Tenía 16 años y cursaba el penúltimo año de bachillerato. Soy una chica blanca, ojos azules, delgada con un lindo cuerpo, senos medianos y un bello trasero, era virgen aún.

No aprobé matemática y de ello dependía un viaje a Europa con mi familia, fui a hablar con mi profesor de matemática y le rogué que me dejara presentar de nuevo. Mi profesor era un hombre de unos 55 años, y lo detestaba porque era muy libinidoso, me decía cosas y lo repugnaba.

El se opuso y me dijo: Mira bella, tu estampa tiene un 10, harías feliz a cualquier macho, pero tu intelecto matemático esta reprobado. Le suplique y se levantó, apretó mi seno derecho y me dijo: ¿Quieres pasar? Si, por favor ayudeme. Te oí decir a tus amigas que soy un viejo baboso, que seguro la tengo mínima.

Era cierto, lo habíamos hablado en el baño. ¿Quién le dijo eso?, pregunté. Nadie, yo estaba en el baño contiguo escuchando. Si quieres aprobar vas a tener que ser muy buena conmigo. Su mano ya había tocado mis dos senos. Pensé en mi familia y lo que sentirían por no viajar y no quería decepcionarlos. Trague grueso y le pregunté qué quería de mi. Todo, fue su respuesta, agarrando con su mano mi zona genital. Me soltó y escribió algo y me lo dió. Hoy a las 3 ve a esta dirección.

Al salir estaba muy molesta, asqueada, en casa hablaban del viaje emocionados y sentí que no podía defraudarlos. Así que a las dos partí, pase por una farmacia y compré preservativos. El chico que atendía me miró con picardía lasciba y me sentí muy sucia. Llegue a las tres y toqué. El profesor me hizo entrar y empezó a desnudarme. Yo temblaba de miedo y asco, el vió mi pubis y me dió una crema diciendome: Depílate muy bien. Fuí al baño y lo hice. Al salir me llamó a su habitación. Allí yacía desnudo. Vi su enorme pene erecto y sentí terror, el me haló a la cama y empezó a besar mi cuerpo muy lentamente, sentí sus dedos, manos, boca, lengua, labios, y pene recorriendome. Me volteó y me dió una fuerte nalgada, y me dijo: Vas a ser activa, amable sensual, o te cogeré y no aprobaré tu materia, ¿entiendes?, si dije llorando, es que soy virgen y no tengo ninguna experiencia. El me beso con ternura y me dijo: Tranquila bella, hoy dejarás de ser virgen, vas a ver que será un alivio perder tu virginidad, no tendrás que preocuparte más por eso.

Su morbocidad me empezó a excitar, sentí como me masturbaba y dejé de resistirme y descubrí que aquello me agradaba. Estaba muy excitada y tuve un orgasmo. El profesor fue muy tierno y continuó masturbandome, me dejaba a punto de orgasmo y se detenía para volver a comenzar. Empecé a rogarle que continuara cada vez que me ponía a punto, pero el no me hizo caso. Mi segundo y tercer orgasmos fueron cada vez mas fuertes. El se montó sobre mi y deslizó su pene en mi vagina. Sentí un dolorcito punzante y dí un gritico al rasgarse mi himen, la sensación de sentirme llena, completa, suya, fue muy intensa y me volvió loca de deseo, tiramos con lujuria y tuve dos nuevos orgasmos antes que el se viniera dentro de mi vagina. Sentí su semen inundando mis entrañas y me abracé a el. Al recuperarnos recordé los preservativos y se lo dije. Entonces me dijo: Tranquila, ya no hacen falta.

Al salir de mi cuerpo lo miré con otros ojos, aquel hombre me había dado el placer más increible de mi vida. Mas tarde lo satisfice oralmente y me bebí hasta la última gota de su semen, y luego fuí suya por el ano. Mi profe me desvirgó completamente esa tarde. Al día siguiente vi mi nueva nota. Estaba aprobada. Esa tarde volví a su casa por mi cuenta. Se sorprendió al verme y me preguntó que hacía allí. !Quiero darte las gracias Profe! Tiramos como posesos 4 veces. Me hice adicta a el y me convertí en su amante. Hoy voy a la universidad, pero con frecuencia lo visito para tener una tarde de sexo salvaje y delicioso con él. He tenido dos novios, pero ninguno se acerca siquiera a darme el placer que ese hombre maduro me da