Por: ByL

Si, lo reconozco, el sexo es la base de mi vida, lo confieso. Desde muy jovencita el sexo se convirtió en algo prioritario en mi vida, y ahora es una afición, y una pasión.

Tuve mi primera experiencia sexual completa con quince años y ahora con algo más de treinta dos años que tengo, recorre mi mente cada segundo. Pienso cientos de veces al día en el sexo y en el placer y no tengo ningún prejuicio ni ningún tabú sexual. Hago de todo siempre que yo quiera y me guste. Todo lo que me atraiga y me de placer sexual.

Hay gente que va al gimnasio, que sale a correr por la calle, a hacer pesas y a hacer ejercicio… pues yo follo y me corro por puro placer. Yo no salgo a correr, yo me corro en mi cama o en otras camas y me satisface igual o más que a esa gente que ves por las calles. Y desde luego, el ejercicio que se hace follando no sé si es más, pero seguro que no es menos.

Tengo la gran suerte de tener un cuerpo bonito y una figura estilizada. Un metabolismo agradecido, supongo, y me gusta vestirme para llamar la atención. Elegante, sofisticada y jamás vulgar. Me encanta la lencería de lujo y uso liguero y medias con costura a diario (menos en “esos días”), por supuesto siempre con tacón de aguja, que me hace sentir muy poderosa, y así consigo a mis conquistas sexuales, porque eso sí, siempre elijo yo con quien me voy a la cama a follar. A mí no me eligen, elijo yo. Siempre y en todos los casos.

Si, soy bisexual. Me encantan las mujeres, no sé si incluso más que los hombres, porque el sexo con una mujer es increíble y me pone aún más cachonda el cuerpo de una mujer que el de un hombre. Voy por la calle andando y me fijo en las mujeres, no en los hombres. Ya me pasaba desde muy joven y me sigue pasando ahora.

Me acosté con una mujer por primera vez a los dieciocho años Era una amiga y sigue siéndolo, de hecho, es mi mejor amiga y seguimos acostándonos de vez en cuando. Ahora está casada y su marido ha tenido la gran suerte de tenernos a las dos en su cama para él, y más de una vez, y no hay muchos como él. Tengo una gran amistad con los dos y espero que dure toda la vida.

Si, soy exhibicionista. Me encanta que me vean desnuda, me encanta que me miren y excitar con mi cuerpo. Soy plenamente consciente de que mi cuerpo está creado para el placer y para el pecado, y me encanta exhibirlo.

Voy a playas nudistas además de porque me encanta estar totalmente desnuda, también para que me vean, y voy porque me encanta pasear desnuda y que se fijen en cada centímetro de mi cuerpo, ellos y ellas, por supuesto, y sé que pasa. Me gusta provocar abriendo las piernas cuando alguien pasa frente a mí, o poner el culo en pompa para mostrarlo o tocarme el cuerpo con la crema o lo que sea. Me encanta que se fijen en mi cuerpo desnudo y me deseen.

Últimamente me he enganchado a las cámaras sexuales en internet. Me desnudo y me masturbo con mis juguetes eróticos. Me encanta mostrarme para los demás y que disfruten conmigo de mi cuerpo.

Mi cama está presidida por un gran cuadro-foto mía completamente desnuda y donde se me ve por completo. Una foto que me encanta de las muchísimas que tengo así, y que de vez en cuando me hace un follamigo fotógrafo que tengo.

En mi casa estoy siempre completamente desnuda, o en lencería y medio desnuda, y las ventanas siempre están abiertas porque no tengo cortinas. Ni pienso tenerlas. Si no me quieres ver, no mires.

Y si, soy una puta. Trabajo en una empresa que funciona muy bien y paso muchas horas al dia en ella, pero luego, cuando salgo, hago lo que más me gusta hacer en la vida, follar y correrme. ¡Una y mil veces! 

De la oficina más de un compañero ha pasado ya por mi cama, y todos ellos han pagado por follarme fuera de la oficina. Si, cobro por follar, lo reconozco, como las putas. Pero yo lo hago por puro placer. No necesito el dinero, pero me da un poder sobre ellos muy grande.

Yo no soy el sexo débil, eso tenlo claro. Si me quieres follar, primero querré yo follar contigo porque si no, no tendrás la menor oportunidad, y después o me pagas lo que yo quiera, o no hay nada que hacer. Es una máxima que tengo. El sexo vende y es el arma más poderosa que existe.

Durante mis vacaciones alrededor del mundo, también he follado por dinero, lo reconozco, sobre todo con hombres, porque si una mujer me gusta, no suelo hacerlo así con ellas, aunque reconozco que también me he ido a la cama con más de una con dinero de por medio, y las he hecho disfrutar como en su vida.  

También follo por placer con quien me da la gana y ¡gratis! Por puro disfrute sexual. Depende de quién sea y como sea, y las circunstancias. Soy puta, sí, pero no siempre.

Puedo irme a la cama de un hombre o de una mujer porque sí, porque me apetezca follar y punto. Y puedo tener rollos sexuales sin cobrar sin ningún problema. Pero eso lo elijo yo. Puedo ser puta de muchas maneras, pero dependerá de mi exclusivamente. Mi cuerpo es mío y yo tomo las decisiones de cómo usarlo, cuando y con quien y de qué forma. Yo tengo el control.

El sexo para mi es disfrute, es diversión, es pasión, es emoción, lo es casi todo para mí, pero reconozco que lo que no es, es compromiso. Yo no me comprometo con nadie, sea hombre o mujer. No quiero relaciones serias ni duraderas, lo he sabido toda mi vida y lo he transmitido en más de una ocasión a alguien que haya querido acercarse más de la cuenta.

Tengo muchos follamigos y follamigas con los que me lo paso muy bien en la cama, pero ellos y ellas saben que no pasa de ahí, y los que no entran en esta clasificación y pasan por mi cama o yo por la suya, no van más allá y cuando lo han intentado, se han dado de bruces con la realidad. Unos y otras. Soy muy clara y práctica.

Ya sé que mucha gente piensa, “menuda zorra”, o “será puta” o cosas así, y me da igual, porque sé que en el fondo lo que pasa cuando te dicen esas cosas es por envidia. Lo que a unos les parecen insultos, a mí me parecen halagos, y además, me encanta despertar envidias gracias a lo que más me gusta en el mundo, el sexo. Siempre lo he pensado, si algún día me muero, que sea follando y disfrutando.  

Así soy yo y así he sido siempre, y seguro que seguiré siéndolo. ¿Soy ninfómana? Eso dejo que lo pienses tú. Ahora ya me conoces y no digas que no te lo he dicho antes. No va a cambiar nada en mi a estas alturas de mi vida. Vivo así y ya sé cómo quiero morir.

Si me aceptas, bien. Y si no, ya sabes lo que pasa.