Por

Anónimo

septiembre 24, 2024

458 Vistas

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Comida entre clases en la Uni

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No veía forma de incorporar esta vivencia en el guión del cómic, pero una vez escrita me daba pena dejarla ahí guardada, así que, viendo este sub tan interesante me animé a darle un formato algo más compacto para subirla aquí. Vamos sin más rodeos;

En mis años universitarios me apuntaba a casi todas las fiestas que me invitaban. No soy muy sociable pero se me da bien la gente, y soy capaz de ser bastante extrovertido. Me parecía una terapia buena para mi apuntarme a las cosas y estar en contacto con la gente. Eso da para muchas anécdotas divertidas durante la carrera, pero voy a ir a una que me parece fue peculiarmente bizarra.

Entre clases fuimos a comer al típico piso de estudiantes de unas compañeras de clase. El piso estaba en el típico casco histórico, y alguna de las compañeras más loca, animada por la sensación de grupo, iba piropeando a todo tipo raro que nos cruzábamos. No a chavales de nuestra edad no. A señores, y si eran raros, mejor. Ya empezó la cosa así de animada. Jiji,jojo, jiji,jojo.

La comida fue la típica mierda de estudiantes entre clases. Precocinados y pasta con alguna salsa por encima. Estábamos un colega y yo y unas 5 o 6 compañeras. No voy a ser capaz de recordar a todas.

La que había ido piropeando a todo tipo raruno, sin venir a cuento, se puso patas abiertas a gemir como si la estuvieran follando. Estaba con la ropa puesta y ni se estaba tocando. Lo hacía en plan teatral. No era la primera vez que hacía cosas así. Tan pronto estaba así, como paraba para fumarse un porro.

El resto de conversaciones, muy random. Yo estaba en las nubes pensando en lo jodido que sería aguantar las clases de después de comer sin dormirme. Eran una tortura.

Total la señorita de los gemidos hizo un comentario sobre la arruga del pantalón de mi colega. Parecía un sketch de Larry David. Pero en este caso era verdad. Mi colega estaba palote. Apostaría a que los gemidos de esta chica le habían puesto palote. La que estaba sentada a su lado le metió una hostia pensando que era una arruga, como para aplanarla. Vaya grito pegó el tío. No lo pude evitar y empecé a reirme que rodaba por el suelo. No fui el único, alguna otra se río. – ay perdón perdón perdón-

La de los gemidos le empezó a decir «tienes una verga enorme, madre mía cómo tienes esa verga, pero cómo puedes llevar eso» y se puso «que la enseñe» «que la enseñe».

Todas gritaron lo mismo menos la que le dio la hostia y yo. No era la primera vez que había algo erótico-festivo en estas quedadas y hasta aquí tampoco era super extraña la sucesión de acontecimientos.

El colega hace como que duda, pero estaba medio bajando el pantalón y la de los gemidos sin tanto titubeo le baja el pantalón, pero del tirón le bajó también los calzoncillos, pegando un rebote la polla quedando allí en medio del salón. Segundos infinitos de silencio. Risas de las demás, y un VAYA PUTA POLLA de la de los gemidos.

De manera totalmente natural, como si fuera algo acordado, esta chica se la cogió con una mano y se la ofreció a la que le metió la hostia y le dijo algo en plan «cógela cógela, mira que pasada» mientras se la pajeaba lentamente.

Mi colega hizo el ademán de subirse el calzoncillo y se quedó en una posición más incómoda que poco, mientras tres de ellas, se pasaban la polla como quien está mostrando, no se, ¿la foto de tu gato?.

La delos gemidos aún así yo creo que en ningún momento dejó de pajearlo. Ofrecía la polla pero ella no paraba de darle a la mandanga. Hubo algún momento bizarro en que mi colega intentó recolocarse para acariciarle el pelo o acercarle la mano a un pecho, pero se notaba que no tenía puta idea de si tenía ese derecho o no. Yo desde mi posición de espectador tampoco lo tenía claro. Era un show de producto o era un rollete?

En una de esas el colega empezó a temblar, y la de los gemidos dijo «que se va a correr que se corre que se corre» y colocó a una de las chicas que habían estado tanteando el pene delante. No a la de la hostia, la otra, de las tres que yo recuerdo que llegaron a sopesar el aparato del colega.

«ponte ponte que se corre». Abrió la boca y la de los gemidos aceleró el pajeo. El colega estaba en una posición de jorobado sin saber qué hacer con las manos, ya no se si buscaba punto de apoyo, o buscaba una teta desesperadamente. Temblaba tanto que parecía que le iba a dar un yuyu, y la de los gemidos había vuelto a sus gritos. Recuerdo por un segundo pensar que todos los vecinos debían estar escuchando. El colega en alguna de esas sacudidas se corrió, pero claro; la sincronización con el pajeo de la chica no funciona, así que la corrida salió en todas direcciones. Supongo que la intención era que entrase en la boca de la otra, pero se fue a la cara de ella, al suelo, a la mesa, a la ropa, al antebrazo de la pajeadora. Y como no paraba de correrse la tía no paraba de pajearlo, hasta que el colega pegó un grito de dolor indescriptible y casi se va de morros encima de las chicas «PARA PARA PARA PARA». Me da a mi que la chica no estaba familiarizada con el dolor post-paja, porque seguía frenéticamente pajeando algo que ya era más un churro que un pene.

Y tan así como empezó la cosa terminó. Con las mismas servilletas de la comida se limpiaron el semen que encontraron. Mi colega estaba con el pene arrugado y rojo (y los huevos atrapados por el intento de subirse el calzoncillo) tirado en el sofá, medio acariciándose la polla como quien cuida un animalito herido.

La de los gemidos recogió la corrida del antebrazo y como si fuera un elástico empezó a estirarla y encogerla con los dedos de la mano «plin-plin, plin-plin» «mira mira, es de goma», y con el mismo gesto que hacen los que se hurgan la nariz, lanzó esa parte de corrida a la cara de una de las otras «aaahh que ascoooo», pero no se si llegó a darle o se le quedó igualmente en los dedos.

Movidas de estas hubo unas cuantas, pero tal vez esta fuera la más extraña por lo poco erótico de todo el evento sexual. Me lo cambian por una pelea por el último donete y hubiera sido lo mismo. Pero con la amiga de los gemidos había que estar preparado para cualquier cosa.

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Una respuesta

  1. helenx

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