EL SEXO NO TIENE EDAD
Hola soy Gabriel tengo 63 años una edad ideal para saborear el sexo, sin grandes proezas y con una teoría que es más vale la calidad que la cantidad, ya jubilado mis paseos y la bicicleta me hacen estar en buena forma y las ganas de pasarlo bien eso no ha decrecido, como buen abuelo intento ayudar a mis hijos en la medida que puedo entre otras cosas en llevar a mi nieto a la escuela todos los días y ahí es donde comienza mi última relación. Se llama Carmen también abuela de 66 años, pelo blanco, 1,65 de estatura, pero con unas buenas tetas algo caídas y un buen culo y su nieto va a la misma escuela que el mío.
Todos los días coincidimos sobre todo a la hora de la salida de los nietos que son buenos amigos y se quedan a jugar en rato en el parque que hay al lado de la escuela, asi comenzamos a conocernos, conversando de nuestro nietos y poco a poco de nuestras vidas, así supe que era casada, que su marido tenía casi 80 años, que tan apenas salía de casa salvo para ir al médico con su marido, para llevar a su nieto al colegio e ir la compra eran su únicos ratos que tenía para ella.
Las conversaciones se fueron haciendo cada vez más personales, después de unos cuantos meses y ya cuando había más confianza, empezamos hablar de nuestras relaciones personales, de mi situación sentimental, divorciado desde hacía algunos años de mis relaciones y lo que me atraía de las mujeres maduras y que curiosamente coincidía en muchos aspectos, que me sentía muy a gusto estando con ella, Carmen se ruborizó y de su boca salió un suspiro, se quedó sorprendida pero una sonrisa iluminó su cara, no se lo esperaba y no sabía que decir pero apretó mi mano y me dio un beso en la mejilla.
Carmen también se abrió a contarme sus vivencias, de joven había sido muy abierta y tuvo varios novios hasta que conoció a su marido, tuvieron que casarse rápido pues ella se quedó embarazada y en esa época era casi obligatorio el matrimonio, la rutina se apoderó de su vida sexual que se limitaba a unos poco encuentros que se fueron alargando en el tiempo y ya hacía tiempo que dormían en habitaciones separadas y del sexo ni se acordaba, y ya era mayor para pensar en ello, le hice saber lo que opinaba al respecto, lo hermosa que me parecía, que en el sexo no hay edad, es el deseo y las ganas y saber las limitaciones además en estos tiempos hay muchas ayudas externas que facilitan el gozar de buenas relaciones, me confesó que estaba desfasada en este tema que alguna vez se le había pasado por la cabeza pero que enseguida lo había descartado.
La invité a desayunar después de dejar a los nietos en la escuela y ponerla al día, al principio era reacia, hasta que por fin aceptó y fuimos aumentando la confianza ya comenzamos hablar de nuestros gustos de todo tipo incluidos los sexuales, comenzó a venir más coqueta, con un maquillaje discreto pero con ropa más ajustada que acentuaba su figura, con escote que dejaba insinuar los que había debajo de su vestido.
Ya los encuentros eran por la mañana y por la tarde y procurábamos que fueran lo más largos posible, cualquier excusa era buena para estar juntos. El día de su cumpleaños en su casa su marido ni se había acordado y sus hijos por su trabajo tan apenas habían pasado de las felicitaciones protocolarias, por la mañana tan apenas hablamos pues me dijo que tenía asuntos que atender que lo celebraríamos por la tarde, vino deslumbrante había ido a la peluquería y lucía un vestido vaporoso y con una sonrisa cautivadora, había dejado a su nieto en casa para poder celebrarlo conmigo, nada más verla ya medieron unas ganas locas de besarla y comérmela entera pero bueno y se lo dije con toda intención era lo que el cuerpo me pedía, le regale unas rosas rojas y un Satisfyer, se extrañó de la cajita, le expliqué que era un succionador de clítoris que tenía fama de ser muy apreciado por las mujeres, se puso un poco nerviosa, pero le encantaron las rosas en cuanto al aparatito
– Nunca he utilizado ningún aparato, pero me gustaría que me enseñaras como funciona.
Me dio un beso en la boca y nos abrazamos, por fin pude notar que tenía unas tetas más dura de lo que me había imaginado, esa tarde estuvimos planeando como podría ser nuestro encuentro, nos fuimos a un pub tranquilo y entre unos tragos nos dimos nuestro primer beso con lengua, puede acariciar sus tetas por encima del vestido y notar como se endurecían sus pezones, sus manos rozando por encima del pantalón mi polla ya despierta y mis manos pudieron comprobar su coño húmedo, los dos encendidos pero no era cuestión de montar un numerito en un sito aunque apartado era n pub, así que nos fuimos calientes cada uno a su casa, nada más llegar a la mía me faltó tiempo para hacerme una paja descomunal, cuando ya estuve más relajado llamé a Carmen hacer como se encontraba y me contó que ya había estrenado el aparato y que era una maravilla, que se había corrido pero que le había sabido a poco que necesitaba sentirse de nuevo como mujer.
Al día siguiente cuando nos encontramos en la puerta de la escuela me dice
– De hoy no pasa, ya le he dicho a mi marido que tengo comida con las amigas que no me espere que llegaré tarde a casa, tenemos todo el da para nosotros.
Casi me caigo de la impresión era cuestión de improvisar sobre la marcha, pero las ganas que tenía de follar me abrieron la imaginación, primero nos fuimos a desayunar, una vez alejados de la escuela comenzamos a comportarnos como unos adolescente cogiditos de la mano rozándonos con disimulo y nos fuimos para mi casa, nada más entrar nuestras lenguas se encontraron y nos besamos como dos posesos. Las manos de ambos no paraban de acariciar todos nuestros cuerpos hasta que llegamos al sofá de salón, en un momento de respiro comenzamos a serenar nuestros instintos, los besos fueron más suaves y entre gemidos y suspiros fuimos desnudándonos, lentamente puede contemplar las maravillosas tetas de Carmen y su pezones color café majestuosos duros como piedras y sedientos de una buena amamantada, mientras saborea sus pezones, note como sus manos despertaban más si cabe a mi polla.
– Hace mucho que no me como una polla y la quiero probar que la veo muy hermosa.
– Toda tuya, yo también hace mucho tiempo que no me como ningún chocho y el tuyo está muy apetitoso.
El 69 estuvo magistral, una raja peluda con sus pelitos canosos y unos labios vaginales bien marcados y escondido un clítoris de buen tamaño que los pude saborear hasta que los resoplidos se hicieron más intensos, aproveche la posición que tenía para ir combinando las lamidas en su rajita con su culo, sentía como se estremecía y gemía de placer, mientras Carmen masajeaba mis huevos y se metía mi polla hasta casi la campanilla, así hasta que los fluidos de su coño comenzaron a brotar, sin dejar de chupar mi cipote me fui bebiendo todo su néctar, hasta que le di a beber toda mi leche, nos quedamos tendidos mientras pellizcaba sus pezones y nos besábamos con suavidad, después de relajarnos nos fuimos para la ducha para ella era la primera vez que estaba en la ducha con un hombre, aprovechamos para acariciarnos y besarnos por todos los lados de nuestros cuerpos al salir de dejé una camiseta ancha, que aun la hacía más sexi, le cubría justo su culo y su vagina, los muslos y piernas bien torneadas, y los pezones bien marcados.
Con sonrisa de oreja a oreja y agarraditos nos fuimos al salón a tomar unas copas de cava, conversando sobre lo que habíamos gozado pedimos el almuerzo para recobrar las fuerzas. Después de una buena comida regada con un buen vino y unos cafés con espirituosos llegó una sobremesa muy jugosa y nos fuimos a la cama a echarnos una siesta que resultó muy corta pues nada más acostarnos se quitó la camiseta y desnuda me abrazó.
El miembro comenzó poco a poco a enderezarse y más con la ayuda de sus manos que suavemente lo pajeaban, asi que comencé a besar su cuello, los lóbulos de sus orejas y su respiración empezó a ser más agitada y los gemidos comenzaron a surgir, de su cuello pasé a sus pechos y de ahí a mordisquear sus pezones, poco a poco nos íbamos calentando y más cuando mis dedos se los introduje por su raja, cuando me dijo que parara, se levantó y fue a buscar su bolso de dónde sacó el Satisfyer, volvió a la cama y me lo dio para que le trabajara su clítoris, enseguida comenzó hacer efecto y sus movimientos pélvicos se hicieron más rápidos y noté que estaba a punto de correrse cuando sustituí el aparato por mi polla que estaba ya ardiendo y deseos de penetrar ese chocho tan goloso, el resoplido que se oyó cuando notó mi polla dentro de su vagina retumbó en toda la habitación.
– Si, asi te quiero, dentro de mí, dale fuerte y métemela toda.
Con la lubricación que tenía no tuve problemas de penetrarla hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, y para facilitar más la embestida le puse las piernas en mis hombros un espectáculo era grandioso una concha hermosa que se tragaba todo mi aparato, mientras sobaba sus tetas y estiraba de sus pezones, después de un rato en esa postura, se volteó y se puso encima, y se fue introduciendo el miembro poco a poco hasta que lo enterró todo, comenzó a cabalgar mientras yo jugaba con sus tetas, los movimientos se fueron haciendo cada vez más rápidos y sus gemidos también hasta que no pudo más y se desplomó inundando mi pija con sus fluidos.
– Cuanto tiempo hacia que no me corría así, ni me acordaba lo rico que se siente, mientras me morreaba con pasión.
Sin sacarla continúe bombeando un rato más hasta que me vine dentro de ella, su chocho se convirtió en un cóctel de fluidos, con mis dedos los recogí y se los día a probar y como le gusto ella misma fue rebañando, le di mi polla y la limpio y yo hice lo mismo pos su concha.
Después de semejante manjar nos quedamos tumbados en la cama, agotados pero llenos uno del otro y planeando otro día para repetir un nuevo encuentro.
Una respuesta
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