En una ocasión yo iba con una faldita corta de lino, ajustada, de color blanco, de las que cubren solo hasta debajo del culo, una blusa azul tipo besh que transparentaba el sujetador, la ropa interior era un conjunto de sujetador y culote de encaje también  de color blanco, que el sujetador se me veía perfectamente a través de la blusa.

Fui al despacho del director porque uno de los alumnos paseando yo entre sus mesas dando el temario, por atrás me puso una mano apretándome con cuatro dedos en el coño y el pulgar en el culo, al entrar en su despacho me he senté en una silla delante de su mesa, y veía que él no apartaba la mirada de mi sujetador, y  pensé solo en hacerle sufrir, mientras hablábamos me desabroché dos botones de la blusa y me la abrí dejando ver parte del sujetador, él se ha llevó una mano encima de su polla para tocársela por encima del pantalón. Al ver que se tocaba mientras me miraba me dio morbo, me levanté y  me puse a su lado apoyándome con el culo contra la mesa, entonces me ofreció un café y le dije que si, cuando se levantó a por los cafés me subí un poco la minifalda de manera que cuando volviera a sentarse pudiera verme las bragas, todo esto lo hacía para ponerle caliente y que tuviera que ir a pajearse.

Cuando volvió, efectivamente dejó de mirarme el sujetador para mirarme las bragas, y ahora ya se tocaba sin disimulo, yo lógicamente la mirada me fue a su entrepierna, llevaba unos pantalones tejanos ajustados el, que le marcaban perfectamente la polla toda dura por dentro, al ver el tamaño del bulto trague saliva de la impresión y él se dio cuenta. Me dijo «aquí tienes el café, te he traído un café solo, pero si lo quieres acompañado………… quieres que cierre la puerta del despacho con llave?» le dije que si. Cuando volvió a sentarse no nos dijimos nada más, me arrodillé, se la saqué y se la  comi hasta sacarle hasta la última gota de leche. Entonces me levanté, me bajaba la falda a su altura cuando me dijo que que hacia, le dije que volvía a mi clase, me dijo que me esperara, me giró y me  empujó contra su mesa, me subió la falda me bajó las bragas y me hizo una comida de coño y de culo que cuando me corría mis piernas parecían vibradores de cómo me temblaban. Cuando terminé de correrme me dijo «ahora si, ya te puedes ir»