septiembre 14, 2025

124 Vistas

septiembre 14, 2025

124 Vistas

Caricias en la ducha - Parte II

0
(0)

Podía verle a través de la cortina de la ducha, transparente y con dibujos de delfines. Estaba de espaldas a mí, con las manos apoyadas en la pared, dejando que el agua lo empapara, moviendo de vez en cuando la cabeza con lentitud. Daniel no es ya ningún pollito, pasa de los cuarenta y… Me saca más de diez años, pero yo no le cambiaría por el galán joven más afamado del mundo. Para mí, no hay hombre más hermoso que él, ni más bueno, ni mejor en todos los aspectos. Su cuerpo, desnudo y brillante bajo la ducha hizo que mi estómago diese un retortijón de deseo… tiene los hombros no muy anchos y su cuerpo ganaba en redondez conforme uno bajaba la vista hacia las caderas. El culito tampoco era respingón y se podía ver el perfil de la tripita, no muy prominente, pero ahí estaba. Él mismo se considera un hombre, siendo amable, poco atractivo, pero yo sólo veo una persona que fue capaz de sacarme de la prisión en la que yo misma me había metido, y que con todo su cariño y su paciencia, logró ganarme y derribar mis barreras… estaba a punto de convertirme en un ser solitario torturado por la culpa, y él me impidió que lo hiciera, ¿cómo no iba a adorarle? Sin pensarlo más, descorrí un poco la cortina de la ducha y me metí con él en la bañera.

Daniel volvió la cara, algo sobresaltado, porque no esperaba encontrarme allí, creía que yo seguía dormida. Le sonreí y abrazándole por el pecho, le besé los hombros. Me dedicó una sonrisa triste, pero enseguida me cogió de las manos para llevarme frente a él. El agua estaba muy caliente, pero aquello no me disgustaba, me gusta el calor. Daniel me miró unos instantes con los labios entreabiertos y finalmente me besó, con los ojos cerrados, jugando sus labios en los míos, abrazando mi cintura… después de casi tres años viviendo con él, sé distinguir bien los distintos tipos de besos de da. Está el «beso cortito» de saludo o despedida, una simple juntada de labios con sonido divertido; el «beso tierno», que es el que da cogiéndome la cara con las dos manos y que suele decir «no sabes cuánto te quiero/gracias/te quiero y lo siento/tengo ganas pero no quiero que se note mucho»; está el «beso cariñoso» que es el que empieza muy parecido al beso tierno, pero enseguida cambia porque echa las manos a la cintura o las caderas, usa la lengua con suavidad y a veces suspira un poquito, y suele decir «tengo muchas ganas de estar contigo»; luego está el «beso apasionado», más furioso que el anterior, usa la lengua mucho más intensamente, las manos se le van directamente a mis nalgas y lo que quiere decir está más que claro… Y yo, que me conozco esos besos y todos los demás que da, sabía que ahora mismo, bajo el agua de la ducha, me estaba dando un «beso desconsolado», en el cual cabecea constantemente, alterna los labios con frotes de cabeza para que le acaricie y le abrace, lo que hago inmediatamente, y que dice «estoy triste y necesito mimos. Quiero sentirme pequeñito y protegido; hoy quiero permitirme el lujo de ser débil y necesitado, no quiero ser el adulto».

Le acaricio la nuca y las mejillas, le beso por la cara, la nariz, y los párpados cerrados, le aprieto contra mi pecho y meto mis dedos en su cabello húmedo, acariciándole la cara con la mía. Me estrecha contra él, con fuerza y sin darme mucha cuenta, empiezo a mecerle ligeramente, de derecha a izquierda, muy despacio. Le oigo suspirar, como si acabara de soltar un peso terrible, y entonces se lo pregunto.

-Danielito… ¿qué pasa? Cuéntamelo. – Sé que hay algo que le preocupa, además de lo sucedido antes de la siesta. Supongo que será algo que lo combine, pero no sé que es. Me retiro ligeramente para mirarle a los ojos, el agua que le gotea de la cabeza y la nariz me salpica en la cara. Si me está mirando, no puede mentir, no puede decirme que no pasa nada y callárselo, por eso intenta mantener la mirada baja, pero sabe que le estoy mirando y por fin confiesa.

-Que soy un gilipollas…. Un gilipollas. – muy mal tiene que encontrarse cuando por lo general, no le gusta decir tacos, sólo los suelta cuando está muy enfadado o dolido, o cosa similar. Le miro, expectante. – Mati, a veces tengo miedo. Mucho miedo de que me abandones por otra persona. Durante el viaje de vuelta, el imbécil de Mendieta se la pasó contando historias de tíos que volvían de un viaje y se encontraban a su mujer con otro en la cama, y te aseguro que me sacó de quicio, y sé que no tengo motivos, pero me revolvió toda la cabeza, y que encima me pase esto, ha sido el remate… me asusta que me dejes por otro tío que no falle, o que sea más joven…

Ahora entiendo porqué ha tardado tanto en decírmelo y porqué estaba tan triste. Daniel sabe que mi ex era un paranoico que pensaba constantemente no que le fuese a dejar, sino que le iba a poner los cuernos con el primero que pasara por la calle. Su exceso de celos, además de otras muchas cosas, mató nuestra relación… y le mató a él incluso, algo que yo tardé mucho en perdonarme. Lo último que querría mi Daniel sería parecerse a mi ex en lo más mínimo. Le acaricio la cara, le beso un par de veces, y de nuevo le aprieto contra mí. En circunstancias normales, sé que tendría que sentir una presión sobre mi vientre, el calor de su hombría pidiendo sitio y exigiendo que me ocupase de él… pero hoy, nada. Su pene cuelga muerto entre sus piernas, como si mi desnudez, los besos y los abrazos no fuesen con él. A mí me da igual, si no puede hoy, ya podrá otro día, pero Daniel se siente avergonzado por la traición de su cuerpo. Precisamente cuando más ganas tiene de estar conmigo…

 

Continuará..

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Deja un comentario

También te puede interesar

Exhibirme para extraños

marifriask

26/09/2025

Exhibirme para extraños

Confidencias

anonimo

02/05/2013

Confidencias

FETICHISMO 100 % FILIAL

anonimo

14/03/2015

FETICHISMO 100 % FILIAL
Scroll al inicio