Por
Mis gustos
Buen día a todos, espero estén bien jaja. Hoy les voy a compartir un pequeño fetiche que tengo, Todo empezó una noche que salí con mis amigas a tomar unos traguitos, ¡pero terminé tomando más miradas que alcohol!
Iba con mi falda de cuero que apenas me tapaba el culo y una blusita que parecía hecha de telaraña. ¡Ni cuenta me di cuando empezó a llover! El agua me dejó la blusa pegada como segunda piel y el sostén… bueno, digamos que esas tetas mías parecían dos lunas llenas bajo la tela transparente.
El camino fue una locura:
Cada paso que daba, la falda se me subía hasta mostrar media nalga
Los tipos en la calle casi se tropezaban de verme pasar
Pero lo mejor fue el Uber. ¡Pobrecito el pata! Trataba de disimular mirando el GPS, pero sus ojos no sabían si ir para el camino o para mis pezones duros marcando en la tela. Yo me hacía la tonta, pero por dentro… ¡uuufff, qué calentura sentía!
Al llegar a casa, no aguanté. Me saqué la ropa mojada y me monté en mi dildo favorito mientras imaginaba:
Al vendedor de churros limpiándose las manos para tocarme
El conductor del Uber «accidentalmente» cambiando de marcha con mi pierna
¡Hasta al policía que pasó y se quedó comiéndome con la mirada!
Pero eso solo fue el principio.
Mi amigo gay (¡bendito sea!) me dio la idea más caliente: ¡hacer flashing en pleno parque de día!
La primera vez casi me da un infarto. Me escondí entre unos árboles, respiré hondo y… ¡zas! Saqué estas tetas al aire libre como si fueran bandera. Corrí unos pasos sintiendo el viento en los pezones y las miradas de unos chicos que se quedaron más tiesos que palo de escoba.
Lo mejor vino después:
Uno se tocaba disimuladamente el pantalón
Otro me siguió hasta el baño público (pero ahí sí me hice la loca, ¡no soy tan aventurera!)
Y un señor maduro casi se atraganta con su helado
Llegué a casa esa vez con las tetas sensibles de tanto roce y la tanga hecha un lago. Me masturbé pensando en cómo ese estudiante tímido del banco se había mordido el labio al verme.
¡Y ahora lo hago seguido!
En el metro (cuando va lleno y «sin querer» rozan mis pechos)
En el cine (inclinándome mucho para «buscar algo» en el piso)
Hasta en la tienda de ropa donde trabajo (¡qué rico cuando los clientes se ponen nerviosos!)
Mi novio no sabe nada.Pero si supiera cómo grito su nombre cuando me corro, imaginando que es el guardia de seguridad del centro comercial el que me está dando contra el probador…
¡Uy! Se me mojó el teclado contando esto. Voy al baño… a ver si el espejo quiere repetir la función.
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