
Por
Anónimo
MIS AVENTURAS CON ELENA II
Buenas tardes de nuevo. De nuevo estoy aquí a relatarles mis AVENTURAS CON ELENA. Quienes leyeron la primera entrega recordaran como acabo, y los que no les recuerdo el final «Estuvimos jugando un par de horas mas y cuando me fui, me confesó, con mi leche resbalando por su barbilla, que nunca había tenido sexo anal. Y esto me dio ganas de volver y algunas ideas��..».
Y aquí estoy a relatar en que acabaron esas ideas. Como recordareis mi amiga Elena no es una mujer corriente. Más de 100 kilos de placer y lujuria y 70 años en su cuerpo dan mucho que pensar a un hombre acostumbrado a otras lides. Con los pensamientos de nuestro ultimo encuentro me pase una semana imaginando como haría para follarme ese enorme culo que tiene Elena. Pocos se pueden imaginar una mujer como ella desnuda. Todo en ella es grande. TODO. Pero su culo, es enorme, y virgen para mayor excitación.
Yo no tenía nada claro como hacerme con ese culo. Si sabia que después de la tarde de placer que le di, no me lo negaría, pero lo que yo deseaba era repetir una y otra vez. Mis deseos eran los de todo hombre. Penetrarla sin contemplaciones, cremas ni masajes. A lo vivo, sentir toda la presión de su esfínter en mi polla y embestirla sin piedad. Que se queje, que llore si quiere. A fin de cuestas eso excita más.
Y con esas dudas me presente en su casa unas semanas después. Lo que yo deseaba, sabiendo que solo seria una vez y lo que me convenía, suavidad y cariño, para poder repetir. Ella me esperaba impaciente, completamente desnuda, excepto un ligero camisón de algodón que hacia las veces de ropa de casa. Yo en estos casos no puedo evitar ser sincero y decir lo que pienso. Es lo que mejores resultados me ha dado. Así que le explique cuales eran mis deseos y lo que mejor le convenía.
– Mira Elena, ya sabes que yo deseo follarte el culo, y que eso me trae loco.
– Si, ya me lo dijiste, pero tú sabes que nunca lo he hecho por ahí.
– Si, lo se. Pero no es ese el asunto que quería comentarte.
– Cual es, entonces?
– Veras. En estos casos, lo normal es que la primera vez puede resultar dolorosa. El asunto es que si se lubrica bien y te acaricio el culete se dilata y cuando te penetre, seguramente no te duela.
– Y?
– Pues que eso es lo más conveniente. Pero lo que yo deseo es otra cosa.
Ella me miro algo sorprendida y expectante.
– Y que es lo que quieres?
– Pues……Bueno, – le dije decidido – lo que deseo es penetrarte por las buenas. Sin lubricar ni masajes ni nada. Por las buenas.
– Pero eso me dolerá, y mucho, no?
– Si, creo que si. Pero yo solo te digo lo que deseo yo. No tiene que ser así. Eres tu quien tiene que decidir. Porque además, me gustaría repetir muchas veces contigo, cielo.
– No se, ya sabes que de esto no se nada. Y no tengo experiencia.
– Si, lo se. Por eso me excita tanto hacer así.
Se me quedo mirando pensativa durante unos cinco minutos. Durante un momento se me paso por la cabeza que me dejaría estrenarla sin previos. Y la polla se me puso como una piedra. Me dolía de tanta excitación. Ella bajo la vista y me miro.
– La tienes así de verme, o de pensar en lo que me has pedido.
– La verdad, Elena. Por un momento he pensado que me dejarías penetrarte sin preámbulos. y mira como me he puesto.
– Pues me lo estoy pensando, pero tengo miedo.
– Mira, no te voy a mentir. Esto te va a doler. Seguramente mucho. Pero si me dices que si, quiero que lo tengas claro. Porque una vez en faena, no hay marcha atrás. Si dices que no, pues no. Pero si dices que si, es con todas las consecuencias.
– Bueno, – me dice – vamos al dormitorio, y ya veremos.
En su mirada había algo que me intimido por un momento. Todos sabemos que los hombres, somos en general muy valientes con la boca y unos cobardes con los hechos. y el tener tan cerca el deseo cumplido nos acojona a casi todos.
Una vez en dormitorio, más relajados nos pusimos a jugar. Mis lectores/as ya saben que a Elena le encanta que le meta la mano entera en el coño, y así lo hice. Creo que el roce de los huesos de la muñeca dentro de ella la vuelve loca. Y así fue, gritaba de placer. Jamás la había visto así. Yo sabía que solo tenía sexo conmigo. Una mujer as no es de gusto de la mayoría de los hombres. Ellos se lo pierden.
Así nos pasamos un rato, y en un momento de la tarde la tenía como yo deseaba. Tumbada de medio lado y con la pierna superior flexionada. Yo estaba como loco, así que se lo pregunta una vez.
– Te apetece que te folle el culete como te dije. Recuerda que será doloroso.
. Si, si, follamelo. Pero ten cuidado.
Así que no dude. Se la metí brevemente en el coño para lubricarla un poco y de inmediato la penetre el culo. Sabía que le iba a doler y que quizá se arrepintiera, así que no dude. En cuanto me sintió entrar, dio un ligero respingo, pero no dijo nada. Quise entrar muy despacio, quería que sintiera por completo, nada de prisas.
– Ay, como duele – pareció que quería retirarse, pero la tenía bien sujeta a pesar de su tamaño.
– Quéjate si quieres, cielo. No te reprimas.
– Joder, Dios, esto duele mucho Daniel.
– Ya te lo dije. Quéjate lo que quieras. Si tienes ganas llora, no te cortes por mí. Pero no te muevas.
– Ayyyyyyy…..- esta vez lloraba, tenia la cara de lado y vi sus lagrimas.
Al contrario de lo que se pueda pensar, esto me excito más. Me dolía la polla de dura que la tenia, y tan apretada que estaba casi no pude ni entrar. Pero empuje con fuerza pero suavemente, muy despacio. Ya no disimulaba, lloraba de dolor, y mis palabras la hicieron sentirse mas libre de expresarse. Tenía la cara llena de lágrimas, y solo había entrado un poco. Empuje un poco mas y empezó a gritar.
– Aaaaaaaaah, como duele crabrón!!!!
– Espera un poco, aun estamos empezando.
– Como empezando?, pero tengo el culo destrozado……
En ese momento empuje un poco más. Casi estaba dentro del todo. Soltó un grito desgarrador. Me asuste y pensé que habían oído todos los vecinos. Pero no me detuve. De dije que si me paraba no volvería a tener ese culo. Así que empuje, y entre entero. Sentía tanta presión que casi me dolía. Me detuve un largo minuto para que me sintiera dentro. Ella seguía llorando y gimiendo. No intente calmarla ni le dije nada. Su dolor me estaba poniendo como loco y quería alargar el momento. Cuando parecía que estaba mas tranquila empecé a moverme. Quería, sobre todo, dejarla bien abierta. Sabía que esta era la única vez que le estrenaría el culete y quería aprovecharlo.
– Que haces ahora? – me dijo entre lagrimas
– Pues follarte el culete, cielo.
– Diooooos, eso duele mucho, daniel, deja de moverte!!
Pero no me detuve, seguí dibujando un cero con mi polla dentro de su culo, casi a punto de soltarlo todo. Pero ella tampoco se movió para apartarme y podía haberlo hecho fácilmente. Así que me dedique a penetrarla muy despacio sin prisas, pero sin contemplaciones. Se la metía hasta el fondo cada vez. No me dio tiempo a más. Me corrí sin control, hasta temblores me dieron. Y con mi polla en su culo recién estrenado lo sentía todo. Seguía llorando y cuando me corrí grito de dolor y eso hizo mi orgasmo mas largo.
Estaba exhausto. Pero aun me quede un rato dentro de ella. Tenía la polla aun dura. Espere a que se calmara, pero aun gemía un poco. Quise retirarme pero aun me moví un poco más dentro de ella. Sus temblores me excitaban como nada. Le sujete bien los mofletes del culo para tenerlo bien abierto y me retire muy despacio. Así, se lo mantuve abierto hasta que estuve fuera.
Me acosté junto a ella al acabar. Me pregunto entre suspiros.
– Te ha gustado?
– Lo único que lamento es que no podre volver a estrenarte el culo nunca. Ha sido una delicia, Laura. Tu como estas?
– Aun me duele una barbaridad – me dijo mientras intentaba sentarse en la cama.
Y de repente se echo a llorar de nuevo. Le pregunte que le pasaba, si le dolía mucho aun. y entre lagrimas me confeso que se había corrido dos veces. Ante mi sorpresa me di cuenta que me encontraba con una mujer que le excitaba sentir dolor. Y me confeso que nunca había sentido tanto dolor, tanto que se había corrido como una loca. Esto, naturalmente de dio nuevas ideas……..
2 respuestas
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