Cuando ella conoce al macho alpha negro (9 Final)
Enmanuel, agarro a Mirian y de nuevo la puso en el centro de chill out.
Me gustaba verla así, las piernas chorreando, la venda en los ojos, las manos atadas y ella con la cabeza agachada con esa bola en su cuello.
Enmanuel se puso detrás de ella, la paso el pollon por debajo de las piernas y se lo frotaba.
Quería subirla la temperatura de nuevo, cosa fácil en mi mujer.
La agarraba las tetas y la comía el cuello diciéndola:
– Has acabado con mi tío puta, eres mi mejor zorra, y aun me tengo que correr yo y eso no va a ser fácil.
– Quiero que sufras por mi leche ¿deseas mi leche?
Mirian jadeaba:
– Si mi príncipe quiero que me des tu leche y tomármela toda.
Con un gesto Mandó ponerse de rodillas a Jenifer, y esta empezó a chupar y lamer el coño de mi mujer.
Mirian al notarlo dio un respingo, que fue acompañado de un fuerte azote y un quieta puta.
Así de pie, vendada, con las manos atadas atrás, Jenifer de rodillas comiéndola el coño, Enmanuel la volvió a poner la bola.
– VEN ábrela bien el culo quiero que lo veas muy cerca. Me ordenó
Como pude la abrí los cachetes. El cabron escupió en su mano y untándoselo en el capullo empezó de nuevo a metérsela por el dilatado y maltratado culo.
Solo con el contacto Mirian inundo la boca de Jenifer, que asombrada nos miraba incrédula de tanto flujo y orgasmos continuos.
Enmanuel empezó a darle verdaderos pitonazos a mi mujer, Jenifer no podía comérselo de los meneos, así que con sus manos empezó a pajear a Mirian, que se moría de gusto una y otra vez.
De repente de desclavo, sacándola entera de golpe dejando que mi mujer callera en brazos de Jenifer casi yéndose las dos al suelo.
– Casi me corro y no quiero aún. Increpó.
Y cogiendo a mi mujer del brazo la volvió a poner de rodillas quitándola la bola.
Acerco a Jenifer hasta que su coñito quedo a la altura de la boca de mi mujer.
– Devuélvela el placer. Cómela bien. Ordeno.
Mirian intuyó y saco su lengua para comérselo.
Jenifer cerro los ojos, mi mujer se esperaba en darle placer.
Enmanuel cogió el móvil y escribió algo.
Sobaba a mi mujer por todos los lados mientras se acariciaba el mástil.
La pellizcaba las tetas, le daba azotes animándola a comer bien el coño.
De pronto dijo:
– Julio ven que ya no puedes más, folla a Jenifer mientras tu mujer se lo sigue comiendo.
Qué razón tenía estaba como loco por correrme de nuevo.
Me puse detrás de la criada, ella facilito abriéndose, y dirigiendo mi polla se la metió en el coñito por detrás.
Noté muchísimo calor, me encantó, me iba a correr rápido, peor me corto el rollo ver aparecer a los dos babas del día anterior.
Entraron sin hacer ruido, Enmanuel les hizo un gesto y se desnudaron.
Con el espectáculo rápido se pusieron duros. Le hacia gestos como diciendo ¿qué hacemos? Y el les gesticulo un tranquilos.
Jenifer agarrando fuerte la cabeza de mi mujer contra su coño, empezó a correrse en su boca, apretó tanto hacia delante que me salí. Casi asfixia a mi mujer.
Enmanuel apartó a Jenifer e invito con un gesto a los dos tíos, diciendo:
– Como tu marido no se ha corrido, te vamos a follar los dos y a lo mejor tiene suerte y se corre mas de una vez, que tú eres muy puta y a él le gusta mucho.
Cogió a mi mujer de nuevo, la desató las manos, se aseguró que no veía nada con la venda y la puso en cuatro encima de una especia de sofá bajo, quedando a la altura de nuestras pollas.
Mandó a Jenifer que no dejara de tocarla y meterla mano y dar crema por todo el cuerpo.
Mi mujer se moría con las caricias de la criada. Enmanuel la dio unos azotes fuertes en el culo dejándola marcada diciéndola:
– Ni te muevas ni uses las manos para nada tu solo recibe polla y caricias, y quiero que corras todas las veces que puedas y quieras.
– Y si te dan a tomar leche en la boca tu a tragar, ¿entendido?
– Tu Jenifer como no se corra todo el rato te mando para casa.
Mi mujer respondió jadeando ante las caricias de Jenifer:
– Si mi amor, soy tuya.
Con un gesto me acerqué y le di a mamar a mi mujer, ella sabia que era mi polla.
Jenifer seguía con su masaje, el babas gordo se acercó por detrás, le indicó a la criada con un gesto que la quería follar el culo.
Esta se lo abrió y el gordo se la metió fácilmente, no la podían tocar.
El gordo bombeaba mientras las caricias de la criada hacían correrse a mi mujer una y otra vez, ya que el placer de sus manos más el gusto de una polla ¨normal¨ follandola el culo la llevaban al paraíso,
El gordo se vació dentro de ella y yo no pude mas y también la di mi leche, que tomo como siempre gustosamente y sonriéndome.
Jenifer seguía jugando con el cuerpo de mi mujer mientras el gordo y yo nos apartábamos, cuando de repente mi mujer dijo:
– Enmanuel, estoy completamente agotada, no se si voy a poder más, nunca había gozado tanto, pero noto que no puedo seguir mucho mas u me duele hasta el corazón casi ya.
Enmanuel con una sonrisa sátira se agacho a su oído y la contestó:
– Aquí quería yo llegar, aun tienes que recibir mi leche y otra vez la de tu marido, aunque esta vez parece que la tiene más grande.
– El juego acaba cuando yo digo, y si quieres acabar ya, os vais, pero no volváis a llamarme nunca más.
– ¿qué decides?
Mirian girando su cabeza y buscándola la boca con su lengua le dio un morreo y le dijo:
– Mi amor haz lo quieras conmigo, pero nunca dejes de follarme.
Con ansia engullo la polla de Enmanuel, el otro tipo se la clavo hasta el fondo del coño, bombeándola y agarrándola de las caderas con mucha fuerza.
Mirian aguantaba los empujones del cerdo atragantándose con la polla del negro.
El cerdo se la sacaba del coño y se la clavaba en el culo sin piedad repitiendo el juego una y otra vez.
Mi mujer a cada cambio de agujero daba un respingo, a pesar del manoseo de Jenifer mi mujer había llegado a su fin. No lubricaba lo suficiente y ya la fricción dolía un poco.
El cerdo hizo un gesto a Enmanuel como diciéndole me quiero correr en su boca y este le dejo sitio.
Agarro a mujer del pelo y se la metió en la boca escupiendo borbotones de leche. Mirian no pudo tragar toda así que el cabron la hizo agachar y que chupara el resto del suelo.
Enmanuel hizo un gesto para que desaparecieran. Y acariciando a mi mujer como su cara y labios la dijo:
– Muy bien Princesa, nunca jamás he conocido una puta blanca como tú, eres una verdadera perra guarra y princesa.
– Sabes que te han follado otros y te has portado muy bien.
– Ahora te voy a quitar todo, te vas a duchar y lavar bien con Jenifer y vas a bajar a por la leche de tu negro.
La quito todo, mi mujer estaba verdaderamente destruida, estaba dispuesto a intervenir y contar el rollo, pero él dijo:
– Si ya no quieres ya te he dicho, vete, pero no vuelvas.
Mi mujer le miró, le dio un pico, me miró y se agarro del brazo de la criada que la subió para arriba.
El cabron seguía empalmadisimo, tomo champan y me dio a tomar:
– Ahora es cuando voy a gozar con ella, me gusta que sufran con mi polla y la puta de tu mejer no sufre, le gusta y eso a mi no me gusta a mi me gusta hacerla daño.
– Tu Julio si te empalmas follate a Jenifer.
Mirian apareció de la mano de Jenifer. Enmanuel se acercó y empezó a morrearla con ansia, mi mujer se dejaba hacer.
La tumbo boca arriba y se tumbo a comerla el coño. Mirian quería gozarlo, pero estaba fundida. La babeaba y escupía, quería mas que hacerla gozar lubricárselo.
Se puso encima y se la clavo. Empezó a bombear cuando no la morreaba mi mujer con gesto de dolor le agarraba fuertemente del cuello.
La hice un gesto de pararlo, pero no me dejó.
El se vino arriba la estaba follando super duro, la agarro del cuello y ella sufría, pero empecé a notar ese brillo en los ojos especial de ella, ese polvo mortal la estaba gustando en su interior.
El no paraba de agarrarla fuerte del cuello. De agarrarla las tetas, de meterle los dedos en la boca y que chupara.
De pronto la subió las piernas, saco su pollon que estaba brutalmente duro y enorme y apunto a su culito.
Mi mujer puso la mano para frenarle, pero recibió un azote en sus tetas que casi la hace llorar y la dijo:
– Otra vez mas y no te vuelvo a follar nunca. ¿Eso quieres?
Mi mujer con cara de cordero degollado le miro a los ojos, y le dijo:
– Perdóname mi amor no volverá a pasar, hazme lo que quieras, pero nunca dejes de follarme.
El empezó a enterrar su pollon en el culo maltrecho de mi mujer, que con cara de dolor y sumisión empezó a tragar.
Se tumbó encima de ella, las embestidas eran profundas duras, lentas, no paraba de morrearla y babearla.
Acelero el ritmo, mi mujer bajo sus manos a su culo en lugar de su cuello.
Eso significaba que increíblemente se iba a correr por última vez hoy.
El empezó a bramar y dándola los pollazos brutales se empezó a correr en lo mas profundo de ella. Mientras mi mujer gritaba:
– Dios el mejor de mi vida, hijo de puta. Siiiiiii.
Mientras temblaba con espasmos.
Se la saco y ella como un resorte se tiro a comérsela, sangre, semen y flujos entre otras cosas, pero se recreo limpiándola la polla a su macho.
Hablamos un rato de lo bien que lo habíamos pasado, nos duchamos nos vestimos y nos despedimos de todos. Yo cordialmente mi mujer morreándose con los tres.
Nos llevaron al hotel, recogimos todo y nos fuimos para Madrid, yo reventado, pero mi mujer destruida.
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