Por

Anónimo

abril 8, 2013

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Gemelos en acción

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Conocí a Christian en la Facultad, ambos estudiamos psicología, amamos estudiar el comportamiento humano y la forma en la que la mente funciona. Tratamos de ser sociables, nos saludábamos cordialmente, pero eso era todo; estuvimos así al rededor de dos años de estudio, poco nos acercábamos; una vez que pasamos a modalidad flexible, coincidimos en varias de nuestras clases y por la relación previa que teníamos, terminamos haciendo equipo en una de las materias más pesadas, es así que fuimos conociéndonos más y más hasta que nos hicimos novios. Tengo que admitir que siempre me había atraído, era alto, bronceado, de cabello lacio y negro con ojos de color miel y una boca esplendorosa que incitaba al pecado, así es, también había pensado en él de esa forma.

Bueno de cualquier forma comenzamos a salir, ya saben, los primeros meses eramos los típicos novios de manita sudada, casi al año de nuestra relación decidimos irnos de vacaciones por primera vez juntos, a la playa, vaya que trillado, siempre suceden estas cosas en la playa. En una de esas noches de luna comenzamos a besarnos tiernamente, hasta que poco a poco sus besos se fueron haciendo cada vez más intensos, su mano fue bajando por mi cuello hasta llegar a mis tetas, al principio me sorprendí, pero luego me deje llevar, sorprendiéndome nuevamente por lo mojada que ya estaba, recorrí su rostro con mi mano mientras lo besaba, nos alejamos mirándonos y notando cuan pesada se había vuelto nuestra respiración, le rogué con la mirada que me quitara la ropa mientras hacia lo mismo con la suya, me saco el bra y las pantys y yo le quite su boxer nos miramos y sus manos se posaron en mi caderas y las mías en su pecho, deslizó su mano hasta mi clítoris, me arranco un gemido, me siguió tocando haciendo que me moje con cada roce de sus dedos, era dulce y cariñoso, mordía mis pezones y los ponía duros, me besaba el cuello y podía oír su respiración sobre mi, no pude más y le pedí que me dejará satisfacerlo a él también, metí su pene en mi boca, jugando lentamente con mi lengua, saboreando cada gota de sus liquidos, jugando con sus bolas, escuchándolo gemir y viendo su linda carita de placer, lo cual hacía que me moje aún más, no lo soporto y me arrojo a la cama, primero me dio un suave beso y después metió su duro pene en mi vagina, ¡Oh Dios!, que delicia, entrelazamos nuestras manos, mientras nos íbamos en una vaivén de caderas, el siempre tan suave, pero tan intenso, tan rico,ver sus musculos trabajar, ver su cara llena de placer, sus gemidos, me producía enormes sensaciones cada vez que lo sacaba y lo metía,, así estábamos hasta que explotamos juntos en un hermoso orgasmo, ¡aaah! fue lo máximo. Nuestra viva sexual era maravillosa, él siempre me dejaba satisfecha, probábamos poses diferente, nuestra carrera nos daba apertura de mente y eso ayudaba. Un día después de salir a cenar me llevo a su casa, obviamente para una rica sesión de sexo, pero algo era diferente, tenía una pícara sonrisa en los labios, comenzó a besarme, besos rápidos e incitantes, que me dejaban con ganas de más, me estaba provocando y eso me excitaba, se apoyo en la pared y me llamo con su dedo índice, señalando que ya la tenía dura y lista para mi, me acerque, le baje la bragueta y saqué su mienbro, duro y palpitante, me lo lleve a la boca y comenzó a gemir, ¡oh, santo cielo! como me prendía eso, le dije que ya no aguantaba más, que quería que me lo metiera, nos sacamos toda la ropa, me subió a la cama y puso la punta de su pene en mi vagina, pero no me penetro, ¡Dios, estaba siendo tan malo!, quería que ruegue por él, rozaba y rozaba mi clítoris, hasta que no pude más y le dije: ¡Christian, por favor, ya métela, métemela! y de un empujón metió toda su dureza en mi, iba más rápido que de costumbre, más brusco y salvaje, besaba y acariciaba mis tetas, mi cuello, mis nalgas, lo hicimos en varias posiciones y alcanzamos un orgasmo espectacular; si, fue diferente, pero a la vez tan rico.

Después de eso, volvió a ser como antes, extrañaba aquella noche, no me mal interpreten amaba también su lado suave y constante, pero también es bueno variar de vez en cuando, no pude más y le pregunté donde estaba ese Christian de aquella vez, lo que me dijo a continuación no me lo esperaba.

No había sido él, tenía un hermano gemelo, Damian, me dijo que no me había dicho nada porque quería que las dos personas que más amaba en este mundo se compartieran entre si,compartieran el mismo grandioso vínculo, Damian también estaba enamorado de mi.

Al principio me enojé, sin embargo terminé entendiendo las razones de Christian y no me quedo más de otra que aceptarlo, pero ahí no acaba, Christian me confesó algo más, me dijo que quería que los 3 estuviéramos así, entregándonos. Me costó procesar esa información, pero acepté; acepté porque extrañaba esa manera en la que Damian poseyó mi cuerpo, cuan grande fue mi sorpresa cuando en ese instante entro Damian al cuarto, comenzó a quitarse la ropa, mientras me veía con esa sonrisa pícara nuevamente, yo estaba al lado de Christian quien me sonreía dulcemente, se puso a mis espalda y me apoye contra su pecho mientras Damian abría mis piernas y con su lengua jugaba con mi clítoris, con mi vagina, agarraba mis muslos, mis caderas y mis nalgas; Christian jugaba con mis tetas, apretaba mis pezones y me besaba dulcemente, rápidamente llegue al orgasmo,¡oh dulce orgasmo!, cambiaron de posiciones y Damian era ahora quien me besaba, jalaba de mi cabello, era tan apasionado, Christian era más suave, se tomaba su tiempo, pero era constante, sabía donde presionar, sabía cuando acelerar, cuando parar, besaba mi clítoris una y otra vez, introducía su lengua en mi vagina y con su dedo me estimulada; otra vez tuve un orgasmo, mi corazón estaba como loco, luego tuve los dos penes cerca de mi, uno en mi boca y el otro en mi mano, alternando entre uno y otro, no lo podía creer, eran idénticos, físicamente claro, y cada uno tenía su técnica, ver duplicada la cara de satisfacción que tanto me encantaba hizo que me moje más, en este punto me rendí y suplique que me penetraran, le di mi virginidad anal a Christian y deje mi vagina mojada para Damian, fue magnifico, sentir los dos penes al mismo tiempo, ir y venir, en un ritmo constante, nuestro gemidos se comunicaban, nos abrazábamos,cada uno llenaba de besos mi cuerpo, yo los acariciaba, hasta explotar juntos en un orgasmo maravilloso, terminamos agotados, hablando de como estaríamos de ahora en adelante, concluimos que no había problema en tener un relación de poligamia, así que después de recuperarnos, volvimos a hacerlo, una y otra vez, mi ano y mi vagina gozaron como nunca, conociendo cada uno el pene de mis gemelos, llenando esa noche de los orgasmos más intensos que cada uno tuviera.

FIN


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2 respuestas

  1. nindery

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