Soy Ana, tengo 19, y estoy en el primer semestre de derecho. En los primeros días de universidad, me sentía incómoda, pues todo el mundo miraba mi culo, que era hermoso y a la medida, pero después de unos días la incomodidad se transformó en excitación. Amaba que los chicos me persiguieran, sin embargo, aún era tímida, en especial con un chico, Daniel. Era el mejor del equipo de fútbol, alto, cabello castaño y fornido. Me encantaba su bronceado. Me coqueteaba hasta que llegaba su novia a llevárselo. 

Después de la universidad me voy al negocio de mis abuelos a trabajar. Es un Spa que tiene masajes, turco y piscina. Me puse el bikini y me senté en el turco, ya que trabajaba en el horario nocturno y era la encargada del turco. Había dejado la toalla en los baños así que me devolví y me encontré a Dani.

-wow hola chica, que haces aquí?- me dijo

-trabjo aquí

-vaya, con razón ese cuerpazo

-gracias lindo- le dije

-y qué se necesita para el turco?

-nada, una toalla

-vale, nos vemos

Estuve pendiente. Su novia quería el masaje de 1 hora pero el quería el turco. Lo vi entrar. Sin camisa, con esos músculos y cuadritos, sus sexys tatuajes y un bóxer que dejaba ver un paquetote pesado.

-qque miras?-me dijo a los ojos. No tuve otra acción, lo besé. Me agarró el culo y me besaba el cuello. Me hacía gemir. Se quitó el bóxer, una polla gorda y grandísima salió.

-lo sé, lo sé- me dijo

Se la chupé toda. La sala tenía vapor por todas partes, su abdomen brillaba de sudor. Me quitó la tanga y me la metió después de que me senté en él. Se agitaba muy rápido y no parabamos de gemir. De repente su novia entró, pero él no la vio y con rabia se fue. A los pocos minutos quitó su polla

-no te quiero dejar embarazada, mamamela

Entonces, con aceite, lo masturbé hasta que no aguantó más y se corrió en su abdomen. Le robé la ropa y salí corriendo.