Era yo bastante joven e inexperto.El mundo del sexo era algo deseado pero poco practicado.El poso de la represión dejaba huellas.

Pero en auqel encuentro surgió lo imprevisto.

Los veranos me ganaba unas perras haciendo trabajos.Uno de ellos consistía en sacar de paseo a perros.

Aquella vez una señora había solicitado un servicio y allí fui.

Al abrir la puerta y ver una cincuentona con mucho ropaje pero de forma increíble apañadito para enseñar lo más posible , creí entender que no podía salir de casa por alguna razón.

Pero la cita no era para el perro, era para mi en este caso.

Me adentró en su casa y nos sentamos en el salón.

Me miraba y hablaba.

Su lento hablar y sus suspiros crearon una atmósfera sensual.

Su cadencioso lenguaje y su cuerpo vaporoso dentro de sus ropas , me intrigaron .

No hizo falta mucho más .

Empezó un complejo juego de seducción que cuando quise darme cuenta ya estaba atrapado.

Su tiempo era fácil adivinarlo, vivía sola y se citaba con posibles incautos a los cuales les daba sexo.

Como la red ya estaba extendida todo transcurría según quería ella.

Con desparpajo y buen modo tomó mi mano y me enseñó la casa.

La idea final era el dormitorio y allí acabamos.

Me abrazó y besó cuanto quiso , no sabía bien todo aquel rito cómo acabaría .

Su larga lengua me penetraba y ensalivaba mi boca.

Aquel jugo caliente me sabía a gloria , algo nunca conocido.

Su mano bajó hasta mi bragueta y de un tirón la cremallera cedió.

Su hábil mano buscó mi polla que ya estaba bien tiesa y la sacó de su sitio.

Ya estaba en sus manos y me dejé llevar.

Me tiró encima de la cama y con fruición lamió mil veces la fruta de la pasión.

Era ver las estrellas de día.

Se acomodó encima de mi y se quitó la ropa .

Sus carnes rosadas y sus buenas tetas empezaron a cimbrearse.

Con mucho mimo asió el pene y se lo introdujo en su coño.

Luego un baile sensual con empellones hacia mi miembro acabaron conmigo y estallé de gozo.

Todo aquel jugo se desparramó y ella lo besaba.

Se puso a mi lado y se masturbó.

Gritó como una loca.

Se fundió conmigo en un largo beso y me dijo que no enía perro pero que si yo quería podía serlo yo.

Me despidió cariñosamente y me dijo , ya sabes donde encontrarme.