mayo 21, 2015

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Desvirgando a Javi-V: Noche de orgía- 2a parte

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Javi abrió otra vez el bote con aceite lubricante, se untó el dedo y me lo metió con cuidado en el culo. Al tenerlo ya bastante dilatado, no me dolió, solo sentí un cosquilleo placentero.

-Lubrícame más -le dije entre suspiros de placer. El vibrador de Carmen era una maravilla. Javi se untó otra vez el dedo, y lo volvió a meter. Repitió la operación un par de veces hasta que le dije:

-Vengaahh, despacito y buena letra.

Sentí como apoyaba su capullo en mi puerta trasera y empujaba suavemente pero sin parar. Cuando entró por fin su glande entero, le dije que se quedara quieto. Quería que mi culo se acostumbrase un poco más al volumen de su pene. Al tener que esperar quieta por la penetración anal, tuve también que esperar la vaginal que me estaba dando Carmen. Por suerte, la vibración del falo de plástico me seguía dando placer y relajando, de forma que la penetración anal era más fácil.

Llevé mi mano a las nalgas de Javi y poco a poco, le fui empujando dentro de mi. Sentí como su miembro entraba, caliente, estrujado por mi ano. No pude evitar cerrar los ojos de placer mientras emitía un brutal gemido. Aquello estaba siendo demasiado, tanto placer no podía ser sano.

-Ahora ya….no la saques toda, déjala dentro….solo muévete, pero deja el capullo dentro

Estas fueron mis últimas palabras con sentido en un buen rato, a partir de ahí, todo fueron gemidos y jadeos de placer de los tres. Sentir cómo los dos falos, el de plástico y el de verdad entraban sin parar en mí me llevaba al éxtasis. No tardaron en coordinarse a la perfección los movimientos, de forma que no tenia ningún momento de respiro. En mi vagina, entrando y saliendo mi amiga con su vibración. Encima, Carmen, aprisionó mi clítoris entre sus dedos. Detrás de mi, Javi, con su miembro bien lubricado, abriéndose paso entre mis intestinos, sin suavidad pero tampoco sin hacerme daño. Desde detrás de mi, agarró mis tetas y las manoseó como quiso, sobando y pellizcando mis pezones a placer.

No tardé mucho en oír como los gruñidos de Javi aumentaban de volumen y de frecuencia, y a la vez apretaba más mis pechos. Me iba a correr, iba a tener un orgasmo espectacular. Sentí como su miembro entraba y salía de mi culo cada vez más rápido, y mis gritos y gemidos se unieron a los de él. A cada embestida, su pene entraba hasta el fondo de mi, uniéndonos en un abrazo de placer carnal hasta que de repente, empezó a gruñir con fuerza mordiendo mi hombro y estrujando mis pechos, llegando incluso a dolerme un poco (aunque eso no quita que me diese más placer aún el orgasmo que me sobrevenía). Su miembro se ensanchó dentro de mi e inició el reparto de su semilla. Sentí sus corridas, calientes, llenándome el culo y aquello fue demasiado para mi. Tensé todos mis músculos mientras olas de placer me invadían sin cesar. También apreté el músculo del ano, incrementando el placer de mi joven amante, que a través de mis contracciones anales notaba como le ordeñaba la polla para sacarle hasta la última gota de lefa para verterla en mi.

Cuando su orgasmo terminó, se quedó agarrado a mis pechos desde detrás, apoyado en mi espalda. En cuanto el mío terminó, me dejé caer sobre Carmen, que seguía jadeando.

-Ughfff…qué hacéis coño, que me aplastáis!

Javi emitió un sonido con un hilo de voz que sonaba similar a un «lo siento», y se dejó caer a un lado de Carmen.

Sin embargo yo me quedé encima de mi amiga, abrazándola, sintiendo más intensamente las vibraciones del consolador dentro de mi vagina. El orgasmo me había dejado aún más sensible. La dominatrix pasó sus brazos por detrás de mi, devolviéndome el abrazo y me besó con ternura.

-Seguimos? -me preguntó mirándome con…¿era amor lo que transmitían sus ojos?

-Claro -le respondí mientras reanudaba el vaivén encima de ella, sin soltarnos de nuestro abrazo.

A medida que nuestros gemidos subían de tono y nos fundíamos en un apasionado beso con lengua, noté como los restos de semen y de lubricante de Javi bajaban por mi ano y chorreaban en hilillos de jugo por mis ingles. Seguro que el semen de mi joven compañero se iba a mezclar con los jugos de la vagina, tanto los míos como los de Carmen.

Esto me excitó aún más, y el cariño y los sentimientos que había sentido segundos antes, quedaron relegados, sustituidos por la pasión. A medida que nuestros orgasmos se acercaban, Carmen iba soltando comentarios soeces.

-Ahh…Ahhh…si, sigue así, quiero que mi polla llegue hasta el fondo de tu coño puta! Ahh, Joder si!

Esta era la Carmen que yo conocía, la del placer sin límites ni sentimientos, la que a pesar de poder comportarse como una toda una señora, a menudo elegía las maneras de una prostituta de carretera.

Mis gemidos aumentaron de cadencia, y mi amiga me volteó. Me tumbó en la cama y me la metió desde detrás. Esta nueva postura estimuló otras partes de mi interior, iniciando otra vez la llegada al orgasmo.

A medida que el suyo se acercaba, pero, se quedaba más quieta. Seguramente, si se apretaba contra mi, su extremo del vibrador le daría más placer.

Aquello retrasó un poco mi corrida, pero Carmen, al darse cuenta de que había bajado el ritmo y de que esto a mi no me llevaba al orgasmo, me hizo poner a cuatro patas y empezó a cabalgarme.

_Ahh ahhh ahhh ahhh -gritaba yo con cada embestida, mientras sentía que mis pechos se bamboleaban hacia delante y hacia atrás, al ritmo de la follada de mi amiga, que ahora me trataba a mi como si fuese una puta.

-Te gusta zorra? Venga, córrete, quiero que mojes las sábanas guarra! -Me gritaba entre jadeos de placer y esfuerzo.

Sentía que iba a estallar de placer en cualquier momento. De repente, Carmen metió un par de dedos en mi culo, aún accesible gracias al ensachamiento que me había dado Javi, y a su semen y el lubricante, que aún estaban por ahí dentro. Aquella acción de mi amiga, me hizo correrme como una loca y retorcerme de placer mientras ella seguía las embestidas y sujetaba las caderas desde detrás y seguía tratándome como una furcia barata.

-Te gusta mi polla eh putita? Incluso siendo de plástico te gusta, que zorra eres madre mía!

En aquel momento, me tumbé y ella siguió dándome por detrás con rapidez.

-Tu, ven y dame por detrás -le ordenó a Javi, que estaba empalmadísimo tumbado a nuestro lado. -Pon lubricante y date prisa, dame fuerte.

Al chaval no hacía falta repetírselo. Cogió otra vez el lubricante, se untó el dedo y un poco la polla y le metió el dedo en el culo de mi amiga, que seguía dándome desde detrás.

Una vez le hubo masajeado el ano y relajado un poco el esfínter, ella se quedó quieta y Javi la ensartó de golpe.

-Aughhh joder! Si! Sigue y no pares!

Dicho esto, reanudó mi follada. Carmen tenía bastante más experiencia en el sexo anal que yo, era normal que no le doliese tanto como me hubiese dolido a mi si me la metían de repente por el culo. Además, a Carmen le gustaba el dolor, más infringirlo que recibirlo, pero seguro que tampoco le importaba demasiado recibir por una vez.

Al poco rato, se coordinaron como un reloj mientras yo me dejaba follar de la forma más pasiva que podía imaginar, tumbada pero excitada y mojando las sábanas de mi amiga. Cuando Javi se la metía, Carmen me la sacaba, de forma que los dos haciendo la mitad de recorrido, lograban la máxima penetración. Y cuando Javi la sacaba, Carmen me la metía hasta el fondo, haciéndome sentir su entrada en mi vagina hasta el fondo.

Estando en este trenecito de placer, sentí como los gemidos de la dómina se aceleraban

-Me voy a correr, me voy a correr…-repetía con cada embestida que me daba. A los pocos segundos le dijo a Javi: -Como bajes el ritmo te azotaré los huevos

Una vez dicho esto tardó menos de un minuto en empezar a gemir de forma brutal mientras se apretaba contra mi. Sentía su cadera contra mis nalgas, sus uñas clavándose en mis costados, y el cosquilleo del vibrador entre las maltrechas y cansadas paredes de mi vagina. Aunque ella se quedó tensa y quieta mientras se corría a gusto, los vaivenes de Javi siguieron moviéndonos a las dos.

Cuando Carmen se corría, Javi empezó a soltar gemidos de placer. El culo de mi amiga se estaría contrayendo y el chaval la sentiría más apretada.

Carmen se tumbó sobre mi sin quitarme el consolador de dentro. Sus pezones, aún endurecidos y erectos, se posaron calientes sobre mi espalda. Javi siguió dándole sin miramientos, cada vez más rápido y gimiendo más hasta que de repente empezó a gruñir otra vez al ritmo de las envestidas, que habían aumentado de fuerza y nos movían en la cama, pero disminuido en frecuencia.

-Hmmm…hmmm…joder…hmmm…-Gruñía con cada chorro de semen que lanzaba a las entrañas de Carmen.

Cuando terminó de correrse, la sacó del culo de mi amiga flácida pero mojada y brillante de semen y el lubricante.

No estaba segura de si Carmen se había dormido encima de mi, y justo cuando se lo iba a preguntar se separó de mi, y me sacó su falso miembro de la vagina. Pulsó un botón que terminó con el zumbido, se desenganchó el arnés y se tumbo otra vez encima de mi.

-Limpiadnos -dijo sin fuerzas a los esclavos. 49 -totalmente excitado- se nos acercó y 21 se fue hacia Javi.

Cerré los ojos y me relajé mientras la lengua del esclavo pasaba sin descanso por nuestras vulvas y nuestro ano. 21 agarró con suavidad el arrugado pene de Javi y se lo puso en la boca, casi con cariño, y empezó a chuparlo suavemente para quitarle los restos de semen y lubricante.

Me quedé en estado meditativo, medio despierta, medio dormida, con mi amiga como sábana cubriéndome. ¿Se habría dormido? Cada vez aguantábamos menos, unos años atrás, justo cuando la conocí, estábamos toda la santa noche dale que te pego, follando sin parar, con esclavos, a esclavos, entre nosotras…Y hoy? Los esclavos no habían hecho nada, solo se había corrido 49 y de milagro, gracias a Javi.

Perdida entre estos pensamientos, me quedé dormida del todo, no sin antes ver que eran las 4 menos diez de la madrugada.

…………………………………..

JAVI:

Después de que 21 me limpiase la polla, vi que Cristina y Carmen se habían dormido, abrazadas. Sentía el pene cansado, y los huevos un poco doloridos, pero el placer que me había descubierto aquella madura de 42 años, rubia con ojos azules, había despertado en mi un apetito sexual insaciable. Aparté la cabeza de la esclava de mis testículos y le dije que me llevase a la cocina.

-Sígame por favor, señor.

Bajamos por las escaleras y al llegar al comedor, cambié de idea y me tumbé en el sofá. El contacto de la piel del sofá, fría, contra la mía, me provocó un escalofrío.

-Tráeme un whiskey con coca-cola

Sin decir palabra alguna, la esclava agachó la cabeza en señal de sumisión y se fue hacia la cocina. Llegó en seguida con la bebida en una bandeja, y se arrodilló delante de mi con la bandeja en alto. Cogí el cubata y le fui dando sorbos mientras pensaba qué hacer. Estaba excitadísimo, y no tenía sueño. Ya había follado con Cristina y con Carmen por el culo, había penetrado también a 53 durante su castigo, y la dominátrix me había hecho una mamada de campeonato. Incluso le había hecho una paja al esclavo ese estúpido. Lo cierto es que me dio bastante asco tocarle el pene, que además estaba mojado de líquido preseminal.

-Por qué la esclava de la cocina no tiene número?

-Porque fue la primera esclava que tuvo mi Ama, señor. Aunque sigue siendo esclava, los demás tenemos que obedecerla.

-Con que orden os dan número?

-No tengo ni idea, señor. Solo se que mi Ama se guarda los collares de cada uno de nosotros en cuanto dejamos su servcio.

-Hay más esclavos en la casa?

-En la casa no, señor, pero en las cuadras hay un par de…esclavos más.

-Qué hacen ahí?

-Están en período de prueba. Se ofrecieron voluntarios para servir a mi Ama, y les mantiene allí hasta que se acostumbren a recibir las órdenes que sean. Además, deja que uno de nosotros haga una vez al día lo que quiera con la mujer para poner celoso al marido hasta que este acepte que no controla nada de nada.

-Pues vamos a visitarles

Andamos desnudos hacia las cuadras. La hierba parecía una moqueta a nuestros pies descalzos. Al llegar ahí, 21 apretó un interruptor y la luz de los fluorescentes bañó la estancia. En cada esquina había un esclavo, en una un hombre y en la otra una mujer. Los dos estaban desnudos, ni siquiera tenían collares, solamente estaban atados por una cadena del tobillo a la pared.

Eran un matrimonio bastante joven, los dos tendrían alrededor de 35 años y me miraban desconcertados, tapándose los ojos con los brazos para protegerse de la luz.

Me acerqué a la mujer, y sin darle tiempo a decir nada, le puse mi miembro delante de la boca.

-Chúpamela bien -le dije mientras mi polla se ponía morcillona. La mujer no se lo pensó demasiado y se la puso entera a la boca. No estar aún empalmado hacia que la sensación fuese muy distinta, pero no por eso menos placentera. Mientras me acababa de excitar y poner a tono, miré al marido. Estaba mirándonos, con una expresión que mezclaba la resignación y la rabia, pero a pesar de ello, el ver a su mujer mamándosela a alguien, le hizo reaccionar y poco a poco, su pene empezó a crecer y endurecerse. Se me ocurrió una idea.

-Haz venir a 49 -le dije a 21. La esclava se marchó corriendo hacia la casa. Aparté la cabeza de la mujer de mi miembro, ahora ya totalmente empalmado.

-Ponte a cuatro patas -le ordené. Parecía un poco reacia a cumplir mi petición, y me entró la duda. Podía obligarla? Era una esclava? Carmen la tenía atada y durmiendo como un animal en una cuadra. Me la jugué.

-Es que quieres que vaya a por la fusta o el látigo? -le pregunté intentando sonar amenazador y seguro.

-No señor -dijo ella mientras se ponía con el culo en pompa. Me arrodillé detrás suyo y puse mi glande a la entrada de su vagina. Ésta no estaba mojada, y hasta ahora tanto la de Cristina como la de Carmen lo habían estado. Le pegué unos lametones a la vulva, y cuando parecía estar un poco lubricado, empecé a metersela.

-Ohhh… -joder que bien sentaba, que calentito se estaba dentro de esa mujer. Ella no hizo el menor ruido, y se quedó quieta aguantando mis lentas embestidas.

Justo cuando empezaba a marcar un poco de ritmo, llegaron 21 y 49. Me quedé quieto con la polla dentro de la vagina de aquella mujer, sintiéndola caliente y húmeda alrededor de mi aprisionado miembro.

-Ves aquél hombre? -Le dije a 49. El marido cornudo estaba ya totalmente empalmado.

-Si señor -contestó el esclavo.

-Pues vas a satisfacerle sexualmente, harás todo lo que te pida sin rechistar, entendido?

-Si señor.

-Si te quiere dar por el culo, te dejas, si quiere que se la chupes, se lo haces, entendido?

-Por supuesto señor -dijo totalmente sumiso el esclavo.

-Ya lo has oído -le dije al hombre. -Desahógate con él, mientras sigo follándome a tu esposa -le dije mirándolo a los ojos mientras reanudaba el mete saca que tenía con su señora, para provocar su ira, y que éste la descargase contra el esclavo.

Dejé de mirarle y me centré otra vez en la mujer que me estaba beneficiando. Tenía un buen culo, bastante grande aunque de cuerpo era delgadita. Se la saqué del todo y la volteé.

Me puse sobre ella en la posición del misionero y seguí follándomela, sobando sus pechos, que se movían hacia arriba y hacia abajo con cada una de mis embestidas. A mis fuertes respiraciones, se unieron unos leves gemidos procedentes de la chica. Giré ligeramente la cabeza y vi a 49 chupándole el rabo al cornudo.

Me tumbé en el suelo , con la polla tiesa apuntando al techo y le dije a la mujer:

-Te toca, móntame

Y así lo hizo, se puso encima de mi y empezó a cabalgar mi miembro mientras le sobaba el culo y las tetas, le pellizcaba los pezones o le masajeaba el clítoris según me apetecía, sin esfuerzo alguno.

Al cabo de un buen rato de estar follando, empecé a notar que iba a correrme. Me saqué a aquella mujer de encima y me puse de pie enfrente de ella. No hizo falta que le dijera nada, se puso la polla en la boca y me la mamó como si le fuera la vida en ello. Le agarré de la cabeza y le follé la boca, como había visto hacer en las pelis porno. Ah…aquel sonido, acompañado del calor de su garganta…

-Gaagh, gahhh, gahgh -iba soltando ella intentando apartar la cabeza de mi miembro. Sentí que iba a correrme y me la saqué para apuntarle a la cara. Mientras tosía y se recuperaba de mis acciones, ĺe disparé mi semen en la cara y el cabello. Todos los chorros fueron a distintos sitios, dejándola perdida. Aquella visión me excitó en gran manera, los chorretones semi transparentes de mi semen caliente cayéndole y resbalando por su cara y por su pelo. Pero mi polla ya no estaba para trotes, al menos durante unas horas. Miré a 21 y le dije:

-Vamos a casa, tengo sueño

-Sí, señor -contestó la esclava. Miré a 49, que estaba de 4 patas y con cara de sufrimiento mientras el futuro esclavo le penetraba analmente con rabia y en silencio.

-Tu te quedas hasta que esté satisfecho, cerdo -dije casi sin mirarle.

-Si señor -contestó con los dientes apretados.

Y me fui a la casa a dormir, seguido de cerca por la esclava.

Continuará…

Muchas gracias por leer mis relatos! Ya casi he llegado a las 3.000 visitas, cosa que no esperaba para nada cuando empecé a escribirlos.

Y sobre todo gracias a la usuaria atinan, que me animó a escribir el primero 😉


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3 respuestas

  1. albert22

    Sois de España ?

  2. nindery

    Estоy completаmente desnudo. ¿Quierе ver una imаgеn? – http://analsex4.fun

  3. helenx

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