Después de un encuentro caliente por primera vez, seguíamos hablando por mensajes y en ocasiones hacíamos sexting y nos enviábamos fotos, todo muy rico. Fue entonces que íbamos perdiendo el interés, la llama que nos hacía desearnos aún estando a distancia hasta llegar un punto que lo estábamos dejando pasar la etapa que vivíamos. Todo cambio cuando Carla me mando un mensaje que no esperaba, viniéndome con una noticia que claramente me lleno de felicidad, pues decía que Vendría a la ciudad! Y ella me hizo notar que estaba igualmente emocionada, entonces para que mis tíos no se dieran cuenta me dijo que iba a llegar 3 días antes de lo que acordó con ellos para estar conmigo tres das llenos de sexo desenfrenado.

Entonces fue que nos pusimos de acuerdo y llego ese día a las 5 de la mañana, yo como todo un caballero pasé por ella al aeropuerto y llegamos a casa.

No quería perder el tiempo, tan pronto llegamos a mi habitación solo entro al baño a retocarse y salió solamente en un conjunto baby doll rojo y sin más para esperar se me abalanzó sobre mi como la primera vez y nuevamente para estimularme primero abajo a propinarme una mamada hasta la garganta que me hizo tocar el cielo más de dos veces.

Acto seguido solo quedó en ligueros y recostada boca arriba me abrió sus piernas invitándome a hacer con ella lo que quisiera para saciar mis mas obscuras perversiones con ella, y entre más extremo, mejor para ella, así fue baje a regresarle el favor del sexo oral, y sentía como su vulva palpitaba.

Desafortunadamente se acercaba la hora de irme a trabajar, así que le dije que ahí le parábamos para aumentar más las ganas para cuando regresara. Sinceramente lo hice al propósito pues quería que ella estuviera desesperada por mi verga por ocho horas, la quería repleta de ansiedad y desesperación por tenerme dentro de ella.

Yo igualmente estaba frenético y desesperado para que ya llegara la hora pero estaba consciente de que la espera valdría la pena.

Llego la ansiada hora y era momento de culminar lo que iniciamos en la mañana.

Estaba ella con una falda muy corta, una blusa con escote delicado como sabiendo perfectamente que es lo que me gustaba, y entonces bailándome y coqueteándome se acercaba a mi, fue cuando me convencí cien por ciento que ella sabía lo que hacía a la hora de seducir a un hombre. Me empezó a besar el cuello miéntese me desabotonaba la camisa y bajaba su mano lentamente a mi pantalón para sobar mi pene claramente duro como una piedra.

Después de un rato de estimular tomo mi mano y la guió hasta sus bragas de encaje que estaban verdaderamente húmedas, su fluido traspasaba la sexy tela que se notaba claramente y al oído entre gemidos me dijo: Papi, hazme tuya completamente, quiero que me hagas todo lo que quieras, necesito tener tu verga dentro de mi”

Supo como provocarme una vez más, la empiné con dureza y poco a poco la penetre haciendo el hilo de su tanga de lado poco a poco, quería que disfrutáramos el momento , la fui sumiendo lentamente hasta que tenía dentro todo, y fui empujando lentamente mientras poco a poco el fluido blanquecino fue cubriendo mi pene provocando un sonido excitante de intercambio de fluidos adornados con los gemidos de Carla que se escuchaban incluso hasta la calle. Entonces yo ya sentía que en cualquier momento irremediablemente expulsaría chorros de semen caliente y le avisé, para que ella estuviera lista y salirse a tiempo.

Cual fue mi sorpresa cuando me cabalgo y cuando no podía más apretó su vagina para recibir toda mi lechita dentro de ella. Fue una sensación indescriptible, el extasis de la vida, y no solo yo experimentaba un orgasmo fenomenal, ella no paraba de gemir y temblar, estaba fuera de si y emitiendo gemidos nunca antes escuchados. Se quedó ensartada unos dos minutos mientras recuperaba el aliento, cuando con una sonrisa recobrando en si, me agradeció por uno de los palos más históricos que haya tenido y para capturar el momento tomo su teléfono celular y tomo una fotografía de mi pene saliendo de su vagina lleno de semen. Una fotografía que hasta el a de hoy seguimos guardando con recelo recordando lo rico que pasamos.

Como decía los encuentros seguían ocurriendo y le empezamos a tomar gusto el grabarnos mientras lo hacíamos, pues valía la pena

Pero esa historia será para otra ocasión, pues en este momento estoy poniéndome de acuerdo con Carla, pera anotar una anécdota mas, más adelante.