
Por
Anónimo
LAS BRASG ROJAS DE MI CUÃ?ADA
LAS BRAGAS DE MI CUÑADA
Aquella mañana me había levantado totalmente empalmado con solo pensar que me encontraba a solas en casa con Carmen, la capulla de la hermana de mi novia, no nos caíamos nada bien el uno al otro; pero eso no quitaba que la muy cabrona me pusiera a mil.
Sus tetas eran una maravilla, grandes y preciosas, puestas como debe ser, naturales y turgentes, algo caídas por el tamaño, con unos buenos pezones y unas enormes areolas, evidentemente yo nunca se las había visto (por desgracia) pero si había estado delante de mí en bikini en numerosas ocasiones, lo cual me había brindado la oportunidad de observar perfectamente aquellas dos preciosodades, la boca se me hacia agua y debía prestar atención para que ni su hermana ni Carmen me pillaran ensimismado en sus tetazas. Estas tetas iban además acompañadas de uno de los mejores culos que yo haya visto en mi vida, duro, firme, respingón y bien puesto en su sitio, acomodado sobre dos piernas de ensueño, vamos, que cada vez que tenía la ocasión de verla andar delante de mí no me perdía detalle, con aquellos pantalones vaqueros ceñidos y ajustados, marcando esas perfectas curvas…. se podía decir que me la follaba con la mirada.
En fin, mi cuñada estaba pero que de muy buen ver y yo me pajeaba por ella un montón, siempre dije que hubiera cambiado cien de los polvos de la sosa de su hermana por uno solo con aquella maravilla que era la zorra de mi cuñada Carmen; pero claro aquello solo era un sueño, no nos tragábamos el uno al otro, su carácter era más que insoportable y me conformaba con pajearme a su costa, además…. no dejaba de ser la hermana de mi novia.
Bueno, como empecé diciendo, me levanté totalmente empalmado solo con pensar que Carmen y yo estábamos solos ya que mi novia se había ido a trabajar y yo estaba pasando unos días en su casa (la cual compartían). En primer lugar pensé en hacerme una paja por ella antes de levantarme, pero luego me di cuenta de que me perdería uno de esos espectáculos que suele brindar Carmen por las mañanas y no quería perdérmelo. Carmen acostumbraba a andar por casa nada más levantarse con una camisetita fina (que utilizará para dormir) y en bragas. En muchas ocasiones ya había tenido la suerte de verle las bragas, dado que las camisetitas que utiliza no son muy largas y al hacer cualquier tipo de gesto a la menor se le ven, además de marcar de manera bastante clara en su camisetita esas tetazas que tiene la cabrona. En una ocasión encontrándonos los dos tomando el desayuno en la cocina entró mi novia y al verla de esas maneras le dijo con asombro:
_ ¡Pero Carmen…! (denotando que iba muy ligerita)
Carmen hizo un gesto de indiferencia como que le daba igual y terminó de desayunar sin ninguna prisa y charlando desenfadadamente como si nada. Al que no le daba igual era a mí, no me pude levantar de la mesa hasta bien pasado un rato que Carmen se fue porque estuve totalmente empalmado y a mí si que se me notaba que se me había puesto bien dura en el pantalón corto que uso al levantarme, y solo con verle a Carmen las bragas de turno y esas tremendas tetas marcando areolas en su camisetita blanca…
Al entrar en la cocina, allí estaba sentada la muy cabrona como acostumbra por las mañanas con todos los muslos al aire y solo con su camiseta cortita y fina de tenue color amarillo.
_ Buenos días Carmen
_ Buenos días.
Dijo ella también entre dientes sin levantar la cabeza, cosa que le agradecí, ya que yo entraba empalmado a más no poder, con las manos por delante para disimular por si acaso. Me puse un café y me senté frente a ella y se quitó su melena castaña apartándola de su cara con su mano. Yo seguía con la polla durísima y me excitaba la tonta situación de estar empalmado delante de ella, a veces incluso me fregoteaba la polla con una mano por debajo de la mesa. A la capulla se le notaban bien aquellas deliciosas y oscuras areolas pero sobre todo se marcaba ese perfecto volumen contorneado y perfectamente moldeado de sus tetas, yo no sabía donde mirar, porque aunque intentaba evitarlo los ojos se me iban a esas tetas en cuanto tenia la seguridad de que ella no me observaba, más de una vez durante el desayuno me pilló observándola, de forma que yo miraba acto seguido para otro lado disimulando con cualquier cosa, no podía evitarlo, tenia unas tetas que me superaban.
Al poco se levantó y me dijo que si quería otro café, le dije que sí (cualquier cosa con tal de prolongar la situación). fue a ponerse otro Colacao y mi café, fue entonces cuando yendo de un lado a otro de la cocina y empinándose y agachándose a un armario y a otro le vi las bragas en varias ocasiones, una de ellas, cuando se empinó para coger el azúcar que estaba en un armario en la parte de arriba se le subió la camiseta hasta la cintura y le vi todas las bragas con claridad.
¡Válgame Dios…!, ¡Que culo…!, ¡Que bragas…! Que preciosidad todo…, fueron unos dos o tres segundos solo, pero fue una delicia, casi me corro solo de verla, llevaba unas bragas blancas muy finitas de encaje, no eran ni bragas ni tanga, era algo a medias, pude verle su maravilloso culo a la perfección, recorrido en toda su raja por una fina tela blanca transparente y estrecha desde abajo donde se metía y se escondía hasta desaparecer entre sus dos perfectos glúteos y que iba emergiendo y ensanchándose poco a poco según iba subiendo y apareciendo hasta enlazar con la parte superior toda de encaje precioso que iba de una cadera a otra recorriendo su cintura.
Cuando se quitó de puntillas porque ya había cogido el azúcar volvió a su posición natural y dejé de mirar porque se iba a dar la vuelta. fueron solo eso, solo tres segundos, pero fueron maravillosos, notaba el pequeño fluir de mis líquidos preseminales en el capullo de mi polla, estaba en estado de nervios a más no poder, estaba totalmente ido. Mira que había tenido veces a su hermana en bragas a cuatro patas… esto había sido cien millones de veces mejor, quien pudiera tener a esta tía a cuatro patas con esas braguitas…, yo me correría mil veces, ¡pero que morbo me daba la muy capulla!. No se ni de que hablamos, de mi mente no se iba aquella imagen, era como una fotografía que se había detenido en el tiempo, en mi mente daba vueltas el… como sería por delante, sería de infarto, me imaginaba aquel coño transparentándose a través de ese velo blanco de encaje… para morirse…. y me decía a mí mismo… ¡Pero quien será el afortunado que se folle a esta cabrona…!.
Mi polla permanecía durísima mientras la escuchaba durante el resto del café, casi babeaba de pensar en como sería follarme a Carmen, me flipaban sus tetas y no podía dejar de fijarme de vez en cuando (cuando sabia que no me veía) como se notaban tenue y delicadamente aquellas maravillosas y rosadas areolas y como se marcaban suavemente sus pezones en la camiseta, hubiera dado lo que fuera por haber podido comerme aquellas dos frutas de la pasión.
Al cabo de un rato se levantó y se fue de la cocina, yo me levanté al poco aun empalmado de la excitación que tenía, el bulto en mi pantaloncito era ostensible, me había colocado de pie apoyado sobre la encimera mientras terminaba mi café cuando de repente y por sorpresa Carmen apareció de nuevo por la puerta…, en aquel instante no supe durante unos segundos como reaccionar hasta que mirando a sus ojos pude ver como dirigió su mirada a mi entrepierna observando el bulto en mi pantalón y que era imposible de disimular. Me di media vuelta al momento tratando de ocultarlo con cualquier chorrada pero también me dio tiempo a pensar que ella habría adivinado cual era la razón de la hinchazón de mi polla, y esa razón no podía ser otra nada más que ella. Aunque no creo que su intención fuera la de provocar, dada la mutua manía que nos teníamos ambos, lo cierto es que siempre andaba así por casa por las mañanas y eso a la muy cabrona la hacía aun más deseable.
Al cabo de unos segundos y por la pillada mi polla fue relajándose como por instinto, me volví a dar la vuelta dejando de jugar con la cafetera (lo primero que tenía a mano para disimular cuando ella entró de nuevo) y dijo:
_ ¿Te vas a poner un tercer café…? (con una sonrisa picarona a más no poder)
Yo sin darme cuenta por los nervios me había servido de nuevo de la cafetera.
_ Eeeeh… Ah, si, es que me apetecía otro
_ Pues ten cuidado, que el café es afrodisíaco (dijo manteniendo la sonrisa)
La muy cabrona seguía sonriendo de manera cínica y yo estaba seguro de que era porque me había pillado totalmente empalmado y además me vacilaba con la bobada del café afrodisíaco.
_ Bueno no será para tanto, no sé si el café tendrá esos efectos (le respondí)
_ No sabría que decirte… a juzgar por como estabas… (con risitas entre dientes)
La muy puta me hacía ver que me había visto en plena erección y yo no sabia ni que decir ni que hacer.
_ Bueno…, esto…, es que…, algunas veces…, en este tiempo…, por las mañanas….
_ Ja, ja, ja (riéndose con descaro), ¿y… si no ha sido el café… que ha sido?
_ Tampoco ha sido para tanto (dije yo tontamente)
_ Hombre, te has dado la vuelta en cuanto he entrado.
Yo ya no sabía donde meterme y saliendo al paso dije:
_ Claro como a las tías no se os nota…
_ Ja, eso es lo que te crees tú…
Aquella conversación me estaba alterando poco a poco, y cuando dijo eso mi polla empezó a crecer otra vez hasta marcarse de nuevo en mi pantalón. Yo me quede allí pasmado y empalmado a más no poder como un gilipollas delante de ella hasta que se fue de nuevo. Al cabo de un rato me dirigí a la habitación solo con la idea de meneármela a costa de esa zorra porque ya no aguantaba más. Ella se había metido en el baño y sonaba la ducha desde fuera así que me metí en la habitación y cerré la puerta casi del todo, me tumbé encima de la cama y comencé a hacerme una paja con la visión de Carmen en bragas, no podía más… ¡Que culo!, ¡Que bragas!, ¡Que polvo tenía!.
Estaba con una erección bestial, me la meneaba despacio pensando en como había visto a Carmen, sabía que no iba a durar mucho debido a la excitación y a como me había calentado la muy zorra. No había reparado en que ya no sonaba el agua de la ducha y me la menaba cada vez más rápido, tenia la polla a punto de estallar y yo jadeaba levemente de vez en cuando. De repente escuché un leve ruido al otro lado de la puerta, solo estaba entreabierta un par de centímetros y pensé… ¿estará Carmen al otro lado de la puerta…?, ¿estará mirando a través del pequeño resquicio?…, yo ya no podía más, me daba igual, ya no podía parar, de nuevo otro leve ruidito seguido de otros muy pequeños. Ya no había duda, Carmen estaba observando al otro lado de la puerta como yo me masturbaba, me reconfortó el hecho de estar con una empalmada de categoría, detuve unos segundos el movimiento y me la agarré por al base para que ella pudiese ver mi polla en todo su esplendor (un leve suspiro al otro lado de la puerta se escuchó en ese momento), ya no podía más y me la meneé ya sin ningún tipo de recato hasta correrme con ráfagas espeluznantes y jadeando ostensiblemente. Me había pegado un corridón, que corte ahora que se había acabado todo, y entonces oí a duras penas pequeños pasos como de puntillas alejarse de la puerta en sentido de la habitación de Carmen. Me limpié con unos pañuelos lo que pude y también las sábanas, al poco escuché a Carmen pasar de nuevo por delante de la puerta, esta vez sin disimulo y acto seguido cerrar la puerta de la casa, en seguida se oyó fuera el arranque del motor de su coche (vivían en una viviendita en una urbanización a las afueras de un pequeño pueblo próximo a la ciudad).
Esa mañana no dejé de pensar de vez en cuando en la pillada que me había hecho Carmen, aunque el problema era suyo que había sido la que me había espiado mientras yo me pajeaba dentro de la habitación, nadie la había obligado a mirar. Todavía me tuve que hacer otra paja pensando en la zorra de mi cuñada, y esta la disfruté de lo lindo, fui a su habitación en la que había de todo por el suelo, incluso un tanga liso negro, yo buscaba algo mas sexy y rebuscando en su cajón encontré sus bragas, que maravilla, las había de muchos colores y tipos, tangas, bragas, finitas, de encaje y lisas, escogí unas rojas de encaje preciosas que estaban al lado de un sujetador del mismo color a juego, las cogí y no dude ni lo más mínimo en volver a pajearme con ellas, las envolví en mi polla y a punto estuve de vaciarme sobre sus bragas, menos mal que en el último momento justo cuando me iba a correr las lancé lejos para no mancharlas, ya hubiera sido la leche…, encima correrme en sus bragas y no me habría dado tiempo a lavarlas y que se secaran antes de que ella volviese, las guardé entonces en el bolsillo de mi pantalón para luego ir a devolverlas a su sitio original. El resto de la mañana la dediqué a vaguear, ver la tele y preparar la comida.
A las dos y media mientras yo estaba en la cocina oí un coche aparcar delante de la casa, al rato Carmen entró en casa y sin decir nada se fue a su habitación, fue en ese preciso instante cuando… ¡Tierra trágame!, ¡se me había olvidado volver a colocar sus bragas rojas en su sitio!, cuando tenga la mínima oportunidad las iré a dejar para que no se percate (me dije confiado). A los tres minutos Carmen salió de la habitación y entrando en la cocina:
_ ¡Hola!, ¿Qué tal la mañana? Dijo de maneara muy desenfadada y en un tono amable que se me hizo muy raro.
_ Aburrido y vagueando, y también haciendo la comida. (no pude dejar de fijarme que se había puesto una camiseta blanca tipo shirt de tirantes y un pantalón corto)
_ Eso esta bien, como el hombre de la casa… ja, ja, ja.
_ Ya que estoy de ocio, ¿pues echaré una mano no?
_ Vale, entonces yo voy a poner la mesa para cuando venga mi hermana
_ Venga, te ayudo, dije yo.
Mientras colocábamos los platos y cubiertos en la mesa y estando yo enfrente, al echarse ella un poco hacía delante… ¡Dios mío!, me pareció ver que llevaba puesto el sujetador rojo a juego con las bragas que yo aun tenia en mi bolsillo. Al terminar nos pusimos a sacar las cosas del lavavajillas y fue entonces cuando no me quedó la menor duda, al agacharse para sacar las cosas yo me quedé esperando a lo que sabía que iba a suceder, el escote se le vino hacia delante en exceso y pude ver claramente que llevaba puesto el sujetador rojo que antes de que ella volviera estaba en el cajón de donde yo había sacado sus bragas para pajearme. Además me quedé ensimismado en su canalillo que se veía perfectamente desde mi perspectiva, en ese instante y como adivinándolo Carmen dirigió su mirada hacia arriba y me pilló con todo el equipo, mis ojos clavados en su escotazo y sus tetas, su mirada era de pocos amigos, aunque se había percatado de que yo le estaba mirando a las tetas no dijo nada y solo sonrió con ironía. No sabía donde meterme, me había pillado haciéndome una paja antes, y ahora mirándole descaradamente a las tetas y lo que era aun peor, si se había puesto el sujetador rojo… ¿se habría dado cuenta de que le faltaban las bragas rojas del conjunto?, ¿y para qué narices se pone ropa de andar por casa y se pone un sujetador rojo de encaje?. ¡Joder, que voy a hacer!, (me decía a mi mismo).
_ Voy al baño (dije nervioso)
_ Vale, yo saco lo que queda.
Fui al baño y salí acto seguido dirigiéndome como una exhalación a su habitación, abrí su cajón de la ropa interior y volví a dejar las bragas rojas más o menos donde estaban, aunque antes estaban colocadas debajo del sujetador rojo a juego que ahora ella llevaba puesto. En aquel momento oí como se abría la puerta de casa, era mi novia que regresaba de trabajar, solo faltaba que me pillara saliendo de la habitación de su hermana, me quedé allí un instante sin saber que hacer y al rato oigo que le pregunta a Carmen por mí, momento que aproveché para salir y dirigirme a al cocina…
_ No se, creo que iba al baño (decía Carmen en aquel momento)
_ Ya estoy aquí (dije yo dándole un beso)
_ ¿Dónde estabas?
_ En el baño
_ Pero si he ido yo y no te he visto… (dijo mi novia)
_ Es que…, luego he entrado en la habitación (disimulando)
_ Bueno voy a ponerme algo más cómodo y comemos que tengo un hambre…
Y fue a cambiarse a la habitación dejándonos a Carmen y a mí solos en la cocina. Yo ya me sentía más aliviado después de haber dejado las bragas de Carmen en su lugar cuando de repente…
_ ¿Qué, te gusta el rojo…? (dijo Carmen ante mi estupor)
_ ¿Quéeee…….?
_ No te hagas el loco, que un poco más y te quedas ciego (dijo con mala cara)
_ ¿Ciego…, de qué?
Y bajando su vista sobre su pecho y haciendo un ademán con la cabeza dice:
_ De… esto. Y no me digas que no has mirado porque casi me desabrochas el sujetador con los ojos.
_ Bueno…, no voy a negar que algo he visto…, pero es que al inclinarte…., sin querer…, yo….
_ ¡Ja, ja, ja!, ¡Sin querer!. ¿Y lo otro….qué? ¿también ha sido sin querer?
Me quede un instante estupefacto, a qué se podría referir, sería a que le faltaban sus bragas rojas y se habría dado cuenta… ¡Dios, era para morirse!, se referirá a algo que no he entendido, pensé yo.
En aquel momento su hermana entro en la cocina y dijo
_ ¿De que hablabais?
_ Nada (dijo Carmen), de qué color “rojo” tan bueno tienen los tomates…
Dijo la muy capulla haciendo un juego de palabras con lo del color rojo de los tomates mientras me miraba con un tono un poco amenazador. ¿Le diría algo a su hermana…?. Yo pensaba, mejor dicho deseaba que no, si lo hiciera sería para joderme, aunque conociéndola tampoco me extrañaría mucho, con su mala ostia y con lo mal que nos caíamos podría ser su oportunidad de acabar la relación que teníamos su hermana y yo. Mientras estaba acojonado con todo esto me vino a la mente el hecho de que ella no es que me hubiera pillado haciéndome una paja, sino que lo que en realidad lo que había hecho la muy guarra fue espiarme y quedarse mirando durante un buen rato hasta que me corrí; bueno también ella tenía algo que callar.
Durante la comida charlamos los tres y mientras mi novia contaba animadamente como le había ido el día en el trabajo Carmen me dirigió su mirada en varias ocasiones con una sonrisita picarona que hacía que yo bajara mi mirada en señal de resignación y casi de sumisión. Al menos no hizo ningún comentario sarcástico, ni de mis vistazos descarados a su sujetador ni (por cierto) a lo de mi empalmada de por la mañana cuando desayunábamos.
Después de comer nos tumbamos un poco en el sofá para una siestecita y vimos la tele un rato. Luego mi novia y yo nos fuimos a dar un paseo mientras Carmen se quedó en casa haciendo algo con el ordenador. Durante el largo paseo que dimos charlamos de varias cosas y casi al final me dijo que tenía que hablar con su hermana acerca de como andaba por casa, que aunque casi fuéramos medio familia no era plan de ir como iba. Lo cierto es que a mi me ponía mil que fuera de esas maneras y pensé para mí «Ay, si supieras como iba esta mañana la muy zorra… »
_ ¿No te has fijado antes que llevaba un sujetador rojo para andar por casa…?
_ Pues no, no lo he visto (comenté como si nada).
_ Pues hombre, si llegas a casa y te pones cómoda, te quitas ese sujetador, y más si te vas a poner una camisetita blanca de tirantes
¡Joder! (me dije), si tú supieras que lo que ha hecho en realidad ha sido ponérselo al llegar a casa…
_ Si, la verdad es que una cosa es ir cómodo y otra…, aunque la verdad yo no me he dado cuenta (dije de nuevo mintiendo como un bellaco)
Sobre las nueve de la tarde-noche llegamos a casa, Carmen veía la tele sentada en un sillón, se había puesto un pantaloncito corto de dormir y una chaquetita por arriba que ahora si tapaba lo que pudiera llevar debajo en la parte superior, aunque estaba en piernas, esta vez no se le veía lo más mínimo, su hermana estaría contenta esta vez, aunque a mi gustaba más cuando enseñaba sus encantos (que por cierto eran muy notables), pero esta vez casi prefiero como iba ahora porque después del transcurrir del día sería mejor que no se me escaparan mas miradas descaradas a la cabrona de mi cuñadita.
Cenamos algo y después nos pusimos a ver la tele. En frente de la tele había un sillón de dos brazos que ocupó Carmen y en un lateral un sofá donde nos colocamos mi novia y yo, ella más cerca de su hermana y yo más próximo a la tele. Ya era de noche, nos pusimos a ver una peli que había de suspense. Al cabo de un rato volví la mirada hacia ellas para comentar algo sobre la película y mientras lo hacia… ¡Madre mía!, la muy cabrona de Carmen levantó en ese momento la pierna y colocó un pie sobre el sillón de manera que el pantaloncito que llevaba se abrió más de la cuenta y…. ¡Hija de p….,!, ¡llevaba puestas las bragas rojas de encaje la muy zorra!. No me lo podía creer y sin pude evitarlo mi mirada se clavo en su entrepierna durante unos cuantos segundos, quería dejar de mirar pero no podía, era como si me hubiera anestesiado con aquel movimiento. Era como si la zorra lo tuviera planificado, no realizó el movimiento hasta que yo no volví la mirada hacia atrás. Entonces mi novia dijo algo acerca del prota de la peli en respuesta a lo que yo había dicho, solo oí palabras que no me decían nada, la miré mientras hablaba pero no la escuchaba. Volvía dirigir la mirada hacia Carmen, allí permanecía con el pie encima del sillón y enseñando aquellas braguitas rojas que yo antes le había mangado para pajearme. Me miró a los ojos y con una mirada seria deslizó lateralmente su rodilla izquierda hacia ese mismo lado de forma que el pantalón se abrió más aún, mis ojos se abrieron asombradamente y en ese momento mi novia volvió la cabeza hacia Carmen que en una milésima de segundo volvió a colocarse de manera que no se le viera absolutamente nada. Yo casi babeaba mientras Carmen me dedico una sonrisa cómplice cuando su hermana volvió a mirar hacia la tele.
Volví a ver la tele, aunque ciertamente ya no sabía ni que estaban poniendo. No me lo podía creer, ahora la muy puta también llevaba puestas las bragas rojas de la discordia, y además me lo estaba mostrando descaradamente como diciéndome… » Sé lo que has hecho».
¡Y vaya que si lo sabía!. Cuando volvió a mediodía se puso el sujetador rojo para provocar (las bragas no podía porque las tenia yo), y una vez que las dejé en su sitio ella se las había puesto, y ahora me estaba insinuando que sabía que algo habría pasado con sus bragas para que dejaran de estar primero donde debían y luego ya aparecieran en su lugar como por arte de magia. ¡Que cortazo!.
No quería volver la mirada hacia atrás pero lo deseaba locamente, no podía dejar de pensar en su entrepierna y aquella maravilla de coño oculto tras esas bragas maravillosas. Al cabo de un rato me envalentoné y volví a mirar para ellas.
_ ¿Queréis algo de la cocina?
_ No (dijo mi novia)
_ Yo si, una cola ligth (dijo Carmen)
Me levanté y traje una cerveza para mí y una coca cola para ella. Mi novia parecía muy entretenida con la película y mientras yo le ponía la coca cola a Carmen ella se apartaba a un lado y a otro para no perderse detalle dado que yo me interponía en la visión. Me acerque entonces más a mi cuñada y al servirle la coca cola me miró a los ojos y volvió a subir lentamente el pie sobre su sillón sin apartar la mirada de mí, nuevamente mis ojos se volvieron a clavar en sus bragas rojas y al estar mas cerca pude además observar como se le transparentaba sensiblemente el vello púbico gracias al encaje, mi mano temblaba mientras le echaba la coca cola sin dejar de mirarle el coño. Cuando terminé, me miró y me dijo sonriéndome
_ Muchas gracias (y volvió a colocar su pierna de forma normal)
_ De nada (respondí)
_ Hombre…. Así da gusto, que te sirvan como un camarero (risitas)
_ ¡A ver si dejáis escuchar un rato! (mi novia)
Me bebí la cerveza en un suspiro a ver si se me pasaba el sofocón de verle a Carmen el coño a través de aquellas preciosas bragas, para entonces se me había puesto la polla durísima y de vez en cuando y protegido por la postura me toqueteaba, no había forma de que me bajara la hinchazón provocada por mi cuñada. No volvería a mirar hacia atrás en lo que restaba de película me dije, me parecía una pasada volver a hacerlo y además se me tenía que pasar la empalmada que llevaba antes de levantarme. De repente, cuando la peli iba a la mitad se escuchan unos ronquiditos y..
_ ¡Tía…!, ¡Vete a la cama que estas dormida! (dijo Carmen levantando la voz)
_ ¡Qué….! ¡Ah…! (mi novia de un sobresalto). Si, es que me he quedado un poco traspuesta. Será mejor que me acueste ya, que mañana me toca madrugar. ¿Te vienes a la cama mi amor? (preguntándome)
_ Emmm… No, me voy a quedar a ver como termina la peli. Buenas noches
Y al mismo tiempo que desaparecía por la puerta del salón mientras yo la veía Carmen acto seguido vuelve a apoyar su pie izquierdo sobre el asiento del sillón y desplaza su rodilla exageradamente hacia el mismo lado abriéndosele instantáneamente el pantalón y mostrando descaradamente aquellas preciosas bragas rojas y en este caso también parte del vello púbico que asomaba por el lateral de sus bragas al abrirse tanto. Yo estaba ensimismado, totalmente anonadado ante el mayúsculo espectáculo que la muy cabrona me brindaba. Hubo un momento que dejando de mirarle el coño dirigí mis ojos a los suyos, su mirada era desafiante, me miraba directamente y la expresión de su cara era como de…. «no querías esto salido de mierda.., pues toma». Al cabo de unos segundos de aguantarnos mutuamente la mirada la muy puta dice en un tono muy bajo y susurrando:
_ ¿Qué pasa…? ¿Te gusta mucho más así, no…?
_ ¡Dios…, Carmen!. Es que…
_ Es que…… ¿Qué?. No me dirás ahora que no mirabas antes todo el rato, si un poco más y me quitas las bragas con la mirada. ¡Eres un salido!.
_ ¡Joder Carmen tía…! No puedo más, me voy a la cama (ya totalmente empalmado por la situación).
_ Vaya, ahora tienes miedo…, poco lo has tenido para hacerte una paja con mis bragas…, ¡eh!. Porque eso será lo que has hecho cuando me han desaparecido del cajón, ¿o lo niegas?
_ Joder tía…, es que…, verás…, yo…, ha sido sin querer.
_ ¡Ya, sin querer…. cerdo! (riéndose de mí en mi propia cara).
De repente se levanta e interponiéndose y poniéndome la mano en el pecho me dice sensualmente ante mi sorpresa….
_ Y…. ¿No preferirías que te la hiciera yo, tonto?
Al mismo tiempo ella posa su mano suavemente por encima de mi pantalón donde se percibía ostensible toda mi polla.
_ ¡Dioooooos! ¡Carmeeeeeen!
_ ¿Qué…? ¿Te gusta….?
_ ¡Aaaaaaaaah!, ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
_ ¡Joder tío! Si que la tienes dura… Ahora vas a comprobar lo que te dije esta mañana capullo y sabrás como a nosotras también se nos nota…. ¡MIRA!
Y cogiendo mi mano y apartándose hacia un lado el pantaloncito con la otra me la pasa por encima de las bragas en su coño. Yo no cabía de gozo, mis dedos sintieron la humedad de sus bragas, en aquel momento ella soltó mi mano para dejarme a hacer a mí y volvió a amarrar mi polla esta vez con una fuerza inusitada.
Mis dedos recorrían delicadamente su raja de abajo a arriba por encima de las bragas haciéndose notar cada vez más en su vulva, sus jadeos comenzaron a ser ostensibles a la vez que su respiración se aceleraba. Carmen acercó su cuerpo al mío y relajándose se apoyó sobre él sin soltar mi polla que apretaba de manera intermitente. Mi mano dejó de sobar su coño por encima de las bragas y ella se quejó supliciando
_ Aaaaah, Noooooooo tío…., sigueeee….., por favor…
Yo había apartado mi mano para colocarla sobre su vientre plano fui deslizándola hacia abajo muy lentamente por debajo del elástico del pantalón primero y luego por debajo del de las bragas, entonces fue cuando por primera vez sentí el roce de su vello púbico en los dedos de mi mano que avanzaba muy despacio por su coño hasta que comencé a sentir (ahora ya realmente) la humedad de sus labios, su coño era un autentico lago, las yemas de mis dedos nadaban dulcemente acariciando los labios de su coño de forma muy suave de un lado hacia otro.
Para entonces Carmen había soltado mi polla y había apoyado sus dos manos sobre mi pecho a la vez que su cabeza descansaba sobre uno de mis hombros, sus jadeos y gemidos eran constantes, me ponía a mil oírla como disfrutaba del momento y además podía sentir perfectamente el roce de sus dos maravillosas tetazas sobre mi cuerpo. Mis dedos alcanzaron su clítoris y muy, muy despacio lo recorrieron de forma circular
_ ¡Aaaaaaaaaaah! ¡Si, si si,siiiii, siiiiiii, siiiiiiiiiiiii! ¡Sigue asiiiiiiiiiii! ¡No pares cabrón, sigue! ¡Aaaaaaah, me voy a correeeeeeeeeeer…..! (en ese momento saque mi mano de dentro de sus bragas)
_ ¡Aaaaaaaaah! ¡Nooooooooooooooooooo! ¿Qué haceeeees…….? ¡Te mato! ……. ¿Porqué paras…..? (todo sufriendo y en un tono de voz muy bajo para que no se la oyera)
_ Ven (le dije)
La recosté sobre el sillón en el que estaba antes sentada y le quité el pantalón, me coloque de rodillas entre sus dos preciosas piernas y la visión del primer plano que ahora tenía delante era para temblar. Carmen estaba abierta totalmente de piernas y con mis manos sobre sus rodillas, sus bragas rojas de encaje ahora ya no ocultaban que tras ellas se medio escondía un coño con un vello un poco mas moreno que el castaño-rubio de su melena, me encantaba que su coño se transparentara casi a la perfección a través de aquellas preciosas bragas.
Fui descendiendo muy lentamente hasta colocar mi cabeza en su entrepierna a la vez que mis manos se deslizaron desde las rodillas a sus ingles, al llegar allí mi mano izquierda se introdujo en sus bragas apartándolas totalmente hacia el mismo lado, su coño apareció ante mí majestuoso, como deseaba saborear aquel manjar. La miré a los ojos y su mirada estaba perdida, como si estuviese mareada, a aquellas alturas Carmen sabía perfectamente que le iba a comer el coño y ella con sus gestos corporales y quejidos lastimeros lo estaba pidiendo a gritos.
Tintineé por primera vez con la punta de mi lengua sobre los labios de su coño…
_ ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh! ¡Dioooooooooooooooooosss! ¡SIIII!
Inicié un juego con la puntita de mi lengua pasando de un labio a otro para al final lamerle con la lengua de abajo hacia arriba por todo su coño, labios exteriores y labios interiores para finalizar suavemente sobre el clítoris. Repetí la operación cuatro o cinco veces, Carmen no dejaba de jadear y gimotear cada vez de manera un poco mas ruidosa y sentí algo de temor por si su hermana pudiera percibir algo, pero yo no podía parar, mi cuñada Carmen iba como loca hacia un orgasmo total y yo estaba disfrutando como nunca solo comiéndole el coño,
Me encontraba lamiendo todo su ser mientras ella disfrutaba como una posesa cuando de repente en el pasillo se oyó el abrir de una puerta, de un salto desaparecí de entre las piernas de Carmen y me senté a toda prisa en el sofá de al lado a la vez que Carmen con la cara desencajada recogía sus pernas sobre el sillón, al instante aparece la cabeza de su hermana por la puerta del salón, la escena era dantesca, yo con toda la boca impregnada de los jugos de mi cuñada, ella en bragas sentada de espaldas a la puerta donde asomaba mi novia.
_ ¿Todavía estáis ahí?, ¿no te vienes ya a la cama…?
_ No, cuando termine la pelí (dije sin saber ni siquiera si aun estaba en la tele)
En ese momento vi los pantaloncitos de Carmen en el suelo allí tirados con ella en bragas y sus ojos abiertos de asombro dirigiéndolos a mí en señal de acojono.
_ Bueno voy a beber un vasito de agua que me he despertado de repente con mucha sed. No te acuestes tarde…, Y tú Carmen tampoco, que mañana por la mañana te toca hacer la cocina y el baño. (Y desapareció por la puerta)
La cara de Carmen al oír que se marchaba cambió en ese momento, se mordió los labios y su expresión al escuchar cerrarse la puerta de la habitación fue de súplica, su mirada y expresión era pidiéndome a gritos que continuara con lo que había dejado a medias. Al ver que yo no me movía dijo:
_ ¡Joder tío……! ¡Sigue porfa…..! ¡No me dejes así….!
_ Carmen tía… Joooo, que nos puede pilllar…
_ ¡Venga…., no seas cabronazo!
_ No tía no…. (Me estaba encantando escuchar a Carmen suplicar que le siguiera comiendo el coño, cosa que yo iba a hacer, pero quería que sufriera para que lo deseara aun más).
_ ¡Cómeme el coño! ¡Vamos cabrón, acaba lo que empezaste! (Me exclamaba en voz baja)
En ese momento le dije:
_ ¿Si…..? Pues……. ¡Apártate tú las bragas puta!
Cosa que hizo de inmediato con una de sus manos mientras con los dedos de la otra se abría un poco los labios del coño, fue entonces cuando me abalancé de nuevo sobre sus muslos y empecé a comerle el coño otra vez ávidamente, mis manos se introdujeron ahora por dentro de su camiseta y llegando al sujetador me hice con ambas tetas, el tacto del encaje en sus tetazas me volvía loco, al poco introduje mis manos por debajo de los aros del sujetador y ya fue la leche, sentir el tacto de sus dos tetazas turgentes, sus areolas, sus pezones, me estaba corriendo solo con tocarle las tetas y comerle el coño a mi cuñada.
Mi lengua se centró en ese momento en su clítoris revoloteando entorno a él sin cesar, su sabor era cada vez más intenso, solté sus tetas y le abrí el coño con las dos manos todo lo que pude y su clítoris fue haciéndose notar cada vez más hasta que arqueando y encorvando todo su cuerpo y estirándolo a más no poder se estremecía en un profundo y largo orgasmo mientras se tapaba con una mano la boca para no gritar y con la otra oprimía mi cabeza sobre su coño del que mi boca recogía todos sus jugos gustosamente. Al final casi ya relajándose y apartando su mano de la boca exclamó:
_ ¡OOOOOOH DIOOOOOOOS…! ¡COMO ME COMES EL COÑO….!
Su grito fue contenido, pero pudo escucharse algo mas fuerte que el resto de sus gemidos, mandatos y suplicas anteriores. Su cuerpo fue relajándose tras el intenso orgasmo, mientras yo recogía con delicadeza los frutos de su corrida impresionante. Ahora ya si que sus bragas estaban húmedas, deseaba follármela pero sabía que no podía ser, aquello hubiera sido demasiado, no podía tentar a la suerte. Fue cuando Carmen poniéndose el pantalón me dijo:
_ ¿Quieres que te haga un paja…?
_ No tía…., ahora si que me voy a la cama.
En realidad lo deseaba como loco, pero no quería arriesgarme y después de que me había levantado me dio un empujón sobre el sofá y sentándose a mi lado fue metiendo la mano por debajo de mi boxer hasta rozar levemente el capullo de mi polla, yo exhalé un pequeño quejido de placer al sentir su mano en mi polla, deslizo mi pantalón y el boxer hacia por debajo de mis huevos y mi polla salto como un resorte automáticamente, la cara de Carmen entonces fue de asombro:
_ ¡Joder tio…! No está nada mal…. Me gusta mucho tu rabo.
Aquellas palabras hicieron que yo me excitara todavía más. Ella empezó a meneármela de manera magistral, iba hacia arriba y hacia abajo acompasadamente, sin detenerse, como a mi gusta. En ese momento cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás y Carmen dijo…
_ No tío, no…. ¡Mira!
Y abrí los ojos para ver como ella se levantaba la camiseta, sus tetas se transparentaban maravillosamente a través del encaje rojo de aquel sujetador, en aquella situación yo no le iba a durar a mi cuñada ni dos minutos, cuando además cogió y se levanto los dos aros del sujetador todo lo que pudo por encima de sus pechos dejándolos al aire. Sus areolas sonrosadas y grandes eran una preciosidad que culminaban aquellas tetazas en unos pezones riquísimos, sus tetas eran dignas de admiración. Ahora ya, ni dos minutos, ni uno…. cerré los ojos y comencé a correrme como loco solo de haberle visto sus tetas. Carmen sabia lo que hacía, y bien. No paró ni un momento durante toda mi corrida hasta que estuvo segura de haberme exprimido la polla hasta el último suspiro, en el ultimo momento pude sentir en el capullo de mi polla el suave roce de su piel en lo que creí pudieran ser sus tetas.
Cuando abrí los ojos vi como su mano derecha con la que me había pajeado y que aun sostenía mi polla desbordaba semen por todos los lados, su cara era de admiración por la corrida que había presenciado, la mesita baja de cristal de centro de salón estaba marcada por varias ráfagas de leche, y sobre la alfombra se podían ver restos de mi corrida. Al mirarla Carmen sonreía, era la cara de satisfacción por el trabajo bien hecho y por haberme correspondido con semejante placer, en sus tetas brillaban restos de mi corrida, me gusto mucho ver que se había acercado mi polla sobre ellas cuando estaba terminándome de correr. Soltó mi polla con su mano derecha repleta de semen y riéndose dijo:
_ ¡Joder tío….! ¡Nunca había visto nada igual!
_ ¡En mi vida ninguna tía me había hecho correr así Carmen!
_ Me alegro que haya sido yo. ¿Has disfrutado…? Ja, ja, ja…
_ ¿Tú que crees…?
_ ¿Más que con mis bragas…?
_ ¡Que capulla eres…! ¡Siiiii! ¡Mucho más!
_ ¿Traes un poco de papel de cocina para limpiarnos? Bueno un poco no, ¡trae mucho! (de nuevo risitas)
Limpiamos la mesa y la alfombra y nos limpiamos a nosotros, me dio especial placer limpiarle las tetas, de hecho, la polla se volvió a poner dura de nuevo durante la operación.
_ Creo que tendrás que ducharte (le dije bajándole el sujetador sobre sus tetas), porque sino te vas a quedar un poco pegajosa.
_ No te preocupes, me ha gustado sentir tu corrida sobre mi, aunque no te lo creas, es la primera vez que dejo que alguien se corra sobre mis tetas (dijo ante mi asombro mientras se bajaba la camiseta)
Aquello me pareció increíble…., ¡con las tetazas que tenía!. Yo había conocido a un novio suyo y siempre pensé que a una tía con ese cuerpo y esas tetas no se la podía dejar de hacer de todo, ¡…..de todo!.
Parecía que la capulla de mi cuñada Carmen, con lo cabrona que era y lo mal que nos llevábamos… ahora era una fiera domada.
_ Buenas noches Carmen.
_ Hasta mañana…. me dijo con ironía a la vez que nos acercamos y juntamos nuestros labios por primera vez durante unos segundos, lo que me hizo sentir un estremecimiento espectacular.
Mientras se iba a su habitación por el pasillo volvió su mirada hacia atrás y me devolvió la mirada y la sonrisa que yo le dirigía desde la puerta de la habitación de su hermana. La atracción sexual que sentía por Carmen era infinitamente mayor que la que sentía por su hermana, lo había sido antes como anhelo imposible, lo era ahora que había tenido algo con ella y lo sería siempre a partir de aquel momento como deseo ferviente. Fue en aquel momento y mientras me acostaba cuando me dije a mí mismo…
«Aunque solo sea una vez, solo una…….., pero te la tienes que follar»
A LA MAÑANA SIGUIENTE DE COMER EL COÑO A MI CUÑADA CARMEN…
Aquella noche casi no pegué ojo, el recuerdo del coño de Carmen, de sus impresionantes tetas, de la paja que me hizo…. de aquellas bragas rojas tan sensuales que me volvían loco y mas en mi cuñada, la hacían tan sexy y deseable…, y que profundo y delicioso sabor el de aquel coño….
Cuando me desperté por la mañana, mi novia ya no estaba acostada, me había parecido oír el ruido de la puerta de casa cerrarse, me di cuenta de que estaba totalmente empalmado al despertar, era una mañana de primavera y además en mi mente aun estaba ella… ,la zorra de mi cuñada, con aquellas tremendas areolas que me enamoraban, aun no me podía creer lo que me había pasado la noche anterior; pero si no nos soportábamos; pero si no nos caímos nada bien; pero si casi nos odiábamos…. todo eso había hecho más excitante si cabe lo sucedido anoche.
Fui al baño y después para mojarme la cara y la cabeza para bajar el calentón matutino y escuche a de mi cuñada dentro del baño con un grifo dado. Tenía la puesta entreabierta, así que pregunté
_ ¿Se puede…?
_ Si pasa, total….
Al abrir del todo la puerta y entrar me la encontré (divina visión) en bragas y sujetador, aun llevaba el conjunto rojo de ayer. si yo ya entraba medio empalmado fue lo que me faltaba. No pude más que contemplarla y observarla (ahora ya ningún temor) completamente.
_ ¿Así te levantas tú siempre? Ja, ja ja
_ Bueno, eeeeh…, siempre no
Se acerco y me beso en los labios dulcemente, yo pasé mi mano por su espalda y la baje hasta su culo en lo que duro el beso, ella echo la cabeza un poco hacia atrás y con una sonrisa en la boca me dijo
_ No, tú no pierdes el tiempo cuñado
Y en ese momento hice algo que creí me podría pasar factura pero no pude remediarlo… la atraje de nuevo hacia mí apretándola sobre el culo con la mano y la volví a besar, pero esta vez introduje mi lengua en su boca, gracias a Dios no percibí ningún rechazo, todo lo contrario, su lengua envolvió la mía al instante con movimientos rápidos y lascivos, al final me la succionaba con su boca, llegando incluso a hacerme un poco de daño, me comía la lengua como una posesa. Me estaba gustando de lo lindo y además la polla se me había puesto dura a más no poder, cosa que tenia que sentir sobre su vientre porque estábamos totalmente pegados, mi mano seguía sobre su culo percibiendo aquel maravilloso tacto de sus bragas rojas, con la otra empecé a sobarle las tetas por encima del sujetador, el beso no se acababa y Carmen era la que dirigía apretando mi cabeza sobre la suya con una de sus manos alrededor de mi nuca. En aquel momento sentí sobre mi polla su otra mano que en unos segundos se hizo con mi miembro ya un en estado desorbitando, de un golpe introdujo su mano dentro del boxer y me agarró la polla fuertemente como había hecho la noche anterior cuando me había pajeado.
_ No sabes la que te espera cabrón….. (me susurró al oído la muy puta)
_ ¡Aaaaaaaahhh! ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! (chille sin miedo a que ahora me oyera nadie)
Y Carmen se aparto un poco de mí y me bajó los pantalones y el boxer de un golpe, quedando mi polla apuntando al techo delante de ella. Se agachó y terminó de quitarme ambas prendas, en ese momento mire hacía abajo y vi como mi polla estaba a la altura de su cara, me miró a los ojos y sin tocármela con las manos se la introdujo en la boca
_ ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Dioooooooooooooos! ¡Putaaaaaaaaaa!
Me succionó tres o cuatro veces muy despacio, y sacándosela de la boca que creí que me iba a morir se puso en pie
_ AAAAAAAAAh…. Carmen sigue por favor….., no pares (supliqué)
_ ¡Joder tío! Ni que nunca te la hubieran chupado…
Me agarró por la polla y tiró de mi fuera del baño, así me llevó por el pasillo hasta su habitación donde entramos sin que me soltara en ningún momento. Me hizo sentir un hombre objeto, pero me tenía a su merced… Siempre había deseado follármela y cero que iba a ser yo el follado.
Su cama, que era de las pequeñas (de 110) estaba adosada a una de las paredes, la que se encontraba del lado opuesto de la ventana, la habitación era un revoltijo, llena de ropa por el suelo y todo descolocado, cogió las sábanas de la cama y las echó hacia atrás de un golpe dejándolas caer sobre el suelo, me giró y de un empujón me tiró sobre la cama, yo apoyé mi espalda sobre la pared y haciendo como una gatita salvaje y con una mirada desafiante clavando sus ojos en los míos paso su cara desde mis tobillos hacia arriba. Yo pensaba que al pasar a la altura de mi polla me la iba a comer de nuevo y esta vez sin parar; pero no, la muy puta al pasar con su cara por delante de mi polla, me dirigió una mirada de…. te vas a joder carbón que no te la voy a chupar. Yo expresé con un quejido el hecho de que hubiera pasado por alto por delante de mi polla sin comérsela. Que sería lo que tenía pensado la muy capulla…
Se sentó sobre mi cintura y sin dejar de mimarme a los ojos me volvió a coger la polla con su mano derecha, yo no podía dejarla más que hacer lo que quisiera, me tenia a su merced, con su mano izquierda se aparto las bragas rojas hacia ese lado, todo su coño aprecio entonces precioso y dejé de mirarle a los ojos para apreciar aquella maravilla que tanto me gustaba.
_ ¡NO….!, ¡MIRAME! (Me ordenó)
Yo la volví a mirar a los ojos. Su mirada era ahora salvaje, era como el que mira a algo que es propiedad suya, era una mirada de «voy a hacer contigo lo que yo quiera». Por primera vez en mi vida iba a ser follado por una fiera, mi corazón latía acelerado y de repente sentí en el glande de mi pene la humedad del coño de Carmen, casi me mareo, ella acababa de poner el capullo de mi polla dentro de su coño y lo soltó a la vez que colocaba sus dos manos sobre mis hombros, la muy puta no se movía, yo ardía en deseos de que comenzara a moverse pero la muy capulla estaba allí quieta solo con el capullo de mi polla dentro de ella. Me entraron unos deseos bestiales de clavársela toda, pero sabía que me podía costar caro, así que ni me moví pese al dolor de estomago que me estaba entrando. Entonces giró levemente la cabeza haciendo un pequeño ademán y su rostro puso una cara como diciendo «ahora veras tú». Entonces fue ella la que poco a poco bajo hasta metérsela toda.
_ ¡AAAAAAAH DIOS CARMEN SIIIIIIIIIIII!
_ ¡Como me gusta tu polla cabronazo! ¡Te voy a follar como no te han follado en tu vida! (Y comenzó a bajar ya subir a ritmo magistralmente)
_ ¡Aaaagh! ¡Si, Carmen! ¡Que bien follas!
_ ¡Te voy a dar yo a ti «que bien follas»!
_ ¡Diooooos Carmen no pares, siigue, sigue asiiii!
Carmen bajaba y subía clavándosela por completo, sus tetazas se bamboleaban dentro del precioso sujetador al mismo ritmo que me follada, mi polla estaba punto de estallar, yo sabía que si seguía así no iba a durar mucho y que me correría enseguida, era el mejor polvo que me había echado una tía en mi vida, la muy cabrona follaba cien veces mejor que la sosa de su hermana. Ya no podía más y encima va la muy capulla va y se saca las tetas del sujetador, aquellas dos maravillas no dejaban de bailar justo en mis narices mientras ella me follaba a su gusto, yo intentaba lamer sus tremendas areolas y mordisquear sus pezones a toda costa, aquello era increíble, mi cuñada follándome y cabalgándome a su antojo, sus tetazas me hacían marear, estaba totalmente enamorado de las tetas de Carmen, no creía que aguantara mucho bajo el dominio de la zorra de mi cuñada.
_ ¡Carmen como sigas así me voy a correr……..! ¡NO PARES PUTA…… SIGUEEEEEE!
_ ¡Si te corres ahora te mato cabrón!
Y de golpe saltó hacia un lado y se la sacó, creí que me iba a morir.
_ Aaaaaaaaah, ¿Qué haces…….tía? ¿Porqué te sales?
_ ¡No quiero que te corras tan pronto!
_ ¡Joder tía….! ¡Que más da que me corra….! ¡Yo te sigo follando todo lo que quieras!
_ Si hombre…
Entonces me envalentoné, no podía dejar eso así y no iba a permitir que una tía hastiada de que un tío que se la follara antes y se corriera enseguida fuera a llevar el ritmo de mi follada más ansiada…
Me incorporé, la agarré por las caderas y la volteé poniéndola a cuatro patas.
Me agarre la polla y apartándole las bragas sobre uno des sus glúteos se la clavé hasta los huevos, aunque de forma delicada, de forma que sintiera la penetración prolongada, sin que fuera de un golpe. Cuando estuvo mi polla acomodad si empecé a bombear sobre ella con fuerza y con rapidez, me había dejado antes a medias y tenía que descargar toda la leche que llevaba dentro. Carmen gritaba y gemía de placer como una loca, ahora era yo el que tenía el mando y no iba dejar pasar la oportunidad de follarme a esa tía que tantas y tantas pajas me había costado, y además la tenía a cuatro patas…., con aquel culo….., con aquella bragas rojas de encaje que dejaban transparentase su pile a su través…., no podía más…..
_ ¡TOMA PUTA!, ¡TOMA TODA MI LECHE…!
Y sacándosela de golpe me la meneé frenéticamente encima de su culo, mis ráfagas dieron en su espalda, redirigí mi polla apuntando a su culo y se lo puse perdido, era posiblemente la mas grande de las corridas que me había pegado jamás, sus bragas rojas se empaparon de mi leche también, y para sorprenderla y sujetando fuertemente la polla se la volví a clavar…
_ ¡Toma zorra! ¡Para que aprendas lo que es una buena polla!
_ ¡Aaaaaaah….! ¡QUE POTENCIA…..! (exclamó con placer al volverse a sentir aliviada y penetrada de nuevo por un buen rabo, como ella decía)
Ahora fui a buscar su placer y observando sus jadeos, sus chillidos y sus gemidos, amoldé la follada a su gusto, para mi ya era un placer total verla a cuatro patas con aquel culo de pánico realzado por aquellas bragas rojas de encaje que me volvían loco, su culo brillaba debido a la corrida que me había dado encima de ella y mi polla atendió cada una de sus súplicas. Cada vez chillaba más alto y más fuerte, yo sabía que desde la calle se la podría oír, pero me daba igual, me volvía loco oírla chillar y gritar de gusto, yo de vez en cuando la golpeaba sobre el culo con la mano propinándole fuertes azotes, lo cual parecía gustarle porque cada vez que lo hacía chillaba y no era de dolor…
_ ¡Dame fuerte cabrón! ¡DAME! ¡DAME MAS! ¡Aaaaaah… como me gusta! (chillaba la muy puta)
Al final se corrió chillando como una posesa
_ ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡DIOOOOOOOOOOOOOOOOS!
Mientras chillaba como una loca se la saqué
_ ¡PERO QUE HACES CABRON…! ¡TE MATO….!
Le acababa de hacer lo que ella me había hecho a mi, pero con una intención, me acerqué a su culo y apartándole las bragas hacia un lateral y abriendo bien sus nalgas todo lo que pude con ambas manos se lo empecé a lamer, inmediatamente y después de lamerle alrededor introduje mi lengua un poco en su orificio a la vez que le metía un dedo en el coño.
_ ¡Pero serás cabronazo….! ¿Qué me estás haciendo….? Exclamó con una voz de placer desconocido que no podía disimular
_ ¡Te estoy comiendo el culo PUTA! ¡Y metiéndote un dedo por el coño! ¿Te gusta zorra?
_ ¡Aaaaaaaaah! ¡SIIIIIIIIIIIIIII!, ¡Nunca me habían hecho esto!
Acto seguido le saque los dos dedos que tenia ya dentro de su coño totalmente húmedos y se los fui introduciendo en el culo muy poco a poco, primero uno y después de que se acostumbró los dos a la vez. Carmen chillaba y gritaba como un autentica zorra dejándose hacer. Al poco y ya sin poder yo aguantar más, me coloque de nuevo y bien armado polla en mano detrás de ella, coloqué la punta de mi capullo en el orificio de aquel culazo y sin soltármela de la mano se la fui introduciendo poco a poco hasta metérsela por completo, en ese momento la sujeté por ambas nalgas y la di por culo con mi polla durísima como nunca la había tenido antes, me dolía incluso por su dureza. Carmen chillaba y me insultaba pidiéndome a gritos que la enculara sin parar
_ ¡Aaah……! ¡Si…. Cabrón! ¡Fóllame el culo….! ¡No pares…..! ¡Eres el primero que me lo folla!
_ ¡Toma polla puta! ¡Te voy a romper el culo por zorra! A ti te voy a enseñar yo a andar por casa en bragas…
_ ¡Aaaaah nunca me habían follado el culo cabrón! ¡ME VAS A PARTIR EN DOS!
_ ¡Me voy a correr en tu culo Carmen…!
_ ¡Dios….. otra vez cerdo…! ¡QUE SEMENTAL…..!
Le golpeaba el culo y la azotaba cada vez más, a ella le encantaba porque no paraba de insultarme y jalearme que la follara el culo, que la partiera en dos, que le gustaba mi polla en su culo, que nadie se lo había follado así… Sus insultos y guarradas me ponían a mil, ya no pude aguantar más y me corrí, fui a sacar mi polla de dentro de su culo pero no me dio tiempo disparando primero dentro de aquella maravilla de trasero que poesía la cabrona de mi cuñada, y sacándosela después sin dejar de meneármela para acabar regando de nuevo su culazo vertiendo lo que me quedaba dentro sobre su suave piel y sus bragas rojas.
_ ¡Toma leche Carmen! ¡Qué puta eres…..! (chillé sin remediarlo mientras me exprimía la polla sobre ella)
Carmen volteó su melena castaña y miró hacia atrás para ver como me corría encima de ella, cuando terminé de meneármela y exprimírmela para ella me dijo:
_ ¡Eres el primer tío que se corre dentro de mí capullo!
Se dio media vuelta y con todo su culo barnizado de leche nos besamos entrelazando nuestras lenguas largamente durante un buen rato.
A la mañana siguiente madrugaría y me iba ya a mi ciudad. Carmen se despidió de mí por la noche delante de su hermana, me dio un beso de despedida y me dedicó una mirada cómplice con una sonrisita. Yo esperaba con ansia mi próxima visita… Metí las cosas en el coche y no pude dejar de pensar en Carmen en casi todo el camino, su cuerpo, su coño, su culo, aquellas tetazas, la paja que me hizo…,
Aquella sería la última vez que vi a Carmen, la relación con su hermana se rompió por motivos de distancia y con el paso del tiempo se había enfriado demasiado. Lo mejor de todo es que tras aquel viaje y al llegar a casa tenía una gran sorpresa, al meter la mano en el bolsillo de mi abrigo que venía en el maletero sentí algo… eran las bragas rojas de Carmen, vendito regalo. Olvidé totalmente a su hermana, pero….. Carmen, aun después de muchos años me sigo haciendo pajas con su bragas rojas pensando en ella. Fue la mejor y más excitante comida de coño que recuerdo y la mejor follada de mi vida, y eso…. que no nos caíamos nada bien, jamás te olvidare, Carmen siempre serás mi cuñada preferida.
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