Por

Anónimo

febrero 25, 2023

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La viuda

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Estaba en un supermercado y una mujer sobre los sesenta y cinco o setenta años con algunos kilos de más mantenía una conversación con una de las empleadas la empleada no tenía mucha idea de lo que le preguntaba la mujer y entre la conversación era sobre bombillas para cambiar halógenos en la casa de la señora. 

Me ofrecí a asesorarla preguntándole qué es lo que tenía colocado y demás ella no tenía mucha idea y me preguntó si le podía ayudar a colocarlos que ya me pagaría yo le dije que no era un profesional que tenía algo de idea pero no sé por qué acepté. 

Me dio su teléfono y me dijo que sin prisa le llamase un día para ver lo que tenía en casa y así poder cambiarle. 

Diez días después saque tiempo un sábado por la tarde la llamé a la mañana y me dijo que no tenía ningún problema en recibirme la tarde dándome la dirección me presenté en su casa en la calle hacía frío pero en aquella casa el calor estaría sobre los veinte o veintidós me quité la cazadora y una chaqueta que llevaba para así poder estar más cómodo la mujer estaba embuchada en un pijama donde se notaban sus curvas grandes nalgas ancha de caderas y un pecho generoso que por los balanceos se notaba que iba libre de sujetador. 

Después de hacer unas comprobaciones de lo que quería esta señora apunté el número de bombillas y tipo para cambiárselo todo a Led preguntándome la mujer que le cobraría le dije que  hola lo podía hacer gratis ella insistió en pagarme a lo que yo le contesté que no le iba a cobrar nada y en cualquier caso que me lo pagase con un café algún día. 

El café me lo sacó en aquel momento y me  invitó a sentarme en el salón con una caja de pastas que abrió en aquel momento preguntándome si tenía prisa, contestándole yo que no hablamos de todo un poco confesándome que ella se había quedado hacía un par de años viuda y que en ese momento tenía 67 años y se encontraba sola ya que no tenía hijos, me interrogó un poco sobre mi vida contándole yo solamente lo que a mí me interesaba evidentemente así transcurrimos más o menos una hora el momento en que le dije que podía ir a mirar el material si quería que le instalase parte de él en aquel momento. 

La mujer me contestó que estaba a gusto con la conversación y que no le importaba que viniese otro día hacer la instalación. 

La mujer estaba sentada frente a mí con las piernas separadas y podía ver el pijama aquel pegado como marcaba una zona distinto color no estaba seguro si era humedad o los pelos de su pubis, me la estoy imaginando desnuda y teniendo sexo con ella y el calentón me estaba subiendo, creo que la mujer se dio cuenta de aquella situación haciendo el comentario de que se hacía demasiado calor para mí me podía quitar la chaqueta que llevaba puesta . 

Yo entre risas hice el comentario que podía terminar sin nada de ropa, a lo que la señora contestó sin arrugarse que a ella no le importaba, volviendo a reírnos ambos, yo añadí que era una tentación. 

Me levanté de aquel sofá pensando en marcharme ,cuando ella  me preguntó si ya me marchaba y si me había molestado en algo contestándole yo le dije que para nada añadiendo ella que si le parecía demasiado vieja. 

Dio un paso hacia ella ,la mujer había cambiado de semblante le pregunté por qué había dicho eso asegurándome de no meter la pata de lo que podía pensar yo. 

Ella con un tono de voz afligido me dijo que si no estaba a gusto con ella que ella se sentía muy cómoda conmigo y que le gustaría seguir sintiéndose así. 

Le contesté de tirón le dije que no me parecía demasiado la vieja ya que no nos llevamos poco más que veinte años y en esas edades tampoco era demasiado que me parecía una mujer interesante y que siempre hay que mirar el lado morboso de las cosas que por supuesto no tenía ningún inconveniente en quedarme y incluso hacerle más veces compañía para conocernos y si ella quería intimar siempre con respeto por mi parte. 

Los ojos de la señora mojaron di un paso para adelante posando mis labios sobre los suyos, la mujer no me rechazó y supuse qué no podría objeción a un beso más íntimo empecé a borisquear sus labios hasta pasar el umbral y introducir mi lengua en su boca suavemente poco a poco mientras la agarraba por la cintura hasta bajar mis manos a su culo y manosearlo mientras sentía como jadeaba y me entregaba su lengua y boca. 

Aquella señora se estaba derritiendo mis brazos mientras yo ahora introduje mis manos por el elástico del pijama para acariciar sus nalgas y llegar hasta la profunda raja de su culo. 

Estaba muy nerviosa muy excitada y me dijo que era demasiado para ella en aquel momento que estaba un poco desentrenada. 

Le pregunté qué es lo que le daba miedo, 

Ella me contestó que no era exactamente miedo sino lo que yo pensase de ella si la volví a ver en el supermercado o en la calle. 

Me quite toda la ropa me quedé desnudo ante esa mujer y le confesé que era bisexual que me gustaba el sexo de casi todas las maneras menos el dolor que era discreto me consideraba educado y limpio y que no haría nada con ella que ella no quisiese y que podíamos mantener una relación discreta como amantes, acercándome a ella volví a besar su boca y acariciar su pecho por encima del pijama para luego sacárselo por encima de la cabeza. 

Tenía dos buenos pechos adornados con unas grandes aureolas y empitonados pezones, quieres que siga. 

La señora estaba confundida estaba citada quería seducirme pero no tenía tan claro el tener sexo conmigo. 

Me pidió que fuésemos un poquito más lentos si podía ser mientras nos íbamos conociendo, me dijo su nombre evidentemente pondré otro ficticio Marisa, tú estás todo depilado y mira yo mis axilas ya no tengo quien me vea desnuda y no me cuido. 

Le pregunté como tenía la parte de abajo, su respuesta entre risas, habrás visto más bonitos que el mío. 

Me levanté del sofá donde estaba sentado y le dije mira Marisa he besado tu boca ella acariceo tus pechos y tu trasero y si no pensé que voy a disfrutar con un cuerpo como el tuyo y con tu edad no estaría completamente desnudo interesándome por tu cuerpo. 

Me puse de rodillas ante ella y le dije que lo único que me me podía echar para atrás era una persona no aseada, Marisa contestó rápidamente que se había duchado minutos antes de llegar yo y que una cosa era que su cuerpo no estuviese depilado y otra su limpieza. 

Mis manos agarraron el elástico del pijama mirándole a los ojos le dije a Marisa que si me daba permiso para bajarlo, ella levantó el trasero del sofá para facilitarme la maniobra y empecé a deslizar aquel pijama hacia abajo apareciendo su pubis bien poblado llegando hasta su vagina pelos largos negros y grises. 

Me acerqué y besé allí donde empezaba su raja y olís que el perfume que desprendía la zona estaba mojada muy húmeda y deslice mi lengua desde su raja hasta su clítoris sintiendo como ella se estremecía en un largo jadeo. 

Me senté al lado de ella buscando su boca que no rechazó y nos fundimos en un largo beso con lengua. 

Marisa estaba excitada y a la vez muy nerviosa la tenía completamente desnuda al igual que yo le sugerí que fuésemos a su dormitorio, se levantó como un autómata yendo yo tras ella acariciándola su espalda y su trasero nos metimos en la cama y la tapé con las sábanas besándola y acariciándole sus pechos y de vez en cuando acariciando su clítoris y metiendo mis dedos en su vagina bien húmeda para luego llevarlos a la boca diciéndole que me gustaba y que estuviese tranquila  diez minutos después tuvo un orgasmo entre jadeos y llantos mojando toda mi mano con sus flujos, y yo para darle mayor satisfacción y compromiso bajé a su entrepierna donde conseguí darle su segundo orgasmo.

Marisa cuando se recuperó me lo agradeció de mil amores besándome y tocándome mi picha diciéndome que si quería que se me la chupase, yo le contesté que no era necesario y que ella tenía que saber lo que quería hacer que a mí me tenía para lo que quisiera para darle el placer sin nada a cambio que yo podía ser su amante o su esclavo sexual. 

Marisa automáticamente contestó me gusta lo de que seas mi esclavo sexual y explorar más cosas. 

Nos quedamos dormidos durante un buen rato hasta que ella se levantó y abrió un cajón de un armario enseñándome en sus manos varios consoladores alguno bastante grande. 

Ves este es mi secreto estos son mis amantes y ahora podrán ser los tuyos también me explico que el más gordo y largo lo usaban su vagina y el resto eran anales. 

Yo no le di mayor importancia y le dije que podíamos jugar indistintamente si es lo que a ella le gustaba, yo le contesté que el sexo era algo fabuloso y que si no había tabús mejor todavía, ella me preguntó si podría penetrarme con  alguno de aquellos consoladores , con el que quieras Marisa, ella contestó asombrada diciéndome que si el gordo también me entraría . 

Seguro que sí alguna verga de ese tamaño ya me han metido en algún trío.

Ella me pidió jugar un rato con los conservadores y así estuvimos penetrándonos uno repartiéndonos por los agujeros, después de varios orgasmos yo eyaculé dentro de su vagina, y como un juego le pregunté la señora quiere que le limpie el chocho, entre risas ella me contestó claro maricón límpiame la leche. 

Empecé a juguetear con el consolador más grande metiéndolo en su vagina para cada vez que lo sacaba chuparlo y limpiarlo hasta luego saborear toda aquella vagina hasta la última gota que salía de allí que se juntó con otro orgasmo más de Marisa hasta aquí esta primera parte con esta viuda. 

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Una respuesta

  1. helenx

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