marzo 14, 2013

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Mi historia como novicia parte 1

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Hola soy Sor Cecilia. Ingresé muy joven en el convento en el que vivo y donde se desarrollan los hechos que os voy a contar. Soy de un pueblo pequeño y cuando cumplí catorce años no había muchas mas salidas que casarme con alguien del pueblo que me conviniera, irme a Madrid a trabajar o hacerme monja. Tuve un par de novios pero los dos me dejaron al poco tiempo por mi carácter insoportable y mi mojigatería y por otro lado la idea de irme yo sola a Madrid a trabajar no me atraía excesivamente. Conozco a varias chicas del pueblo que fueron a Madrid a buscarse la vida con mi edad y la mayoría acabaron metidas en la droga o la prostitución asi que, a falta de algo mejor, ingresé en el convento del pueblo como novicia. A mi abuela le hizo una ilusión tremenda, como si ella se fuese a ganar el cielo por haberle proporcionado una sierva al señor y mi madre aunque no era entusiasta de la idea respiro tranquila sabiendo que entre esas paredes estaría a salvo de la droga y la prostitución.

El día que llegué para iniciar allí dentro mi nueva vida me recibieron dos hermanas muy serviciales y muy simpáticas de unos 20 años de edad cada una. me llevaron a conocer a la superiora y me dijeron que quería hablar a solas conmigo en su despacho. cuando llegué al mismo ya me estaba esperando. Nada mas entrar la di los buenos días y me dispuse a sentarme.

-No te sientes- me replicó con voz imperativa

Yo obedecí un poco ruborizada por mi exceso inicial de confianza.

Superiora: ¿Como te llamas?

Yo: Pues Cynthia señora superiora

Superiora: ¿Como que Cynthia? ese no es un nombre cristiano, ¿quien te puso ese nombre?

Yo: Pues mi madre

Superiora: ¿Y tu padre lo autorizó?

Yo: Es que no tengo padre

Superiora: Ah ya entiendo así que eres hija de la lascivia y el pecado ¿eh?

Yo no sabía a que venía nada de todo aquello así que me quedé callada mirando al suelo no fuese a empeorar aun mas las cosas.

Superiora: A ver quítate la ropa

Se me acelero el corazón y me puse muy nerviosa y colorada. No sabia que hacer.

Superiora: Venga que no tengo todo el dia- dijo mientras me daba un fuerte azote con una regla de metal en el culo.

Me quité todo y me quede en ropa interior.

Superiora: He dicho toda la ropa y me dio nuevamente con la regla en la cabeza

Así que desconcertada me quité la ropa interior también.

La superiora vio que yo ya tenia un hermoso y desarrollado cuerpo de mujer y esto pareció enfurecerla sobremanera.

Me volvió a dar con la regla muy fuerte en varias partes del cuerpo hasta que me hizo llorar de dolor. Luego me tiró al suelo y me dijo: no eres mas que un vil instrumento de pecado, pero yo me encargaré de ti como te mereces perra. De momento nunca volverás a usar ese nombre blasfemo que dices tener y pasarás a llamarte Sor Cecilia. ¿Estamos?

-Si respondí yo sobrepasada por la situación

Superiora: ahora te daré tus nuevas vestimentas – y sacó un pesado y viejo hábito de un armario.

-Póntelo pecadora -inquirió en voz alta

Me dispuse a levantarme para ponérmelo pero me dio tal palmetazo con la regla en la cara que me fui al suelo de nuevo.

-Póntelo sin levantarte del suelo.

Así que me lo tuve que poner arrastrada por el suelo humillada como una perra.

Me sentí lo mas bajo del mundo y muy sucia.

Después la superiora ordenó que viniese la hermana peluquera y me rapó toda la cabeza al 4 echando a perder mi preciosa melena rubia fruto de muchos años de cuidados y capricho de la mitad de los chicos del pueblo.

Superiora: Como seguro que ha venido en pecado mortal llevadla al cuarto de las impuras y esta tarde que la confiese el padre Vicente.

Las dos hermanas que me habían recibido me acompañaron y me dijeron que no me preocupara que ya me irían explicando los trucos para estar un poco mejor allí y no cabrear a la superiora. mientras yo lloraba desconsoladamente y solo quería volver a mi casa.

pasé el resto del día en una especie de mazmorra comiendo solo pan y agua hasta las ocho de la tarde que llegó el padre Vicente a confesar a las hermanas y dar una misa.

A ver quiero ver a la pecadora oí desde arriba.

Al momento oí como abrían la puerta y pasó un cura gordo, calvo y de unos cincuenta años.

Ave María Purísima me dijo

Yo: sin pecado concebida

A ver cuéntame tus pecados me dijo

Le estuve contando tonterías varias sobre envidias y peleas con mis compañeras de clase.

El me repetía una y otra vez: bah pecata minuta hija pecata minuta

Quiero que me hables sobre tus pecados carnales me dijo al rato.

Lógicamente esto a mi me daba mucha vergüenza y no estaba preparada para hablar sobre este tema, pero me dijo que no saldría de allí hasta que no lo hiciera, entonces tuve que contarle que había mantenido relaciones con dos chicos.

¿Hubo felaciones en estas relaciones hija? me dijo en tono afable

Sí conteste yo muerta de vergüenza

A ver cuéntame como fueron y si te gustó hacerlo.

Yo solo quería que me tragase la tierra para no tener que pasar por aquello, pero si no hacia lo que me decía le diría a la superiora que me dejase allí y yo no quería eso.

A medida que se lo contaba el me iba pidiendo mas y mas detalles y sonreía complacido al oírlos. de igual manera vi como su sotana se abultaba a la altura de la entrepierna, era obvio que estaba teniendo una erección y a juzgar por lo que veía debía tener un miembro enorme, eso me produjo cierta excitación y curiosidad por saber como sería su miembro. A medida que le seguía dando detalles miraba hacia el cielo con la mirada perdida en el infinito y sonrisa de placer y su falo se ponía mas y mas tieso. Hacia mucho hincapié en si me había gustado cuando foyaba con mis exnovios y cuando les chupaba la poya.

Dime hija ¿como lo hacías?

Despacito, padre y con mucho cariño

¿Y te gustaba?

Si padre mucho

¿Y terminaban en tu boca?

Las primeras veces me daba asco pero luego ya si

¿Y lo tragabas?

¿Que mas da eso padre?

Responde, recuerda que estas en pecado mortal y si no te absuelvo irás al infierno

Pues si padre lo tragaba

Ahhhh decía mientras pasaba la mano por el bulto de su sotana

Eres una miserable herramienta de Satanás para hacer pecar al hombre

Parecía mas interesado en disfrutar de los detalles que en el acto de la confesión en si mismo, pero yo no me atrevía a rechistar absolutamente sobrepasada por la situación.

Y cuéntame ¿que era eso que tu novio Ricardo te daba de fumar y fumaba el mismo para aumentar la lujuria y el placer pecaminoso?

pues costo padre

eso que es

no se… jachis…porros

¡Ah droga! eso si que no te lo consiento exclamó enfervecido mientras su falo se levantaba aun mas, ¡¡¡Usar sustancias que el mismo diablo ha puesto en la tierra para hacer la lujuria y la lascivia aun peores y mas malvadas de lo que son!!!

– Pero padre si eso es como el vino que toman ustedes en misa

– ¡Calla blasfema!

– ¿Y que sentías cuando lo hacías fumando esa cosa de satanas?

Pues un placer muy intenso padre y ganas de devorar su pene hasta los testículos, además cuando eyaculaba me gustaba rebañarle todo con la lengua y hacerle cosquillas en la puntita.

Él sonrió mirando al techo y paso la mano por su miembro como recreando para si mismo la situación. Inmediatamente después se puso muy serio y se levanto frotando descaradamente contra mi culo su descomunal falo y me dijo: eres la peor puta que he confesado en años. No me extraña que tu madre no te quiera en casa, pero aquí te vamos a meter en vereda, so golfa.

Yo que era muy joven aun me creí sus palabras porque sí era verdad que mi madre siempre me decía que yo era una ligera de cascos. Así que agache la cabeza y me puse a llorar sintiéndome una piltrafa carente de todo tipo de humanidad.

A continuación me dijo que antes de darme la absolución (y decir a la superiora que me llevase a una habitación) debía hacer lo necesario para que mis horribles pecados no siguiesen martirizando su mente de hombre santo. Asi que saco su poya y me la puso en la mano, yo empecé a masturbarle pues quería que quedase contento para que yo pudiese salir de allí.

-Hazlo con la boca sucia pecadora me dijo en tono muy severo

Yo obedecí, metiéndomela toda hasta el esofago, luego la fui lamiendo por partes, era enorme y la tenía muy caliente y dura. no tenia nada que ver con las dos pollitas de adolescentes que había devorado con anterioridad. Estando enfrascada en esta labor y mientras mi chirri se iba humedeciendo por la exciacion, el padre Vicente saco un libro en el que se puso a leer las bienveturanzas en voz muy alta emocionado mientras rítmicamente me movía la cabeza arriba y abajo de su enorme poya marcándome el ritmo a seguir, las leía una y otra vez cada vez mas emocionado hasta que empezó a brotar semen y más semen de su enorme miembro.

Trágalo todo me dijo

Yo obedecí y le lamí servilmente la punta para que no quedara nada y el padre quedase satisfecho

-Absorve bien todo. Dijo.

-Sí. Le conteste de rodillas en el suelo.

Al ablandarse su miembro cayó un poco más de semen al suelo y me hizo lamerlo del propio suelo mirándole a los ojos. aunque me sentí muy puta, aquello comenzaba a darme morbo y me gustaba al mismo tiempo que me daba miedo.

A continuación me dio la absolución y me explicó que nadie del convento debía saber nunca lo que había sucedido porque había sido culpa de mi miserable condición de alma pecadora y adultera y además no me creerían y m echarían a la calle por mentirosa y perjura a parte de excomulgarme claro. Yo le hice caso a pies juntillas. Me dijo también que era tal la infamia de mi lascivia que tenia que consultar con otro sacerdote para comunicarme la penitencia. ¡Y yo que siempre había pensado que era una chica normal! me sentí abrumada y empecé a tomar conciencia de cuan pecadora era.

Fue a hablar con la superiora y me dijo que haría lo posible para que me diese una cama para esa noche y un plato de comida al día siguiente, como si yo fuese un ser tan infernal que ni eso mereciese, y acariciándose la poya me dijo:

Ya tendrás tiempo de agradecérmelo otro día

-Si Padre dije yo confusa.

-Ahora espera aquí hija me dijo señalando un banco.

A partir de ese día tuve un colchón en el suelo donde dormir junto a la cama de otra monja mayor que me haría de guía espiritual hasta que pudiese desenvolverme por mi misma; esta era la madre Fátima. Era mucho mas tratable que la superiora pero tenia muy mal genio también. Me dijo que si hacía todo bien podría comer un plato de comida caliente al día, que si lo hacía regular la comida seria fría y si lo hacia mal debería comer del suelo a cuatro patas como una perra y yo ya después de lo que llevaba visto allí ya no me asustaba de nada, así que decidí que lo haría lo mejor posible.

después de tres días en los que me tocó comer del suelo el padre Vicente vino y me dijo que como penitencia debía llevar una hora al día un extraño artefacto que consistía en un cilindro con pinchos conectado a través de un muelle a dos grandes argollas que se sujetaban en los muslos de tal manera que al andar el cilindro recorrería toda mi vagina de arriba a abajo desgarrándola y haciéndola sangrar a parte de practicarle una felación cada vez que me lo solicitase. Lo del artefacto podía entenderlo pero lo de la felación no me acababa de quedar claro, pero bueno como necesitaba granjearme apoyos no rechiste y le practique una en ese mismo momento en la sacristía de la capilla sin que ni si quiera él me lo hubiese pedido. durante el acto el repetía extasiado de placer: que gran puta eres, ego te absolvo in nomine… ah ah al tiempo que me bendecía con la señal de la santa cruz.

Me alegraba que al menos alguien reconociese mi trabajo bien hecho y ello me estimulaba a chupar con mas fuerza su enorme miembro mientras el pellizcaba mis pezones y me ponía cachondísima, tanto que estaba deseando probar el artefacto. Me avisó justo antes de correrse para que cogiese un cáliz que había en la mesa, se lo acerqué y eyaculó dentro con mi mano masturbándole.

Más, exprímela más me decía en referencia a su poya.

Yo le saqué todo el semen que pude y una vez que se hubo corrido del todo lo bendijo y me dijo que lo bebiera delante de él. Yo muy excitada lo hice.

luego me contó que eso que había tomado era semen bendito y que ayudaría a purificarme de mis enormes pecados.

A continuación me puse el artefacto y aunque me hacía mucho daño también me daba placer y me corrí con sangre dos veces esa tarde.

cuando llegue a la habitación, me quité el hábito y la ropa interior como tenia ordenado por sor Fátima y me dispuse a ocupar mi jergón en el suelo. Sor Fátima encendió la luz y me pidió que me sentase a su lado en la cama.

– Tienes cuerpo de mujer aunque solo tengas 14 años. Me dijo.

– Gracias sor fatima conteste

– No me des las gracias, no es un cumplido

-Eres obra del diablo para hacer pecar a hombres y mujeres

-¿mujeres también? contesté yo sorprendida

– Calla furcia me dijo al tiempo que me daba un bofetón, ¿que sabrás tu del poder de Satanás?

– Pero…no entiendo Sor Fátima

– Mira esas tetas voluptuosas firmes y con redondos pezones que tienes. Me dijo

– Yo me ruboricé y miré para abajo

– Y ese coñete con pelito de melocotón, me dijo abriéndome las piernas

A continuación tomo mi dedo anular y me lo deslizó por la vagina, salio manchado de sangre que me había provocado el cilicio vaginal y lo chupó mirándome a los ojos y diciendo:

-A hora quiero que e chupes las tetas y luego el coño, si paras antes de que te avise o no me complaces hoy duermes al aire libre y estamos a -2°asi que no te puedes permitir errores.

a continuación se quitó el hábito quedando completamente desnuda. era una mujer de unos 60 años que no se haba cuidado en su vida, escuálida, llena de colgajos y con las tetas caídas, además no se lavaba mcho y olía bastante mal, pero tuve que hacer lo que me pidió hasta que cuando estaba trabajando con la lengua en su clítoris y jugueteando con el, empezó a gritar: Santa María madre de Dios, ay Santa Maria aaaayyyy, excitadisima en pleno éxtasis, para acabar en una monumental corrida en mi boca.

Cuando me dijo que ya podía parar me dijo que yo era una puta por haberla provocado y que me fuera a dormir sin ducharme con todo el olor de su sudor y el sabor de su corrida en mi boca. casi vomito de asco.

Al día siguiente, sor Fátima me dijo que una novicia que cuidaba a un anciano llamado don Alberto en el hospital del pueblo se haba puesto mala y debía ir a sustituirla hasta nueva orden. Continuara… {hasta aqui el capitulo uno, espero vuestros comentarios en: cynthia80@mixmail.com}


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3 respuestas

  1. wess159

    interesante relato

  2. nindery

    Compré lеnceríа sеxу nuеva. ¿Quiеres ver? – http://analsex4.fun

  3. helenx

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