Por

Anónimo

septiembre 1, 2025

209 Vistas

septiembre 1, 2025

209 Vistas

¿Me hice adicto al anal?

0
(0)

Todo empezó casi por curiosidad, una tarde de aburrimiento total en mi cuarto. Había leído en algún foro sobre los puntos de placer que tenemos los hombres por dentro y dije «¿por qué no?». Al principio fue raro, incómodo, un dedo con mucho lubricante y esa sensación de que algo no cuadraba. Pero luego… uff, luego vino el descubrimiento. La primera vez que sentí ese calorcito recorriéndome la espalda, las piernas temblándome de una manera completamente nueva, supe que ahí había algo distinto.

No tardé mucho en comprar mi primer dildo. Fui a una tienda discreta en línea, uno no muy grande, de esos de silicona suave que casi parecen de verdad. Llegó en un paquete anónimo y esa noche fue como Navidad. Lo desempaqué con manos temblorosas, limpiándolo con un cuidado que ni yo me conocía. La primera vez que lo usé fue con miedo, metiéndolo centímetro a centímetro, acostado de lado en mi cama con la luz tenue. Pero cuando por fin encontré ese punto, ¡Dios! Fue como si un interruptor se encendiera dentro de mí. Un orgasmo tan intenso y profundo que grité into la almohada, con contracciones que me sacudieron entero.

Desde entonces, no puedo parar. Cada vez que tengo privacidad, es mi ritual. Me encierro, pongo música que me excite, y empiezo a prepararme con paciencia, lubricando bien, calentando el juguete con mis manos… La sensación de que entre lentamente, llenándome, es incomparable. Me pongo tan caliente que hasta me olvido de jalármela, solo quiero sentir esa penetración profunda, mover las caderas contra el colchón, imaginando que es alguien más quien me está dando desde atrás, dominándome.

He tenido experiencias reales también. Con una chica que me dominaba y usó un strap-on conmigo, y con un par de hombres que conocí en apps. Pero curiosamente, nada se compara con la intensidad que siento cuando lo hago yo mismo. Tengo el control total de la velocidad, el ángulo, la profundidad… y cuando siento que voy a venir, no me detengo. Al contrario, aprieto más fuerte las nalgas alrededor del dildo y me dejo llevar, viniéndome a veces sin siquiera tocar mi pene, solo con las contracciones internas. Es un orgasmo más largo, más corporal, que me deja exhausto y baboso.

Mis fantasías se han vuelto más intensas también. Ahora no solo imagino que me penetran, sino que a veces fantaseo con que me usan entre varias personas, o que me graban mientras lo hago. He explorado con juguetes más grandes, más texturizados, y cada vez quiero más. Me preocupa un poco esta obsesión, pero al mismo tiempo, ¿por qué negarme algo que me da tanto placer? Incluso después de venirme, a veces lo dejo adentro un rato, disfrutando la sensación de estar lleno, acariciándome las nalgas y pensando en la próxima vez.

Conoce gente real y discreta — registro gratuito y anónimo. Ver ahora

Sé que no es para todos los hombres, que muchos tendrán prejuicios o miedo. Pero les juro que se están perdiendo una dimensión completa del placer. No es solo «por detrás», es una conexión con el propio cuerpo que te hace descubrir sensaciones que ni sabías que existían. A veces pienso que hasta me gusta más que el sexo ordinario, porque es un placer que me doy a mí mismo, sin depender de nadie, sin complejos, solo yo y mi adicción a ese cosquilleo profundo que me vuelve loco.

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Recomendado 18+:
¿Buscas algo real hoy? Acceso gratuito y confidencial.

Ver ahora

Deja un comentario

También te puede interesar

Chupando culos

anonimo

21/11/2016

Chupando culos

Beatriz y Carlos, casualidades.

anonimo

20/01/2020

Beatriz y Carlos, casualidades.

Mi primera tentacion

anonimo

26/05/2018

Mi primera tentacion
Scroll al inicio