
Por
Anónimo
EL CULO DE MARCELA
Marcela es una jovencita Guineana. Tiene 21 añitos y un cuerpo casi perfecto. Delgada, alta, culo y tetas redondos y firmes. Yo enviude hace diez años y la conocí a la salida de un cine. Enseguida congeniamos y volvimos a quedar para ir a cine otra vez.
Al vivir sus padres en su país de origen, sus medios económicos eran muy limitados, así que yo me hacia cargo de los gastos de nuestras salidas con gusto. Al pasar los meses me dijo que sus padres estaban sin trabajo y no podía continuar sus estudios. Yo me ofrecí a alojarla en mi casa y pagar sus gastos. La alternativa era volverse o hacer la calle.
Estaba claro que era lo que yo deseaba, pero nunca se lo pedí a cambio de mantenerla, porque todo habría sido forzado. Yo prefería que ella se decidiera por su cuenta. Y así fue. Un sábado que estábamos aburridos viendo la tele se recostó sobre mis piernas. De forma automática le puse la mano en la espalda y casi se adormeció. Si quería despertar algo en ella era el momento. Así que, muy suavemente, le acaricie la espalda muy despacio. Su camiseta no tenia mangas, así que su pecho estaba a la vista y al alcance de mi mano. No dude un instante. Si se negaba no perdía nada. Pero no se negó. Yo pensé que estaba dormida, pero no, estaba muy despierta. Con un dedo le rocé el pezón, y sentí como se estremecía. Yo tenía la polla dura como el acero. Me dolía de la presión. Pero ella no tardo en arreglarlo. Me abrió el pantalón y empezó a acariciarme muy despacio, solo con la mano.
Yo estaba a punto de correrme, pero quise contenerme, le metí la mano debajo del pantalón de pijama y vi que no llevaba bragas. La muy jodida venia preparada. Así que le pase un dedo por la rajita del culo y se excito de forma exagerada. Me dio un apretón en la polla con la mano que casi le suelto toda la leche allí mismo. Nos incorporamos y nos quitamos la ropa. Así, de pie le puse la mano izquierda entre las piernas y le metí un dedo en el chochito sin pensarlo. Estaba chorreando, el dedo entro casi sin presión. Estaba claro que estaba excitada, a punto para todo. En ese momento quise hacer una prueba. Necesitaba saberlo. Sin decirle nada y sin sacar la mano de su coño le sacudí un azote en el culo con todas mis fuerzas. Su piel es negra como el azabache, pero la marca del culo se le puso roja como el fuego. Lo tuvo dolorido varios días. Su reacción fue inmediata. Dio un grito que se oyó en todo el vecindario, se le saltaron las lágrimas de dolor, pero yo sentí como su coño me apretaba la mano con fuerza de la contracción del orgasmo que acababa de tener casi sin darse cuenta.
Me miro con un gesto de sorpresa y satisfacción. Aun le corrían las lágrimas por la cara, de hecho estaba llorando de dolor, pero ella sabia lo que acababa de pasar. Y no se avergonzaba. Se corría sintiendo dolor, pero no lo supo hasta ese momento. Su coño estaba tan dilatado que la podía haber penetrado en ese momento, pero quise esperar. Mientras lo acariciaba, le sacudí otro azote en el mismo sitio. Y de nuevo se corrió, pero esta vez me pillo por sorpresa. Tuvo tal orgasmo que casi se me cae al suelo. La tenía entre mis brazos medio inconsciente. Tenía una sonrisa que era una delicia.
La acosté boca abajo el sofá y le separe las piernas. Si tenía que asumir lo que era, necesitaba que no olvidara esa noche. Me proponía encularla por primera vez sin lubricante ni dilatar. Así que la embestí sin pensarlo. Me costó una barbaridad abrirle el culo, pero al final entre dentro. Yo estaba como una moto, así que la penetre con todas mis fuerzas. Grito, chillo, lloro todo lo que no esta escrito. Tenia la cara empapada en lagrimas, pero yo sentía con su culo se dilataba y contraía contra mi polla. Se estaba corriendo como nunca en su vida. No me detuve ni un segundo. La estaba penetrando con todas mis fuerzas. Cuando le solté toda mi leche dentro de su culo, ya se había corrido dos veces más. Y entonces si me detuve.
Le deje la polla dentro unos minutos para que me sintiera por completo. Su culo aun se contraía contra mí, y mi propia leche se le estaba saliendo. La sentía llorar debajo de mí. Ya no eran simples lloros. Esta teniendo una llorera impresionante. Había empapado todo cojín y tenia toda la cara húmeda. Las propias convulsiones del llanto me estaban excitando de nuevo. Todo su cuerpo temblaba y esto incluye el culo, donde yo aun estaba dentro. Así que volví a bombear. Ella me dijo que no, no sigas Daniel, no quiero mas, duele mucho. Pero no me detuve. Su culo decía otra cosa. Esta contrayéndose contra mi polla. Me decía que quería más. Y le di mas, mucho mas. Nunca he follado un culo con tanta violencia, pero el de Marcela me lo folle con locura. Marcela volvía a gritar de dolor, pero también de placer, casi al final me pedía más. Follaje mas cabrán, decía. Métemela mas, joder. Fue la mejor enculada de mi vida. Follarse un culo virgen y estrecho como si fuera un culo dilatado es lo más que se puede pedir.
Cuando la deje estaba inconsciente del todo. La tape que una manta, cene algo y me fui a la cama. Sobre las cuatro de la mañana, Marcela apareció en mi dormitorio sobre las 4 de la mañana. Casi no podía caminar, le dolía el culo, por dentro y por fuera. Se acostó contra mí y me puso su mano en el pecho. Eres un hijo de puta, me dijo. No conteste. Si me vuelves a dar otro azote te mato. Si me vuelves a follar el culo así, te corto los huevos. Cuantas veces te corriste?, le pregunte. No me acuerdo, contesto. Ya���
2 respuestas
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