
Por
Anónimo
Soy una mala madre
Hola a todos, me llamo Luisa y tengo 48 años, soy casada hace 22, con un hombre que al principio era un caballero y después fue cambiando, soy madre de dos hijas, una de 15 años y otra de 10. Mi matrimonio es una ruina, mi marido no me presta atención ninguna y yo para matar mi tedio me inscribí en un gimnasio, ahí conocí a Eduardo, un hombre de 53 años, treméndamente musculado, muy simpático, con el cual al principio solo eran saludos de educación nada mas, hasta que nos empezamos a hacer amigos, un día me invito a tomar algo, y yo me sentí en duda, ya que si bien con mi marido no tenía nada, le debía respeto, «bueno, acepto, pero solo a tomar algo, no nos equivoquemos», le dije. Salimos del gimnasio y fuimos a un bar cerca de su casa. Ahí nos pusimos a conversar y nos reíamos, yo hacía mucho que no me sentía tan bien, hasta que me invita a subir a su piso, «no estará tu mujer», le dije yo, «no tengo mujer», me dijo y tomando mi mano subimos al piso. Cuando entramos, me beso muy profundamente abrazándome fuerte, yo estaba muy nerviosa sintiendo esos poderosos músculos y sus manos acariciando mi cuerpo por sobre la ropa, «Eduardo, te dije que no nos equivoquemos», le dije yo haciendo un intento de resistencia el cual no sirvió de nada, ya que él siguió y terminamos en su cama. Ahí me follo por primera vez, que hombre, que bien que me follo, como me hizo disfrutar, aparte de tener una polla enorme y gruesa. Terminamos de follar, me lave, me vestí y me fui a casa muy satisfecha, relajada, casi podría decir feliz, en mi memoria sentía la polla de Eduardo entrando y saliendo de mi coño, que placer me dio el muy cabrón. Así seguimos en el gimnasio, nos seguimos viendo, yo había ido algunas veces mas a su casa, hasta que un día le dije de que viniera a la mía ya que estaba sola, mi marido no estaba ni mis hijas. Cuando entramos nos besamos con mucha pasión y el empezó a desnudarme en el salón de casa, así medio desnuda nos fuimos a mi dormitorio donde me termino de desnudar y se desnudo él, yo me puse de rodillas y se la empecé a chupar, como me gusta chuparle la polla a Eduardo, «Luisa, te quiero coger el culo», me dijo(Eduardo es argentino)»cariño, me vas a hacer mucho daño, tu polla es enorme», le dije sabiendo que esa enorme polla me iba a destrozar el
ojete. Yo había tenido relaciones con mi marido por el culo, pero la polla de Eduardo era mas de el doble que la de mi marido, «dale amor, dejáme cogerte el culo», me decía mientras yo le seguía chupando la polla, «bueno cariño, lo que tu quieras», le dije sacando un pote de vaselina que usaba con mi marido cuando lo hacíamos por atrás. Eduardo me hizo poner en cuatro patas sobre la cama y me empezó a chupar el ojete, yo deliraba de placer, así estuvo un buen rato hasta que siento que me empieza a untar vaselina en el agujero de mi culo, metiendo su dedo para lubricar dentro las paredes de mi ojete, siento como se acomoda detrás mio y apoya la cabeza de su polla en la entrada y hace una fuerza seca venciendo la débil resistencia que le ofreció mi ano, y empieza a meterla, sentía como su polla iba entrando en mi culo, hasta que siento un grito en la puerta de mi dormitorio, «mami, que estas haciendo?», era mi hija María, la niña de 10 años que me estaba viendo en cuatro patas, desnuda, y con un hombre que no era su padre follando mi culo. Casi me muero de vergüenza verme así, Eduardo sacó su polla de dentro de mi culo y yo me puse de pie de un salto sin saber que decir, María nos miraba, me miraba a mi y miraba a Eduardo y su enorme polla, pero mas miraba su polla que estaba dura e impresionaba verla así, «te gusta?», le dijo Eduardo a mi hija mostrándosela y acercándose a ella, «tocala si querés», le dijo poniéndola al alcance de su manita, «dale tocala», le decía él poniendo su mano en la parte de atrás de su cabeza y haciendo que mi hija se agache, «abrí la boca y chupála», le dijo, mi hija me miro asustada y yo le hice un gesto positivo para que se la chupe, ella abrió su boquita y fue dejando que Eduardo le meta la polla en la boca, «desnudate y así vos y mami me la chupan juntas», yo no podía creer como estaba dejando que mi hija de diez años estuviera chupando una polla delante mio y menos cuando fui y me arrodille frente a Eduardo y se la empecé a chupar yo. Mi hija se desnudo y se arrodillo junto a mi y entre las dos chupábamos esa enorme polla, «Luisa, enseñale a tu hija como se chupa una pija», me dijo haciendo que mi hija y yo disfrutemos de su polla. Yo le decía como hacer y ella hacia caso en todo, «vamos a la cama», nos dijo Eduardo. Nos acostamos los tres y yo seguí chupando la polla de Eduardo mientras él levantaba a María y la ponía sobre su cara lamiendo el coño y el ojete de mi hija, mi hija daba suspiros de placer y yo estaba treméndamente cachonda viendo todo eso, «que rico ojetito tenes María», le decía Eduardo, lamiendo el culo de mi hija, «Luisa, no voy a desvirgar a tu hija, le quiero romper el culo», me dijo metiendo toda su polla en mi boca hasta hacerme ahogar, «estas loco, le vas a hacer daño», le dije. «No te preocupes», me dijo y siguió lamiendo el ojete de mi hija. «Luisa, ponete en cuatro», me dijo, «vez María, ahora se la voy a meter por el culo a tu madre y después a vos», le dijo, acomodando la cabeza de su polla en mi ojete y volviendo a hacerla entrar con toda facilidad, yo di un suspiro de placer al sentir la polla de Eduardo dentro mio de nuevo, «María abrile las nalgas a mami», le dijo y mi hija con sus manos me abría mis nalgas, «mira como le entra y le sale del culo, querés vos que te haga lo mismo?», le decía acariciando su cuerpo. «Si, me gustaría, pero me va a doler?», le dijo María, «un poco», le respondió Eduardo, «vení ponete como mami y abrite vos tus nalgas, dejame verte el ojete», le dijo sacando su polla de dentro de mi culo, le empezó a untar vaselina a mi hija, yo no podía dar crédito a lo que veía, estaba viendo como le aprontaban el culo a mi hija para follarlo, veía a Eduardo acomodarse detrás de mi hija y apoyar la cabeza de su polla en el ojete virgen de mi hija, como la tomaba de sus pequeñas caderas y empezaba a hacer fuerza para meterle la polla, sentí el grito de dolor de mi hija cuando la cabeza de la polla de Eduardo había empezado a entrarle en el culo a mi hija, como mi hija lloraba por el dolor que le causaba esa polla rompiendo su culo, eso me excitaba tremendamente, yo no paraba de tocarme el coño, disfrutaba viendo como Eduardo le estaba rompiendo el culo, como mi hija entre lagrimas suplicaba que no mas, que le estaba haciendo mucho daño, mientras la polla de Eduardo iba desapareciendo toda dentro del culo de María, «Luisa, acariciale la concha a tu hija también», me dijo sacándome de ese estado casi hipnótico en el que estaba. Me puse a cariciar el coño de mi hija para que se excite y no sufra tanto, pero ella lloraba a los gritos con la monstruosa polla destrozando su pequeño ojete, «ya no quiero, ya no quiero», gritaba desesperada mi hija por el dolor, hasta que Eduardo se la saco, dejando el ojete de mi hija ensangrentado y muy abierto, «lameselo, chupale el ojete así deja de llorar», me dijo y cuando yo le lamía el ojete a María, Eduardo se acomodó detrás mio y me la hizo entrar toda a mi en mi culo, yo di un suspiro de placer y agache mas mi cuerpo sacando mi culo mas hacia fuera para que Eduardo lo pueda follar con mas facilidad, mientras yo trataba de calmar a mi hija chupando su mal trecho ojete. Eduardo empezó a meterla y sacarla con fuerza de mi ojete, hasta que dándome un pollazo mas fuerte y haciendo que me entre toda lo mas adentro que pudo, sentí como se corría dentro de mi culo, llenándolo de leche, sentía los chorros dentro mio, sentía mi boca en el ojete de mi hija, me sentía morir de placer, mientras mi hija casi había dejado de llorar, Eduardo me la metía y la sacaba de dentro de mi culo como un loco, vaciando sus huevos y llenando mis intestinos con su leche. Mi hija ya no lloraba, yo estaba exhausta, satisfecha, pero me sentía rara, sabiendo que deje follar a mi hija de diez años delante mio y mi hija vio como me follaban a mi, me pare derecha, sintiendo como la leche de Eduardo se escurría por mis piernas y pensando que que clase de madre soy, si soy una mala madre.
2 respuestas
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