agosto 7, 2015

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MI MADRE Mónica.......... Capitulo (2)

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© MI MADRE Mónica………. Capitulo (2)

Lo vivido el día de ayer me había dejado muy perturbado, pero no sólo eso, si no que ya dudaba de que mi Madre lo hubiera hecho porque la obligaran. Verla en determinados momentos cómo gemía y se retorcía del gozo que le hacía sentir ese mal nacido me tenía muy intrigado. Pero volviendo a recordar aquellas crudas imágenes que había presenciado a escasos metros, he llegado a aceptar que aunque en ese momento mi Madre fue obligada a tener relaciones sexuales con ese miserable, no fue ella quién provocó semejante locura, sino que fueron los deseos enfermizos de ese horrible hombre repugnante que deseaba saciar sus instintos animales en mi pobre Mamita que desafortunadamente tuvo que someterse a él para evitar que nos separan.

Luego mientras yo seguía tratando de volver a retomar el sueño en mi cama, esas imágenes tan desagradables se me clavaban en la mente cómo si fueran flechas lanzadas por ese famoso arquero de la televisión. Imaginando a mi bella y hasta ayer bien portada Madre, recostada en su pulcra cama con sus senos a la vista de ese hombre que hasta ayer empezaba a odiarlo a muerte. Dejándose tocar los pechos mientras que con su otra mano también jugueteaba con su delicada feminidad, manteniéndola en esa inadecuada y vulgar postura con sus piernas abiertas exponiendo ante sus ojos y caricias, sus encantos supuestamente reservados sólo para mi difunto Padre. Allí estaban esas imágenes imborrables de ella con sus piernas abiertas de par en par lista y dispuesta para recibir el ataque invasor de sus dedos extraños y su enorme aparato viril que colgaba de sus robustas piernas.

Eso era más de lo que yo esperaba y creía poder ver, aunque debo de admitir que por debajo de mis sabanas una terrible erección que sin yo haberme dado cuenta y poder impedirlo, ahora se esforzaba por liberarse de mi pequeña pijama. No sabía ni que pensar de mí, esas sucias imágenes que me llegaban y la manera tan punzante en que me imaginaba a mi hermosa Madre cómo si se tratara de una vulgar cualquiera, haciéndome sufrir cómo si fueran aguijones que se me clavaran en la piel, pero a la vez la parte morbosa y auto-destructiva de mí, se apoderaba de mi cuerpo sin perder todos los detalles de aquellas imágenes de la seducción de mi respetable Madre.

Cuando decidí levantarme de la comodidad de mi cama, logré percatarme no sólo de la terrible erección que casi hacia romper mi pijama de mi equipo de fútbol favorito, si no que me percaté de la pequeña manchita que tenía en la punta, que no era ni más ni menos que el fluido pre-seminal en mi calzón, ya que al estar recordando todo lo que había visto el día anterior sin poder evitarlo me había excitado. Enseguida traté de buscar a Mamá, estaba preocupado por las terribles cosas que ese viejo le había forzado a pasar, tenía que saber cómo había amanecido.

Cuando bajaba por las escaleras me llamó la atención lo silenciosa que se encontraba la casa, parecía como si Mamá no estuviera, le di un pequeño recorrido para buscarla, hasta que el sonido de la licuadora perturbó mi búsqueda. Llegué a la cocina y ahí estaba mi Madre con su mini short’s  que usaba para sus aerobics y yogas, ella siempre hacía ejercicio todas las mañanas de ahí ese escultural cuerpo que volvía locos a los hombres. Se encontraba tomando su nutritivo licuado lleno de verduras y frutas que le ayudan a mantener ese abdomen plano y libre de grasa. Peo al momento de observarla detalladamente noté algo raro que no era muy común en ella a estas horas de la mañana. Se miraba algo chapeteada y con una ligera sonrisa en su rostro, yo creí que ya todo había pasado y que no volvería a vivir aquello sucedido el día anterior, así que me acerqué a ella y le di un tierno beso de buenos días en la mejilla.

– ¡Hola Mamá!! ..¿cómo amaneciste, Mamy?..

– ¡Hola mi amor!, ..bien gracias, ¿y tú dormiste bien?..- Me respondió en un tono muy relajado y sonriendo.

– Si, Má.

Espero y no haya visto mi pequeña mancha que salía de mi pijama por estar pensando en ella. Decidí olvidar todas esas cosas y prepararme un cereal, en eso estaba cuando de pronto sonó el timbre de la puerta, se me hizo raro que no hubiera servidumbre así que decidí abrir la puerta para saber de quien se trataba.

– Yo abro, Má.- Me apresuré para que ella no se molestara.

En eso iba, muy contento de que a mi Mamita no le hubiera pasado nada y hubiera amanecido tan radiante y contenta cuando… Cuál fue mi sorpresa al ver parado en la entrada de la casa a Fernando Montiel de nueva cuenta. Créanme que solo con verlo se me revolvió el estómago y mi sangre dejó de circular por unos segundos. El muy hijo de puta estaba parado frente a la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, la misma sonrisa con la que se había despedido el día de ayer secándose el asqueroso sudor con las bragas de mi Madre. Venía con una bolsa en mano y su asquerosa sonrisa malévola. Sólo al verlo me dieron ganas de echarle la puerta en las narices y gritarle que se largara, me dio un coraje, ¿que este tipo no tenía llenadera?, pensé ¿A poco venía a montarse nuevamente a mi Madre?, con una falsa sonrisa lo recibí esperando que sólo fuera rápida su visita.

– Hola chaval, ..¿y tu Madre? ¡Je, je, je!..- Rio de nueva cuenta mientras esperaba mi respuesta.

– ¡E-este, ..está en la coci..

En eso estaba, tratándole de explicar la ubicación de mi Mamy cuando, de un empujón me hizo aún lado y se dirigió a paso firme hacía la cocina para buscarla. Yo me fui tras él para no dejar a Mamá sola. Cuando ella lo vio casi se le caen los platos de las manos.

– ¡Tú!, ¿otra vez, Fernando?- La cara que puso Mamá fue como si hubiera visto al mismo demonio.

– Claro Mónica, ..de ahora en adelante tengo que cuidar de ustedes dos cómo si fueran mi familia ¿qué no?..- Respondió el muy cínico.

– Pedrito, come tu desayuno mi amor.

Me senté a espaldas de ellos, pero sin querer frente a mí había una vitrina en la cual se reflejaba todo lo que sucedía a mi espalda, claramente vi cómo Fernando se acercaba a ella y le agarraba una de sus nalgas, ya que el minúsculo short’s que traía Mamá era muy corto y permitía un fácil acceso a sus muslos. La prenda era tan corta que cuando este empezó a acariciar sus nalgas hacía que se le viera una buena parte de sus cachetes. Yo hacía cómo que no sabía nada y seguía comiendo en silencio, ella trataba de quitarle la mano pero él muy desgraciado no la movía, quería estarla tocando frente a su pequeño hijo de 12 años.

– ¡Je je je!.. Mira, les traje unos regalitos. ¡Mira Pedro, te traje un carro de control para que juegues en el jardín! El vendedor me dijo que apenas había salido al mercado. Es uno de los más nuevos ..¿qué te parece?.- Mostrándome un juguete de control.

Porque mejor no me regalaba una pistola para dispararle pensé, yo no quería saber nada de regalos, lo único que quería era que se largara y nos dejara en paz, pero rápidamente supuse sus intenciones, el desgraciado quería que me saliera de la casa para que así nuevamente metérsele entre las piernas a Mamá. Las imágenes del día de ayer se me vinieron a la mente inmediatamente y se me volvió a hacer el bulto en mi pijama. ¡No lo podía creer!! ..me estaba excitando pensando en lo que este desgraciado le pudiera hacer a mi Mamy. Terminé de desayunar ya que hasta el hambre se me había quitado, agarré el carrito de control y le di las gracias aguantándome el orgullo. Enseguida salí de la casa aparentando una gran alegría sin que ellos se pudieran imaginar que yo también tenía mis planes.

Para que mentirles, no aguantaba la sensación en mi entrepierna, quería volver a ver nuevamente el espectáculo de ayer, me valía el juguete yo sólo quería saciar esas extrañas sensaciones que traía dentro. Lentamente y sin hacer ruido abrí la puerta de la entrada y me escabullí hacía la barra dónde mi Padre tenía el licor y todos sus vinos caros. Con el corazón latiendo a su máximo y aguantando la respiración me asomé lentamente por sobre el mueble para ver lo que sucedía ahí dentro. Desde esa posición se podía observar la cocina perfectamente, además que podía camuflarme maravillosamente con la barra ya que esta es en forma de “L”.

La verdad que si me sentía un maldito pervertido, me sentía mal por mi Mamy, mientras que ella trataba de salvar su familia yo con mi nueva perversión me excitaba verla ser utilizada cómo a la peor de las Putas, humillándola y pisoteándole el poco orgullo que le quedaba cómo la gran Señora. Pero esa maldita perversión de la que les hablo, me hizo estar ahí, inmóvil con el pulso acelerado. Me puse a observar lo que iba a ocurrir y al tocarme el bulto noté que se encontraba súper duro cómo nunca antes me había sucedido, esto de voyeur aunque mi conciencia me decía que era malo me estaba gustando. Sin tardar más tiempo me puse a observar sin perder ningún detalle. Enseguida y notando que se encontraban solos Fernando empezó a contratacar.

Mamá sintió de pronto como aquellas manos fuertes se apoderaron de sus pechos por detrás y la puntalearon con su grueso y largo pene ya erecto. Ella cerró los ojos aguantando los manoseos pensando en cómo era posible que hubiera caído en las manos de este cerdo, si hubiera estado en otras circunstancias seguramente ya lo hubiera puesto en su lugar con una fuerte cachetada o mucho peor, pero se detenía por qué sabía que estábamos en sus manos. Necesitaba soportar por el momento mientras pensaba en cómo salir de este horrible problema en que se había metido, ya que si molestaba a este desgraciado ahora si podría mandarme lejos, tenía toda mi potestad y era capaz de hacerlo solo para castigarla. Pero la incomodidad de sentir esas rudas manos sobre su pecho y el temible grosor y tamaño de su cosa, que aunque pudo soportarlo el día anterior ahora lo sentía más duro, durísimo, increíble, pensaba que no podía haber mayor dureza que la que estaba sintiendo puntear su trasero.

En ese momento en el televisor de la cocina se transmitía un programa en donde una Chef hablaba de diferentes ingredientes para preparar una ensalada, para dar paso a unas escenas de ejercicios que ella misma recomendaba. Mamá tenía la vista hacía la televisión pero parecía no estar viendo nada, era evidentemente que estaba embelesada sintiendo la virilidad de ese hombre que por los tallones y empujones que le daba le hacía sentir lo mucho que lo excitaba. Además siendo este más pequeño que Mamá el desgraciado viejo se colocaba de puntitas para colocárselo en la raja trasero y empezárselo a rosar. En la escena, se apreciaba como una mujer hacía zancadillas enfundada en unos mallones, subiendo y bajando reafirmando la zona de los glúteos, aquellos que Mamá sentía ultrajados por ese grueso bulto que se acomodaba entre ellos.

– Como vez, Moniquita, ¿Qué diría la empresa y la sociedad en general si se enteraran de que ahora eres mi putita? Eh..- Le decía sin dejar de pellizcar, amasar, palpar, los duros y erguidos senos, cuyas bolitas de sus pezones ya estaban perfectamente dibujadas bajo su playera, totalmente excitados y paraditos.- Ayer te portaste cómo toda una puta redomada, ¿qué es lo que eres en el fondo ahora no?- Le decía el maldito humillándola de nuevo.

Mamá estaba como pasmada, jamás la había visto así, sin saber que decir o como responder, dejando que ese cerdo la siguiera punteando y magreando sus pechos. Ella estaba como hipnotizada, seguía viendo hacia delante, recreando las sensaciones de esta ocasión, no sé si en realidad le estaba gustando como ese viejo la manoseaba, o simplemente soportaba en silencio para que el desgraciado saciara sus ansias y se largara.. pero de pronto mojó sus labios con la lengua. Fernando se pegó más ella llegando a sus oídos. En un tono de voz sensual, ronco y muy varonil le empezó a decir palabras de elogio, de aliento, de cachondez en los oídos.

– Ya vez Mónica ..si aceptas lo que eres ya ahora, todo será mejor para los dos. Te deseo, te quiero, ..siempre te he deseado. Chiquita bonita.- El muy canalla combinaba palabras dulces, con palabras más subidas de tono, más soeces, que la humillaban.- Mi putita, que bien no la vamos a pasar, ..tienes un culo de infarto cabrona, ..estas bien rica. Pinche Rodolfo, ..tan buey que no supo darte, ..pero ya sabré yo domarte y hacerte una real hembra.- Empezando a meter su asquerosa mano por dentro de su short’s palpándole la entrepierna. 

Mamá por fin reaccionó:

– ¡Para Fernando, por favor, respétame!

– Pero si te estos respetando Mamacita, ..solo quiero ver cómo te amaneció el chochete de la porriza que te metí ayer ¡Je, je, je!..

Fernando metió su gorda mano entre los torneados muslos de Mamá por debajo del pequeño short’s. Ella forcejeando evitaba que el tipo la manoseara en media cocina.

– ¡No, no!, Fernando para por favor, ..nos puede ver Pedrito.

– Ese chiquillo ya debe de saber que ahora yo soy tu macho, ..y que este chocho me pertenece.

Ella trataba de soltarse, de echarse hacia atrás pero la mano de este y su apretado short’s se lo impedía.

– ¡Por favor Fernando, no! ..lo tengo muy irritado, me duele.

Ver a Mamá forcejear con este asqueroso panzón me molestaba en lo más hondo, pero extrañamente también me excitaba, ella trataba de sacar la mano de su entrepierna pero este ya la tenía bien adentro. Mi Madre sólo cerraba los ojos sintiendo nuevamente esos dedos jugar con sus vellos púbicos, el desgraciado empezó a rascar el vientre de mi Mamy frente a mis ojos. Viendo que no sería tan fácil ya que Mamá si mostraba algo de incomodidad, al fin se doblegó y sacó su sucia mano.

– Está bien Mónica, ..voy a dejar tu cosita que descanse, pero me tendrás que satisfacer con tus otras cositas ¡Je, je, je!..

– ¿A qué te refieres, Fernando? ..- Dijo ella intrigada viendo la malosa sonrisa de ese tipejo.

Una vez más el viejo empezó a acariciar suavemente la espalda y sus brazos, para poco a poco ir bajando hasta sus poderosas y suculentas nalgas, que con ese minúsculo short’s que llevaba y los pasados manoseos y tirones, este se le había retacado por completo entre la raja, dibujándole y separándole perfectamente sus dos cachetes. Mamá solo se sujetaba de los costados del mueble de la cocina, se encontraba apretaba entre él y Fernando sin poderse escapar, sintiendo aún más esa cosa que le punteaba con descaro, que la sentía palpitar. De pronto Fernando se separó de ella que sin proponérselo y para mi asombro Mamá paró más su trasero como queriendo volver a recibir el tratamiento de empellones que estaba sufriendo. Fernando con una habilidad y seguridad en sí mismo que la pasmaron aún más, le empezó a bajar el short’s con todo y pantaletas.

– A tu boquita y a tu culito que más ¡Je, je, je!..

– ¡No Fernando, estás loco, ..yo nunca no, por ahí no, me vas a lastimar!! L-lo tienes muy gordo.- Dijo ella llevándose las manos a su trasero cómo si ya lo estuviera sintiendo.

– No te preocupes cariño, ..yo sé cómo tratar un culito fino y quintito cómo el tuyo ¡Je, je, je!..

De otra bolsa sacó una pequeña cajita negra, la verdad que mi Madre y yo estábamos igual de intrigados, no sabíamos con qué artimañas saldría ese desgraciado. Ante mi asombro y los ojos bien abiertos de mi Madre sacó de la cajita un pequeño consolador transparente en forma de hongo, de esos embonadores que les llaman “buttplug”, y que van incrustados en el trasero quedando cómo un tapón, que la manera de usarlos es colocar la punta dentro dejando que la parte plana no permita que el consolador se vaya más adentro.

– ¿Q-ue, que es eso?- Preguntó temerosa.

Mi Madre lo miró angustiada, era claro que ella no conocía de esas cosas, si las conocía yo era por las páginas web que me encontraba, (de casualidad) dónde una asiática era penetrada por delante, con un embonador incrustado en su trasero.

– Este aparatito va a ser que tu primera enculada sea más satisfactoria. Así que voltéate y colócate sobre la mesa.

– ¡Fernando, no por favor!, ..¿q-que me vas a hacer?, mira que me va a doler. ¡Y-yo nunca he hecho nada por atrás!

– Con ese culón que tienes y nunca lo has usado, ..que desperdicio. Ándale, voltéate no me hagas enojar de nuevo que soy capaz de encularte ahorita mismo sin importar que tu escuincle escuche tus gritos hasta el jardín.

Temerosa de que eso sucediera Mamá ya no opuso resistencia. El desgraciado panzón puso a mi Madre sobre la mesa con su culo en popa, las tetas le quedaron aplastadas sobre la mesa. Ella quedaba con la cara hacía mí, temí que pudiera verme pero Mamá estaba más preocupada por lo que le quería hacer Fernando que por si fueran a ser descubiertos. Este se fue hacia atrás y le bajó el short’s hasta las rodillas, bajándoselo por sus portentosas piernas, hasta alzó sus piernas para que se las pudiera sacar por completo. Luego bajó su tanguita de hilo muy pequeñita que usaba con esos diminutos short’s para que no se le notara nada.

– Para ya Fernando, ya por favor. Pedrito puede venir ya.

Mamá ya no se preocupaba por estar siendo manoseada por ese cerdo en plena cocina, se encontraba asustada por lo que este se proponía, sentía como su última barrera de protección que eran sus minúsculas braguitas eran despojadas de sus piernas hasta ir a parar a sus pies. En el televisor se recreaba la escena en donde la Chef embutía una patata con picadillo, la bombeaba fuertemente haciendo que el picadillo entrara por completo rellenándola en su totalidad, Mamá pronto recreo esa escena en su persona, era lo que justamente estaba por pasarle a ella ahora, en su vida real. Eso hizo que se atemorizara y tratara de levantarse pero Fernando por lo fuerte que era bastó con apretar su espalda para volver a ponerla en su sitio, para a continuación acariciar su trasero con ambas manos, abriendo sus nalgas con cuidado mientras le decía:

– Joder que lindo culito y que apretadito que está.- Las manos de Fernando acariciaron sus nalgas e intentó meter un dedo por su esfínter provocando las quejas de Mamá.

 

– No, no por favor, méteme lo que quieras por adelante pero por detrás no, ..te lo suplico Fernando. T-te lo chupo si quieres y me trago toda tu lechecita, pero por atrás no.- Gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas.

– Tentadora oferta Moniquita.- Le dijo el maldito.

Pero sin importar sus lágrimas, separó sus glúteos y metió su asquerosa lengua nuevamente hasta el fondo. Para mí ya era común ver a Fernando con su lengua en el culo de mi Mamy. El viejo arrodillado empezó a besar y a lengüetear el ano de mi Madre acariciando también sus piernas y sus nalgas.

– ¡Ohmm!!- Exclamó mi Mamy al sentir esa lengua colarse en su rinconcito nunca explorado.

Mamá sollozaba por lo que estaba a punto de pasarle, jamás en su cabeza imaginó que tal cosa le pasare, esto solo pasaba en las películas de drama o de algún director bizarro, en la vida de la hermosa y flamante Mónica de Tapia esto no podía suceder. Ella lo había presentido, sabía que este desgraciado no había dejado el trabajo por cualquier cosa, sabía que había venido con algo en mente, pero su hijo podía aparecer en cualquier momento y eso la asustaba más que lo que pudiera ocurrirle a su persona.

– ¡Mhm! .. Hoy te enculo como es debido. Me deshice de tu chofer y tu personal, así que vamos a estar tú y yo. Tu chiquillo que se entretenga con los juguetes y que se vaya a dormir temprano, ..tu prepárate putita, hoy tendrás una cena como debe ser, Je je je..

Fernando le daba unos lengüetazos desde la vagina hasta el ano, mi Madre mantenía los ojos bien cerrados y se agarraba fuertemente de la orilla de la mesa en espera de lo que le fuera hacer ese desgraciado. Luego sacó un lubricante de su bolsa y se lo untó por alrededor del ano con un dedo, le daba vuelta al dedo por todo el aro anal embadurnándolo de lubricante para que nuevamente y poco a poco ir sambutiéndolo hasta la uña. El rostro de mi Madre se congestionó al sentir por segunda vez esos dedos ásperos y gordos atravesar su orificio virgen, ella apretó los dientes y los nudillos aferrándose a la mesa lo más que pudo, evitando sacar un tremendo grito que yo pudiera escuchar hasta fuera de la casa. El maldito con su dedo le provocaba un intenso dolor.

– ¡AARRGGHHHH!!! ¡Sácalo!, por favor me duele mucho.- Le suplicó mi Mamy con el rostro crispado en sudor.

– ¡No te muevas!, voltéate y ábrete bien las nalgas para que yo trabaje.- Mamá al ver su cara de enojo volvió a voltearse.

Créanme que por segundos la vi de espaldas, le observé el culo enrojecido. Vi que mi Madre se volvía a poner contra la mesa, se giraba hacia esta, se colocaba doblada hacía delante como una niña regañada dispuesta a recibir una sotaniza. Sus pechos reposaron contra la mesa, y ella misma echó los brazos hacia atrás para abrirse las nalgas y ofrecerle el ano. Fernando tentó durante un instante la entrada de su ano, pero de pronto y sin previo aviso le introdujo el dedo corazón hasta que los nudillos chocaron con su vello púbico. Ahí sí que mi Mamá dejó escapar un entrecortado gemido, debido sin duda al tacto que el dedo producía dentro de su ano, así como el considerable grosor del mismo, similar al que podía tener una verga de tamaño medio. Pero Fernando no tuvo ninguna consideración ante tal quejido. Empezó un violento mete saca con su mano, introduciéndole el dedo con tal ímpetu, que cuando este llegaba al fondo de culo, ella pegaba un pequeño salto hacia arriba, poniéndose incluso de puntillas para amortiguar la fuerte envestida. Mamá fruncía el entrecejo soltando gemidos de dolor mientras recibía aquellas duras clavadas anales. Veía la cara descompuesta de mi Mamy y el viejo detrás de ella trabajándole el trasero.

A cada golpe, Mamá dejaba escapar de su boca un pequeño grito, pero Fernando seguía concentrado en su trabajo y todo el dedo entraba hasta la coyuntura, ella con la cara hacía mi reflejaba el intenso dolor que estaba sufriendo, de su cuello se dibujaban perfectamente sus nervios del tremendo esfuerzo que hacía para soportar ese dedo que exploraba el interior de su recto. El desgraciado seguramente estaba acostumbrado a las enculadas que sin duda a equivocarme eran también una práctica obligada con todas las Putas a las que frecuentaba. Mi Madre cómo era de suponerse era virgen por el culo, así que el sufrimiento que tenían cuando sentía esos gordos dedos entrar era extremo. El día anterior cómo todas lloró y gritó cómo loca, que si no fuera porque ahogó el grito en una de sus almohadas seguramente algún vecino imprudente no hubiera dudado en llamar a la policía al oír los gritos que pegaba mi Mamacita.

La verdad que yo nunca había pensado en el placer que un culito virgen podría dar. No puedo imaginar el placer que produce tronar un culazo virgen de una hembra tan buena como lo era mi Mamy. Sentir tu pene apretar partiéndoles literalmente el culo sería un gustazo que todo el mundo debería poder disfrutar alguna vez en su vida. Por no hablar del morbo de verlas berrear y moverse intentando resistirse al invasor que las llena por su puerta de atrás… P-pero en que estaba pensando, estaba viendo a mi Madre perder su virginidad de su parte trasera y yo pensado en mis más oscuras perversiones. .. Así que si ustedes me lo permiten seguiré con el relato:

– Ya, ya tranquila, relájate que no es para tanto, ..no serás la primera ni la última que le rompan el culo.- Le decía el desgraciado como si sus gordos y ásperos dedos no fueran gran cosa.

Con su dedo hasta el nudillo le dio vuelta haciendo circunferencia, cómo para amoldar el adolorido culo de mi Madre. Ella simplemente daba pequeños brinquitos tratando de escapar, lo cual tampoco sería posible ya que la mesa impedía que pudiera moverse, pero gracias al lubricante y a la pronta dilatación de esfínter las embestidas pronto dejaron de ser tan dolosas es más ahora mi Madre ya no miraba hacia abajo, no sé si se quejaba o jadeaba, levantaba la cabeza y miraba al cielo, se mordía el labio inferior, en resumen, todo indicaba que empezaba a disfrutar de la violación. Fernando sacó su dedo un poco y se lo volvía a enterrar, así estuvo un par de ratos hasta que el culo cedió un poco más, luego sacó su dedo y por lo cual era obvio mostraba restos de suciedad.

– ¡Maldición!!! ¡Ahora durante todo el día tienes que comer cosas liquidas!, ¿eh? Has entendido?, ..si veo que has comido otra cosa te voy a castigar ¡Has entendido?!

Como mi Madre estaba más concentrada en tranquilizar el escozor que sentía en su recto, no respondió a lo que Fernando le preguntaba, así que el desgraciado impaciente la tomó de su cabellera jalándola por la nuca obligaba a Mamá a responder.

– ¡Has entendido!!- Volvió a repetirle pero más enojado.

– ¡AAARRGGHH!! Si, ¡Ouchh! está bien.

Se aplicó otro poco de lubricante pero ahora en dos dedos, y de una se los sepultó hasta el interior del orto, al parecer ya estaba un poco más dilatado ya que mi Mamy sólo soltó un pequeño quejidito e hizo una pequeña mueca.

– ¡Ouchhh!!

– Ya vez, ..ya va agarrando forma ¡Je, je, je!..- Le decía el muy maldito.

Luego le metió tres, era una autentica guarrada y penitencia para mi Madre lo que le estaba haciendo ese viejo maldito, la cual se sujetaba y apretaba fuertemente el mueble víctima del terrible dolor que sentía por detrás. Fernando sacó los dedos manchados de excremento que fue y se lavó en el lavabo de la cocina. No lo podía creer, en que iba a convertir este maldito a mi Madre, estaba como perplejo viéndolo todo. Ella mientras descansaba de la tortura se tocaba el ano comprobando lo dilatado de este y se revisaba la mano en busca de algo de sangre, pero afortunadamente no la había, el desgraciado hacía muy bien su trabajo. Fernando empezó a introducir el plug embadurnado de aceite, lo deslizó por el ano hasta que estuvo adentro por completo, no fue nada fácil ya aún no estaba del todo dilatado para abrírsele al tamaño del hongo. Tras unos 3 intentos en los que resbalaba y volvía a empezar, el ano de Mamá se cerró sobre la delgada parte del instrumento dejando afuera un aro de plástico para poderlo sacar. El consolador trasparente era cómo un hongo pequeño y sólo bastó un pequeño empujón para que este quedara alojado en el trasero de mi progenitora quedando la base lisa por fuera, la cual impide que el consolador se vaya hasta el fondo y se incruste del todo, quedando cómo un tapón anal.

– ¡Ahh!, ¡argh!.. Oh por dios, oh ..¿y-ya entró?- Preguntó tras el martirio.

Ella respiraba exaltada quería acostumbrarse lo más rápido posible a su invasor, no lo podía sacar ya que la punta es ancha e impide la expulsión. La pobre para poder sacarlo tenía que hacer mucho esfuerzo y tirar del extremo plano para removerlo. Al terminar el infeliz le dio unas cuántas cachetadas en el culo y le dijo que caminara un poco para que se acostumbrara. Mamá con mucho cuidado se puso de pie sintiendo el pequeño invasor atorado en su cavidad anal. Al tratar de moverse un terrible piquete la previno de que eso no sería tan fácil, así que lentamente y con mucho trabajo logró dar un par de pasos.

– Anda Mónica, ..da unos pasitos, camina ¡Je, je, je!.. Como si fueras de la mano de tu Marido.- Le decía el desgraciado con una sonrisa de oreja a oreja sin importarle el terrible dolor que Mamá sufría.

Sintiendo bastante humillada y con un dolor que no podría como explicarles, Mamá con mucho cuidado empezó a dar pequeños pasitos cómo un niño en sus primeras andadas, se miraba algo cómica cómo trataba de caminar ahora, su pose se encontraba recta pero sus pompas extremadamente salidas, parecía cómo una pequeña patita cuando esta va tras su madre al quedarse atrás. El desgraciado panzón estaba feliz al ver su pervertida y maquiavélica obra, reía a carcajada abierta viendo como Mamy de costumbre finas y posturas perfectas batallaba para para dar cada paso, intentando acomodar ese artilugio en el recto, se veía claramente que le provocaba una sensación diferente por los gestos que hacía ella con su rostro.

– Haber, date la vuelta y empínate, ..quiero que te abras bien las nalgas y me lo muestre todo ¡Je, je!..

Y a Mamá no le quedaba de otra, se sentía acorralada y totalmente humillada siendo el juguete pervertido de este. Jamás en sus más recónditos pensamientos u oscuras pesadillas nunca imaginó estar en una situación como tal, ..semidesnuda en la cocina, con el peor ser que conocía observándola mientras trataba de caminar con un artilugio desconocido ensartado en su cola. Su rostro que siempre fue altivo y de desprecio para este ahora se encontraba rojo de vergüenza con los ojos vidriosos en llanto. Buscó su mirada para de modo suplicante decirle que parara todo esto pero Fernando estaba feliz con su nueva situación, los dos sabíamos que este desgraciado nunca pararía de humillarla y saciar sus más oscuras fantasías. Mamá cerró los ojos y de pie cómo estaba fue dándose la vuelta para mostrarle lo que llevaba. De pie como se hallaba no se podía ver el consolador ya que sus nalgotas hacían imposible la visión. Se detuvo a media cocina para así empinarse hacía el frente volteando hacía dónde yo me encontraba, dándole el mejor panorama de su trasero a ese desgraciado infeliz que aborrecía tanto. Después con sus delicadas manitas se tomó cada cachete para abrirlas al máximo, dejándole una perfecta visión a Fernando de su aparatito incrustado en lo más recóndito de su cola. Hasta yo claramente podía ver el tapón que tenía Mamá incrustado por el reflejo del refrigerador ya que es de superficie metálica. Además cómo era trasparente podía ver el interior del culo de Mamá atrapando el aparato. Realmente me quedé impactado con lo que estaba viendo, se le miraba exageradamente dilatado, unas 2 pulgadas que era el ancho del cuello del plug.

El viejo al verla a ella tan expuesta con esa cosa taponeándole el trasero se volvió loco, empezó a abrirle y a morderle los cachetes como aposento, le relamía las nalgas a mi Mamy y jugaba con ellas, se divertía girando el plug y estirándolo para provocarle un poco de dolor. Después parándose de nuevo, repegó todo su bulto justo en el medio de sus nalgas desnudas que incluso hizo que le provocase algo de dolor por empujar más el plug. Mi Mamy que se encontraba curvada hacía delante hacía malabares tratando de no caerse, y como ahora andaba solo con sus sandalias planas, lo que la estatura de ambos casi coincidía. Ella en un momento alzo su mirada para ver en reflejo del cristal de la ventana a la misma mujer del día anterior, sudorosa, con el pelo revuelto, con una mirada lastimera y humillada, de verdad que la vida le había dado la espalda, otra vez las escenas del día anterior se le vinieron a la mente. Por todo ello, cerró los ojos y lloró en silencio, pero al contrario de detenerlo con una naturalidad que yo no le conocía paró más sus aterciopeladas pompas hacia la ingle de ese desgraciado, hacía la figura de ese asqueroso aborigen que ya estaba a punto de degustarla.

Fernando la empezó a puntear, a nalguear de suave a duro, a magrear sus pechos desde atrás, a besar su cuello… El magreo continuo, no cesaba el hijo de puta, ya la nalgueaba, ya la chupaba, ya la amasaba los pechos, ya le decía palabras subidas de tono en su inconfundible léxico vulgar haciendo que Mamá solo le escuchara, incluso el cerdo le hizo que le tocara con una de sus manos su fuerte miembro que casi hacía romper su pantalón. Increíblemente Mamá no pudo evitar tomarlo y empezar a recorrer con su manita el grosor y largo de la dureza de esa cosa, incluso tuvo que casi como en un susurro expresar:

– Fernando por diooss.. Hum, yaaaa, siiiii, poorr favoorrr, … mi hijooo.

Fernando enervado le pregunto:

– ¿Quieres que te encule, puta?

Por extraño que pareciera Mamá parecía no pedir otra cosa, mi cabeza no lo querían aceptar, pero mis ojos veían otra cosa, ya estaba caliente, ya no razonaba igual, solo se le venían a su mente ya confundidos y revueltos los sucesos que ha venido viviendo en las últimas horas, ¡Cuánto estaba aprendiendo! Ya había hecho una felación, la habían obligado a mamarle el culo, se la habían cogido por diferentes posiciones, ahora se encontraba en su flamante cocina con un artefacto atorado en la cola, con un viejo repugnante y a pestoso amenazándola con quererla sodomizar. Abrió los ojos para encontrase con su misma imagen en la ventana siendo punteada por atrás como ciertamente lo hacen los animales. Uffff, casi con una voz ronca que no se reconoció, le contesto:

– A-aquí nooo…

– Así me gusta, putita, ..no hay vieja que se me resista. Pero pídemelo como es debido, Móniquita.

No podía creer lo que escuchaba. Mamá con el rostro desconocido y sudoroso respondía en tono jocoso:

– Por favorr Fernando.. en otro lugar.. aquí nooo..

– No que no tronabas pistolita.

El desgraciado se sacó su cosa del pantalón y empezó a rosársela por la vagina, después con su asquerosa cosa entre las piernas de mi Mamy la fue empujando hacia la mesa caminando de la manera más aberrante que yo jamás hubiera visto a Mamá. La hizo colocar sus manos y brazos sobre la superficie del mueble… El rostro de Mamá parecía diferente, su cara lucía ya feliz, separo un tanto sus piernas, viro uno de sus brazos, con la mano tomó el miembro para empezar a pasárselo por su raja y empezar ella misma a metérselo…

– Ufffff, hummmmm, ahhh..- Entraba ya la dureza del desgraciado.

– Muy bien Mónica pero sabes qué?, tienes razón.. tu hijo.- Afortunadamente se detuvo.

– Ahh.. ahh ..- Mamá respiraba entrecortadamente.

No lo podía creer, el desgraciado estaba jugando con la excitación de mi Madre, la obliga a calentarse para cuando ella estuviera doblegada despreciarla como cuando se desprecia a una ramera, haciéndola sentir mal y como la peor de las güilas. El desgraciado caminó hasta el otro extremo de la mesa, y como si fuera lo más normal del mundo se curvó sobre la mesa dejando sus testículos y su tremendo ariete a la altura de la cara de mi Mamy, con su glande colorado directamente a su boca.

– Veremos que tan bien lo chupas, ..si eres buena mamando quizás te perdone no cogerte el culo por ahora. Quiero que abras la boca y me la mames, ..quiero que lo hagas rápido ya que es hora de que vaya a trabajar.

– ¡Fernando por dios!, mi hijo, ..p-puede entrar y mira que si nos ve..

– El tiempo está corriendo.- Sin inmutarse.

Mi Madre se le quedó viendo sin saber muy bien cómo actuar o cómo reaccionar. El desgraciado tan tranquilo seguía esperándola, dejando su horrible órgano sexual sobre la mesa, en el lugar dónde yo regularmente almorzaba, (Era momento de cambiar de sitio para comer) dispuesto a disfrutar de una mamada gloriosa. Lo que me tenía dudoso y pensativo era que esta vez Mamá tendría que llevar la iniciativa, lo que obviamente no sabía muy bien qué hacer. Estaba asombrada por las depravadas ideas de su “nuevo amante.” Ciertamente, ejercer de Puta como la quería convertir este maldito no era tan fácil cómo se decía, era mucho más que abrirse de piernas y dejarlo hacer hasta que se satisfaciera. Lo miró buscando que se apiadara y cambiase de opinión, pero cuando se convenció de que eso no sucedería obedeció resignada. Ella quiso enderezarse para ir a buscarlo pero un piquete en el culo la hizo recapacitar, el aparato se lo impedía.

– ¡Ándale date prisa, que esperas!, ..no estabas preocupada por el regreso de tu escuincle?. A chupar Mamacita que el mundo se nos va a acabar ¡Je je je!..

Ella sólo movía la cabeza negándose, al doblar un poco la cintura el aparato hacía presión sobre su esfínter provocándole un terrible dolor. Pero Fernando no tenía tiempo para pretextos y en eso fastidiado por la negación la tomó de los hombros y bruscamente la bajó hacía el piso, dejándola ágatas frente a su cosa mal oliente saliendo del cierre del pantalón. Mamá peló los ojos por el tremendo dolor que le causo, se quedó inmóvil un ratito esperando acostumbrarse.

– ¡Anda Mónica!, ..tómate tu desayuno, no quiero que te vayas a enfermar ¡Je, je, je!..- Seguía con su sarcasmo sentido del humor.

Sabedora del poder que tenía ese hombre sobre nosotros y el temor de que en cualquier momento yo su hijo pudiera entrar, lentamente se empezó acercar a su cosa. Así que en el frio suelo de la cocina Mamá se encontraba semidesnuda, con un artefacto oprimiéndole la cola y a punto de hacer la segunda felación de su vida.

– Estas buenísima cabrona…

El cerdo de Fernando Montiel también estaba desnudo en plena cocina, y dejando ver que su repugnante herramienta viril totalmente erecta. Mamá primero se asqueo del enorme vientre que este sujeto tenía, además de sus repugnantes pelos saliéndose de todos lados, ella nunca había visto un cuerpo de semejantes características, que además de ser muy velludo este sudaba como cerdo, pero sin evitar un sorpresivo susto al ver que el pene de ese sujeto era gordo, largo y con un asqueroso hedor que de inmediato impregnó toda la cocina. Mamá tuvo que sostenerse sobre sus rodillas y acomodarse entre las piernas de este, un escalofrío le recorrió por la espalda, sabía que ese miembro tan grueso le había hecho ver el cielo y las estrellas. Se puso colorada, por el solo hecho de pensar en eso…

Mientras Mamá se debatía en como atacar ese inhiesto pedazo de carne, Fernando jugaba con su cosa meneándosela frente a la cara, le encantaba humillarla y hacerle notar que ahora era suya. Ella cómo pudo la alcanzó a tomar, ..era increíble, la mano de Mamá no lograba cerrarse en lo más mínimo, la herramienta de este tipo era muy gorda, de una piel blanca, con capullo rosáceo, con una vena muy azulada recorriendo un lateral del tronco, rodeada en la base de vello muy denso y con unos güevos grandes y colgados, de piel muy áspera, con profundas estrías. La tenía dura, pero aun así se le doblaba hacia un lado. Estuvo observándola por unos segundos, viéndola cómo le salía una gotita de la punta, además de terrible hedor que tenía que soportar al tenerla tan cerca.

– Apúrate ¡Ooh!, ..que no la saque a tomar aire ¡Je je je!..

Con el terrible asco que significaba llevarse a la boca esa asquerosidad, Mamá cerró los ojos y pegó los labios. Al momento de hacerle el prepucio hacía atrás, rápidamente salió la cabezona roja impregnado aún más la cocina con su inconfundible olor a camarón. La verdad es que no sabía cómo mi Madre soportaba las náuseas que eso provocaba, mi rostro estaba pungido de solo verlo. Mamá sacó su tibia lengua y le pegó el primer lengüetazo, inmediatamente desfiguró el rostro y dio reacción de querer vomitar, pero al ver esto Fernando empujó su pelvis haciendo que el glande entrara por completo en la boca. No lo quedó de otra que volver a degustar esa nata blanquecina y apestosa que rodeaba el glande.

Mientras lograba soportar las náuseas con su mano intentaba masajeaba los enormes güevos peludos y colgantes que tanta leche la habían depositado el día anterior. Se sacó la verga de la boca impregnada en la punta de babas. Fernando no necesitaba ya indicarle a Mamá cómo mamársela, le bastaba con ver la fruición con la que su cabeza descendía una y otra vez sobre su verga

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2 respuestas

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