Por

Anónimo

enero 20, 2011

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la profesora de historia

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Siempre al empezar las clases tienes la curiosidad de saber quienes seran tus profesores, ese año no iba a ser distinto, todos los chicos queremos tener a alguna profesora que este bien buena y las tias a algun atractivo maestro. Para nosotros no empezó bien la cosa, la mayoría eran hombres y cuando ya casi habíamos perdido la esperanza apareció Leonor profesora de historia. Una mujer de 1.70 mas o menos de altura pelo largo muy denso y peinado a un lado morena. Llevaba gafas grandes y tras ellas se escondían unos ojos verdes enormes con mirada fija y descarada, penetrante. Llevaba un elegantisimo vestido de tubo de color azul y bajo la chaqueta una camisa blanca abultada por su generoso pecho. Zapatos de tacón y medias negras. Todos nos quedamos de piedra, por fin, una profesora que estaba bien buena. Pero tenía el aspecto de esas mujeres malas, de ama, cosa que te ponía aún mas.Aquella pinta de ejecutiva mala la hizo muy popular y la mayoría de los chicos nos pajeabamos pensando en ella. A medida que fué pasando el curso y lejos de demostrar lo contrario la profesora Leonor se mostraba intolerante ante todo lo que fuera desorden o indisciplina. Sus métodos empezaron a tener exito y su clase era de las que menos suspensos tenía. No se cortaba nada a la hora de castigar a alguien, lo dejaba en clase y ella se quedaba con el hasta que dandole una hora aprendia lo que había echo mal. La verdad es que cada vez eran mas los que se quedaban queriendo para así quedarse con ella a solas. Los que lo habían echo contaban que la profesora se sentaba en la parte delantera de su mesa leyendo y tu podías ver sus hermosas piernas, además decian que se quitaba la chaqueta y se asomaba a la ventana de vez en cuando y así podías mirar su tremendo y perfecto trasero…asi que con esto quien no queria ser castigado. Yo por desgracia era de los empollones, pero cada vez que alguien se quedaba al día siguiente perdía el culo por verle y que contase lo que pasó. Mi pasión por Leonor iba cada día a mas y al oir a los chicos contar aquello me ponía celoso de no estar yo en esa situación. Un día deje los ejercicios sin hacer debileradamente y cuando la profesora reclamó los deberes hubo cinco chicos entre ellos yo que no lo tenían. La profesora se levantó y dijo:- Bien, ya veo como va esto. Nunca os dije que aquel que se quede sin hacer lo que mando y se tenga que quedar al final de la clase irá restando un punto en cada ocasión y por lo que veo hoy, aqui tenemos un par de ellos que se han quedado ya en tres ocasiones y uno que es la primera vez y no lo entiendo, sacando las notas que saca…

Leonor avanzó lentamente por la clase mientras seguía hablando, hasta que llegó a mi mesa, golpeó con fuerza esta y me miro desafiante. ¿Quieres quedarte hoy verdad? No me dejó contestar, se dió la vuelta y se acercó a su mesa. Bien hoy os quedareis los cinco durante tres horas, hablaré expresamente con el director y juro que no saldreis de aquí hasta que no termineis, bien, todos los ejercicios. No sabía si alegrarme o disgustarme, su tono era amenazador de verdad.

Al terminar las clases nos quedamos los cinco chicos esperando a que regresara la señorita Leonor. Esta había bajado a hablar con el director para informarle de lo sucedido. Tardaba mucho y aquellos nos impacientaba pensando que algo iba mal. Pasando ya la media hora larga comenzaos a inquietarnos mas preguntandonos si la Profesora se había olvidado de nosotros. Desde la ventana vimos salir al director y aún nos quedamos mas extrañados, pero al cabo de unos minutos oímos el ruído inconfundible de los tacones de la profesora Leonor. Su paso amenazador, decidido, inquietante pero a la vez deseaba oir esos tacones.

Al entrar nos quedamos perplejos, Leonor se había cambiado de ropa, llevaba una falda de cuero botas altas con un enorme tacon y una camisa de color rojo con un escote de escandalo, su canalillo interminable y un pequeño lunar en uno de sus abultados senos. Estabamos sentados y no dabamos credito a lo que estabamos viendo. Apenas levantaba la mirada pero como si de un iman fuese mis ojos seguían cada movimiento de la maestra. Leonor aun no había dicho nada, se limitó a ir a la pizarra y comenzó a apuntar los ejercicios. Nosotros sonreiamos ahora viendo el hermoso trasero de la señorita mintras esta escribia en la pizarra. Al acabar se apoyó sobre la mesa dejando a la vista de todos a través del provocativo escote sus enormes tetas. – Bien, podeis empezar, teneis dos horas y media, os advierto que quien no lo haga bien, suspenderá. Podeis preguntarme las dudas que tengais. En fin, adelante.

Pero quien coño iba a hacer aquello bien con Leonor exibiendose de esa manera por la clase. Paseaba de un lado a otro ignorando nuestras miradas, se ponía en la ventana tal y como me habían contado, en su mesa, se agachaba y nosotros estabamos mas atentos a sus movimientos que al papel que teníamos en la mesa. Transcurrida una hora Leonor nos avisó del tiempo. Se levantó de su mesa y dió un repaso a cada uno de nosotros para ver como íbamos. De repente comenzó a reir. – Vale parad, ya veo que estais pensando en otra cosa. Alguien podía decirme qué?. Todos nos quedamos mudos, mirandonos unos a otros. Leonor se sentó en su mesa cruzando las piernas, la vista era increible, se la veía toda la pierna hasta el muslo, tenía unas piernas preciosas. – Bien, bien. Que debo hacer yo en este caso. Vereis os he puesto a prueba pero veo que sois muy paraditos. Un tanto palurdos diria yo. Leonor con una sonrisa maliciosa en sus labios continuó. – Os gusta lo que veis?… vamos, os gusta mis piernas verdad?… y si yo os dijera que estamos solos en el colegio y que hasta mañana nadie vendrá por aquí… y si… decidiera castigaros hasta mañana…toda la noche…conmigo.

Se hizo un silencio interminable.Leonor seguía allí luciendo sus piernas y sus pechos mirandonos descarada y lascivamente. – Venid, os enseñaré algo.

Leonor salió de clase decidida, fué hasta el gimnasio y una vez allí nos dijo que nos sentaramos en la colchoneta. Ella se quedó de pie frente a nosotros, sacó de su bolso una revista y nos dijo que la viesemos y que opinaramos sobre ella. Mientras lo haciamos Leonor se sentó de lado frente a nosotros en otra colchoneta mirandonos fijamente. La revista era de porno, cuatro tios se follaban a una chica. – Y bien?…ahora sabeis lo que quiero verdad?…este será vuestro castigo y el ejercicio que debeis de hacer para aprovar es follarme como a esa puta de la revista. Quien mejor se porte, mejor nota. Además se que lo estais deseando desde el primer día que me visteis entrar por clase.

Uno a uno fuimos acercandonos a ella tocandola y besandola por todos los rincones de su cuerpo. Aun recuerdo lo que sentí al tocarle las tetas. Al cabo de un cuarto de hora estabamos todos desnudos. Leonor tenía un cuerpo escultural del cual estabamos disfrutando, pero después de dejar que la besaramos y la magrearamos nos pidió que nos pusieramos de pie. Leonor se puso de rodillas y nos colocó en circulo alrrededor de ella. Mario tenía la polla mas grande pero la mas gorda y hermosa era la de Ramón, su grosor daba miedo. Leonor pareció reparar en ello y sonrió al verla. La engullió lo que pudo en su boca mientras que con sus manos iba pajeando a dos de nosotros cambiando segun iba dando la vuelta. La profesora era tambien maestra en esto, quería que nos corriesemos casi a la vez y así lo consiguió la muy puta, cuando veía que alguno se excitaba demasiado lo dejaba y no le permitía que se tocase. Finalmente comenzamos a corrernos en cortos espacios de tiempo los cinco sobre ella que degustaba nuestra leche abundante y caliente con gran deleite. Leonor se puso entonces sobre una mesa a cuatro patas ofreciendo la esplendida vista de su trasero en pompa y sus tetas colgando tras la alborotada melena. Pidió expresamente la verga de Ramón por su culo y los demás fuimos intercambiando nuestras posiciones. Uno se colocó tumbado boca arriba justo debajo de ella y se la metía por su curioso extrecho coñito. Otro de pie tras ella se la follaba por el mas extrecho aún agujero de los deseos. Dos a los lados que además le servía de apollo mientras se la meneaba y uno de pie enfrente de ella metiendole la polla hasta lo mas profundo de su caliente y jugosa garganta. Aquella salvaje puesta en escena duró lo suyo e hicimos que la profesora se fuese en seis o siete ocasines, además no podía disimular porque echaba un chorro enorme por su concha caliente. Explotamos de gusto y finalmente la profesora nos felicitó por el trabajo realizado y nos dijo que tendríamos mas días para pasarlo bien. Ese será nuestro secreto. Los cinco para mí y yo para vosotros….


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3 respuestas

  1. noviembre

    A mi me pasó algo parecido, pero con una chica de clase. Excelente relato, muy bueno.

  2. nindery

    Cоmpré lеnceríа sexу nueva. ¿Quiеrеs ver? – http://analsex4.fun

  3. helenx

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