Habían pasado un pocos años desde aquella maravillosa ocasión cuando por razones de estudio debí hospedarme en su hogar,

No era primera vez que me quedaba a dormir en su casa, la que compartía junto a su nueva pareja, con quien llevaba aproximadamente tres años, en algunas oportunidades la había escuchado gemir cuando mantenía relaciones, era algo que me calentaba a lo sumo y me hacia recordar mi gran oportunidad con ella, lo que mantenía profundamente grabado en mi.

Un viernes, al llegara su casa, me la encuentro sola, lo que no era habitual, en pocas palabras me indicó que estaba con la hija menor de su pareja y que el resto se había marchado fuera de la ciudad, a un funeral. La notaba algo lejana..preocupada, o tal vez se sentía sola, con el fin de alegrarla le sugerí una cena al a la luz de las velas, lo que aceptó muy alegre. Fue asi como luego de cenar, la bebita se fue a dormir, al poco rato Rosita regresó donde me había dejado, aún la velas encendidas, le acerqué un trago el que aceptó gustosa y comenzamos a charlar. Todo se fue haciendo ameno, la radio emitió una música suave, instando a un baile suave, le tomé de la mano invitándola a seguirme, la lleve a las penumbras de la habitación. Debo señalar que se había vestido especial para el momento, un vestido negro. ajustado que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, se notaban sus senos medianos y erguidos; su fina cintura y su espectacular cadera; un trasero levantado sin ser exuberante, pero apetitoso; llevaba a demás, una medias negras que permitían disfrutar de las curvas de sus piernas, bien torneadas, largas.. y muslos deliciosos.

Sus manos se entrelazaron tras mi nuca; las mías se posaron sobre esas deliciosas caderas; ella se apretó sobre mi cuerpo, podía sentir sus senos golpeando mi pecho; mis muslos se rosaban discreta y suavemente a los suyos en cada movimiento y paso que la música nos instaba dar. El instinto junto al recuerdo maravilloso de la primera y única vez con ella, más sus gemidos al hacer el amor, hicieron que posara suavemente un besos entre sus lóbulo y el cuello, cómo respuesta un suave gemido y una caricia suave y firme en mi nuca. Mis labios bajaron por aquel cuello blanco, suave, apoderándose de su hombro mientras mis manos acariciaban sus nalgas sobre su vestido; poco a poco le iba subiendo esa prenda que tanto me excitaba, por fin mis manos se metieron bajo su calón, ella sólo gemía, se dejaba acariciar, besar. Me percaté que usaba medias y portaligas, lo que calentó más al sentir su piel desnuda entre la media y su calzón, la torcí suavemente pudiendo acariciar sus sexo con suavidad, notándolo húmedo; me instalé detrás de ella apoyando mi paquete descaradamente en su trasero y sensualmente la fui apuntalando, dirigiéndola, hasta la mesa del comedor donde momentos antes nos habíamos servido la cena, era más que obvio que había llegado el momento del postre. Estábamos en penumbras, distante la luz de una vela alumbraba el recinto� hice que apoyará sus manos sobre la mesa mientras seguía detrás de ella; bajé la cremallera de su vestido, percatándome que no llevaba biquini, al fina no se observaba su calzón: bajé la parte superior de su vestido, besaba sus hombros, su cuello mientras ella emitía suaves gemidos, siempre apuntalándola desde atrás, comencé a acariciarle suavemente sus pechos los que acompañaba con movimientos copulatorios sobre la ropa. Le pedi que apoyara sus antebrazos en la mesa quedando con su trasero expuesto y levantado, subid su vestido sobre su cintura, la luz de la luna alumbraba sus prendas oscuras, su calzón pequeño y su porta ligas; descansé mis rodillas en el piso y lentamente comencé a bajar el calzón, ella levantó un pierna ayudándome en la faena; el espectáculo era ensueño, lujurioso 100% morboso y sensual, besé sus nalgas, le daba suaves y prolongados chupones los que hacían que su trasero se pegara más a mi cara; la giré haciendo que abriera sus piernas y tomándola de ambos muslos la puse sobre la mesa con sus muslos sobre mis hombros, acerqué una silla y me senté en ella; había llegado el dulce momento de servirme el postre; deslicé mis manos bajo sus nalgas las que acogí con mis palmas acercando su sexo a mi boca, con mi lengua separé sus labios, besando y chupando todo cuanto encontraba a su paso; su ingle, el largo de su raja, una delicada languetiada a su ano ; ella era gritona, se pueden imaginar el volumen de sus gemidos, pero nada me importaban, ni siquiera que los pudieran escuchar la bebe que estaba en el piso superior: ¡¡ pelaitooo mee voyyyy�¡¡, palabras que me volvieron a la tierra, todo lo que estaba realizando para mi era un sueño, parte del cual ya había vivido. Rápidamente me puse de pie al momento que desnudaba mi parte inferior, acerque mi pene a su entrada y lentamente fui ingresando por ese camino que nos brinda la felicidad y el goce divino al momento que ella avanzaba su pelvis instando..pidiendo se penetrada a en su totalidad. Se la dejé ir toda..descansando mis testículos en su orto, que sensación más maravilloso, deliciosa y deseada, ¡¡ que mujer me estaba llenando de felicidad, que deliciosa mujer me estaba brindando lo más seductor de si misma.. ¡¡ Poco a poco nos fimos acoplando en nuestro ritmo, siempre he sido lento �.pero sin pausa�me gusta disfrutar como avanza mi pene erecto a través de una deliciosa vagina, me gusta sentir ese abrazo candente, suave que a veces aprieta y otras besa con sus paredes; sentir el movimiento de esas caderas tan apetecidas y que mis manos no dejaban de acariciar..de apretar. Mi dedo del medio jugaba a la entrada de su ano, acariciándolo, poco a poco fue cediendo su resistencia abriendo camino al intruso hasta llenarse de el, asi se fue uniendo al ritmo de copulación..mi pene y mi dedo la fornicaban, el silencio era roto por gemidos de ambos; mi dedo sentía como mi pene se deslizaba en esa vagina ..

– Dame pelaito�.. así�.no me saque el deooo�asssssiii� que riiiiccccccccoooo�

Es lo que recuerdo; era tanta mi calentura..que de repente..siento sus uñas clavadas en mis nalgas�aaccccccaaaaaaaaaaaabooooooooooooooooooo..; mi amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr�¡¡¡ Olvidé sus palabras..sus gemidos�yo aún no acababa y tenia una fantasía aún que cumplir; le saqué el pene y la puse más cerca de la orilla de la mesa, aún con sus pantorrillas en mis hombros, me cargué más sobre ella haciendo que su trasero se levantará más, saqué mi dedo de su ano y y mi glande lo puse a la entrada, poco a poco se abrió paso en ese estrecho pasaje, cuando estaba la cabeza en su interior, me detuve. ¡¡¡ PELAITO ME DUELE.. SUAVE AMORRRRRR�. MI NIÑO�¡¡¡ Lentamente se la fui metiendo toda hasta que mis bolas se pegaron a sus nalgas; su mano buscó la entrada de su ano, al sentir que la tenia toda a dentro ..entre goce y dolor me dijo�¡¡ primera vez que me la meten por ahí mi niño� me duele�. No quiero que me la saque aún�¡¡ Poco a poco, lenta y suavemente me la fui follando por ese anito virgen hasta ese momento. El sueño de cogerme a esa mujer por el orto se había hecho realidad. Saciados nuestros apetitos .. se la saqué�con ternura, si bien era una mujer mayor, madura y se había entregado nuevamente aun jovencito, merecía todo respeto..mi cariño, más aún que no sabía si tan sólo se habían cumplido mis sueños o tal vez también los de ella.

Nos besamos tiernamente, acomodamos nuestras ropas y nos fuimos a descansar cada uno a su pieza; en su mirada había satisfacción y dulzura; en la mía, agradecimiento y amor.