Esto pasó con mi mejor amiga cuando yo tenía 17 y ella 16. Siempre hemos sido muy unidas y compartimos todo (confesiones, anécdotas, consejos, consoladores, pelis porno, todo).

Ese día hacia calor y las dos estábamos a mil ya que las dos ya llevábamos más de una semana si una polla dentro de nuestra puchita. Decidimos ver una película porno ya que no queríamos salir a la calle y en cuanto empezó la película las dos comenzamos a mover las caderas de lo caliente que estábamos. Yo sin pensarlo dos veces desabroché mi vaquero y metí mi mano en mi conchita y comencé a acariciar mi clítoris. Adriana no podía dejar de verme y me dijo:

– ¿No quieres un consolador?

– Te estas tardando – le dije entre risas.

Ella salió a su cuarto y yo aproveché para quedarme solo con mi bra y todo lo demás lo dejé en una silla. Ella regresó con dos consoladores y me dio el más grande, ya que sabía que moría por los falos enormes. Lo llevé a mi boquita y comencé a chuparlo todo. Adriana al verme me dijo:

– Yo te ayudo con el tuyo y tu me ayudas con el mio ¿va?

Yo solo la ví con ojos de calentura y le quité el consolador de las manos mientras le entregaba el mio. Comencé a llenarlo de saliva a más no poder mientras que con otra de mis manos me seguía masturbando. Adriana me regresó el mio y yo el suyo. Al mismo tiempo nos lo metimos en nuestras vaginas. En cuando sentí todo ese consolador lleno de la saliva de mi amiga comencé a gemir como perra. De pronto sentí como la mano de Adri tomaba uno de mis pechos y lo amasaba. Todo esto era muy excitante y yo me sentía en las nubes.

Comencé a mover más rápido mis caderas sintiendo como me iba a venir. No me había dado cuenta que Adri solo me estaba viendo gemir como nunca.

– ¿Ya vas a llegar? – me preguntó con voz sexosa.

– SIIIIIIIIIIIIII.

Mientras lo decía sentía como explotaba desde lo más profundo de mi interior. Cuando me relajé vi como Adri se venía sobre de mi conchita y comenzaba a succionar con fuerza. Me daba lenguetazos y dos de sus dedos los fue metiendo muy despacio dentro de mi hoyito. No podía creer lo que estaba pasando. A los pocos minutos me volví a venir en la boca de mi amiga.

– Sabes delicioso Hanna.

– No sabía que mamabas tan rico Adri, como toda una zorra.

– Cuando quieras Hann.

Me acerqué lentamente a su boca mientras una de mis manos la dirigía a una de sus mamas, ella me dejó besarla pero en cuanto nuestros labios entraron en contacto nos besamos apacionadamente, podía sentir su lengua explorando toda mi boca. Yo amasaba sus pechos con una mano y con la otra estimulaba su clítoris. Ella tenía sus dedos en mi cuquita cogiéndome.

La recosté en el sillón y me coloqué encima de ella pero con mi colita sobre su cabeza. Comenzamos un 69. Yo lamía cuan largo es su coñito y la follaba con mi lengua mientras uno de mis dedos se apoderaba de su chicharito, luego comencé a darle leves mordiscos en toda su panochita. Pasamos como 10 minutos así hasta que las dos nos corrimos.

En ese entonces yo no me depilaba y Adri me dijo:

– Tienes una conchita deliciosa pero vamos a embellezerla un poco.

Me tomó de la mano y me llevó al baño donde me metió a la regadera y abrió el grifo. El agua comenzó a caer por todas partes de nuestros cuerpos. Ella se fue agachando hasta que quedó a la altura de mi coño. Tomó un jabón y comenzó a sobarmelo hasta que quedé toda enjabonada de ahí abajo. Tomó una depiladora y me dejó sin un solo vellito. Luego de eso comenzó a darme otro oral y este era más rico pues ya no había nada que le estorbara.

Me volví a correr y ella se bañó con mis jugos, luego comencé a lamer cada centímetro de su piel hasta bañarla con mi lengua.

Desde ese día me depilo mi coño y tenemos sexo seguido.