septiembre 11, 2017

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Emputecida y Sumisa Capitulo 6

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El lunes ya estaba de nuevo en el trabajo, me disimulé como pude las señales de los golpes de Fernando en la Cara, con maquillaje, pero aún así se notaba, y le tuve que contar a la gente que me cai montando en bicicleta dándome un golpe en la cara.

Luego por la tarde en la cafetería del club, me encontré con Debora, con la que ahora al haberme ido a vivir con ella pasaría muchas horas, y me comentó cuales eran sus planes para mí a corto plazo ahora que había roto con Fernando.

Me contó que esa semana tenía que seducir a una integrante de mi familia en la que se había fijado. Se trataba de una prima mía de nombre Gabriela.

Protesté y le dije a Débora que me estaba pidiendo algo que no me gustaría hacer, y que además era algo repugnante por las consecuencias que podría tener en mi familia. Me contestó que si lo conseguía sería una forma de demostrarla a ella y a Rubén que prácticamente sería imposible que alguien se me resistiera, tanto hombre como mujer.

Sólo me pedía eso y que me follara a mi cuñado Luis el día de su boda en mayo, como pruebas finales para acabar este semestre, pero que si no conseguía ambas cosas, quedaría demostrado que no era lo bastante buena para Rubén, y que todo habría terminado.

Yo me quedé de piedra, porque la verdad no creo que Luis me invitara a su boda porque toda su familia en pleno lo impediría, luego tendría que acostarme con él antes o después de la ceremonia.

En fin como no tenía elección, me centré en mi prima Gabriela que es la mujer que quería Débora que sedujera.

Gabriela tiene 21 años y es la típica niña bien, es decir, estudia 3º de Economía de Empresa en una Universidad Privada, se viste de forma conservadora, con peinados clásicos, poco maquillaje y no lleva piercings ni tatuajes. Digamos que yo siempre he sido un ejemplo para Gabriela hasta que comencé a cambiar. En ocasiones salíamos juntas y compartimos mucho aunque ella fuera menor que yo.

Es un poco rellenita, mide 175 sin tacones y pesa 69 Kilos. De ojos marrones y pelo castaño, con talla de pecho entre 85-90, y un poco de curvas, dentro de los márgenes para una chica de su edad.

Tiene un novio que se llama Miguel y ya tiene 4 años con ella. Un chico estupendo, serio formal y aburrido pero inteligente, estudiando en 3º de Arquitectura, podemos decir que es el chico ideal para mi tia. Según ella me contaba ya practicaban sexo pero nada del otro mundo en comparación con las guarradas que he hecho en pocos meses.

Por otra parte, mi tía es enfermera con 46 años y la verdad que es guapa y se cuida, y mi tio tiene 48 años, y trabaja de Director Financiero en una gran empresa, vamos que toda mi familia es de clase media alta. Tengo una hermana 2 años mayor que acababa de terminar la carrera medicina.

Débora se fue a casa y yo llame por teléfono a Gabriela y quedamos en vernos en la cafetería del club. Al rato ella llegó y se quedó impresionada de mi cambio. Casi ni me reconoció hasta que yo la llame y la invite a sentarse. Encendí un cigarros y empezamos a hablar un poco de todo. Me contó de como iba en los estudios y su relación con Miguel. Como ya era tarde la invité a cenar a un restaurant.

En la cena le conté lo de mi separación con Fernando, le dije que su tío me maltrataba y que me había llegado a forzar en alguna ocasión, (le enseñe bien las señales de la cara) y que ahora vivía con Debora. etc. Quería enternecerla.

Mientras conversaba aprovechaba para mostrarle mis encantos como disimuladamente, mis pechos al llevar una blusa escotada muy ajustada, y mis desnudas piernas al ir con una minifalda sin medias.

Luego a pesar de ser lunes la invite a tomar unas copas a algunos sitios de moda. Yo siempre que podía la rozaba restregándole las tetas o el culo.

La miraba a los labios como mostrando deseo, mientras hablábamos la cogía las manos, etc. Ella no estaba acostumbrada a beber y después del vino y un par de copas ya estaba bastante colocada.

Nos fuimos al baño a hacer un pis, y sólo había un WC libre, así que la dije que no se preocupara que podía entrar conmigo que para eso éramos primas. Nos metimos y nos cerramos dentro.

Aprovechando la situación asegurándome de que me viera bien, me baje la minifalda y luego las bragas negras transparentes que llevaba, quedando delante de sus ojos mi vagina toda depilada con mi mariposa tatuada encima.

Mientras la sonreía como niña pillada en falta, me senté en la tabla y empecé a hacer pis. Cuando terminé me sequé con papel higiénico, me puse de pie y me subí las braguitas y la minifalda. Lo hice con toda la naturalidad del mundo, como si fuera normal hacer todo eso delante de ella.

A Gabriela se le notaba bastante acalorada, así que la pregunté ¿No tienes ganas de hacer pis?, me dijo que si que pero estaba un poco cortada, la contesté que no entendía porque ya habíamos estado en varias oportunidades juntas en el baño.

Entonces se bajó los pantalones, unas bragas de seda blancas, se sentó y empezó a hacer pis, no me miró y estaba colorada. Cuando terminó también se secó y se subió bragas y pantalon. Pude fijarme en su sexo, lo llevaba bastante recortado pero no depilado.

Salimos del baño y nos pedimos otra copa.

Entonces me preguntó que desde cuando llevaba el sexo del todo depilado. La dije que desde hacía 6 meses que me lo hicieron en el club. Que primero me lo afeitaron y que a los pocos días cuando salió un poco el pelo me lo depilaron con láser unas cuantas veces y que ahora me tarda muchísimo en salir. Se lo recomendé diciéndole que era mucho más cómodo e higiénico, sobre todo en verano con el bikini, y que además a los hombres les volvía locos disfrutar de una mujer con un sexo como el de una niña de 4 años. Le dije que si se animaba yo la llevaría al lugar a que se lo hicieran y que le pagaría el club.

A las 2 de la mañana nos fuimos y me llevó a casa con el coche. Me despedí de ella con un beso en la boca aunque sin lengua. Le dije que pasara mañana por el club para inscribirla y me contestó que iría.

Cuando llegué le conté todo a Debora, diciéndole que ya había dado los primeros pasos y que al día siguiente intentaría hacerla mía en la sauna del club, que estuviera atenta para verlo todo.

Al día siguiente cuando la vi en el club, me dio dos besos, la inscribi y luego hicimos aeróbic haciendo juntas los ejercicios en parejas. Yo por supuesto siempre que podía le tocaba por las zonas erógenas.

Cuando terminamos la sesión, me dijo que le gustaría también depilarse del todo el sexo,que le daba un poco de vergüenza decirlo, pero que al verlo a mi le había gustado.

Nos fuimos a la zona de depilaciones, y busque a la chica que me lo hizo a mí. Mientras Gabriela se tumbaba en la camilla le di a la chica 100 Euros de propina, para que se lo hiciera de la forma más placentera posible, yo me quedé allí sin perder detalle.

La chica le dijo que abriera bien las piernas, para recortarle el sexo primero con unas tijeras, luego le extendió una suave crema con una brocha sobre su rosada vagina, tocándole bien los labios y metiéndola un par de dedos.

A continuación la chica comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándole de su castaño vello púbico, afeitándola también por toda la zona anal. La aclaró con agua tibia, para finalmente echarle una crema hidratante cosa que aprovechaba para sobarle bien el sexo y el ano, metiendo y sacando los dedos. La cara de Gabriela era un poema, ya que se contenía para no gemir. El sexo lo tenía todo mojado.

Cuando terminó la chica, el sexo de Gabriela era como el de una niña, y la recordó que si quería tenerlo así siempre tendría que depilarse con láser 3 o 4 veces.

Entonces Le dije a Gabriela que porque no nos íbamos a la sauna, me contestó que sí, se puso las bragas y la ropa de deporte, luego nos fuimos a los vestuarios a coger una toalla y nos metimos en una sauna pequeña no de las comunes, para estar solas.

Nos dirigimos a la sauna, Gabriela llevaba la toalla cubriéndola desde el pecho hasta las rodillas. Yo la llevaba mal aposta y cuando entramos en la sauna la puse sobre la banqueta sentándome encima, quedando desnuda del todo para deleite de Gabriela.

Ella me miraba con los ojos como platos, sobre todo la zona que todo el mundo me mira, piercing ombligo, tatuaje corazón, y sexo. La animé a quitarse la toalla porque nadie nos veía que estaría más cómoda.

Muy acalorada lo hizo. Tenía un buen cuerpo pero un poco rellenita, por lo que tenía algo de barriguita, aparte que no tomaba rayos UV, estaba muy blanca. Para halagarla la dije que tenía el cuerpo perfecto, y que con el sexo depilado incluso parecía más joven. Me dijo que era muy amable pero que mi cuerpo estaba mejor que el suyo.

Luego haciéndome la mimosa, le señalé el piercing del ombligo abriendo bien las piernas y así mostrárselo en toda su intensidad, y le pregunté si le gustaba. Me di cuenta que Gabriela a estas alturas estaba excitadísima, y lo que se le ocurrió preguntarme es si me dolió cuando me lo hicieron. Mientras le contesté que no que fue con anestesia y que el mismo día me hice el tatuaje, empecé a tocarle los pechos de forma circular con una mano mientras que con la otra hacía lo propio con la cara interna de los muslos.

Por una ventana en forma de ojo de buey, pude ver a Débora sonriendo.

Gabriela no se resistía, así que empecé a besarla en la boca metiéndole la lengua muy dulcemente, diciéndole que era una niña muy buena y que mamá la iba a hacer gozar mucho.

Poco a poco fui bajando hacia su sexo, lamiéndole y besándola en el cuello, los pechos, y el vientre entreteniéndome en el ombligo, para empezar a lamer despacio su sexo y ano mientras la miraba a los ojos y le pellizcaba los pezones con una mano.

A estas alturas las dos estábamos empapadas por la humedad de la sauna, nuestro sudor y nuestros flujos.

Entonces ya empecé movimientos rítmicos con lengua y dedos más fuertes. Ella estaba ya tumbada en el suelo con las piernas abierta y yo con mi cara dentro de su coño y manos en sexo y tetas. Estuvimos así unos 20 minutos, tuvo varios orgasmos y no paraba de decirme palabras cariñosas como cielo, mi niña, amor, etc.

Cuando terminé le dije que ahora le tocaba a ella, me puse en su misma postura, y me contestó que nunca lo había hecho con una mujer. Entonces empecé a darle instrucciones, y en menos de 10 minutos ya tuve mi primer orgasmo. Aprendía rápido sorprendiéndome sobre todo su enorme delicadeza, al meterme los dedos en la vagina.

Cuando terminamos estábamos exhaustas, de tanto placer y por el enorme calor que hacía en la sauna. Nos quedamos abrazadas desnudas ya sobre la banqueta besándonos. Gabriela me confesó que nunca había gozado tanto, y que jamás habría pensado que hacer el amor con una mujer fuera tan dulce, que llevaba varios años sin tener un orgasmo y que la vida sexual con Miguel estaba en punto muerto.

Salimos de la sauna y nos duchamos juntas, luego nos vestimos y me dijo que quería volver a hacerlo pero con más tranquilidad. Nos despedimos con un beso y le dije que me llamara para quedar un día de esa semana.

Luego me fui a casa con Debora, me dijo que se había quedado impresionada como en sólo dos días había sido capaz de seducir y hacer el amor con su prima, que con toda seguridad había sido heterosexual hasta que me conoció.

Desde luego a Debora le quedó claro que era casi imposible que pudieran resistirse a mis encantos tanto hombres como mujeres, que había nacido para dar y recibir placer.

Al llegar a casa, Debora llamó a Rubén y le contó todo. Creo que Ruben se puso cachondo porque dijo a Débora que quería conocer a Gabriela para cepillársela. Que le daba morbo hacerlo con mi prima menor que yo.

Cuando colgó, Debora me dijo que tenía que preparar una cita para el viernes por la noche, en la que estaríamos Gabriela, Rubén y yo. Que Ruben no me tocaría porque todavía no estaba a su gusto hasta que me operase las tetas. O sea que yo pasaría por una lesbiana total ante Gabriela, y Rubén y yo esa noche la íbamos a reventar a polvos. Yo como lesbiana y él como macho.

Le dije a Débora que estábamos llegando demasiado lejos, que era un experimento que podía traer malas consecuencias. Gabriela seguro que no tomaba la píldora, Rubén no usaba condones, así que lo mismo la dejaba embarazada. Debora me dijo que no me preocupara, que en una sola noche era difícil, pero que lo malo era que Rubén se encariñara con ella unas semanas y que entonces sí que podía ocurrir.

Bueno total que me tocaba hacer de Celestina para Rubén entregándole a mi prima Gabriela en bandeja.

Esa noche Debora estaba cachonda por el numerito que vio en la sauna, e hicimos el amor de nuevo. La verdad es que estaban consiguiendo su propósito de hacerme bisexual, porque últimamente follaba más con mujeres que con hombres.

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2 respuestas

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