Por los problemas económicos de Venezuela, tuvimos que mudarnos a nuestra hacienda. Tenía 17 años y aún era virgen, aunque con una gran curiosidad por el sexo.

Mi madre es una mujer muy hermosa de 36 años, rubia, y con un cuerpo que podría estar en la portada de Play boy.

Una tarde descubrí a mi mamá copulando lujuriosamente con un peón negro. Ver a mi madre tirando como posesa con ese hercules negro me excitó mucho, sus gemidos eran ruidosos y no se cohibía. La vi cabalgando sobre aquel fuerte negro y recibiendo totalmente su largo y grueso pene. Ambos acabaron juntos, y se abrazaron y besaron largamente sin separarse. Poco después tiraban nuevamente. Empecé a tocarme y tuve un fuerte orgasmo.

Ese día y al siguiente me masturbe imaginandome aquella escena y participando en ella. Seguí a mi madre y luego de 4 días volvió a encontrarse con su amante. Descubrí que cada vez que mi padre se iba a la ciudad ellos se encontraban y que cuando mi padre tenía que quedarse, mi mamá iba a dormir en la casa del peón.

Una tarde fuí a bañarme a una cascada de una quebrada que pasa por la hacienda. Allí nunca iba nadie y me desnudé completamente, como estaba sola empecé a masturbarme y tuve un delicioso orgasmo. Cerré los ojos y me quedé así unos minutos. Al abrirlos el amante de mi mamá estaba parado frente a mi totalmente desnudo. Su sexo estaba erecto y mirándolo desde abajo me sentí sumisa. El extendió sus brazos para ayudarme a levantar y me miró con avides. «Eres tan bella como tu mamá», me dijo y me haló hacia él besandome en la boca con deseo. Lo dejé besarme y pronto respondía a sus ricos besos abrazandome a su cuello. El empezó a acariciar mi cuerpo con ternura y deseo lo que me gustó y excitó totalmente. Me hizo girar y me abrazó por detrás manoseando mis senos y clítorix, sin dejar de besarme, luego me acostó en una roca lisa y empezó a estimular mi vientre, ingles, labios vaginales y clítorix, regalandome 3 orgasmos. Al comienzo estaba un poco reprimida, pero ahora me abandoné a sus deseos y no reprimí mis gemidos de placer. El se montó sobre mi y de un golpe introdujo su largo y grueso sexo. Di un grito de dolor, y me sentí como inflada en mi interior, y un orgasmo descomunal explotó en mis entrañas y empecé a gritar de placer y lujuria, el empezó a moverse dentro de mi y mi cuerpo se liberó de mi y empezó a moverse lujuriosamente, mientras yo gemía de gozo gritando cada vez que llegaba a un orgasmo. Me convertí en una máquina productora de orgasmos, y al el eyacular me abracé a él con brazos y piernas, y empecé a llorar.

Poco a poco me fui relajando y el me besaba con ternura, pronto me cogía por segunda vez.

Al terminar nos bañamos en la cascada y me dijo que me quería como su hembra. Esa tarde derramo su semen en mi vagina, boca, y ano. Pasamos casi 9 horas haciendonos el amor. Cuando caminábamos hacia la casa me dijo: «Te vi varias veces espiando mientras me cogía a tu mamá, quiero satisfacerlas sexualmente a las dos. A ella la veo 2 veces a la semana, pero contigo puedo estar todos los días»

Yonni me hizo siempre el amor al natural y por supuesto quedé preñada de él. Mi madre estaba feliz porque así podría copular más seguido con él.

Al nacer mi bebé venía a cuidarlo y a tirar con Yonni, mi padre y mi madre se separaron porque el tenía una amante en la ciudad, y ahora mi mamá, Yonni, y yo dormimos en la misma cama y ambas lo satisfacemos sexualmente cada noche.