, en efecto, era un imbécil. 

Por dentro me estaba riendo, pues acabada de recibir una mamada de la mujer con la que seguramente él fantaseaba.

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2 respuestas

  1. nindery

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