Por
Anónimo
Relación con mi esposa
Mi esposa tiene dos nombres y hemos creado dos personas distintas ya que ella sólo usa el primero en el día a día.
Digamos que ella se llama Diana Nerea. Si un dia uno de los dos tiene ganas de hacer el amor pasionalmente con muchas caricias mientras nos decimos cuánto nos amamos y todo lo que nos encanta el uno del otro, masajearnos con aceite caliente para relajarnos, ella sigue siendo mi esposa, Diana.
Pero si uno de los dos tiene ganas de sexo salvaje y dominación entre muchas otras cosas, ella se vuelve Nerea. Nerea no tiene límite alguno. Puede hacer lo que yo le pida y viceversa. Si le pido que se ponga a 4 patas para cogerla duro y justo en medio decirle que me la chupe bien fuerte, ella lo hace sin rechistar. Si le pido que me dé su culo, ella me lo da, si le pido que me chupe el ano y mi pene, lo hará también. Puedo hacer todo lo que me apetezca, incluso si le pido que vaya a calentar a otra persona, sea hombre o mujer.
Pero Nerea también tiene derecho sobre mí cuando tiene ganas de dominarme y yo no puedo negarme. Por ejemplo, me puede dejar durante varios días sin correrme masturbándome cuando le apetece y hacer que me corra donde ella lo decida. Puede hacer que eyacule sobre mi torso o que me corra en ella y luego sentarse en mi boca, puede chuparmela hasta correrme y tragar todo o besarme directamente con la boca llena. Nerea puede simplemente ordenar que me ponga a 4 patas, comerme el culo mientras me ordeña y si ella lo decide, cogerme con su lengua, sus dedos o un juguete.
Entre nosotros no hay límites, sólo tenemos que hablar de lo que nos apetece probar y si los dos nos conviene y estamos de acuerdo, hacerlo.
Nos gustaría saber cómo sois vosotros con vuestras parejas.
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