Por
Anónimo
Mis amigas no saben que soy una Fetichista; en el grupo nos enviamos fotos meando en la ruta. Cada una por su lado, con la excusa de darnos tips, ya es costumbre en cada parada.
Con mis amigas un día salió como tema de conversación lo difícil que es mear usando ropa deportiva cuando estas fuera de casa, de bicicleta más que nada, ese día surgió la idea de compartir en el grupo (somos 5) fotos de nosotras meando en ruta. Lo que ellas no saben es que es ese mi mayor fetiche de la vida. Ver a otras chicas orinar hace que me pasen cosas.
Las fotos al principio eran comunes selfie desde arriba y con la otra mano estirando el short de la tricota a un lado para dejar fluir, ya me calentaba el hecho de saber que lo estaban haciendo en fotos que duran un par de segundos antes de que se borren automáticamente.
Pronto ya había más confianza, fui la primera en subir una foto explicita del momento de liberación, se podia ver mi cara de satisfacción, mi mano estirando el short, parte de lo que no había depilado y el chorro de electrolitos chocando contra un pequeño charco.
Muchas de las veces que una lo intenta, termina con parte del short mojado, o los mismos dedos, a veces se puede convertir en un desastre si se te resbala el elástico de la tricota durante el proceso, por lo mismo a veces prefiero usar un traje dividido en 2 para poder mear más cómoda, simplemente lo bajo y la posición de toda la vida, aprovecho para sacar una foto desde atrás para que mis amigas puedan ver mi culo al aire.
Mis amigas pronto comenzaron a subir fotos más explicitas, un poco tímidas, al tiempo algunas fotos eran directamente vaginas meando (me incluyo), algunas bien depiladas, otras al natural, labios cortos, labios mariposa (mis favoritos), a veces volvía el pudor y volvíamos a comenzar tímidas hasta que alguna comenzara a mostrar lo «prohibido», las demás la seguían.
Salir acompañada por alguna de ellas lo hace más divertido, rara vez salimos todas. Esa vez lo hice con una del grupo, ambas con tricota en ruta por senderos olvidados, nos atacaron las ganas de hacer pipí, nos desviamos a un lugar bien tupido de arbustos, lejos de la ruta, llegamos charlando sobre el grupo y las fotos de meadas, pude conocer detalles de mi acompañante. Estábamos cerca de un riachuelo, surgió la idea del escenario perfecto, poder mear sin tener problemas estirando del short, o sea mear DESNUDAS!, con las tetas y el culo al aire, la tomamos. Rapido ambas nos quitamos la tricota, ver sus pechos desnudos cubiertos de sudor me aceleró por dentro, noté que ella miraba mi cuerpo brillante de sudor.
Con la excusa de sacar solo una foto nos dispusimos a mear cerca, una frente a la otra. Ya estaba la foto, nosotras sonriendo a la camara justo antes de comenzar a mear, cubriéndonos los pechos, yo solo cubrí uno de ellos. Sin darnos cuenta el charco se hacía más grande, sin control llegó a su pie desnudo, no dijo nada, pero su cara decía mucho, pronto llegó a mis dedos, húmedo y tibio, se deslizaba por el arco de mi pie, no hicimos nada por evitarlo, su mirada y la mía, ya decían suficiente.
Nos vestimos y seguimos nuestro camino. El tramo siguiente fue una danza de apareamiento. No hacía falta, pero la que iba delante pedaleaba de pie meneando el culo, nos turnamos para hacerlo. La siguiente parada técnica de vuelta, en el mismo lugar, el camino lento fue ahora para coquetearnos, ambas con preguntas de por qué las miradas durante el meado que llegó a nuestros pies, ambas con respuestas similares. Esta vez no hubo fotos de la meada, solo nos dejamos llevar.
Lo que ocurrió ahí, y lo que hago con las fotos, no es para quienes no compartan el mismo fetiche, ya es otra historia. Digamos que descubrimos que el fetiche no era solo ver, sino compartir. Fue intenso, húmedo y un poco animal. Y si tienes que preguntar qué significa eso, es porque no estás listo para saberlo.
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