Por
Anónimo
Mi fantasía secreta
Soy un tipo de casi 40, viviendo en esta jungla de concreto de la CDMX.
De toda la vida, me he considerado heterosexual. Pero hay algo que me carcome por dentro, una fantasía tan intensa que me quita el sueño.
Quiero que una mujer, o incluso una pareja, me domine completamente.
Imagino que sea ella quien tome el control. Que me ordene ponerme a cuatro patas y, sin piedad, me abra el culo con sus dedos enguantados y fríos de lubricante. Que me dé un beso negro tan profundo que sienta su lengua explorando cada rincón, antes de deslizar un consolador dentro de mí.
Quiero ser su juguete, su sumiso. Que use mi cuerpo para su placer sin que yo tenga que pensar o dirigir nada.
Anhelo esa entrega total. Que me aten, me venden los ojos y me pongan a chupar una vagina empapada mientras, al mismo tiempo, un hombre duro y anónimo me penetra por detrás. Ser el centro de su lujuria, el objeto donde descarguen todas sus fantasías más oscuras. Convertirme en su esclavo sexual por una noche.
La idea me vuelve loco, pero mi timidez es una cárcel. Me cuesta horrores conectar con la gente, mucho menos plantear algo tan tabú. Miro aplicaciones, foros, pero el miedo al rechazo y al «qué dirán» me paraliza. Sin embargo, el deseo crece.
Espero que algún día, el morbo le gane a la vergüenza y encuentre a alguien que quiera usarme como su puto personal, sin juicios, sin remordimientos. Solo puro instinto y placer sucio.


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