Niña mala
Este relato está dedicado a una amiga muy especial. Ella me insistió en que lo escribiera, así que lo mínimo que puedo hacer es dedicárselo :P, además teniendo en cuenta que será ella quien me habrá corregido las faltas ortográficas xD.
Todos los hechos y situaciones aquí relatadas salvo los nombres de los protagonistas son inventados.
NIÑA MALA
Mi nombre es Jesús y os voy a contar la historia de cómo mantuve mi primera relación de sexo anal.
Corría el año 2008 y yo tenía 32 años, si habéis leído bien, por circunstancias de la vida, quizá mala suerte 😛 nunca había realizado sexo anal con ninguna de las mujeres que habían pasado por mi vida.
Por aquel entonces yo trabajaba como profesor de gimnasia en un colegio público. Ese día estaba llevando la clase de uno de los últimos cursos, así que estaba rodeado de adolescentes de 14 o 15 años. La clase marchaba sin incidentes, y ese día se estaban portando bastante bien. No me las doy de autoritario, pero mi 1.80 y mis 85 Kg imagino que me dan un cierto aire imponente y eso ayuda a mantener el orden.
Como decía, la clase había ido bastante bien, y para mi sorpresa ya casi era la hora de salir. Mi clase era la que precedía a la hora del recreo, con lo que se palpaba la inquietud de mis alumnos por acabar y salir. Entonces sonó la campana, y los chavales saltaron como un muelle en dirección a la puerta, en ese momento recordé que quería hablar con una de las alumnas, Alba García.
Era una chica algo mayor, 16 años, por lo visto había repetido curso un par de veces, y era un poco conflictiva. El motivo por el que quería hablar con ella era que había faltado varias veces seguidas, y eso que el curso apenas había comenzado. No quería tener que suspenderla por ese motivo, sobre todo teniendo en cuenta que disponía una capacidad física bastante notable (imagino que esos dos años de diferencia con el resto, en esas edades se nota mucho), así que decidí hablar con ella para ver si podía convencerla de que no siguiera faltando a mis clases.
Los chavales estaban ya a medio camino de la puerta cuando alce la voz para que se me oyera bien entre la cacofonía de voces y risas.
-Alba García no se vaya usted aun, me gustaría hablar de un asunto en mi despacho. La espero en 5 minutos.
Era una chica no muy alta, alrededor de 1,60 y unos 50 Kg, morena de pelo largo, bastante guapa, seguramente tenía mucho éxito entre los chicos de su edad.
Estaba con un grupo de 3 amigas que se dirigían a la salida, y cuando oyeron mi voz se giraron para mirarme. Note que no parecía molesta por mi petición, y sus amigas enseguida se pusieron a murmurar y a soltar risitas entre ellas.
Se separo del grupo y se dirigió a los vestuarios con su chándal de color verde. Yo cogí un balón del suelo que se había quedado sin recoger y me dirigí a mi despacho con el debajo del brazo.
En realidad no era un despacho propiamente dicho, ya que por falta de habitaciones mi despacho se limitaba a un escritorio en una de las esquinas del almacén del gimnasio. Lance el balón a uno de los cestos que estaba repleto de balones medicinales y pelotas de voleibol, y me senté a esperar a Alba. Mientras tanto saque el parte y volví a consultar sus repetidas faltas de asistencia con un movimiento de negación de mi cabeza.
Estaba leyéndolo cuando la vi entrar por la puerta. Se había cambiado de ropa, llevaba una falda corta de pequeños cuadros grises y negros, y una camiseta corta blanca que parecía irle algo grande ya que no le ajustaba nada, y parecía holgada. Estaba muy atractiva con esa ropa, sentí un pequeño cosquilleo en mis testículos, y me avergoncé de ello, quizá se debía a que hacía más de 6 meses que había acabado mi última relación, y no había estado con ninguna otra mujer en todo ese tiempo, así que para que no notara mi turbación, le dije que se sentara, y enseguida baje la vista hacia mis papeles como si buscara algún dato de vital importancia.
Mire de reojo como se sentaba con las piernas cruzadas y las manos en el regazo, y sin apartar la vista de mis papeles empecé a decirle:
-Alba sabes que has faltado muchos días seguidos, el curso acaba de comenzar, y esto no puede seguir así, no me gustaría tener que suspenderte por eso, sobre todo teniendo en cuenta que tienes muy buenas actitudes para la gimnasia.
Yo le lanzaba miradas de reojo solo para ver su reacción, pero ella tranquila clavaba sus grandes ojos marrones casi negros en mi, y eso me incomodaba un poco haciendo que aun no me atreviera a dejar de concentrarme en los papeles y mirarla fijamente.
En ese momento ocurrió algo que jamás podría haber imaginado, de repente Alba que hasta ahora había permanecido sentada con las piernas cruzadas, separo sus piernas y para mi sorpresa me di cuenta que no llevaba braguitas y me estaba mostrando toda su rajita. Me quede sin palabras y alce la vista de mis papeles para quedarme mirando con cara de bobo ese magnifico espectáculo. Ella tenía una sonrisa picara y parecía estar disfrutando mucho con mi reacción.
Entonces por primera vez desde que había llegado pronuncio sus primeras palabras
-Profesor he sido mala y tendrás que castigarme.
Yo estaba estupefacto, jamás en la vida me había pasado algo semejante y no sabía cómo reaccionar, aunque no se podría decir lo mismo de mi polla, que estaba ya dura como una piedra. Entonces ella muy lentamente se levanto de la silla y se alejo en dirección a un montón de colchonetas apiladas cerca de mi escritorio, se sentó en ellas, y sin dejar de mirarme fijamente empezó a tocarse su sexo.
Yo seguía sin saber cómo reaccionar, lo único que sabía era que tenía una erección de caballo y no podría quitarle los ojos de encima a aquella preciosidad. A parte de eso lo único que me pasaba por la cabeza es que aquello estaba mal, por el amor de dios ella tenía 16 años y yo el doble que ella, sinceramente en aquel momento no sabía que hacer. Entonces volvió a dirigirme la palabra.
-¿Vas a venir a castigarme profesor? he sido muy mala.
Creo que esas palabras fueron lo que necesitaba para decidirme, así que olvide todas mis dudas, me levante de mi silla con un gran bulto que mis pantalones de chándal no podían esconder, y me dirigí hacia ella rápidamente.
Solo quería ver de cerca aquel coñito y saborearlo lentamente, así que nada más llegar me puse de rodillas y cogiéndola por los muslos atraje su cuerpo hacia mi boca y empecé a lamer ese joven chochito. Ella en cuando mi lengua toco su clítoris soltó un gran gemido, que me resulto de lo más provocador y me indujo a lamer con más fuerza, lo que produjo más gemidos por su parte.
Yo metí mi mano dentro de los pantalones del chándal y empecé a tocarme la polla que tenia dura como nunca.
Tengo que reconocer que hacerle el sexo oral a mis parejas es una de las cosas que más me gustan, y el coñito de Alba era una maravilla, era precioso y perfecto como se cabía esperar de una chica de 16 años, eso me hizo volver a pensar en lo mal que estaba aquello, pero ya era tarde para dar marcha atrás…
Yo usaba mi lengua para lamer su clítoris y de ven en cuando usaba los labios para rodearlo y succionarlo, en esos momentos ella daba un gran gemido de placer e intentaba cerrar las piernas sobre mi cara. Su coñito estaba empezando a estar muy mojado, y yo tenía una considerable excitación cuando ella dijo:
-Quiero que me folles el coño profesor.
Aquellas palabras me sonaron a gloria y pese al gran placer que sentía al chupar aquel fantástico coñito, la verdad es que estaba desando penetrarla, así que me baje los pantalones hasta los tobillos, la atraje un poco hacia mí y le separe las piernas, y cogiendo mi polla con la maño derecha la guie hacia la entrada de ese magnífico coño.
Se la metí lentamente, me daba miedo hacerle daño, pero enseguida me di cuenta que su coño estaba tan mojado que mi polla entraba con gran facilidad, aun así ella gimió de placer cuando mi polla empezó a entrar. Su coño se sentía apretadito aunque creo que mas por el tamaño de mi polla que por que ella no estuviera preparada. Empecé a metérsela y a sacársela rítmicamente aunque no a demasiada velocidad, y ella gemía de placer con cada movimiento. Yo estaba tremendamente excitado por el tiempo que hacía que no tenía relaciones con una mujer y pensé que me correría en su coño nada más empezar, así que empecé a distraer un poco mi mente en otros asuntos. Para mi sorpresa en ese momento ella se metió un dedo en la boca, y una vez mojado se dirigió con él hacia su culito, donde empezó a metérselo al ritmo de mis penetraciones, eso pareció provocarle un gran placer porque sus gemidos se hicieron mas rápidos y fuertes y ahora se mezclaban con los míos en un coro de excitación.
Eso fue más de lo que mi mente podía distraer y pensé que iba a correrme en ese mismo momento llenándole el coño de leche, así que saque mi polla rápidamente y me puse a chuparle el coño de nuevo para evitarlo. A ella no pareció molestarle aquel cambio, pues se arqueaba y gemía con fuerza cuando mi boca empezó trabajar en su clítoris.
En ese momento con mucha delicadeza le cogí la mano que estaba usando para penetrarse el culito, y la obligue a sacarse el dedo, moje mi dedo índice en los jugos de su propio coño le introduje el dedo en el culo, y empecé a metérselo y sacárselo rítmicamente mientras le chupaba el coño con fuerza. Mi dedo que era considerablemente mayor que el suyo, le debió de gustar más, pues lanzo un gran gemido y arqueo la espalda hacia atrás en un gran espasmo de excitación. Yo dedique toda mi concentración a hacerla disfrutar todo lo posible, y no me percate que miraba hacia una caja con equipo que se usaba en gimnasia rítmica, debió ver algo que le gustó puesto que alargo la mano y lo cogió. En ese momento comprendí lo que había atraído su atención, vi que sujetaba una cuerda de saltar con mangos de madera pulida con una forma de lo más sugerente. Me lo alargo y con una voz entrecortada por la excitación me dijo:
-Méteme esto por el culo profesor.
Yo por supuesto accedí a sus deseos, no sin un poco de sorpresa por la petición. Empezaba a sospechar que a esta chica le excitaba mucho el sexo anal, y entonces no pude evitar imaginarme metiéndole mi polla en su culito, ya que como dije antes nunca había tenido con anterioridad una pareja que me permitiera hacerle sexo anal.
El cambio de tamaño de mi dedo al mango de la cuerda pareció aumentar su excitación varios grados, lo que disipo por completo mis dudas de lo que le gustaba el sexo anal a aquella chica.
Yo seguía chupándole el coño con fuerza, y trabajando en su culo con mi mano derecha, mi excitación había bajado un poco, y me encontraba más a gusto disfrutando de su empapado coñito. Me encantaba su sabor, pese a su corta edad sabia como debe saber una mujer, y estaba disfrutando mucho con sus calientes jugos vaginales.
Entonces entre gemidos ella me volvió a hablar
-Quiero que metas tu pollón en mi culo profesor y me folles con fuerza.
Aquellas palabras me excitaron muchísimo, y decidí que me iba a gustar mucho la nueva experiencia, así que le saque el mango de la cuerda del culo, deje de chuparle el coño y me puse de pie, ella aprovecho para ponerse en pie, se dio la vuelta y se tumbo boca abajo en las colchonetas, manteniendo aun los pies en el suelo, lo que me dejo una vista magnifica de su coñito chorreante y de su dilatado ano. Ella me dijo -Me encanta por el culo profesor, dame con fuerza por favor.
Pese a sus palabras yo tenía dudas de si mi polla no sería demasiado para ese pequeño culito, así que antes de empezar me agache y le lamí con fuerza el ano para asegurarme de lubricarlo con mi saliva y que mi polla entrara bien. A ella aquello le produjo un gran placer puesto que gimió en cuanto mi lengua toco su ano dilatado. En ese momento me incorpore me acerqué a su cálido culito, le puse mi polla a la entrada, y empecé a empujar lentamente. Tenía el culo empapado por mi saliva, y mi polla estaba mojadita de sus jugos vaginales, y los míos propios, así que para mi sorpresa mi polla entro en su culo con más facilidad de la que pensaba. La sensación fue magnífica, la cabeza de mi pene paso con algo de dificultad, pero una vez dentro el resto de mi polla se deslizo con facilidad. Ella dio un grito de placer cuando la cabeza de mi pene logro entrar en su culo, y cuando empecé a metérsela lentamente empezó a jadear con fuerza, eso me excito mucho y acelere mi movimiento de penetración lo que le produjo grandes gemidos de placer.
En un golpe de excitación le dije – Que culo mas maravilloso tienes mi niña, a lo que ella respondió -Me encanta tu polla profesor, fóllamelo con fuerza. Yo desde luego accedí con presteza y le empuje con ganas toda mi polla dentro de su culo, lo que volvió a arrancar gritos de placer en Alba.
Entonces ya no había cosa que distrajera mi mente de aquella maravillosa sensación, y notaba que me iba a correr de un momento a otro, así que mientras le metía mi dura polla en el culo me dediqué con los dedos de mi mano derecha a estimularle el clítoris. Prácticamente en el último instante saque mi polla de su culo y así se lo dije -Alba voy a correrme. Ella al notar que había sacado la polla al decir eso, se apresuro a decirme -Profesor quiero que te corras en mi culo, quiero que me llenes el culito con tu leche calentita por favor.
Aquellas palabras fueron más de lo que podía soportar, ni me plantee contradecirla, así que le enterré la polla con fuerza en el culo y mientras ella se masturbaba, después de 3 o 4 movimientos me llego un gran orgasmo y dándole un gran empujón me corrí en lo más profundo de su culo, ella al sentir como le inundaba el culo con mi caliente semen lanzo un gran gemido y se corrió también. Me quede unos segundos con la polla dentro de su culo jadeando de placer, mientras ella hacía lo mismo, entonces retire mi polla, y vi como mi semen le empezaba chorrear de su dilatado culito, ella alargo la mano y se froto por el coño la leche que le chorreaba lentamente de su culo. Entonces se incorporo con una cara de felicidad, se acerco a mí, se puso de puntillas, se colgó con los brazos de mi cuello, y me dio un fuerte y húmedo beso en los labios, se giro hacia las colchonetas, cogió su ropa y salió corriendo en dirección a las duchas de chicas. Yo me quede unos momentos saboreando el reciente orgasmo, no recordaba haber tenido uno tan intenso en años, y ahí estaba con los pantalones y los calzoncillos por los tobillos, y pensando como una chica de tan solo 16 años podía haberme dado una experiencia tan magnífica, algo que nunca había probado, y ahora lamentaba profundamente no haberlo hecho antes, y solo podía pensar en que en este caso se habían invertido los papeles, sin duda ella había sido la profesora y yo el alumno. Para acabar y para mi satisfacción os diré que el curso solo acababa de empezar y esa no fue la primera ni la última vez que estuve con Alba. Pero bueno, eso son otras historias 😛
FIN.
2 respuestas
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